Agustín Pío Barboza (Asunción, 5 de mayo de 1913 - 18 de diciembre de 1998) es un cantante y compositor de nacionalidad Paraguaya, hijo de Alberto Barboza y Pabla Rojas. Inició su carrera actuando acapella en reuniones y en festivales de música.
En plena adolescencia (1929) viajó a Buenos Aires como agregado del vapor “Mixu”, de bandera argentina. Alternando su trabajo de estibador portuario con las actividades musicales, conoció a Basilio Melgarejo Molinas (“Melga”), con quien forma su primer dúo. Posteriormente forma el trío “Melgarejo-Barboza-Feliú”.
En la capital porteña conformó un grupo de trabajo junto con otros cantantes, tales como Samuel Aguayo, Emilio Bobadilla Cáceres y Diosnel Chase. Actuó como solista en las orquestas de Francisco Alvarenja, Juan Escobar y Julián Alarcón, recibiendo lecciones de los dos últimos citados. Luego más tarde se encontró con José Asunción Flores, en 1933, y un año después grabó “Ñasaindype” (de Flores sobre poema de Félix Fernández), siendo primera guarania que se registraba en un disco. Desde aquellos momentos iniciales de su brillante carrera no ha interrumpido su incursión en la música, constituyéndose por derecho propio, en un ejemplo de dignidad humana y artística.
Integró, como solista de canto, la celebérrima “Orquesta Ortiz Guerrero”, dirigida por el Maestro Flores y conformada por José Bragato, Aniceto Vera Ibarrola, Emilio Bobadilla Cáceres, Gumersindo Ayala Aquino, entre otros grandes talentos.
También formó un trío junto a Félix Pérez Cardozo y Eulogio Cardozo.
En 1994, el Gobierno Nacional le concedió la condecoración de la Orden Nacional al Mérito, por su labor dedicada a la composición y a la difusión de la música paraguaya.
En 1996 reunió sus vivencias en un antológico libro autobiográfico titulado “Ruego y Camino”.
Es autor de alrededor de 80 composiciones entre las que se destacan “Alma vibrante”, “Flor de Pilar”, “Mi patria soñada”, “Sobre el corazón de mi guitarra”, “Muchachita campesina” y “Mis joyas de Buenos Aires” (con versos del poeta Carlos Miguel Jiménez), “Dulce tierra mía”, “Serenata”, “Viva la vida, viva el amor” y “Muchacha dorada” (sobre textos de Augusto Roa Bastos), “Oimeva che roga”, “Oñondivemí” y “Reservista purahei” (con Félix Fernández Galeano), de su propia producción, en letra y música, “Emociones de mi tierra” y “Ruego y Camino”, “Sombras de ausencia” (con Enrique Gayoso), “Voz del viejo río” (con Aníbal Romero).
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