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Bob Woodward



¿Qué día cumple años Bob Woodward?

Bob Woodward cumple los años el 26 de marzo.


¿Qué día nació Bob Woodward?

Bob Woodward nació el día 26 de marzo de 1943.


¿Cuántos años tiene Bob Woodward?

La edad actual es 81 años. Bob Woodward cumplió 81 años el 26 de marzo de este año.


¿De qué signo es Bob Woodward?

Bob Woodward es del signo de Aries.


Robert Upshur "Bob" Woodward (n. 26 de marzo de 1943) es un periodista de investigación, de los más conocidos en Estados Unidos. Su fama le llegó cuando ayudó a develar el escándalo Watergate que derivó en la dimisión del presidente Richard Nixon. Si bien aquella tarea fue realizada junto con Carl Bernstein, ambos reporteros de The Washington Post, Woodward tenía el contacto con “Garganta Profunda”.

Se graduó en la Universidad de Yale en 1965. Sirvió cinco años como oficial de comunicaciones en la Marina de Estados Unidos antes de trabajar como periodista en el "Montgomery County (Maryland) Sentinel, donde hizo de reportero un año, antes de pasar a The Washington Post.[1]

Después de ganar el Pulitzer, continuó como periodista estrella de TWP, donde en 1982 llegó a ser director Editorial Adjunto de Noticias de Investigación.[2]

Tuvo como director a Ben Bradlee, de quien recibió las directrices para tratar las revelaciones de “Garganta Profunda” acerca de Richard Nixon, con las que armó la serie de notas que terminaron por desatar el mayor escándalo del país: Watergate, nombre del edificio donde estaban las oficinas del Partido Demócrata, en las que un grupo de espías puso micrófonos el 28 de mayo de 1972 y el 17 de junio, en que fueron capturados.

A pesar de que cinco días después el Presidente salió a negar que nadie de la Casa Blanca tuviese relación con el caso, Woodward y Carl Bernstein investigaron el caso para The Washington Post.

En ese diario publicaron (el 1 de agosto de 1972) que los espías (“fontaneros”) habían sido pagados con fondos del CREEP (Comité para la Reelección del Presidente).

Las notas periodísticas iban por delante de la investigación del Comité Ervin (del Senado). Así, el prestigio de los periodistas creció hasta que sus denuncias, junto con la acción de las instituciones, terminaron de cercar al Presidente y forzaron su renuncia (agosto de 1974).

Así describió Woodward la vana réplica del extinto Richard Nixon, a su investigación periodística.[3]

Por el Watergate, coescribió un par de libros; el primero fue llevado al cine con Robert Redford (en el papel de Woodward) y Dustin Hoffman (Bernstein), quienes protagonizaron Todos los hombres del Presidente.[4]

Dedicado a escribir, en dos decenas de libros investigó a sectores clave del poder y la cultura en su país: la Corte de Justicia; la Casa Blanca; Hollywood; Wall Street y la Reserva Federal; la CIA; el Pentágono y las guerras posteriores al 11-S.

Revisitó el caso Watergate con dos libros más hacia (1999 y 2005), a la muerte de Nixon y tras la confesión de "Garganta Profunda".

En 1987, la periodista Deborah Davis, articulista del New York Times, The Village Voice y Ramparts, publicó una segunda edición corregida y aumentada de Katharine, the Great, [5]​una biografía no autorizada sobre Katharine Meyer Graham, la propietaria del Wahington Post, en la que refuerza su tesis de que Woodward tuvo nexos con la CIA que iban más allá de la relación periodística. La escritora sostiene que después de estudiar Literatura Inglesa en la Universidad de Yale,[6]​ Woodward trabajó en el área de inteligencia del Pentágono, donde fue asignado a una oficina de códigos secretos. El propio periodista declaró luego a una revista que había integrado un grupo de inteligencia relacionado "con asuntos importantes que tenían que ver con la Casa Blanca". Woodward no lo dijo pero ese grupo era la Task Force 157, una unidad ultrasecreta creada en 1966 bajo el nombre de Naval Field Operations Support Group (NFOSG). La unidad tenía su base en Alexandria, Virginia, y 75 operadores alrededor del mundo.[7]


La periodista que tuvo la primicia, Judith Miller, se negó a revelar quién le había dado el nombre de la espía; pasó por ello 85 días presa y debió renunciar a The New York Times. Tiempo después, Miller admitió que una de sus fuentes había sido Lewis “Scooter” Libby, el hasta entonces jefe de gabinete del vicepresidente Dick Cheney. Libby fue separado de su cargo y procesado.

BW ya sabía el nombre de la espía. Así lo reconoció dos años después.[9]​ Se presentó ante el fiscal Patrick Fitzgerald pero aseguró que no fue Libby quien le había hablado de Plame. También dijo que una de sus fuentes, el jefe de gabinete de la Casa Blanca Andrew Card, lo autorizó a testificar que en la entrevista que le hizo en junio de 2003 no se había hablado de Plame.

El testimonio de Woodward alteró la cronología del caso ya que el primer funcionario de Bush en violar la ley no era Libby. Ya otro habría contado lo de Plame.

Woodward fue criticado por silenciar más de dos años un delito federal.

BW se disculpó ante sus jefes:

Ha recibido los premios más prestigiosos del periodismo norteamericano, incluso dos Pulitzer:

El hombre secreto

Describe la demencia senil de Felt y pone de manifiesto sus sentimientos ante la imposibilidad de descubrir los motivos que tuvo el protagonista de su relato para convertirse en Garganta Profunda. Un hombre robusto, de profundas creencias, que había llegado a ser el número 2 del fundador del FBI Edgar Hoover, había sido el elemento central de la investigación emprendida por el Washington Post a raíz de la irrupción que se produjo en 1972 en el edificio Watergate, sede del Partido Demócrata, a cargo de una banda de espías a las órdenes de los hombres del Presidente Richard Nixon.[17]

Los Comandantes

Es un reportaje periodístico sobre los hombres que tenían en sus manos el poder real de decisión militar en los EE. UU. desde el Pentágono. En sus páginas, describe la personalidad, ideas y decisiones de: James Baker III, secretario de Estado (ministro de Relaciones Exteriores); Dick Cheney, secretario (ministro) de Defensa, y sus subalternos, los generales Colin Powell; Norman Schwarzkopf (jefe del Comando Central); Thomas W. Kelly (director de operaciones de la Junta de Estado Mayor); Maxwell Reid Thurman (comandante del Mando de Adiestramiento y Doctrina –“el cerebro del Ejército”–); además de Brent Scowcroft (consejero de seguridad nacional) y Pete Williams (portavoz del Pentágono). Si los precitados son quienes, junto con el Presidente Bush (p), se llevan la mayor cantidad de menciones, no le van muy a la saga los ‘villanos’ extranjeros: Manuel Noriega; el sultán Bandar bin y Saddam Hussein.

La agenda de Clinton

Es un seguimiento de Bill Clinton, día a día, durante una investigación de 18 meses. Incluye acceso a diarios, archivos confidenciales y entrevistas a funcionarios. Pone en especial foco su manejo de la economía. Traza perfiles de su gente más cercana: su esposa Hillary; el vicepresidente Al Gore; el secretario del Tesoro, Lloyd Bentsen y su equipo.

Greenspan

La Reserva Federal determina el desarrollo de la economía mundial. De allí, la importancia de conocer la forma de actuar de su presidente, Alan Greenspan, cuya biografía y personalidad son analizadas en este libro. Durante su administración, la economía estadounidense entró en expansión durante una década en un contexto de crisis mundial.

Negar la evidencia

¿Qué ocurrió después de la invasión de Irak y por qué? ¿Cuál es el proceso de toma de decisiones con el que Bush dirige una guerra con la que esperaba dar relevancia a su presidencia? ¿Existe un plan viable para logra la victoria?

El libro State of Denial, traducido como Negar la evidencia, arranca en los primeros días del mandato de Bush, cuando reclutó a su equipo de seguridad nacional, e inició la guerra de Afganistán y la invasión y la ocupación de Irak, hasta la lucha por lograr la supervivencia política durante su segundo mandato.

Examina el procedimiento de la administración Bush para ocultar al pueblo americano, al Congreso e incluso a sí mismos, la verdad sobre Irak. En esta historia descrita desde el interior de una Casa Blanca desarticulada por la guerra, Woodward devela, entre otros asuntos, que el consejero al que Bush más consultó es el antiguo Secretario de Estado Henry Kissinger quien, obsesionado todavía por la derrota en Vietnam, emergía como una voz tan potente como oculta.

Obama’s War (Las guerras de Obama)

¿Quién gobierna EE. UU.? Woodward formula una respuesta en Obama’s War: ni el Poder Ejecutivo, ni el Poder Legislativo y menos el Judicial. Quien gobierna es el complejo militar-industrial, es decir el Pentágono y las grandes empresas productoras de armamento, a cuyo directorio suelen ingresar no pocos jefes militares estadounidenses cuando se retiran. Al respecto, Michael Moore espetó: “El título de ‘Comandante en Jefe’ (que detenta el presidente) es tan ceremonial como el de ‘Empleado del Mes’ del Burger King del barrio”.[18]​ El libro -editado en el primer año de gobierno- aborda las amenazas a las que se enfrentaba el Presidente: Afganistán, Paquistán y los ataques cibernéticos.

Miedo. Trump en la Casa Blanca[1]

Editado en el aniversario de los Atentados del 11 de septiembre de 2001, cuenta cómo se maneja el mandatario republicano en el día a día y lo ejemplifica contando que altos funcionarios retiraron un documento a la firma por el que eliminaba un acuerdo comercial de décadas con Corea del Sur, el aliado estadounidense en esa región desde la Guerra Fría.[19]​ El libro había sido anunciado en julio, lo que aumentó la preventa y motivó que se anunciara la impresión de un millón de ejemplares; tras lo cual, el Presidente llamó a BW para recriminarle que no lo hubiese entrevistado.[20]​ Esto llevó al comentarista Carlos Alberto Montaner a opinar que: "Donald Trump esta promocionando el libro de Woodward",[21]​ aunque otros analistas mostraron preocupación por el contenido del libro.[22]​ BW difundió algunas grabaciones, incluida la que recibió del Presidente.

El libro revela que Trump habló de matar al líder sirio Bachar al Asad y que llamaba al fiscal general Jeff Sessions “retrasado mental”. Su autor reveló extractos para The Washington Post, un adelanto que provocó críticas y desmentidos por parte de Trump y de varios de los aludidos. También se refiere a asesores próximos al Presidente le han ocultado textos por temor a que los firme y desate una catástrofe. Desvela una reunión del Consejo de Seguridad Nacional en que Trump cuestionó la presencia militar en Corea, siendo contestado por el Secretario de Defensa. A su salida, este aseguraba que Trump había entendido las explicaciones como “un alumno de quinto o sexto grado”. El Secretario de Defensa también tuvo que contradecir a Trump en 2017. Tras un ataque químico contra civiles del líder sirio, el presidente americano pidió asesinarle: “¡Vamos a matarlo! Entremos. Vamos a matar a todos esos malditos”, le dijo. “No vamos a hacer nada de eso”, contestó a sus compañeros el Secretario. El libro deja claro que el jefe de Gabinete, John F. Kelly, pierde los papeles muy a menudo, y habría dicho que Trump “está desquiciado”, “es un idiota” y “estamos en un manicomio. Es el peor trabajo que he tenido”. Woodward le dijo a Trump que el libro es “una mirada dura al mundo, a tu Administración y a ti”. Y grabó a Trump cuando este, a su vez, le reconocía que “siempre has sido justo”.[23]



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