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Alegoría del vicio y la virtud



56,50 cm

La Alegoría del Vicio y de la Virtud (en italiano Allegoria della Vertù y del Vizio) es una pintura al óleo sobre tabla de Lorenzo Lotto, firmada y datada 1505, conservada en la Galería Nacional de Arte de Washington, en la colección Kress.

Esta pintura servía de cubierta al retrato del obispo de Treviso, Bernardo de’ Rossi, primer protector de Lotto (su blasón figura en el centro de la alegoría) ; una inscripción en el dorso (hoy perdida) indicaba el destino:[nota 1]

Retrato y cubierta siguieron el obispo en su estancia en Parma en 1524. La colección Farnese la heredó después. La tapadera sola fue objeto de una venta a un anticuario en 1803, y se la encuentra en un comprador de Bérgamo en 1880. Vendida luego en Londres en 1934, algunos años más tarde Alessandro Contini Bonacossi lo trae en Italia y lo cede en 1935 a Samuel Kress que la lleva a Estados Unidos y la cede luego al museo actual.

La alegoría pintada, que tiene como objetivo utilizar lo concreto para expresar una idea abstracta, es desde la Antigüedad, la Edad Media y el Renacimiento, el medio de rendir homenaje a su destinatario, quien había escogido la vía difícil de la Virtud, que lleva a las felicidades eternas ; si bien se opone por contraste al Vicio, significa igualmente la fuerza viril (del latín virtus) del Hombre, la disciplina masculina, un « habitus de la voluntad, experiencia por repetición de los actos, y que habilita el hombre a obrar bien ».

Cubriendo el retrato del dignatario, la tapa pintada tenía para objeto el recordatorio constante de este valor moral a seguir, y de desterrar a su contrario.

El cuadro opone las dos nociones, localizando en dos «paisajes moralizados» los símbolos de la Virtud a izquierda de la composición, y los del Vicio a su derecha ; un árbol verde a la izquierda, y otro seco a la derecha, separan airosamente ambos espacios, el blasón del obispo plantado delante, contra el tronco del lado virtuoso en el centro, separando el Bien moral y el Mal, bajo una máscara transparente atada por una cinta.

La conciliación entre el retrato y su cubierta debe ser indicativo de las calidades y de las aspiraciones de su modelo, más allá de la semejanza física. Otra obra de Lotto Retrato de señora y su tapa deslizante de la Alegoría de la Castidad debía permitir comparar sujeto y alegoría.[1]​ Se puede suponer que era así también para el retrato del obispo.



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