El beso de Judas es uno de los episodios evangélicos de la Pasión de Jesús, el que da paso al Prendimiento.
Según los Evangelios, en el año 33 de la era cristiana, Judas Iscariote delató a Jesús de Nazaret en el Huerto de Getsemaní mediante un beso. Este momento ha sido representado en diversas manifestaciones artísticas, mientras el beso ha simbolizado tradicionalmente a la traición.
En las obras de arte se representa a Judas dando un beso a Jesús en la cara, cuando lo cierto es que el beso tendría que haber sido en la mano, pues era costumbre besar a los maestros en la mano. Para describir el beso, tanto el Evangelio de Mateo (26:47-50) como el Evangelio de Marcos (14:43-45) utilizaron el verbo griego kataphilein, el cual significa ‘besar tiernamente, intensamente, firmemente, apasionadamente’. Es el mismo verbo que utilizó Plutarco para describir el famoso beso que Alejandro Magno le dio a su eunuco y amante Bagoas. No utilizaron el verbo más usual, philein: ‘besar’ (principalmente la mano, como debería haber hecho Judas ante un maestro como Jesús).
En el apócrifo Evangelio de Judas (56-57) se da una versión gnóstica de la historia, según la cual fue Jesús quien pidió a Judas que le traicionara: «Tú los superarás a todos ellos. Porque tú sacrificarás el hombre que me cubre (...). La estrella que indica el camino es tu estrella».
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