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Anhinga



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Las aningas, biguá-víboras, aves serpiente, marbellas o patos aguja (Anhinga) son un género de aves acuáticas suliformes pertenecientes a la familia Anhingidae. Habitan en ambientes acuáticos templados y cálidos del viejo y nuevo mundo. Se alimentan especialmente de peces.

Morfológicamente, las aningas destacan por su delgado y largo cuello, el cual es la única parte del cuerpo que sobresale del agua (quedando el resto del cuerpo sumergido), dando de este modo un cierto aspecto serpentiforme.[1]

El cuello se une al cuerpo sin diferencias apreciables. Las alas son anchas y largas, lo que facilita el planeo.[2]​ En líneas generales los machos poseen un plumaje más oscuro, una cresta eréctil en el cráneo y un pico mayor. Su peso va desde los 1050 a los 1810 g.[3]​ No presentan dimorfismo sexual merístico o de peso, pero sí lo poseen en su plumaje; las hembras exhiben un plumaje más claro, en especial en el cuello y las regiones inferiores.

Los dos sexos muestran en la parte superior de las alas líneas gris claro; además presentan una larga cola que es utilizada como timón cuando están nadando bajo el agua. Las muy cortas patas se sitúan en la parte posterior del cuerpo; presentan una membrana entre sus dedos que le brinda ayuda en la propulsión.[4]

El pico es aguzado, de bordes aserrados, constituye su herramienta clave al momento de buscar su alimento ya que, a diferencia de los cormoranes, suelen insertarlos en los cuerpos de sus presas, atravesándolas, gracias a sus potentes músculos que le permiten proyectar el pico como un lanzazo hacia adelante.

El agua es su principal ámbito, allí nadan y bucean hábilmente. Luego de las sesiones de búsqueda de alimento, debe permanecer largo tiempo con las alas extendidas para secar totalmente su plumaje, dada su baja capacidad de impermeabilidad.

A causa de sus cortas patas caminan torpemente. Se movilizan mejor saltando y escalando entre las ramas de árboles y arbustos.[3]

Son buenas voladoras, buscan las corrientes térmicas de aire ascendentes para elevarse y luego realizar prolongados planeos en círculos.[3][5]

Su dieta está compuesta básicamente de peces. También capturan anfibios, serpientes acuáticas, pequeños caimanes, crustáceos, moluscos y otros invertebrados.[3]

Sus nidos son plataformas de ramitas u otra vegetación. Los prefieren instalar en sectores boscosos o densamente arbustivos de las márgenes de los biotopos donde habitan. Buscan una mayor protección al ubicarlos asociados a otras especies de aves acuáticas que nidifican en colonias.[3]

Estas aves se distribuyen en regiones templadas y cálidas de casi todo el mundo, exceptuando Europa y la Antártida.[3]

Las aningas habitan principalmente en ambientes de agua dulce, como lagunas, pantanos y ríos de corrientes lentas. En menor medida pueden vivir también en ambientes salobres como manglares y marismas costeras y estuariales.[3]

El género Anhinga fue descrito originalmente en el año 1760 por el zoólogo y filósofo francés Mathurin Jacques Brisson. Como no designó especie tipo, posteriormente se estableció que la misma sea Plotus anhinga (hoy Anhinga anhinga), descrita por el científico, naturalista, botánico y zoólogo sueco Carlos Linneo.

En el género Anhinga han sido adscriptas varias especies solo conocidas por sus restos fósiles, a ellas se suman 4 especies vivientes; de estas últimas son discutidas 2 de las especies del viejo mundo, ya que algunos autores incluyen las aningas de esa región como integradas en una única especie (A. melanogaster) subdividida en 3 subespecies.

Son numerosas las especies que fueron descritas sobre la base de sus restos fósiles.[3][6][7][8][9][10][11][12][13][14][15]



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