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Berebistas



Burebista (a veces escrito como Birebistas o Berebistas, nombre en griego antiguo, Βυρεβίστας, Βοιρεβίστας) fue un rey de los getas y los dacios,[1]​ que erigió un extenso aunque breve imperio en las tierras del Danubio entre los años 82 y 44 a. C., unificando estas tribus por primera vez.[2]​ Dirigió saqueos y redadas de conquista a través de la zona central y el sudeste de Europa, subyugando a la mayoría de las tribus vecinas. Después de su asesinato en un golpe de palacio su imperio fue dividido en Estados más pequeños.

Solo tres fuentes antiguas sobre Burebista sobreviven: Estrabón: Geographica 7.3.5, 7.3.11 y 16.2.39 (quien deletrea su nombre como Byrebistas y Boirebistas); Jordanes: Getica 67 (deletrea su nombre como Buruista); y una inscripción en mármol encontrado en Balchik, Bulgaria, que actualmente se exhibe en el Museo Nacional en Sofía, la cual representa un decreto por los ciudadanos de Dionysopolis sobre Akornion.[3]

El desarrollo de una economía basada en la Cultura de La Tène en el tercer y segundo siglo a. C., dejó el poder político consolidado a través de uniones tribales. Tales uniones regionales fueron ambas encontradas entre los dacios de Transilvania (bajo la ley de Rubobostes) y los getas de Moldavia y de Valaquia (con un centro de poder en Argedava).

Unificó a la población tracia desde el río Hercinica (el actual Morava) al oeste, hasta el Bug meridional en el este, y desde los Cárpatos septentrionales hasta Dionisópolis, eligiendo su capital (llamada Argedava o Sargedava) cerca de Costeşti, actualmente al suroeste de Rumania, en las colinas Orăştie, donde se erigieron las fortalezas dacias de las montañas Orastia.

Esta alianza era probablemente un Estado débilmente centralizado, con una organización militar similar a la del período helenístico.[2]​ El grado exacto de centralización está bajo discusión con los arqueólogos. Algunos, como K. Lockyear, niegan la existencia de un estado, porque la evidencia arqueológica muestra mucha diversidad regional, con solo unas pocas tendencias en toda la región. Otros, como A. Diaconescu, discuten esto, concliuyendo que había una estructura política centralizada.[4]

Durante la ley de Burebista, casi toda la producción fue por personas libres.[2]

Estrabón escribió que Burebista fue capaz de obtener la obediencia completa de su tribu con la ayuda de Decaeneus, un brujo y un adivino que aprendió su oficio en Egipto. La obediencia de las personas a Burebista era tan completo que eran incluso persuadidos para cortar sus parras y dejar de beber vino.[5]Jordanes alega además que el sumo sacerdote tenía «casi poderes reales» y enseñó a los «godos» un código de leyes llamado las «leyes belagines», pero también ética, filosofía y ciencias, incluyendo física y astronomía.[6]

En el corazón del imperio de Burebista, en las Montañas Orăștie, construyó un sistema de fortificaciones de piedra en la parte más alta; el más importante de estos fuertes está localizado hoy en los pueblos de Costeşti, Blidaru, Piatra Roşie y Băniţun.[2]

Burebista dirigió una política de conquista de territorios nuevos: en 60/59 a. C. Por el oeste atacó y venció a las tribus celtas de boii y taurisci, que habitaban a lo largo del Danubio y en lo que es ahora Eslovaquia. Después de 55 a. C. y probablemente antes del 48 a. C., Burebista conquistó la orilla de Mar Negro, subyugando las fortalezas griegas desde Olbia a Apolonia, así como toda la Llanura panónica de los Balcanes.[2]​ Estrabón también menciona las expediciones contra un grupo de celtas que vivían entre los tracios y los ilirios (probablemente los escordiscos).[7]

Por el este, con ayuda de los bastarnos como aliados, sometió e impuso un protectorado a las ciudades griegas del Ponto Euxino, desde Apolonia de Tracia (actual Sozopol) hasta Olbia, y extendió su poder hasta Tracia. De esta forma, logró extender su reino hasta el Danubio y el Morava.

La única polis griega con la que Burebista tuvo buenas relacione fue Dionisópolis.[2]​ Según un decreto encontrado en esta ciudad, Akornion, un ciudadano de Dionisópolis, fue un jefe de asesores (πρῶτοσφίλος, literalmente 'primer amigo') de Burebista.[8]

En la cima de su poder, el imperio de Burebista se extendió desde los modernos Cárpatos eslovacos a los Balcanes y del río Danubio al mar Negro. Estrabón afirma que los getas podrían juntar hasta 200.000 soldados en tiempos de guerra,[2]​ un número bastante improbable, pero que podría representar el número total de hombres capaces, no el número de un ejército.[2]​ Burebista fue un digno rival para los romanos, cuando su ejército cruzaba el Danubio y saqueaba rápidamente las ciudades romanas en Tracia, Macedonia e Iliria.[9][5]

El 48 a. C., Burebista se puso del lado de Pompeyo durante su lucha en contra de Julio César en la guerra civil romana,[2]​ enviando a Akornion como un embajador y un asesor militar. Después de que Cesar emergió tan victorioso, planeó enviar legiones para castigar a Burebista, pero fue asesinado en el Senado antes de llevar la orden a cabo, el 15 de marzo de 44 a. C.[10]​ No obstante el «problema geta/dacio» todavía pervivía en época de Augusto, quien envió una expedición militar contra sus sucesores.[11]

Burebista solo sobrevivió a César por un corto periodo. En el mismo año fue asesinado en un complot por la aristocracia tribal, quienes sentían que un estado centralizado reduciría su poder. Después de su muerte, el imperio se disolvió, con la excepción del núcleo alrededor de las montañas Orăştie,[2]​ mientras el resto del territorio se dividió en varios reinos.[5]​ Cuando Augusto César envió un ejército contra los getas, el estado anterior de Burebista fue dividido en cuatro estados.[10]

En Rumanía, a principios de la década de 1970, el régimen de Nicolás Ceaucescu utilizó una interpretación nacionalista y cuestionable de la historia antigua como manera de legitimar su propio gobierno.[12]​ Por ejemplo, Burebista, un gran conquistador, fue visto como un mero «unificador» de las tribus dacias.[13]

Como parte de esta tendencia, en 1980 el gobierno rumano declaró la celebración del 2050.º aniversario de la fundación del «unificado y centralizado» estado dacio de Burebista, haciendo comparaciones con la Rumanía de Ceauşescu y reclamando una ininterrumpida existencia del estado desde Burebista a Ceauşescu.[14]​ La película épica Burebista (1980) basada en la vida del rey, fue estrenada ese mismo año, celebrándole como el Padre de la Patria rumano.[12]

Esta conmemoración dirigió la prensa para notar las «semejanzas» entre Burebista y Ceauşescu, e incluso historiadores profesionales como Ion Horațiu Crișan hablaron sobre Burebista en maneras aproximadamente similares a como los activistas del partido hablaron de Ceauşescu.[12]



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