La Orden de San Jorge de Alfama, fue una orden militar fundada en 1201 por el rey Pedro II de Aragón y cuyo título es un agradecimiento a su santo patrón, que le habría dado protección en la guerra contra los sarracenos; posteriormente se fusionó con la Orden de Montesa.
Pedro II necesitaba fondos para mantener un ejército bien pertrechado y la fastuosidad de su corte, pero estos dineros los obtenía de tributos que provocaban el descontento popular. Una de sus ideas fue ampliar sus dominios fuera de Aragón, Cataluña y Occitania (aunque había cierta unión con su hermano Alfonso II de Provenza sobre todo al morir este, pues ejerció la tutoría de su sobrino y sus tierras) y deseaba arrebatar nuevas tierras a los musulmanes. Con ese fin en 1201 creó la Orden Militar, cuyos caballeros le ayudaran en la empresa y, a tal fin, determinó fundar la Orden de San Jorge, a la que se añadiría de Alfama por el señorío que le dio cerca de la villa de Tortosa.
Con ayuda de los caballeros de la Orden Militar, Pedro II de Aragón conquistó a los musulmanes Ademuz, Castielfabib y Valencia. La Orden también participó en la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), al llamamiento de ayuda del rey castellano Alfonso VIII y también tomó parte en el intento fallido de conquistar la isla de Mallorca. La Orden de San Jorge también se enfrentó a dificultades de índole político-religiosas (el Catarismo fue el problema). La Orden Militar, obligada, tanto a combatir con el rey que la había creado, como a entrar en combate con las fuerzas protegidas por el Papa, chocaba a su Catolicismo. En las tierras Occitanas de Pedro II, el catarismo estaba presente y con mucho vigor. El rey se hallaba ante un dilema: deseaba la amistad de los nobles de Languedoc pero no quería enfrentarse al Papa, que había decretado una Cruzada contra los Cátaros. Una vez que el Papa envió a la nobleza franca contra los cátaros (occitanos), obligó a Pedro II a alinearse junto a éstos (se debía a ellos). Pedro II de Aragón y los occitanos se enfrentaron a los francos dirigidos por Simón de Montfort a las puertas de Muret el 12 de septiembre de 1212. Pedro II resultó muerto y toda Occitania quedó en manos de los cruzados, lo cual hizo que la Orden de San Jorge dejara de existir de momento.
Pedro IV de Aragón, llamado el Ceremonioso, constituyó de nuevo la Orden Militar de San Jorge, para la que solicitó del papa Gregorio XI su aprobación. Esta fue otorgada y el rey entregó a la Orden Militar el lugar de Aranda. La Orden Militar en este nuevo periodo participó en cuantas empresas emprendió el rey Pedro IV el Ceremonioso. La Orden luchó en las llamadas guerras "de los Pedros", entre la Corona de Aragón y los castellanos e incluso en época de Martín I de Aragón el Humano contra la rebelión de los jueces de Arborea (Cerdeña), que ayudados por los genoveses dominaban toda la isla a excepción del Alguero, Cagliari y Longorado, fieles a la corona aragonesa. El rey quería fortalecer la Orden Militar, pero ya era demasiado tarde: se encontraba en decadencia. Fue entonces cuando Martín I de Aragón el Humano pensó en unir la Orden de San Jorge con la Orden de Montesa. El Papa Benedicto XIII dio su aprobación. La nueva situación aportó al principio cierta autonomía propia a los miembros procedentes de la Orden de San Jorge, hasta que por fin quedó absorbida de manera completa por la poderosa Orden de Montesa en el año 1400. Durante ese tiempo los caballeros de San Jorge junto con los de Montesa participarían como un solo Cuerpo Militar: Se enfrentaron no pocas veces a la Orden de Calatrava, en Valencia contra los nobles sublevados en contra de Pedro IV el Ceremonioso, y en las guerras de Italia apoyando a Alfonso V, en combate contra los genoveses.
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