Anacleto o Anencleto, también conocido como Cleto, fue un obispo de Roma de finales del siglo I. Según las listas episcopales más antiguas habría sido el segundo sucesor de san Pedro en la iglesia de Roma, por lo cual la Iglesia católica lo considera su tercer papa. El inicio de su pontificado se sitúa entre los años 76 y 80, mientras que su final se sitúa entre el 88 y 92.
En algunos textos, como el Martyrologium Hieronymianum o el Liber Pontificalis, se distingue un papa Cleto de otro Anacleto (que incluso habría sido papa después de Clemente, con lo cual se tendría una sucesión del tipo: Lino, Cleto, Clemente, Anacleto). Por ello, antes de la reforma litúrgica de 1960, la liturgia romana celebraba la memoria de dos papas: Anacleto el 13 de julio y Cleto el 26 de abril.
No obstante, el texto más antiguo en el que aparecen ambos nombres como si fueran dos personas es el Catálogo Liberiano, de finales del siglo IV, lo que parece ser un error debido a la existencia de dos formas del mismo nombre. Por lo anterior, es más atendible el testimonio ofrecido originalmente por Ireneo de Lyon cerca del año 180, que se halla también en crónicas del siglo II al IV y que mencionan solamente como a una misma persona a Anacleto o Cleto. Así, hoy la Iglesia católica en su catálogo de la sucesión apostólica acepta la lista y el orden seguido por Ireneo.
El nombre de Cleto forma parte del Canon Romano o Plegaria Eucarística I, siendo esta la forma más frecuentemente usada para llamar al tercer papa. No obstante, es innegable que hay mucha confusión acerca de su nombre. También su presencia en esa lista del Canon romano probaría que murió mártir.
Según el Liber Pontificalis, Cleto era de una familia romana, hijo de un tal Emiliano. Habría ordenado a 25 presbíteros, habría sido mártir y habría sido sepultado un 26 de abril. Estos 25 presbíteros serían el origen de 25 títulos de las iglesias de Roma.
En cambio, Anacleto era de origen griego y habría sido el responsable de mandar a construir los sepulcros para los obispos de Roma; fijó las normas para la consagración de los obispos, hizo construir un oratorio destinado a la sepultura de los mártires en el barrio Vaticano, cerca de la tumba de san Pedro, y prescribió la forma de los hábitos eclesiásticos.
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