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Arco del triunfo



Un arco de triunfo es un monumento construido para conmemorar una victoria militar, aunque en realidad se usó para festejar a un gobernante. Los primeros arcos de triunfo fueron levantados por los romanos en la Antigüedad y cada uno estaba dedicado a un general victorioso. El arco de triunfo clásico es una estructura autónoma, bastante separada de las puertas o murallas de la ciudad.

En su forma más simple, un arco de triunfo consiste en dos pilastras macizas unidas por un arco, rematadas por una superestructura plana o ático en la que puede contener una estatua o lucir inscripciones conmemorativas. La estructura debía estar decorada con tallas, destacadamente con figuras aladas femeninas de la victoria (muy parecidas a ángeles), un par de los cuales típicamente ocupan los triángulos curvados al lado de la parte superior de la curva del arco. Arcos de triunfo más elaborados tienen otros arcos secundarios flanqueándolo, típicamente un par.

El motivo rítmico ABA —de un vano central en forma de arco flanqueado por otros más pequeños— fue adaptado en la arquitectura clásica, particularmente a partir del Renacimiento, para articular los muros de las estructuras. Los vanos pueden tomar la forma de una hornacina o estar «ciegos», con una mampostería continua detrás de ellos.

La tradición se remonta a la arquitectura de la Antigua Roma y se relaciona con la costumbre del Senado de celebrar triunfos romanos. Se originaron en algún momento de la República romana, época en la que se alzaron tres en Roma, siendo el primero de ellos el dedicado a Lucio Stertinio construido 196 a. C. Parecen haber sido estructuras temporales. La mayor parte de los arcos de triunfo se erigieron durante el Imperio romano. Plinio el Viejo, en el siglo I, los describe como monumentos honorarios de importancia inusual, erigidos para conmemorar triunfos. En el siglo II los arcos se erigían para celebrar otros acontecimientos, como el arco de triunfo que queda en Ancona, erigido por una ciudad agradecida para festejar las mejoras de Trajano en su bahía. Al llegar el siglo IV, treinta y seis arcos de triunfo pueden trazarse en Roma. Solo quedan cinco en la actualidad.[cita requerida]

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Los arcos de Roma se fueron haciendo cada vez más elaborados a lo largo de los siglos. Al principio eran muy simples, puertas de entrada a la ciudad temporales y simbólicas, construidas en ladrillo o piedra con un encabezamiento en arco semicircular y colgaba de ella trofeos con las armas capturadas. Arcos posteriores se construyeron con mármol de alta calidad, con un gran arco central en el medio, su techo tratado como una bóveda de cañón, y a veces dos arcos más pequeños, uno a cada lado, adornado con un completo orden arquitectónico, de columnas y entablamento, enriquecido con bajorrelieves simbólicos o narrativos y coronado con estatuas de bronce, a menudo una cuadriga. El festivo orden corintio era el usual.

Arcos de triunfo al estilo romano revivieron durante el Renacimiento, cuando hubo un creciente interés en toda Europa por el arte y la arquitectura de la Antigua Roma. Entre el siglo XV y el XIX, reyes y emperadores erigieron numerosos arcos de triunfo en una consciente imitación de la tradición romana. Uno de los primeros fue el «Arco Aragonés» en el Castel Nuovo de Nápoles, construido por Alfonso V en 1443, aunque como la posterior Porta Capuana no se alzaba aislado, sino conectado con parte de la entrada al castillo. Numerosos arcos de triunfo temporales se erigieron para festividades como las Entradas Reales desde finales de la Edad Media en adelante. El emperador Maximiliano I encargó al artista Alberto Durero que diseñara un arco monumental elaboradamente decorado en grabado para él (de 3,75 metros de alto, en 192 diferentes hojas), que nunca se pretendió construir, sino que fue impreso en una edición de 700 copias y distribuido para ser pintado con colores y pegados en las paredes de habitaciones grandes. También Luis XIV levantó arcos de triunfo.

Uno de los arcos de triunfo más conocidos del mundo es el Arco de Triunfo de París, ubicado en la plaza Charles de Gaulle, en el extremo oeste de la avenida de los Campos Elíseos, erigido para conmemorar los triunfos militares de Napoleón Bonaparte.

Se erigieron arcos con el mismo propósito en el Reino Unido, los Estados Unidos, Alemania, Rumanía, Rusia y España, entre otros países. El monumento a la Revolución en México es considerado el arco de triunfo más grande del mundo (67m) ya que no hay forma de comprobar que el arco de pyongyang es más grande (70m supuestamente).

Aún se construyen arcos de triunfo temporales, y se pretende usarlos en un desfile de celebración o una ceremonia, para ser desmantelados después.

Coordenadas: 41°23′27″N 2°10′50″E / 41.39083, 2.18056



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