Arturo III de Bretaña cumple los años el 24 de agosto.
Arturo III de Bretaña nació el día 24 de agosto de 1393.
La edad actual es 630 años. Arturo III de Bretaña cumplirá 631 años el 24 de agosto de este año.
Arturo III de Bretaña es del signo de Virgo.
Arturo, conde de Richemont, (24 de agosto de 1393-26 de diciembre de 1458). Militar y noble francés bajo Carlos VI y Carlos VII de Francia.
Su destacada carrera militar comenzó en Agincourt donde, a pesar de luchar con bravura, fue capturado por las tropas inglesas. La derrota lo devolvió a su patria luego de ocho años de confinamiento, con una espantosa desfiguración por las heridas recibidas en el rostro.
En su madurez combatió bajo los estandartes de Juana de Arco
Richemont es la forma francesa del topónimo inglés Richmond y proviene de la baronía británica de ese nombre. Apenas concluida la batalla de Hastings y la consiguiente caída de toda Inglaterra en manos francesas, los ingleses tomaron el nombre de un ducado francés de la Bretaña, Richemont, anglicanizándolo a Richmond y estableciendo en Inglaterra una baronía con ese título.
Al comienzo de la Guerra de Sucesión inglesa (1341), el rey Eduardo III entregó la baronía de Richmond al francés Juan de Monfort, uno de los postulantes al título de duque de Bretaña. No fue Monfort sino su hijo quien recibió el importante ducado (bajo el nombre de Juan IV), pero siguió ostentando también el de barón de Richmond mediante el pago de un "homenaje" o "alquiler" al rey francés Carlos V.
Sin embargo, al morir Juan IV sin hijos legítimos para la ley inglesa, el título de Richmond revirtió a la corona londinense, que lo conserva hasta el momento actual pero ya no lo utiliza. Por el contrario, en Francia los duques de Bretaña continuaron utilizando el título de barón de Richemont durante muchos años.
Desde muy poco antes de la batalla de Agincourt y hasta 1435, el nombre fue utilizado por Juan Plantagenet (Juan V), duque de Bedford y duque de Bretaña, que era hermano del rey Enrique V de Inglaterra y había sido designado regidor de las zonas de Francia ocupadas en ese entonces por los ingleses (uno de los principales motivos de la sangrienta guerra de los Cien Años).
El duque de Bedford y Bretaña era hermano de Arturo de Richemont, y el rey inglés Enrique V su hermanastro. Si bien en Francia se siguió utilizando, por la parte inglesa el título cayó en desuso tras la muerte de duque de Bedford.
Nacido el 24 de agosto de 1393, sus padres fueron Juan IV, duque de Bretaña, y Juana de Navarra. Juan falleció cuando el niño tenía apenas 3 años, y su madre casó con Enrique IV Plantagenet, rey de Inglaterra. Los dos hijos de Juana, Arturo y Juan (ahora duque de Bretaña bajo el nombre ducal de Juan V) se quedaron en Francia cuando su madre viajó a Londres para casarse en 1403.
Los dos muchachos fueron nombrados caballeros por el condestable de Francia Oliverio de Clisson (actuando en nombre del rey) y puestos bajo la custodia y protección del duque de Borgoña hasta que Juan alcanzó la mayoría de edad y asumió su propio ducado.
Su primera intervención importante se produjo en la celebérrima batalla de Agincourt. La importancia del linaje de Arturo (a pesar de su corta edad y su escasa experiencia) impulsó al comandante francés Carlos de Albret a ubicar una nutrida fuerza de infantes a la derecha de su propia tropa y a entregar el mando de la misma a Richemont.
El joven soldado (que tenía 22 años), quedó a cargo del ala derecha de la vanguardia francesa. Luego de dos fallidos ataques de la caballería contra los arqueros ingleses, Arturo avanzó con sus hombres hasta llegar frente a la vanguardia inglesa y entabló allí combate cuerpo a cuerpo hasta que recibió una herida de hacha en la cara y, gravemente herido, fue capturado.
Esta batalla culminó en el remate de todos los heridos y asesinato de los prisioneros, pero Arturo de Richemont, como otros nobles, salvó su vida en razón de su alta cuna y del cuantioso rescate que los nobles ingleses podían pedir a los parientes.
Ocho años permaneció Arturo, gravemente desfigurado, en una prisión inglesa. Liberado en 1423, decidió colaborar con sus vencedores y se alistó en el ejército aliado angloborgoñón, que seguía luchando contra el rey de Francia. Estos cambios de bando de los jefes militares no eran raros en la Edad Media y siguieron siendo comunes hasta mediados del siglo XIX.
Arturo se casó ese mismo año con Margarita de Borgoña, hermana del duque Felipe el Bueno. La joven acababa de enviudar del delfín (hijo del rey de Francia) Luis, a quien Arturo había profesado una profunda amistad.
El hermano de Arturo de Richemont (duque de Bedford, que ostentaba también el título de barón de Richmond) discutió en una ocasión con él acerca de asuntos militares, y la amarga disputa culminó con el alejamiento de Arturo del ejército de ingleses y borgoñones.
En 1425, por consejo de Yolanda de Aragón, el rey francés Carlos VII mandó llamar a Richemont y lo nombró condestable de Francia. De este modo el militar comenzó a frecuentar la corte parisina, donde detectó que el consejero real en jefe, llamado La Trémoïlle, desconfiaba de él por su pasado en el ejército enemigo y murmuraba contra Arturo al oído del monarca.
La situación fue empeorando gradualmente, hasta hacer crisis cuando el hermano de Richemont alió su fuerza militar con los ingleses y juntos atacaron una vez más a Carlos VII. A partir de entonces Richemont se vio impedido de hablar personalmente con el rey y se le negó la entrada a palacio.
Richemont no estaba dispuesto a tolerar esta última injuria: al fin y al cabo era un Plantagenet, pariente de los reyes ingleses, hermano del duque de Bretaña, hermanastro de Enrique V y condestable de Francia. En 1429 organizó una rebelión armada y atacó ciertos sectores de París con el objetivo de eliminar a La Trémoïlle. Pero el astuto consejero convenció al monarca de que se trataba en realidad de un golpe de estado contra el trono, y Carlos VII le creyó. En un rápido golpe de mano, el rey actuó con sagacidad y derrotó a los rebeldes. Una vez más sobrevivió Richemont a otra derrota y fue perdonado por Carlos VII, pero con la condición de que aceptara una condena de exilio.
Ya lejos de París, Richemont se enteró de que las tropas de Juana de Arco estaban desarrollando operaciones cerca de Orleans. El condestable reunió una importante fuerza militar y se dirigió al sitio, pero llegó tan tarde que el asedio había ya concluido.
Sin embargo, Juana se congratuló de que se le uniese un militar experto como Arturo, a pesar de la oposición del duque de Alençon, un soldado incompetente que tan mal había aconsejado a Carlos de Albret y Juan le Maingre en Agincourt.
Juana, comandante del Real Ejército francés, utilizó por primera vez a las tropas de Richemont en los ataques a Meung y Beaugency, ciudades capturadas por el ejército inglés. También estuvieron juntos en la retaguardia en Patay, aunque no llegaron a entrar en combate. De este modo, Arturo de Richemont cambió de bando por segunda vez: contra los ingleses en Agincourt, con ellos en la alianza angloborgoñona y nuevamente contra ellos bajo Juana de Arco.
La providencial llegada de las tropas de Arturo se produjo poco después de que los ingleses recibiesen grandes refuerzos y amenazaran con destruir completamente a Juana. La competencia de los soldados de Richemont, su gran valor en combate y la autorizada opinión de la Doncella consiguieron convencer al aún renuente Alençon, y Arturo se quedó con ellos.
El ejército inglés, por tanto, debió salir de Meung y enfrentar a dos fuerzas combinadas, lo que provocó un rápido armisticio.
Juana no pudo, empero, convencer a Carlos VII de que invitara a Richemont a su coronación en Reims. El rey no había olvidado el levantamiento que el general había encabezado, y lo privó de este modo de protagonizar un importante papel en la ceremonia: como condestable del reino, Arturo debió haber abierto la marcha caminando delante del rey y llevando en su mano la gran espada que simbolizaba al estado francés.
No fue sino hasta 1432 que Carlos VII aceptó escuchar las razones de Arturo y se reconcilió con él. Este regreso fue una gran suerte para el rey, ya que el militar le permitió deshacerse de La Trémoïlle, que en esta etapa en efecto conspiraba contra el trono.
A partir de allí, Richemont obtuvo un mando y luchó bajo el estandarte de la Flor de Lis ya oficialmente. Recobró para Carlos París en 1436 (ya que la ciudad estaba en poder de los ingleses) y se convirtió en uno de los pocos generales y señores que no se plegaron a la revuelta de La Praguerie para derrocar al rey. Bajo las órdenes de Carlos I, duque de Borbón, la nobleza intentó ganar el trono para su líder, pero el ejército bajo el mando de Richemont los aplastó.
Hecho esto, la nueva tarea que se encomendó a Richemont fue eliminar las bandas de forajidos que asolaban la campiña francesa aprovechando la confusión y falta de autoridad provocada por la guerra de los Cien Años. Más tarde, Arturo recapturó la Île de France, último reducto de los soldados ingleses.
Su esposa Margarita de Borgoña murió en 1442, y Richemont se casó con Juana de Albret, hija del condestable Carlos II de Albret. Pero Juana murió apenas tres años después, dejando al general libre para casarse con la esposa que finalmente lo sobreviría: Catalina de Luxemburgo, hija de Pedro, conde de Saint-Pôl.
Richemont no tuvo hijos con ninguna de sus tres esposas, pero en 1443 reconoció a una hija adulterina, Jacqueline de Richemont.
En 1450 Arturo conoció su mayor victoria militar, clave para la reconquista de Normandía que se alcanzaría más tarde ese mismo año y que provocó el fin de la ya centenaria guerra con Inglaterra. Enfrentó a los ingleses en la batalla de Formigny (15 de abril), conjuntamente con otro ejército comandado por el conde de Clermont, y obtuvo una resonante victoria que lo volvió célebre.
En septiembre de 1457, al morir su sobrino Pedro II sin dejar descendencia, Arturo heredó el ducado de Bretaña, que asumió con el nombre ducal de Arturo III. Pero no pudo gozar de su título por mucho tiempo, ya que murió en Nantes en diciembre de 1458, a la avanzada (para la época) edad de 65 años.
El escudo de Arturo consistía en un campo de armiños con lambel de tres puntas en oro. En cada punta, tres leopardos en oro (amarillos). Como el jabalí era un símbolo tradicional de los duques de Bretaña, su estandarte, que flameó en Agincourt primero, junto al de Juana de Arco más tarde y por último sobre el campo de batalla de Formigny, consistía en un jabalí sable (negro) en el extremo de un paño de plata (blanco).
En la película Juana de Arco dirigida por Luc Besson (1999) es interpretado por el actor Olivier Rabourdin. En dicho largometraje se muestra una estrecha relación con Yolanda de Aragón, interpretada por Faye Dunawey, de quien funge como esbirro, uno bastante parco ya que no tiene diálogos.
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