El Batallón de San Patricio fue una unidad militar compuesta de varios cientos de inmigrantes europeos (alemanes, irlandeses y estadounidenses) que lucharon en el ejército mexicano contra la invasión de los Estados Unidos en la llamada Intervención estadounidense en México, de 1846 a 1848. Los efectivos del Batallón de San Patricio habían participado en el ejército de los Estados Unidos, y estuvo integrado principalmente por inmigrantes de origen irlandés y alemán católicos. Tomaron el nombre del Santo Patrono de Irlanda.
Los San Patricios, como algunos autores los llamaron, tienen un origen incierto, pues se sabe muy poco con certeza de su reclutamiento. Una historia popular, base de la película de 1999 Héroes sin Patria (One Man's Hero), en la que Tom Berenger interpreta al comandante de la brigada John O'Reilly, relata que el núcleo de la unidad se formó como consecuencia de los severos castigos impuestos a soldados católicos (especialmente irlandeses) debido a la desconfianza que los mandos militares tenían en contra de ellos, ya que, por motivos religiosos, los consideraban más cercanos a Roma que a Washington, y por lo tanto, más afines a la causa de los mexicanos que compartían la misma religión.
Aunque en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos algunos soldados cambiaron de bando, nunca en la historia del ejército de los Estados Unidos se había formado una unidad tan importante que a los primeros contactos de la intervención se pasaron al ejército enemigo.
Su bandera estaba formada con un fondo verde, y de un lado un arpa dorada y las palabras Erin Go Bragh (Irlanda Por Siempre), y por el otro una imagen de San Patricio, el santo patrono de Irlanda, y las palabras 'San Patricio'.
Otra versión habla de varias banderas, con los símbolos dorados de arpas, San Patricio y tréboles. El primer combate de los San Patricios como unidad mexicana fue la batalla de Monterrey (21 de septiembre de 1846), con una batería de artillería al mando de John O'Reilly, anteriormente teniente del Ejército de Estados Unidos e inmigrante irlandés. Sirvieron con distinción y está acreditado que rechazaron con éxito dos diferentes asaltos al corazón de la ciudad. A pesar de su tenacidad y valor, y de que Taylor estaba a punto de abandonar el ataque, el comandante mexicano Pedro Ampudia, desesperado, pidió parlamento, consumando la derrota.
Tras el reclutamiento en Monterrey, los San Patricios crecen en número, que algunos estiman en cerca de 800 hombres; aunque según los registros más fiables, no llegaron a constituir más de dos compañías reforzadas (300 hombres) con oficialidad mexicana. Pese a su extraordinario rendimiento como artilleros en varias batallas, especialmente en la defensa de Monterrey, donde defendieron exitosamente La Ciudadela, y en la Batalla de la Angostura, en la que diezmaron un batallón atacante y capturaron dos cañones estadounidenses, acción por la que su comandante y varios oficiales recibieron la condecoración Cruz de Honor de la Angostura, se ordenó a los San Patricios convertirse en un batallón de infantería a mediados de 1847 por orden personal de Antonio López de Santa Anna.
Como unidad de infantería, los San Patricios continuaron sirviendo con distinción en la Batalla de Churubusco (20 de agosto de 1847). Las maltrechas fuerzas mexicanas se establecieron en el convento de Santa María de Churubusco, y las fuerzas armadas estadounidenses se prepararon para atacarlas. Aunque el convento no era más alto que sus alrededores, sus bardas de piedra constituían una buena defensa. Además, los estadounidenses tendrían que cruzar un río para llegar allá, lo cual daría tiempo al ejército mexicano para preparar, a medias, trincheras y encarar otro enfrentamiento. Los defensores mexicanos sumaban 1300 efectivos y pertenecían a los batallones Independencia, Bravos y San Patricio. La lucha fue constante y desfavorable para los mexicanos, esta vez bien mandados y motivados por los generales Manuel Rincón y Pedro María Anaya. Tras algunas horas de combate, las fuerzas mexicanas se quedaron sin municiones y una bomba provocó una explosión en la reserva de pólvora, que los dejó sin posibilidades de seguir defendiéndose; a pesar de lo cual y una vez que se izó una bandera blanca en señal de rendición, el capitán Patrick Dalton la abatió para seguir resistiendo, pero ya era inútil, el convento quedó en silencio. Cuando el general Twiggs entró al patio del convento, exigiendo a los soldados mexicanos que entregaran las armas, la pólvora y el parque, el General Anaya se le enfrentó, diciendo: "Si hubiera parque, no estaría usted aquí."
Los miembros del Batallón de San Patricio capturados por el ejército estadounidense sufrieron muy duras represalias: habían sido responsables de algunos de los más duros combates que causaron más bajas a los estadounidenses a quienes se enfrentaron. Los que formaban parte del ejército estadounidense antes de la declaración de guerra oficial, el capitán Rilley entre ellos, fueron azotados y marcados con hierro candente en la cara, con la letra "D" de desertores, y sentenciados a trabajos forzados. Los que entraron en el ejército mexicano tras la declaración de guerra, fueron ahorcados en masa como traidores en tres diferentes días: el 9 de septiembre de 1847 en el pueblo de San Ángel, frente a la iglesia de San Jacinto, ejecutaron a 16 soldados. El 10 de septiembre se ejecutaron otros cuatro en el pueblo de Mixcoac. Finalmente el 13 de septiembre se ejecutaron a 31 soldados en Chapultepec: Por orden del General Winfield Scott, fueron ejecutados en el momento preciso en que la bandera de Estados Unidos reemplazaba a la de México en lo alto del Castillo de Chapultepec. Cuando la bandera alcanzó lo más alto del asta, se arriaron unas mulas que jalaban las carretas que sirvieron de cadalso.
Los que sobrevivieron a la guerra, desaparecieron de la historia. Unos pocos pudieron reclamar las tierras prometidas por el gobierno mexicano. John Riley murió a finales de agosto de 1850 y fue enterrado en Veracruz el 31 de agosto de ese año, con el nombre de Juan Reley, el mismo con el que se hallaba inscrito en los archivos del Ejército Mexicano. Ese mismo año el Ejército Mexicano tomó la decisión de disolver el Batallón.
David Rovics - Saint Patrick's Battalion
I'll have your ear only a while I left my dear home in Ireland It was death, starvation or exile And when I got to America
It was my duty to go Enter the Army and slog across Texas To join in the war against Mexico
It was there in the pueblos and hillsides That I saw the mistake I had made Part of a conquering army With the morals of a bayonet blade
So in the midst of these poor, dying Catholics Screaming children, the burning stench of it all Myself and two hundred Irishmen Decided to rise to the call
(Chorus)
From Dublin City to San Diego We witnessed freedom denied So we formed the Saint Patrick Battalion And we fought on the Mexican side
We marched 'neath the green flag of Saint Patrick Emblazoned with "Erin Go Bragh" Bright with the harp and the shamrock And "Libertad para República"
Just fifty years after Wolftone Five thousand miles away The Yanks called us a Legion of Strangers And they can talk as they may
(Chorus)
We fought them in Matamoros While their volunteers were raping the nuns In Monterey and Cerro Gordo We fought on as Ireland's sons
We were the red-headed fighters for freedom Amidst these brown-skinned women and men Side by side we fought against tyranny And I daresay we'd do it again
(Chorus)
We fought them in five major battles Churobusco was the last Overwhelmed by the cannons from Boston We fell after each mortar blast
Most of us died on that hillside In the service of the Mexican state So far from our occupied homeland We were heroes and victims of fate
David Rovics - Batallón de San Patricio
Tendré tu oído solo un rato. Dejé mi querido hogar en Irlanda. Era la muerte, el hambre o el exilio.
Y cuando llegué a América. Estaba en mi deber ir. Entrar en el ejército y caminar penosamente a través de Texas, Para unirme en la guerra contra México
Fue allí, en los pueblos y laderas Que vi el error que había hecho. Parte de un ejército conquistador Con la moral de una cuchilla de bayoneta.
Así que en medio de estos pobres, moribundos católicos, Niños gritando, el hedor de la quema de todo; Yo y doscientos irlandeses Decididos a alzarnos a la llamada
(Coro)
Desde la Ciudad de Dublín a San Diego, Atestiguamos la libertad negada. Así sé que formamos el Batallón de San Patricio Y luchamos en el lado mexicano.
Marchamos con la bandera verde de San Patricio Blasonado con el "Erin Go Bragh" Brillante con el arpa y el trébol Y "Libertad para la República".
Solo cincuenta años después de Wolftone, Cinco mil millas de distancia. Los yanquis nos llamaron una Legión de Extranjeros Y pueden hablar como quieran.
(Coro)
Luchamos contra ellos en Matamoros Mientras que sus voluntarios estaban violando a las monjas. En Monterrey y Cerro Gordo Nosotros luchamos como hijos de Irlanda.
Fuimos los combatientes pelirrojos por la libertad En medio de estos hombres y mujeres de piel morena. Lado a lado luchamos contra la tiranía. Y me atrevería a decir que lo haríamos de nuevo.
(Coro)
Los combatimos en cinco principales batallas. Churubusco fue la última. Abrumados por los cañones de Boston, Caímos después de cada explosión de mortero.
La mayoría de nosotros murieron en esa ladera, En el servicio del Estado Mexicano. Tan lejos de nuestra patria ocupada, Fuimos héroes y víctimas del destino.
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