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Benigno de la Torre Suárez



Benigno de la Torre Suárez (Guadalajara, Jalisco, México, 13 de febrero de 1856Guadalajara, Jalisco, México, 6 de noviembre de 1912) fue un destacado pianista, organista, compositor y pedagogo tapatío entre finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX. Sus incomparables aportaciones durante el período del Romanticismo musical en México, principalmente en días del Porfiriato, fueron objeto de admiración entre intelectuales y artistas de la época por igual.

En su natal Guadalajara, De la Torre inició formalmente sus estudios musicales con José María Mendoza Ciprés, organista en templos locales. Tres años más tarde el joven De la Torre continuó sus estudios de órgano, piano, solfeo, armonía y contrapunto, con el maestro Abel L. Loretto, antes de ingresar a coros de compañías de zarzuela en el Teatro Degollado. En 1885 recibió una beca para cursar estudios de especialización en el Conservatorio de París donde por un año fue alumno de Antoine François Marmontel. A su regreso en Guadalajara, De la Torre estrenó en el Degollado sus Variaciones para clarinete y orquesta y Variaciones para violonchelo y orquesta, con la orquesta sinfónica de ese teatro, además de presentarse él mismo como pianista solista, tocando música de Frédéric Chopin y Carl Maria von Weber. Poco más tarde, en 1887, abrió su Academia de Piano en la calle de San Diego (actualmente calle de González Ortega esquina calle Independencia) en el centro de Guadalajara, donde formó numerosos pianistas.[1]

Además de haber graduado decenas de pianistas profesionales en su Academia de la calle de San Diego, en 1907 Benigno de la Torre fue nombrado por unanimidad, director fundador de la Academia de Música de Guadalajara, que tuvo por sede los altos de la Casa Wagner de esa misma ciudad, y que en 1917 fue absorbida por el gobierno del Estado de Jalisco para luego convertirse en Escuela Normal de Música y finalmente en Escuela de Música de la Universidad de Guadalajara.[2]

Diversas circunstancias orillaron al maestro De la Torre a cesar su producción musical a mediados de 1911. Además de las difíciles condiciones sociales, políticas y económicas producto del estallido de la Revolución Mexicana en 1910, y de no menos complicaciones personales y profesionales, durante el año de 1912, Benigno sufrió recurrentes batallas con su estado de salud. Aunque volvió a la academia después del verano para preparar un recital con sus alumnos que presentaran ese octubre en el Teatro Degollado, Benigno cayó gravemente enfermo poco después y murió la madrugada del 6 de noviembre de 1912, en su domicilio particular.

Con la desaparición de Benigno de la Torre se cierra una época de florecimiento cultural en Jalisco, pues esta muerte ocurre como epílogo de una serie de fallecimientos que, acumulándose en pocos años, marcarían el inicio de una larga decadencia. El declive lo observa José Guadalupe Zuno en estos términos: “Guadalajara moría en una decadencia mortal allá en los primeros años del siglo [veinte]”. A lo largo de doce años (1897–1908) dejaron de existir Esther Tapia Castellanos (su talentoso colaborador Manuel Álvarez del Castillo había fallecido en 1887), José María Vigil, Alberto Santoscoy, Clemente Aguirre, Francisco Godínez, Vicente Cordero, Apolonio Arroyo de Anda, Augusto Azzali y Félix Bernardelli, distinguidos en los campos literario, musical y pictórico de Jalisco. Al morir Benigno de la Torre se marchaba el decano de la música regional, prematuramente envejecido. [3]

La última obra conocida de De la Torre es la fantasía para piano Oceánica, compuesta en un estilo musical que parece aspirar al Impresionismo desde un romanticismo tardío. El tema del agua y de la masa acuática también emparenta a De la Torre con los impresionistas clásicos franceses (Ravel, Debussy y sobre todo el impresionismo moderado de Fauré).

Entre los alumnos más sobresalientes de Benigno de la Torre se encuentran los compositores y pianistas José Rolón y Alfredo Carrasco.

distintiva de la primera exposición de la Sociedad Las Clases Productoras (Guadalajara).

“para el álbum de mi discípula Josefina Banca”, Nagel Sucesores, ciudad de México (Litografía Leipzig), 1890.

Wagner y Levien, Cd. de México).


Oceánica, fantasía: https://www.youtube.com/watch?v=fcJOn9sttmc&feature=youtu.be

Recuerdos de Guadalajara, romanza sin palabras: https://www.youtube.com/watch?v=avIxysp9JoA



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