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Antares



Antares es el nombre de la estrella α Scorpii (α Sco / 21 Sco), la más brillante de la constelación de Escorpio con magnitud aparente +1,09 y la decimosexta más brillante del cielo nocturno. Junto con Aldebarán (α Tauri), Espiga (α Virginis) y Regulus (α Leonis) está entre las cuatro estrellas más brillantes cerca de la eclíptica.

El nombre de Antares proviene del griego anti Ares (Άντάρης) y significa «el rival de Ares» o «el opuesto a Ares» debido a su color rojizo, ya que en el cielo nocturno rivalizaba con el planeta Marte (Ἄρης, Ares en griego) que pasa muy cerca de esta estrella cada 1 año y 11 meses. Su distintivo color rojizo ha hecho de ella un objeto de interés en muchas sociedades del pasado.

La situación de la estrella en el centro de la constelación de Scorpius explica su otro nombre, de origen árabe, Kalb al Akrab[3]​ («el corazón del escorpión»). En la astronomía egipcia representó a la diosa Serket o Selkit, anunciando la salida del Sol por sus templos en el equinoccio otoñal (3700-3500 a. C.); muchos de los templos egipcios están orientados de tal manera que la luz de Antares jugara un papel importante en las ceremonias que se llevaban a cabo. En la antigua Persia era una de las cuatro «Estrellas Reales» y, probablemente, el Guardián del Cielo mencionado como Satevis; los corasmianos la llamaron Dharind, «la que agarra», y los coptos Kharthian, «el corazón».[4]

Los chinos incluyeron a Al Niyat (σ Scorpii) y τ Scorpii —a ambos lados de Antares— para su constelación china Sin o Xīn, siendo Al Niyat la estrella determinante.[4]

Antares es una supergigante roja de clase M1.5Iab situada aproximadamente a 550 años luz del sistema solar. Se acerca a nosotros a la velocidad de 3,4 km/s: este valor se debe tanto a su movimiento propio como al movimiento del Sol alrededor del centro de la Vía Láctea. Su luminosidad en el espectro visible es 10 000 veces mayor que la del Sol. Tiene una temperatura superficial de «solo» 3600 K, por lo que emite una considerable fracción de su luminosidad en el infrarrojo, siendo su luminosidad bolométrica 60 000 veces superior a la luminosidad solar. A partir de su temperatura y luminosidad se puede estimar su radio en 883 radios solares, igual a 3 UA. Si estuviese en el centro de nuestro sistema solar, su superficie se extendería entre las órbitas Marte y Júpiter, englobando prácticamente la totalidad del cinturón principal de asteroides. Y si un fotón partiera desde el centro de la estrella, viajando a la velocidad de la luz, tardaria 24 minutos en alcanzar la superficie. La medida de su diámetro angular da como resultado un radio aún mayor de 3,4 UA.[6]

Su masa se estima entre 15 y 18 masas solares. Dicho valor, unido al hecho de que esté en la etapa de supergigante roja, indica que Antares no está muy lejos de estallar como una espectacular supernova (lo cual podría suceder en el próximo millón de años), pudiendo dejar como remanente una estrella de neutrones o un agujero negro. Su descomunal tamaño en comparación con su masa da como resultado una densidad media muy baja, mucho menor que la del Sol. Asimismo, es una variable semirregular pulsante[1]​ desde cuya superficie sopla un viento estelar que hace que la estrella se encuentre envuelta en una nube de gas.[6]

Antares forma un sistema binario con una estrella blanco-azulada de clase B2.5, Antares B, separada visualmente 3 segundos de arco. La separación en el espacio entre ambas estrellas es de aproximadamente 550 UA y el período orbital puede ser de unos 2500 años. La compañera tiene magnitud +5,5 y su luminosidad equivale a 1/370 parte de la de su brillante compañera, a pesar de que es 170 veces más luminosa que nuestro Sol. Ha sido descrita frecuentemente como de color verde o esmeralda —probablemente por un efecto de contraste[6]​ y fue descubierta por Johann Tobias Bürg en 1819 durante una ocultación lunar.[7]

Alrededor del 31 de mayo es la mejor época del año para observar Antares porque es cuando la estrella se encuentra en oposición al Sol. En ese momento Antares sale en el ocaso y se oculta al amanecer. En esa situación es visible a lo largo de toda la noche, dependiendo, claro está, del lugar de la Tierra donde nos encontremos. Durante al menos dos o tres semanas antes y después del 30 de noviembre la estrella no es visible por el deslumbrante Sol. Este periodo es más largo en el hemisferio norte debido a que la declinación de la estrella se sitúa significativamente hacia el sur del ecuador celeste. La estrella empieza a ser visible de madrugada, unas pocas horas antes del alba, durante los meses de febrero, marzo y abril, y ya a finales de la primavera puede verse al caer la noche.

A pocos minutos de arco al suroeste de Antares puede verse, con unos prismáticos, el cúmulo globular M4 como una bola de nieve algodonosa; a través de cualquier telescopio de aficionado se puede resolver en estrellas gigantes anaranjadas, cuyo color se aprecia en fotografías de larga exposición.



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