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Canibalismo



El canibalismo es el acto o la práctica de alimentarse con miembros de la propia especie. El canibalismo puede producirse entre miembros de muchas especies, aunque vulgarmente se asocia con la antropofagia cuando seres humanos consumen a congéneres.

El término proviene de la deformación de la palabra Caribe en caniba o cariba del idioma taíno, parcialidad de la etnia arawak.[1]​ Para los caribes, significaba «osado», «audaz»; para los arawak, «enemigo»; y para los europeos, «comedores de carne humana». Nativos de América que Cristóbal Colón encontró en la isla de La Española en su primer viaje y que practicaban la antropofagia, los caribes atacaban a los arawak para conseguir botines y de paso capturaban a los niños a los cuales castraban y criaban para comérselos, algo similar hacían los guaraníes.

Los casos particulares en sociedades occidentales se relacionan actualmente con situaciones de hambre, criminales o personas con profundos problemas mentales.

No se sabe a ciencia cierta cuándo los humanos adquirieron el hábito de la antropofagia. En Europa, en concreto en Francia y Alemania, entre otros, y en los yacimientos arqueológicos de Atapuerca, en España, el estudio de las marcas en los huesos encontrados en la cueva de la Gran Dolina ha revelado que se practicaba un canibalismo que, con toda seguridad, no fue producto de una hambruna y carecía de cualquier intención ritual, sino que se efectuó por lo que se ha denominado como canibalismo gastronómico ancestral. Se ha demostrado que el Homo antecessor lo practicaba hace ya unos 800 000 años de antigüedad, siendo esta la referencia sobre canibalismo la más antigua de Europa.[2]​ Recientes estudios aportan pistas[3]​ para creer que los seres humanos actuales tienen genes neandertales y el cruce entre especies podría haber ocurrido, además de aportar el rasgo cultural o hábito de la antropofagia, comprobado en diferentes yacimientos neandertales.[4]​ Un estudio genético publicado en la revista Science indica que los humanos llevan alrededor de 500 000 años protegiéndose evolutivamente contra los priones, debido a que el medio de transmisión habitual es el canibalismo, lo cual podría indicar que se practicaba de forma habitual hasta entonces.[5]

Varios arqueólogos afirman que restos arqueológicos en Mesoamérica y Sudamérica contienen muestras de canibalismo. Así mismo, se discute la extensión del canibalismo ritual en algunas culturas africanas o polinésicas.

Una de las sociedades que más desarrollaron esta práctica fue la de los guaraníes, quienes lo practicaban con fines religiosos, bajo la creencia de que era una forma de adquirir ciertas capacidades y aptitudes de la víctima.[6]​ En Norteamérica, el análisis de los restos descubiertos en yacimientos arqueológicos habitados entre el 1150 y el 1200 d. C. por los anasazi, confirmó la existencia de canibalismo en este pueblo. Divulgado por primera vez en 1967, el bioarqueólogo Christy G. Turner probó más concretamente en la década de los 90 la existencia de canibalismo, gracias a los hallazgos de Richard Marlar de la Escuela de Medicina de la Universidad de Colorado. Junto con sus colaboradores afirman haber encontrado hemoglobina humana en los vasos de cerámica de la cultura anasazi, lo que sugiere que fueron cocinados con sangre humana. Más aún, en coprolitos humanos quemados (antiguas deposiciones), encontrados cerca del fuego en uno de los refugios abandonados, también se comprobó la existencia de hemoglobina humana.

Según los relatos de los conquistadores, la práctica del canibalismo era habitual entre los pueblos nativos aliados y adversarios de Hernán Cortés en actos religiosos y tras las escaramuzas, para lo cual incluso se solía llevar sal a las batallas para salar a los enemigos muertos, de forma que les durase más tiempo su carne y pudieran volver con ella a sus poblados y repartirla entre sus familiares. Entre la aristocracia azteca se practicaba habitualmente el canibalismo en actos religiosos.[7]​ El canibalismo como forma habitual de sostén alimenticio no ha sido probado, y los casos de los que se suele hablar se basan en fuentes que podríamos calificar de parciales (conquistadores, enemigos, exploradores, etc.). En la psicología, el canibalismo se describe como el resultado de impulsos agresivos orales no controlados, un acto antisocial originado por el deseo de dominación.

Parece probada la existencia del canibalismo ritual como ofrenda a los dioses o como manera de obtener la fuerza y el valor del guerrero enemigo. El principio sencillo que sustentaba la antropofagia guaraní era que la persona acumula energía a lo largo de su existencia, y que esa energía puede ser utilizada por otra persona para expandir la conciencia. El objetivo vital de los guaraníes era trascender los límites de la existencia diaria accediendo a lo que llamaban «la tierra sin mal», un estado vital en donde una persona escapaba al daño e incluso a la muerte (como supresión del nivel físico de la existencia). En este contexto, consumir la personalidad de una persona primero y su cuerpo físicamente después, daba al practicante un incremento de energía imposible de conseguir por otros medios. De allí que los guaraníes no comieran a cualquiera, sino solo a los mejores. El canibalismo era parte del camino de la perfección o aguyé.

Es atribuido a muchas tribus y etnias: los nativos amazónicos, los caribes, los aztecas, los pigmeos y otros nativos de la cuenca del río Congo, las tribus Korowai y Fore de Nueva Guinea.

El 14 de febrero de 1779, el comandante de la expedición marina inglesa James Cook y algunos de sus hombres fueron asesinados y consumidos en Kealakekua Bay, en Hawái (aunque todavía existe controversia sobre la certeza de este hecho) por la población local, tras un intento fallido de secuestrar a su rey, en represalia por los robos de los nativos. Los restos remanentes fueron recuperados luego y se les hizo un funeral marino.

En 1809, los 66 pasajeros y la tripulación del barco The Boyd fueron asesinados y comidos por maoríes en la península de Whangaroa, en la isla Norte, como parte de un utu (‘venganza’) por el azotamiento con látigo de un maorí que había rehusado trabajar en el barco durante el viaje desde Australia. El hecho permanece como la mayor matanza en la historia de Nueva Zelanda.

En casos aislados, se ha acusado de caníbales a las poblaciones enemigas como medio de propaganda con que desproveerlas de toda civilización o humanidad. De esta forma, la conquista, represión o cualquier tipo de trato inhumano y vejatorio podían ser fácilmente justificados moral y legalmente. Otro ejemplo clásico de esta tendencia sería la acusación de canibalismo hacia los cristianos en época romana, que facilitó su criminalización y posterior represión.

El canibalismo por hambre en tiempos de amenaza extrema sería una práctica vinculada a situaciones donde se pone en juego la propia existencia, por lo que tiene su causa inmediata en la desesperación y la necesidad radical de sustento. Actualmente, ha decrecido su práctica y en las civilizaciones actuales es socialmente rechazado y legalmente sancionado; la extensión y aceptación social en el pasado es un tema debatido en la antropología y se enmarca en el relativismo cultural. Los casos particulares se relacionan con situaciones extremas de hambre, criminales o personas con profundos problemas psicológicos. Hubo un caso notable, el del soldado polaco Charles Domery, cuyo apetito inusual lo llevó a intentar comerse la pierna amputada de uno de sus compañeros para satisfacer su hambre extrema.[8]

En el Antiguo Egipto, a fines del 3.er milenio a. C., el hambre llevó a la gente a la insurrección y al canibalismo (única ocasión conocida de Egipto) debido a una sequía muy larga (al parecer un evento global llamado «Súper Niño»), época registrada en la historia egipcia como «los años de los chacales». Este suceso llevó al fin del Imperio Antiguo y al inicio del Primer periodo intermedio de Egipto.

En la Biblia está escrito que los antiguos israelitas, en caso de desobediencia a Dios, serían castigados con grandes calamidades incluyendo el comer carne de sus propios hijos (Levítico). Durante el sitio de Samaria por parte de los sirios, se relata el caso de una mujer que junto a otra se comieron al hijo de la primera (Segundo Libro de los Reyes). Durante el sitio de Jerusalén (70 d.C.) el historiador Flavio Josefo relata un caso de canibalismo perpetrado por una mujer de nombre María contra su propio hijo ante la hambruna que asolaba a la ciudad rodeada por el ejército romano.[9]

En estos casos suelen ingerirse los cuerpos de los muertos por otras causas y es poco frecuente el homicidio con fines caníbales. Históricamente, están atestiguados, con mayor o menor grado de verosimilitud, casos de canibalismo durante el Sitio de Maarat an-Numan en ocasión de la Primera Cruzada, hacia finales de 1098, el asedio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial y la época del colonialismo, sobre todo como consecuencia de los frecuentes naufragios. Más allá de circunstancias históricas de este tipo, se conocen casos de canibalismo vinculados a hechos dramáticos concretos, como fue el caso de los supervivientes del accidente aéreo producido en los Andes en 1972, que hubieron de alimentarse de sus compañeros muertos para sobrevivir. Quienes han probado la carne humana afirman que ésta tiene un sabor similar a la de cerdo.[10][11]

En las selvas de Nueva Guinea existen numerosas comunidades nativas aisladas, muchas de ellas aguerridas, algunas de las cuales han practicado el canibalismo, principalmente atacando a sus vecinos, otras veces por ritual rendido a sus recién difuntos (es lo que les provocaba la enfermedad conocida como kuru).

En guerras o épocas de hambre surgen a menudo relatos de este tipo de canibalismo. Algunos ejemplos, más o menos debatidos, serían: en la Unión Soviética en los años 1936; durante el Sitio de Leningrado en 1941 en la Segunda Guerra Mundial, durante 900 días de asedio murieron alrededor de 1.500.000 personas y se dieron muchos casos de canibalismo entre sus habitantes.[12]

Las tropas japonesas lo pudieron practicar ocasionalmente en la Segunda Guerra Mundial. Muchos informes escritos y testimonios, recolectados por la Sección australiana de crímenes de guerra del Tribunal de Tokio e investigados por el fiscal William Webb (el futuro juez en jefe), indicaban que el personal japonés cometió actos de canibalismo contra los prisioneros de guerra aliados en muchas partes de Asia y el Pacífico. En muchos casos, el hecho habría estado inspirado por los ataques siempre crecientes de los aliados a las líneas de suministro japonesas, así como a la muerte y a la enfermedad del personal japonés como resultado del hambre. Sin embargo, según el historiador Yuki Tanaka: «el canibalismo era a menudo una actividad sistemática conducida por escuadrones enteros y bajo la dirección de oficiales».[13]

Por ejemplo, un prisionero de guerra de India, Havildar Changdi Ram, testificó: «el 12 de noviembre de 1944 el Kempeitai decapitó a un piloto aliado. Yo vi esta escena desde atrás de un árbol y observé a algunos de los japoneses, cortando carne de sus brazos, piernas, caderas, nalgas, y llevársela hacia sus cuarteles... La cortaron en pequeñas piezas y las frieron».[14]​ Quizás el oficial de más alto rango condenado por canibalismo fue el teniente general Yoshio Tachibana, quien con otros once japoneses fue juzgado en relación con la ejecución de pilotos estadounidenses y el canibalismo de, al menos, uno de ellos, en agosto de 1946 en Chichi Jima, en las Islas Ogasawara.[15]

La práctica del canibalismo como último recurso en situaciones de hambre fue la extrema situación de los jugadores de rugby uruguayos sobrevivientes del ya nombrado accidente aéreo en los Andes en 1972, quienes lograron mantenerse con vida alimentándose de los cuerpos de las víctimas mortales del accidente. El canibalismo como forma de supervivencia fue realizado después de una oración solemne. Más tarde se justificó plenamente la acción de supervivencia.

El 11 de julio de 1981, Issei Sagawa asesinó de un disparo a Renée Hartevelt de 25 años de edad, descuartizó el cuerpo y se lo comió. Narraría su experiencia caníbal en un posterior libro. Actualmente, Sagawa vive en libertad en Tokio y es una pequeña celebridad en Japón, siendo invitado a menudo a participar como conferenciante y comentarista en televisión.[16]

Entre 1978 y 1991, Jeffrey Lionel Dahmer, apodado «El Carnicero de Milwaukee», fue un asesino en serie responsable por la muerte de 17 hombres y chicos. Es conocido no solo por la cantidad de personas que asesinó, sino también por practicar la necrofilia y el canibalismo. En el año 2002 se estrenó una película llamada Dahmer basada en su historia real, con Jeremy Renner en el papel de Jeffrey Dahmer.

En 1999 se dio en Venezuela un caso de canibalismo: Dorángel Vargas, un indigente oriundo del Estado Táchira, asesinaba a sus víctimas para luego consumir la carne. Se le conoció como «El comegente del Táchira». Sin embargo, en este caso se trataba de un cuadro de esquizofrenia aguda que padecía.[17]

En marzo de 2001 Armin Meiwes grabó en vídeo cómo cortó el pene, asesinó, descuartizó y se comió a Bernd Brandes, con quien había contactado por Internet y que supuestamente le había pedido que lo matara y luego lo devorara. Por ello Armin Meiwes es conocido como el caníbal de Rotenburgo.

El 8 de octubre de 2007, miembros de la Procuraduría General de Justicia de Ciudad de México fueron a la casa de José Luis Calva Zepeda y lo arrestaron bajo la sospecha de ser responsable de la desaparición de su novia Alejandra Galeana Garabito, quien había sido vista por última vez el día 6 del mes. Fue hallado el cuerpo de esta mujer destazado y algunas partes fritas en una sartén. No se ha comprobado científicamente que ingiriera carne humana, y él mismo lo negó antes de morir, pero algunos datos apuntan a que así fue. Trató de escapar a través de una ventana, pero se lastimó en el intento y fue aprehendido. La policía encontró restos del cuerpo de su novia, carne humana en el refrigerador, una sartén con carne humana frita y huesos humanos en una caja de cereal, además de un libro sin terminar titulado Instintos caníbales o 12 días y una foto de Anthony Hopkins en su papel de Hannibal Lecter.

Varias especies animales no humanas recurren al canibalismo. Se citó ya el caso de los cocodrilos. Se ha visto a algunos insectos comerse a sus propios hijos en épocas de extrema escasez, y eso los ayuda a sobrevivir hasta que pase la crisis, pues sus crías de cualquier forma tienen muy pocas o nulas posibilidades de sobrevivir. Los arácnidos hembras que se comen al macho, como en el caso de los escorpiones y las arañas.

«Quería conocer el sabor de la carne»

». Consultado el 2009. 



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