La República Argentina es uno de los países con mayor cantidad de ecorregiones del mundo y por ello cuenta con parques y reservas naturales que pertenecen al Estado Nacional argentino y que forman un sistema nacional de áreas protegidas o SNAP, por ley nacional. A 2018 Argentina cuenta con 439 áreas protegidas que cubren el 11,9 % de la superficie terrestre y el 4,9 % de la superficie marina del país. Argentina fue el tercer país del continente americano en establecer parques nacionales, y el quinto a nivel mundial.
Aunque la cantidad de parques nacionales, reservas naturales y monumentos naturales es numerosa, la cifra aún puede incrementarse dado que existen sitios de gran valor paisajístico natural, o de gran valor ecológico natural, o ambas cuestiones a la vez, que les ameritan para ser integrados dentro del Sistema Nacional Argentino de Áreas Protegidas. Incluso este sistema puede involucrar áreas culturales (con más precisión: arqueológicas —como la Cueva de las Manos—, históricas, o de otro tipo).
Argentina es un estado pionero en el establecimiento de parques nacionales naturales. El primer parque nacional se originó el 6 de noviembre de 1903 a partir de la donación que hizo Francisco Pascasio Moreno de un extenso y bello territorio a orillas del lago Nahuel Huapi (‘isla del yaguar‘ en idioma mapudungun). Tal territorio le había sido asignado a Moreno por el Estado Nacional — mediando el Congreso de la Nación— como premio a sus servicios como perito de límites. Moreno, en lugar de quedárselo como una estancia, decidió devolverlo al Estado. En cierto modo con esto hacía una devolución (a su modo) a la población originaria de la región y con ella, también, a toda la Nación Argentina. Moreno expresó:
El 1 de febrero de 1904 al ser aceptado el legado de F. P. Moreno la República Argentina resultó ser el tercer país de toda América, precedida entonces por Estados Unidos (que fue el primer país en el mundo) y Canadá (entonces aún dependiente del Reino Unido),luego Argentina en poseer un parque natural nacional; fuera de América solo antecedieron Nueva Zelanda y Australia.
Ese primer parque nacional, creado en 1903, fue claramente delimitado en 1937 y llamado parque nacional del Sur, para ser luego el actual parque nacional Nahuel Huapi. En la década de 1920 el presidente Hipólito Yrigoyen decretó que se ampliaran las áreas a resguardar incluyendo la adquisición de unas 75 000 ha en torno a las cataratas del Iguazú en donde se crearía el parque nacional del Norte (actual parque nacional Iguazú) por el cual bregó el paisajista Carlos Thays. Sin embargo, es el 9 de octubre de 1934 que se promulgó la ley 12103 por iniciativa de Exequiel Bustillo para instituir la Dirección de Parques Nacionales de Argentina.
En 1936 la provincia de Tucumán definió las dos primeras áreas naturales protegidas administradas provincialmente: el parque natural La Florida (actualmente reserva forestal La Florida, con 10 200 ha y que no debe ser confundida con su homónima sanluiseña) y el parque provincial Aconquija (actualmente también denominado reserva forestal Aconquija).
A inicios de enero de 2019 Argentina posee una red de áreas naturales protegidas, 46 de las cuales son administradas nacionalmente reuniendo 3,7 millones de ha, esto es casi el 7 % de la Argentina continental americana (incluyendo un sector de la isla Grande de Tierra del Fuego); aparte de esto la red de áreas naturales protegidas bajo administración provincial, municipal, etc, posee 400 integrantes incluidas en el SIFAP (Sistema Federal de Áreas Protegidas) con 22 millones de hectáreas pero apenas el 20 % de tales áreas tiene un grado de protección aceptable o suficiente (lo que es poco más que la red administrada por Parques Nacionales).
La APN (Administración de Parques Nacionales, de la cual no dependen los parques provinciales ni municipales ni las reservas privadas) se rige por la ley 22351.
El sistema nacional de áreas protegidas tiene actualmente las siguientes categorías:
En diversos regímenes (áreas naturales de jurisdicción nacional, de jurisdicción provincial, municipal, o administradas por universidades nacionales o por ONG) a finales de 2005 se consideraba la existencia de una red constituida por 250 áreas naturales protegidas en Argentina. Del total, solo el 22 % de la superficie correspondía a la categoría de áreas protegidas estrictas, esto es: aquellas en las cuales la única actividad humana permitida es la visita o un turismo agreste y de aventura, el 78 % de la superficie de las áreas naturales (especialmente las «Plan Mab», las provinciales y las municipales y las administradas por ciertas ONG) permite actividades humanas consideradas compatibles con el resguardo ambiental: de este modo en muchas de estas áreas "no excluyentes" se permite la residencia de pobladores y la práctica de actividades rurales que incluyen la ganadería y la explotación forestal.
El sistema de áreas naturales protegidas en Argentina está coordinado por la Red Nacional de Cooperación Técnica en Áreas Protegidas, y se mantiene cierto contralor desde la Secretaría de Recursos Naturales Renovables.
En 2010 la Fundación Vida Silvestre Argentina comunica que cada ecosistema requiere tener por lo menos un 15 % de su área protegida para preservar la existencia del mismo.
En Argentina, junto a monumentos debidos a la mano humana como la Cueva de las manos, la Manzana Jesuítica de la ciudad de Córdoba, las Ruinas Jesuíticas de Misiones, existen con el rango de Patrimonios de la Humanidad conferido por la Unesco las siguientes áreas naturales: El parque nacional Los Glaciares en la provincia de Santa Cruz, la Península Valdés y el parque nacional Los Alerces en Chubut, el parque nacional Iguazú en Misiones, la Quebrada de Humahuaca en Jujuy, el parque nacional Talampaya-Ischigualasto en La Rioja y San Juan, siendo probables candidatos a ser añadidos a tal calificación los Esteros del Iberá en Corrientes, Las Parinas en Catamarca y el Aconcagua en Mendoza.
Están coordinadas por el sistema global «Mab» («Man and biosphera»/ «Hombre y biosfera») de la Unesco. Casi todas estas reservas tienen la característica de que la mayor parte de su territorio puede estar habitada por seres humanos y en tal territorio se pueden realizar actividades que se consideran no afectan negativamente al medioambiente, por ejemplo ganadería extensiva y racional o actividades de explotación forestal sustentable.
En 2015 se contaban las siguientes reservas de biosfera argentinas dentro del «Plan Mab»:
Los sitios Ramsar son humedales designados como áreas protegidas por la importancia que revisten como hábitat de aves acuáticas migratorias y de fauna y flora características, como reguladores de los regímenes hidrológicos y porque constituyen un recurso de gran valor económico, cultural, científico y recreativo. Hasta el 2011 son veinte los sitios Ramsar designados en Argentina.
Paralelamente al reseñado sistema de parques, reservas y monumentos nacionales administrados por el Estado Argentino; se cuentan otras zonas protegidas que corresponden a jurisdicciones provinciales, municipales, ONG -i.e.: Fundación Vida Silvestre Argentina-,e incluso emprendimientos privados.
Los primeros parques naturales provinciales datan de 1936 cuando el gobierno de la provincia de Tucumán creó la reserva forestal La Florida y la reserva forestal Aconquija con, entonces, 10 200 y 500 ha respectivamente, a Tucumán le siguió e 1937 la provincia de Buenos Aires creando el Parque provincial Ernesto Tornquist.
Pero es de notar que aún en el 2008 muchas reservas naturales bajo supuesta administración provincial, departamental, partidal, municipal o privada solo figuran en los expedientes de su fundación; por este motivo extraoficialmente son calificadas de "reservas de papel".
Asimismo, existe una serie de áreas protegidas dentro del territorio reclamado por la Argentina y actualmente ocupado por el Reino Unido, que pasarán a ser efectivamente administradas por la provincia de Tierra del Fuego, una vez que se resuelva el conflicto. Estas son:
Del mismo modo, entre otras reservas propuestas:
Advertencia preliminar: la siguiente Tabla es provisional, ya que en gran parte de las provincias el hecho de que una zona se encuentre categorizada como reserva natural o afín, aún suele estar sujeta a las veleidades de los gobiernos o de las legislaturas. Un ejemplo de ello es el de la reserva natural Campo Pizarro, en territorio de contacto entre la yunga y el chaco salteño, con una extensión de unas 20 000 ha, que prácticamente en un día (el 22 de abril de 2004) bajo el gobierno de Juan Carlos Romero, pasó de estar resguardado como reserva natural provincial a ser zona privatizada susceptible de explotación forestal y siembra posterior (desde octubre de 2005 existió un proyecto del Poder Ejecutivo Nacional para resguardar ese territorio categorizándolo como reserva nacional la cual fue cumplimentada tras el año 2013 al crearse la Reserva nacional Pizarro). Otro ejemplo es el de Paramillos de Uspallata (Mendoza), una restringida área en la que se concentran importantes yacimientos paleontológicos y arqueológicos, las ruinas de las reducciones misioneras de los jesuitas, una biosfera singular, con especies de fauna en peligro de extinción (ñandú cordillerano, cóndores, guanacos, gato de la montaña, etc.) y una flora propia de la zona (el cardonal); como también una geología digna de ser preservada y bellezas panorámicas únicas. El proyecto para declararla «área natural protegida» se halla en tratamiento en la legislatura desde el año 2010.
(en el Departamento Candelaria, sur de Misiones).|| Misiones
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