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Años de plomo (Marruecos)



Se conoce como años de plomo a un periodo de la historia reciente de Marruecos caracterizado por la práctica desaparición de las garantías del Estado de Derecho y el terror de Estado contra disidentes o personas consideradas potencialmente peligrosas o perjudiciales para el orden político vigente.

La denominación «años de plomo» no es oficial y tiene un matiz crítico; sin embargo, está generalizada entre quienes por una u otra razón tratan los sucesos acaecidos en Marruecos en ese periodo.

Los años de plomo se inscriben dentro del reinado de Hasan II (1960-1999), aunque no existe consenso acerca de sus fechas de inicio y término. Acerca de la primera, unas veces se considera que los años de plomo arrancan con el reinado de Hasan II (desde 1960, por tanto) y otras que se inician en 1971 o 1972, años en los que se suceden dos intentos de acabar con la vida del monarca y que dan paso a una intensificación de la represión política. En ocasiones se sitúa el inicio de los años de plomo en 1956, año de la independencia, y abarcarían por tanto también el reinado de Mohammed V. En cuanto a su término, suele situarse en 1991, año en el que son liberados numerosos presos políticos y se revela la existencia de centros clandestinos de detención y tortura. Los años que van desde 1991 a 1999, año en el que muere Hasan II y es relevado por su hijo Mohammed VI son considerados como una transición, aunque hay quien considera que en puridad no se puede hablar de final de los años de plomo hasta 1999.

La Instancia Equidad y Reconciliación (IER), organismo oficial marroquí encargado de la investigación de violaciones de los derechos humanos ocurridas «en el pasado» (oficiosamente se entiende que durante los años de plomo), ha orientado su actividad al mayor de estos segmentos temporales, es decir, de 1956 a 1999.

Las características de los años de plomo están ligadas a las del Estado marroquí moderno surgido en 1956. En Marruecos conviven y se entrelazan dos estructuras de poder político conceptualmente distintas: de un lado, el Estado constitucional, que aunque concede una gran parte de la autoridad política al rey, es pluripartidista, parlamentario, garantista y tiene otras características de los Estados democráticos modernos. De otro lado, sobrevive la estructura de poder histórica: el Majzen, basado en el clientelismo y en el que el rey es, como en siglos pasados, dueño y señor absoluto de todos sus súbditos. Esta dualidad se traduce en la práctica en una monarquía de carácter absolutista que ocasionalmente hace concesiones democráticas o delega funciones en los cargos del aparato de Estado constitucional, reservándose el derecho de infringir o modificar las reglas a voluntad.

Son características de los años de plomo el alto grado de represión política y la actuación de los poderes del Estado al margen de la legalidad vigente, con la consiguiente supresión de hecho de las garantías legales. En particular Amnistía Internacional y posteriormente la Instancia Equidad y Reconciliación, entre otros organismos y particulares, han documentado prácticas habituales como las siguientes:

A partir de 1999, con la relativa apertura que se produce tras la subida al trono de Mohammed VI, organizaciones sociales y políticas de Marruecos empiezan a investigar acerca de la suerte corrida por numerosos desaparecidos en las décadas anteriores y a reclamar justicia. Estas demandas son en un primer momento objeto de represión, pero en 2003 el rey anuncia su intención de crear un organismo estatal encargado de revisar los casos de extralimitación de los aparatos de seguridad del Estado desde la independencia del país. El objetivo es rehabilitar y compensar económicamente a las víctimas o a sus familiares y contribuir a la reconciliación nacional, evitando que hechos como los del pasado vuelvan a repetirse. En diciembre de 2004, con el testimonio público de un superviviente del centro de exterminio de Tazmamart, retransmitido por televisión, se dan por inauguradas las actividades de la Instancia Equidad y Reconciliación (IER), organismo al frente del cual se hallan varias personas designadas por el rey, incluidos antiguos represaliados políticos.

La IER ha recogido y publicado desde entonces numerosos testimonios, prestados en sesión abierta y recogidos o retransmitidos por los medios de comunicación, que denuncian las desapariciones, torturas, detenciones arbitrarias, secuestros, ejecuciones extrajudiciales, supresión de derechos y otras prácticas habituales durante el reinado de Hasan II. Esto supone, a juicio de las organizaciones de derechos humanos, un paso inédito en Marruecos hasta entonces y que además no tiene parangón en ningún otro país árabe. Sin embargo, al mismo tiempo se lanzan dos importantes críticas contra la IER y en general contra la postura oficial respecto a los años de plomo:



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