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Ángela de Acevedo



¿Dónde nació Ángela de Acevedo?

Ángela de Acevedo nació en Lisboa.


Ángela de Acevedo (Lisboa, 1600 - Madrid,1644) también conocida como Ángela de Azevedo) fue una dramaturga de origen portugués que escribió en castellano.[1]

Nació en Lisboa en 1600. Sus padres fueron Juan de Acevedo Pereyra e Isabel de Oliveira. Su madre fue Fue presentada a Isabel de Borbón, la mujer del futuro Felipe IV, durante un viaje oficial de su padre Felipe III a Lisboa. Acevedo se trasladó a Madrid y entró al servicio de Isabel de Borbón, que reinó desde 1621 hasta 1644, como una de sus damas. Se casó en Madrid y tras enviudar, se retiró a un convento de religiosas benedictina.[2][3][4]

Aunque portuguesa, escribió sus obras de teatro en lengua castellana, como era habitual en la época, ya que el castellano era una lengua común en Portugal y muchas de las compañías de teatro recorrían toda la península representando también en Lisboa. En todas ellas se manifiesta una fuerte conciencia portuguesa en la localización de las acciones, los temas y en comentarios elogiosos a las gentes y al país.

Se conservan las siguientes comedias:

Dos hermanos nobles pero pobres, muy devotos de la Virgen, sufren el acoso del demonio que quiere causar su perdición metiéndolos en problemas. Felisardo ama a Violante y es correspondido pero el padre de ella no admite su boda por la pobreza de él. Por su parte, Fadrique sobrevive a un naufragio tras prometer casarse con una mujer noble y pobre. Sin embargo, al serle propuesta Violante por su padre, se olvida de la promesa. Felisardo juega a las cartas a Violante y también a su hermana. Desesperado invoca al demonio aunque la Virgen le salvará. Fadrique, tras buscar a María, ve a la Virgen y se arrepentirá y se casará con ella. En la última escena todo se arregla.[1]

Se escribió después de 1615. Tiene similitudes con El burlador de Sevilla de Tirso de Molina y Felisardo está inspirado en don Juan. Está ambientada en Oporto.[1]

Pertenece a un género híbrido, siendo una comedia urbana “a lo divino” mezclada con una comedia de santos o milagro mariano. Es una comedia de aparato que requiere tramoya para los vuelos, descensos y subidas. Métricamente, predomina el romance (72%), seguido de las redondillas (10%) y otros metros más escasos, como las décimas (6%), sextetos-lira (5%), octavas reales (2%), una silva pareada (2%) y dos canciones. Los temas que trata son: las prácticas matrimoniales, los avatares de la vida como un combate entre el bien y el mal, personificados en la Virgen y el Demonio; la fe en la asistencia de la Virgen a sus devotos; la riqueza como la nueva nobleza, en contraste con el valor de la sangre aristocrática, la figura del nuevo rico indiano frente al viejo hidalgo arruinado; el juego como un vicio destructivo, la firmeza en sus afectos de las mujeres (contra el tópico) contrastada con la debilidad afectiva de los hombres; y la queja sobre la poca libertad de las mujeres sin llegar a desafiar la autoridad masculina.[5]

Es una comedia hagiográfica en honor a Santa Irene de Tancor, mártir portuguesa del siglo VII cuyo milenario se celebró en 1653, y que dio nombre a la ciudad de Santarém. En ella se desarrolla la historia de una religiosa que luchó contra la pasión amorosa de dos hombres.[1]

Con la coartada de narrar la vida de la santa, elabora una comedia desaforada sobre el amor y las pasiones sin freno que llevan al adulterio y al crimen. Además de aparato escénico (prodigios, apariciones de ángeles, escenas espectaculares), hay largas escenas con monólogos y diálogos donde se explican las motivaciones y argumentaciones de los personajes. El lenguaje es barroco, con influencia de Pedro Calderón de la Barca y gusto por los paralelismos y quiasmos, con algún pasaje preciosista, que a pesar de todo es, por lo demás, llano y claro. Predomina el romance octosílabo (65% de los versos), seguido de las décimas (13%), aunque la variedad métrica incluye romance heptasílabo, redondillas, sextetos-lira, ovillejos, coplas (seguidillas), una octava real, una silva y un soneto.[5]

Lisarda se disfraza de hombre para vengar la muerte de su hermano Clarindo, pero este no está muerto y regresa vestido de dama para comprobar si su amada le es fiel y para vengarse de Álvaro, el amigo celoso que intentó matarlo.[1]

Se escribió tras la independencia de Portugal en 1640.[1]

Es una comedia de enredo de lenguaje barroco en el que abundan los paralelismos, juegos de palabras, hipérbatos, paréntesis, apartes y larguísimos párrafos, por lo que el resultado es intrincado y difícil. Es una comedia de capa y espada que no requiere tramoya. Predomina el romance octosílabo (72% de los versos), seguido de las redondillas (8%), aunque la variedad métrica incluye romance heptasílabo, décimas, quintillas, sextetos-lira, una silva, una octava real y un soneto. En esta comedia, Ángela de Acevedo habla del tema de la inaccesibilidad de la verdad a través de los sentidos, la imagen del espejo, la meta-teatralidad y el travestismo en dos direcciones, de mujer a hombre y, lo que es más raro, de hombre a mujer, con un resultado de gran ambigüedad que en ocasiones sugiere el tema de la homosexualidad.[5]



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