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Asistencia sanitaria privada



Asistencia sanitaria privada, sanidad privada, atención de salud privada o medicina privada es la asistencia sanitaria proporcionada por entidades distintas al gobierno, empresas privadas a las que el ciudadano contribuye (generalmente vía la suscripción de seguros de salud). El término se utiliza generalmente más en Europa y otros países que han financiado con fondos públicos el sistema sanitario, para diferenciar la disposición del sistema habitual.[1]​ Se basa en contribuciones que están determinadas por quienes tienen los recursos para pagar un plan privado de salud, de acuerdo a sus propias posibilidades y expectativas.

Sus característica distintivas son las siguientes:[2]

Una de las principales críticas a la asistencia sanitaria privada sostiene que, realmente, ésta otorga más importancia a los beneficios económicos que a la calidad del tratamiento sanitario.[4]​ Un ejemplo de esta situación se daría en Reino Unido, donde el sistema de salud privada está notablemente extendido. Allí el tratamiento sanitario daría peores resultados de salud a pesar de ser un sistema más caro, lo que redunda en que al final son las empresas las que acaban obteniendo mayores beneficios. Además, las empresas privadas tenderían a priorizar el beneficio propio sobre los intereses sanitarios de los pacientes.[4]​ Esto ha llegado al punto de que la sanidad privada ha mostrado la tendencia a expulsar pacientes que no proporcionan beneficios económicos hacia la sanidad pública.[5]

A esto hay que sumarle que los gestores de los sistemas privados de salud "tienen unos niveles de remuneración mucho más elevados que los existentes en las instituciones no lucrativas".[6]

Esta prioridad del beneficio de la empresa privada sobre el interés del paciente resulta, según estudios, en que los servicios médicos privados ofrecen menos calidad que aquellos que no tienen afán de lucro.[6]​ Esto llegaría al punto de que en ciertos servicios, la diferencia de calidad entre un servicio de salud privado y uno público sería "abrumadora" a favor de la sanidad pública.[6]​ La presunta mayor eficiencia del sistema privado se basaría, entre otros, en:[6]

Por otra parte, el sistema privado de salud resultaría en una menor libertad de decisión del paciente, ya que las necesidades sanitarias de éste tienden a estar intervenidas por los proveedores privados.[4]​ Además, tampoco la sanidad privada sería un ejemplo de libertad de mercado, ya que la asistencia médica privada se encuentra en manos de unas pocas empresas, lo que llevaría a la formación de oligopolios.[4]

Otro argumento en contra de la sanidad privada se basa en que no supone un ahorro de recursos. Según estudios, las personas con un doble aseguramiento (público y privado) tienden a utilizar más recursos que quienes sólo utilizan un sistema privado, a pesar de lo cual presentarían un peor estado de salud.[7]​ Otros estudios indican que la financiación público-privada de la asistencia sanitaria no supone, a pesar de lo que se dice, un ahorro para el sistema público de salud. En cambio, este sistema mixto obtendría como resultado mayores perjuicios que beneficios para el sistema público de salud.[7]​ Algunos ejemplos concretos, como las iniciativas de financiación privada en la Comunidad de Madrid, muestran que la asistencia sanitaria privada incrementa el coste de la sanidad "entre 7 y 8 veces respecto a la gestión pública".[8]​ Además, en este mismo caso, se habría dado una notable ausencia de información acerca de su financiación.[8]​ Se ha llegado a decir que la sanidad privada actúa, realmente, de manera parasitaria con la sanidad pública en vez de actuar en su beneficio.[9]

Además, el sistema privado de salud tendría una de sus deficiencias fundamentales en que es incapaz de garantizar la asistencia sanitaria a todos los ciudadanos en igualdad de condiciones.[10]

Se ha señalado que el sistema sanitario de los Estados Unidos es un símbolo de la sanidad privada.[11]​ En este sentido, por su parte, el sistema sanitario de Estados Unidos dista de ser el más eficiente.[12]​ Por un lado, se trata del país con mayor gasto sanitario por habitante. Sin embargo, esto resulta en que el 16% de la población censada "carece de cualquier tipo de cobertura" sanitaria, cobertura que, a su vez, es considerada "insuficiente" por otros 62 millones de habitantes, aproximadamente otro 20% de la población total.[12]​ A su vez, el pago de los servicios sanitarios depaupera a los que pueden costearse el gasto, hasta el punto de que "el 60% de la gente que entra en bancarrota lo hace por tener que hacer frente a deudas con las aseguradoras médicas".[12]

Hay cinco modos de financiar la medicina en general:[13][14]



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