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Código Hays



El código Hays fue un código de conducta de las grandes productoras de cine de Hollywood por el cual se promulgaba, con un carácter restrictivo, qué se podía ver en pantalla y qué no. Su intención inicial era mantener la moral y las buenas costumbres, evitar las producciones de mal gusto o de carácter marginal y fomentar la defensa de las libertades y del modo de vida norteamericano.

Creado por la asociación de productores cinematográficos de Estados Unidos (MPAA) en 1930, describía lo que era considerado moralmente aceptable. Fue escrito por uno de los líderes del Partido Republicano de la época, William H. Hays, uno de los principales miembros del MPAA, y se hizo popular bajo su apellido.

El código Hays tuvo en un principio un carácter progresista: antibelicismo, protección de las clases bajas, denuncia de los abusos de los poderosos, etc., puesto que trataba de paliar los efectos del crack del 1929 y la subsiguiente crisis económica que asoló los EEUU hasta el fin de la segunda guerra mundial. Posteriormente, con el advenimiento del Macartismo, la llamada "caza de brujas de Hollywood", se generó una ola de conservadurismo en la producción de Hollywood que duró hasta la aparición del llamado "cine independiente norteamericano".

Pese a todo, el código Hays constituyó un sistema de censura, que prohibía la exhibición en Estados Unidos de la mayoría de las películas europeas o independientes que a menudo violaban el estilo de Hollywood o no representaban el modo de vida norteamericano.

Aunque establecido en 1930, se aplicó desde 1934 hasta que se abandonó en 1967, para dar lugar al nuevo sistema de Clasificación por edades de la MPAA. De hecho el modo de hacer del cine en Estados Unidos cambió, se hizo menos abierto a la crudeza social, menos naturalista, más críptico (a veces logró ser sugestivo por indirecto; y de las películas sonoras anteriores a 1934 se habla del periodo "pre-code"[1]​).

El código enumeraba tres "principios generales". Especificaba además las restricciones como aplicaciones particulares de los tres principios anteriores.

Abordando temas groseros, repugnantes y desagradables, pero no necesariamente malos, se deberá atender a las exigencias del buen gusto y se respetará la sensibilidad del espectador.

El uso de alcohol nunca se debe representar de manera excesiva. En las escenas de la vida americana, las exigencias de la trama y de una pintura satisfactoria de los personajes pueden sólo justificar su existencia e incluso en ese caso, el realizador deberá dar pruebas de moderación.

Los ministros del culto en sus funciones de ministros de culto no serán mostrados nunca bajo un aspecto cómico o crapuloso. Los sacerdotes, los pastores y las religiosas nunca se podrán mostrar capaces de un crimen o de un grupo impuro.

Las blasfemias intencionales y todo propósito Irreverente o vulgar, están prohibidas bajo todas sus formas. El personaje de Cristo debe ser tratado con respeto. Cristo no es tema para una comedia. Iguales reglas regirán en lo que atañe a la Santa Virgen.

El Código de Producción no dará consentimiento al empleo en un film de ninguna de las palabras de la lista siguiente, que no es exhaustiva:

El carácter sagrado de la institución del matrimonio y del hogar será mantenido. Los films no dejarán suponer que formas groseras de relación sexual son cosa frecuente o reconocida.

Escenas de pasión:

Nunca son convenientes para una comedia:

Por respecto al carácter sagrado del matrimonio y del hogar el “triángulo” –si se entiende por tal el amor de un tercero por una persona ya casada— será objeto de un tratamiento particularmente circunspecto. No debe presentar la institución del matrimonio como antipática.

Las escenas de pasión deber ser tratadas sin olvidar qué es la naturaleza humana, y cuales son las acciones habituales. Numerosas escenas no pueden ser presentadas sin despertar emociones peligrosas en los jóvenes, los retardados y los criminales.

Incluso en los límites del amor puro, hay hechos cuya presentación ha sido siempre considerada por los juristas como peligrosas.

Cuando se trata de un amor impuro, de un amor que la sociedad siempre ha tenido por malo o que la ley divina condena, importa observar las reglas siguientes:

Se ha decidido que las medidas tomadas por el Código de Producción en lo que atañe al vestuario, el desnudo, las exhibiciones indecentes no se deben interpretar de manera que se excluyan escenas auténticamente fotografiadas en países extranjeros que muestran la vida indígena en ese país, si esas escenas forman parte integral de un film que describe exclusivamente la vida indígena, a condición de que esas escenas no tengan nada de reprensible en ellas mismas, que no sean empleadas en ningún film realizado en estudio y que no se subraye en modo alguno en esas escenas las particularidades del cuerpo, el vestuario o la ropa de los indígenas.

A la danza se la considera universalmente como un arte y un medio de expresión de emociones humanas particularmente bellas.

Pero las danzas que sugieren o representan actos sexuales, sean ejecutadas por una, dos o numerosas personas, las danzas que tienen por fin provocar reacciones emotivas del público, las danzas que originan movimientos de senos, una agitación excesiva del cuerpo estando inmóviles, son un ultraje al pudor y son malas.

Los temas siguientes deben ser tratados sin pasar las fronteras del buen gusto:




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