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Aliteración



Aliteración es la reiteración o repetición de sonidos (fonemas) semejantes en un texto o fragmento literario.[1][2]​ Esta figura retórica o de dicción busca el efecto sonoro y la expresividad. Cuando un sonido ocurre en un texto con mayor frecuencia que en la lengua habitual, el lenguaje llama la atención sobre sí mismo: esta función autotélica del lenguaje es, para los teóricos estructuralistas, una de las características del lenguaje literario.[3]

La aliteración no está sometida a normas métricas, de ahí que algunos teóricos de la lengua española la consideren 'elemento rítmico en la versificación', sino simple recurso estilístico.[4]​ En las lenguas tonales funciona como repetición de un sonido al menos dos veces en un verso de arte menor, o al menos tres veces en un verso de arte mayor.[5]

Un caso particular de aliteración es el parhomoeon, definido por Isidoro de Sevilla como multitudo verborum ex una littera inchoantium, esto es, un grupo de palabras que comienzan por la misma letra. El ejemplo favorito de los retóricos clásicos y medievales, citado en la Retórica a Herenio, corresponde al poeta latino Quinto Ennio: O Tite tute Tati tibi tanta tyranne tulisti («¡Oh Tito Tacio, tirano, tú mismo te produjiste tan terribles desgracias!»).[6]

La aliteración constituye el recurso fundamental (el único que puede acuñar verso) en la poesía escáldica,[4]​ donde el verso debe tener al menos tres palabras que empiecen por el mismo sonido. Si bien se acepta que la aliteración es un "embellecimiento" en la prosa y la poesía, el verso aliterativo fue un principio de estructura formal en la antigua poesía germánica, como comenta Jorge Luis Borges glosando las kenningar:

"En las historias de la literatura se lee que el verso germánico medieval constaba de dos hemistiquios: en el primero dos palabras aliteraban, es decir, empezaban con el mismo sonido; en el último, una palabra aliteraba con las dos anteriores. Esa estructura rigurosa no siempre corresponde a la realidad. Líneas como Ofer brade brimu Brytene sohtan (sobre el ancho mar buscaron a los Britanos), de la Oda de Brunanburh, donde el grupo consonántico br ocurre tres veces, son relativamente raras."[9]

Ecos de este recurso han permanecido en la persistencia de la aliteración en la poesía moderna alemana, como puede verse en los textos de numerosos lieder: es el caso de Der Nussbaum ("El nogal"), del poeta nacionalista alemán Julius Mosen (1803-1867):

Es grünet ein Nussbaum vor dem Haus,

luftig, duftig,

breitet er blättrig die Äste aus.

Cabe distinguir la aliteración propiamente dicha, que se refiere a la grafía, de la rima inicial, que incluye las realizaciones de un mismo fonema representado por diferentes grafías. Así, casa y cesta forman aliteración a pesar de que la letra c no represente el mismo sonido en ambas palabras. Del mismo modo, de acuerdo a la pronunciación y la ortografía normativas del castellano actual, barro y vena no presentan aliteración, pero sí rima inicial, al representar b y v el mismo sonido (oclusiva bilabial sonora).

Esto es pertinente en el caso de la poesía germánica antigua, dirigida sobre todo a auditorios poco o nada letrados, y que básicamente no se leía, sino que se declamaba o cantaba acompañada por algún instrumento. No obstante se consideraba que la thorn (sorda) y la eth (sonora) formaban aliteración: de hecho, en un mismo poema anglosajón podía aparecer la misma palabra con alternancia de ambas letras, incluso en el mismo pasaje.



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