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Abdelfatah El-Sisi



Abdelfatah Said Husein Jalil el Sisi[1]​ (en árabe, عبد الفتاح سعيد حسين خليل السيسيAbdu l-Fattāḥ Sa'īd Ḥusayn Khalīl as-Sīsī; El Cairo, 19 de noviembre de 1954), más conocido simplemente como Abdulfatah al Sisi o Abdelfatah el Sisi, es un político y exmilitar egipcio,[2]​ actual presidente de Egipto.

Después de unirse al ejército egipcio, ocupó un puesto como agregado militar en Arabia Saudita antes de inscribirse en la Escuela Comando del Estado Mayor del Ejército Egipcio. Recibió entrenamiento en el Joint Services Command and Staff College del Reino Unido graduándose en 1992. Continuó su formación en el Colegio de Guerra de los Estados Unidos en Carlisse (Pensilvania) graduándose en 2006. El-Sisi se desempeñó como comandante de la Infantería mecanizada y como director de Inteligencia militar. Tras la revolución egipcia de 2011 y la elección de Mohamed Morsi como presidente de Egipto, El-Sisi fue nombrado ministro de Defensa el 12 de agosto de 2012.

Como ministro de Defensa y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Egipto, El-Sisi lideró el golpe de Estado que destituyó a Mohamed Morsi y el 8 de junio de 2014 se convirtió en presidente constitucional de Egipto, siendo reelegido en 2018 para otro período presidencial. Ocupó el cargo de presidente de la Unión Africana entre 2019 y 2020.

El Sisi se graduó en abril de 1977 en la Academia Militar de Heliópolis con el grado de teniente de la infantería mecanizada, especializándose en tácticas de guerra antitanque. Más tarde se formó, entre otros, en el Army War College de Carlisle en Estados Unidos, el Staff College de Camberley en Reino Unido y el Colegio de Mando y Estado Mayor de El Cairo, donde se licenció en Ciencias Militares. Fue además un agregado militar en Arabia Saudí en una misión diplomática.

Cuando alcanzó el rango de general, obtuvo el mando de brigadas de infantería mecanizada y, más tarde, de la II División de Infantería Mecanizada, unidad de la que fue jefe de Estado Mayor y comandante. En 2008, fue nombrado comandante de la Región Militar Norte, con acuartelamiento en Alejandría. Después pasó a formar parte del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, siendo nombrado director de la Oficina de Inteligencia y Reconocimiento.

Tras la revolución egipcia de 2011, El Sisi fue ascendido a comandante en jefe del Ejército y presidente del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas en sustitución de Mohamed Hussein Tantawi.[3]​ Asimismo, desempeñó el cargo de ministro de Defensa y de Producción Militar en el gobierno de Mohamed Morsi.

Durante la presidencia de Mohamed Morsi, de los Hermanos Musulmanes, y tras una serie de protestas en Egipto en julio de 2013, El Sisi dio al gobierno un ultimátum de 48 horas para pactar con las "demandas del pueblo" o ser depuesto.[4]

Ante la negativa de Morsi de abandonar el poder, el miércoles 3 de julio, el día que el ultimátum expiraba, Al Sisi se reunió con varias fuerzas políticas del país para trazar una hoja de ruta. En la reunión, a la cual la Hermandad musulmana se negó a acudir, estuvieron presentes destacadas figuras de la oposición como Mohamed el-Baradei, el papa copto Teodoro II, el jeque de la Mezquita de Al-Azhar (Ahmed el-Tayeb) y el organizador del movimiento Tamarod, Mahmoud Badr.[5][6]

En torno a las 5:00 p.m. (hora local) el ultimátum del ejército llegó a su fin y, mientras que millones de manifestantes anti-Morsi se congregaban en la plaza Tahrir, los miembros del Ejército tomaron numerosas infraestructuras de El Cairo (la sede de la televisión, puentes, calles...). La residencia presidencial fue rodeada y Morsi fue detenido.[5][6]

Tras el golpe de Estado, El Sisi dio un discurso televisado junto con El-Baradei, El-Tayeb, Teodoro II, Badr, etc.[5][7][6]​ En él se anunciaron:

Tras el golpe de Estado, el 16 de julio de 2013 El Sisi asumió el nuevo cargo de viceprimer ministro de Egipto, siendo Hazem el Beblaui el primer ministro. Siguió desempeñando las mismas funciones en el Ejército y en el Ministerio de Defensa, pero la cartera de Producción Militar pasó a Reda Hafez.[8]

El 25 de julio, El Sisi dio de nuevo un ultimátum, en esta ocasión dirigido a los manifestantes contrarios al golpe de Estado, en el que pidió a estos que se unieran a las «filas de la patria» o de lo contrario el Ejército «cambiaría su estrategia en el trato de la violencia» que supuestamente generaban los manifestantes.[9]​ Finalmente, el 14 de agosto, el Ejército disolvió por la fuerza las acampadas masivas que habían instalado los partidarios de Morsi en las plazas cairotas de Nahda y Raba el Adawiya. Asegurando que algunos de los manifestantes estaban armados, la policía usó gases lacrimógenos y supuestamente balas reales para dispersarles,[10]​ lo que derivó en enfrentamientos que causaron un elevado número de fallecidos: 595 civiles,[11]​ 43 policías[12]​ y dos periodistas extranjeros, según el Ministerio de Sanidad.[13]

Para los partidarios de los Hermanos Musulmanes, El Sisi es responsable de violaciones contra los derechos humanos y de intentar transformar el país en un nuevo régimen autocrático. Ante la prohibición de las manifestaciones, activistas iniciarion campañas en Internet, creando el hashtag en Twitter Vote for the pimp ("voten por el proxeneta") que fue difundido entre millones de musulmanes a través del mundo[14]​ o el signo de Rabaa.[15]

Sin embargo, para una parte de la población egipcia, El Sisi se había convertido en un héroe nacional y el salvador de la patria,[16]​ siendo venerado con imágenes por las calles, camisetas, perfumes, tartas, relojes, bisutería e incluso videojuegos y canciones nacionalistas o de alabanza.[17][18]

Las fuerzas políticas que apoyan al régimen son bastante dispares, incluyendo el Partido Liberal Egipcio y el Partido Salafista Al-Nour.[19]

El régimen del mariscal Abdelfatah El-Sisi se orienta hacia una política de austeridad que consiste, en particular, en reducir las subvenciones a la energía y a la electricidad, imponer el IVA y aumentar el precio de los billetes de metro de El Cairo. Esta forma de fiscalidad regresiva supone una carga más pesada para las clases trabajadoras y medias que antes; por el contrario, se ha reducido el impuesto sobre la renta de las empresas. En noviembre de 2018 se adoptó un nuevo plan de austeridad que dio lugar, en particular, a la congelación de los salarios de los funcionarios públicos. El número de beneficiarios de las subvenciones alimentarias ha disminuido en 3 millones como resultado de estas reformas.[20]

La deuda alcanzó un nivel récord en junio de 2018 (92,64 mil millones de dólares), lo que representa un aumento del 17 % en un solo año. La deuda es, en particular, consecuencia de la carga del presupuesto militar (las importaciones de armas aumentaron un 215 % en 2013-2017 en comparación con 2008-2012) y los pagos de intereses, que alcanzaron el 31% del presupuesto anual para 2016-2017, y el 38 % en 2018.[20]​ Por otra parte, la inversión en educación, salud e infraestructura es insuficiente. Alrededor del 60 % de la población egipcia vive en la pobreza o en la precariedad, según un informe publicado por el Banco Mundial en abril de 2019. Las condiciones generales de vida tienden a deteriorarse. La pobreza ha aumentado en más de un 11 % en las ciudades más grandes del país (El Cairo, Alejandría, Puerto Said, Suez). La mitad más pobre de la población sólo se beneficia del 17 al 18 % del PIB.[21]

En octubre de 2019, manifestaciones desafiaron el régimen de al-Sisi; 4000 personas fueron arrestadas.[22]

Con motivo de las elecciones presidenciales de Egipto de 2014 y dado el gran apoyo popular con él que contaba, El-Sisi dimitió de todos sus cargos militares y se presentó como candidato. La Comisión Electoral egipcia anunció en abril que El Sisi logró registrar 188 930 firmas válidas para su participación (siendo solamente 25 000 necesarias). Su único rival que logró superar el mínimo fue el izquierdista Hamdin Sabahi, líder del partido Corriente Popular, habiendo logrado 31 555 avales.[23]

Para las elecciones de 2018, El Sisi anunció formalmente su postulación para un segundo y último mandato,[24]​ el cual obtuvo con un 97 % de los votos.[25]​ Su único rival, el líder del Partido al-Ghad Moussa Mostafa Moussa, obtuvo apenas un 2,92 %.

El régimen conduce una política de austeridad que consiste, en particular, en reducir las subvenciones a la energía y a la electricidad, imponer un IVA, aumentar el precio de los billetes del metro de El Cairo y "congelar" los salarios de los funcionarios. Al mismo tiempo, se está reduciendo el impuesto de sociedades.[26]

La deuda alcanzó un máximo histórico en junio de 2018 (92,600 millones de dólares). En particular, es el resultado de la carga del presupuesto militar (las importaciones de armas aumentaron un 215 % en 2013-2017 en comparación con 2008-2012) y el pago de intereses de la deuda.[26]

El 10 de febrero de 2019 asumió como nuevo presidente de la Unión Africana, sucediendo a Paul Kagame.[27]​ Desempeñó el cargo hasta el 10 de febrero de 2020, cuando fue sucedido por Cyril Ramaphosa.[28]




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