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Benaguacil



Vista de la localidad

Benaguacil (oficialmente y en valenciano Benaguasil) es un municipio de la Comunidad Valenciana, España. Perteneciente a la provincia de Valencia y a la comarca del Campo de Turia.

La configuración estrecha y alargada de poniente a levante de su término, sobre el margen izquierdo del río Turia, da lugar a tres unidades de relieve: la primera comenzando desde el extremo occidental corresponde a la zona de contacto entre el piedemonte de Liria y las terrazas fluviales del Turia, que reciben en estas zonas las aportaciones esporádicas de agua y gravas de las ramblas Castellarda y Primera; es característica la morfología plana de la unidad, lo que da lugar a topónimos como Plana de Churros o Plana de Montero. La segunda unidad está formada por un paisaje más áspero compuesta por la Cerro de las Traviesas, donde se aprecian afloramientos triásicos que se explotan como material de construcción (arcillas y yesos). Hacia el este sigue la tercera unidad, que se caracteriza por una morfología interna contrastada, tal y como relevan la Plana de Paterna y el Cerro de Montiel (251 m).

Se caracteriza por un clima mediterráneo árido, cálido, de estíos secos con influencia marítima y alta irregularidad de precipitaciones.

Desde Valencia se accede a esta población a través de la CV-35 y luego tomando la CV-373.

En cuanto al transporte ferroviario, cabe destacar la línea 2 de los Ferrocarriles de la Generalidad Valenciana que une Liria con Valencia y Villanueva de Castellón. Conecta el municipio con la red del metro de Valencia.

Se puede acceder a esta localidad a través de la línea 2 de Metro de Valencia.

El término municipal de Benaguacil limita con las siguientes localidades: Liria, Benisanó, Puebla de Vallbona, Ribarroja del Turia, Villamarchante y Pedralba todas ellas de la provincia de Valencia

La privilegiada situación del territorio donde está Benaguacil, junto al río Turia y la extraordinaria fertilidad de su suelo han provocado que, a lo largo de su historia, haya sido ocupado por los más diversos pueblos desde la más remota antigüedad.

En las inmediaciones de la actual zona urbana, en lugares algo escarpados, no muy altos, no lejos del agua y de fácil defensa, se encuentran los yacimientos de la Edad de Bronce, el poblado fortificado del Cerro de Montiel y la atalaya de la red defensiva íbera del Puntal de Estevenet, donde se han encontrado numerosos restos de cerámica argárica, variados molinos barquiformes, utensilios domésticos y agrícolas que, junto con la configuración topológica de los restos de las construcciones, atestiguan el carácter eneolítico e íbero de estos asentamientos.

Desde el Eneolítico (2000 a. C.) hasta la conquista romana de la Edetania, el territorio fue poblado por los íberos de la tribu de los Edetanos quienes durante todo ese largo período fueron influidos por las culturas fenicia y, sobre todo, helénica, de los colonos asentados en la costa y con los que se produjeron fuertes mestizajes.

Cuando la Edetania quedó bajo el poder cartaginés, los guerreros edetanos participaron, como primera fuerza de ataque, en los ejércitos de Amílcar Barca, Asdrúbal y Aníbal en las conquistas mediterráneas y en las guerras púnicas contra Roma.

Los estudios arqueológicos indican que en el Alto Imperio (siglos I a II d. C.) el término municipal de Benaguacil estuvo poblado por gran cantidad de villas rústicas y quintas, y de población rural, fundamentalmente minifundista, que producía desarrollados cultivos hortícolas muy variados que se justifican por la densa red de acequias y construcciones hidráulicas como el Azud del Turia, la Acequia Mayor o Acequia Madre de Benaguacil y las acequias menores que nacen de ella, que todavía son la base de los cultivos.

Se han encontrado monedas, restos de un canal tallado en la roca, de cerámica, de edificaciones y lápidas romanas que indican la nobleza de las personas en ellas mencionadas y la ubicación precisa de las villas.

Los historiadores le atribuyen, como conjunto urbano, un origen hispano-musulmán. Señalan que la medina musulmana se asentó sobre o junto a construcciones iberas e hispanorromanas cuyos vestigios, como acabamos de ver, se encuentran por todo el territorio. Todos los autores coinciden en que el topónimo Benaguacil procede de Bani-l–Wazir ("hijos de Wazir" o "hijos del visir") y que sustentado por el gentilicio Al-Wazir, corresponde a la ocupación real de un lugar por el grupo portador del gentilicio que se convirtió luego en topónimo.

La villa musulmana que se rindió al Rey Jaime I presentaba unas robustas y elevadas murallas, un Castillo fortificado con muros de 3 m. de espesor y cuatro torres de esquina, y una población de alrededor de 2.255 habitantes que rezaba en una Mezquita que no dejó de funcionar como tal, aunque no de manera continuada, hasta la expulsión de los moriscos en 1609 en cuya fecha, la villa se quedó desierta.

Según el Llibre del Repartiment de Valencia (1237-1252) era una villa y un castillo con tres zonas suburbanas: la alquería de Felx con una torre y un molino (el actual Molinet), la alquería de Aldaya con molinos y hornos y el núcleo de Beniaró, hoy dentro del casco urbano. En 1237 el rey Jaime I, antes de entrar en Valencia donó la villa de Benaguacil, el lugar de Beniaro y la alquería de Felx al noble aragonés, Ferrando Díaz. Más tarde, en 1239 concedió la alquería de Aldaya (l'Aldaia) a su aliado y gobernador almohade Zayd Abu Zayd.

En 1261 ya aparece documentalmente Rodrigo Díaz como señor de Benaguacil. Su hija Sancha, que casó con Jaime Pérez, señor de Segorbe, fundará el Monasterio de Portaceli. En 1299 pasó el señorío a manos de los Luna.

En la guerra de la Unión, Benaguacil fue una fortaleza reducto de los realistas de la zona, sitiada en varias ocasiones, quedó vencida casi al finalizar la contienda. La villa fue liberada por Lope de Luna por lo que el rey Pedro IV el Ceremonioso le concedió el título de conde de Luna. Su hija María fue esposa de Martín I el Humano. A partir de esa época fue un señorío propio de la Corona, aunque nunca fue de realengo.

En 1476 el rey Juan II nombra a Enrique de Aragón y Pimentel, conocido como el "Infante Fortuna", duque de Segorbe y señor de las baronías de Benaguacil, Puebla y Paterna. En 1516 pasó el señorío, por matrimonio, a pertenecer a la casa de Cardona.

En la guerra de las Germanías, Benaguacil estuvo en contra de los agermanados con luchas contra los de la Puebla por el perpetuo problema del agua y contra los exaltados cristianos de Valencia que buscaron el bautismo forzoso de los musulmanes de Benaguacil. Finalizada la guerra y ante el edicto del emperador Carlos I obligando a bautizarse a los moros, éstos se sublevaron (1525), uniéndoseles sus correligionarios de Benisanó, Bétera, Villamarchante, Pedralba, Gestalgar[1]​ y Paterna. Una parte de los sublevados logró huir a la cercana sierra de Espadán mientras que el resto aceptó la regañadientes el bautismo, convirtiéndose, así, en moriscos. En septiembre de 1609 se produjo la expulsión de los moriscos y tras unos fallidos intentos de repoblación por parte del duque de Segorbe, la desolada villa tuvo por fin su carta-puebla en 1613 otorgada por Enric Ramon Folch de Cardona y de Aragón, y formada por un contingente de personas venidas, mayoritariamente, de la huerta valenciana. En 1670 al extinguirse la casa de Cardona (duques de Segorbe), Benaguacil pasó a la casa ducal de Medinaceli.

Durante la Guerra de Sucesión Española, tomó partido por el Archiduque Carlos de Austria, y hasta un grupo de milicianos de Benaguacil continuaron la lucha pereciendo en la defensa de Barcelona de 1714.

En la guerra de Independencia, un contingente de Benaguacil participó en la batalla de Cabrillas (1808) contra el mariscal Moncey. En 1811, fue escenario de importantes combates entre las principales tropas francesas de Suchet, Harispe y Chlopiski contra las tropas españolas de O'Donnell, Mahy y las guerrillas locales.

En las guerras carlistas (1833-1839 y 1873-1876), la zona de Benaguacil "gente de fusil" (gent de fusil), a pesar de que estuvo bajo el dominio de los liberales, era uno de los pueblos valencianos con mayor militancia tradicionalista.

En 1845 alcanzaba ya los 3577 habitantes, que aumentaron a 5087 en el año 1900.[2]


El avance en las comunicaciones propició que Benaguacil se especializara en la exportación de cebollas al Reino Unido y Alemania, creándose muchas empresas envasadoras con marca propia. El cultivo de la cebolla sería el principal pilar en la economía hasta mediados del siglo XX. Entre 1959 y 1991 se ha extendido el regadío, la mitad del cual se dedica a cítricos y el resto a hortalizas. La gestión de la producción agrícola se realiza por medio de la Cooperativa Agrícola San Vicente Ferrer. La industria más destacada es la confección, aunque también hay materiales de construcción y juguetería.[3]

El campanario, reconstruido en el año 1995, consta de tres cuerpos; el superior, que alberga las campanas, es el de mayor belleza arquitectónica.



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