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Caperucita Roja



Caperucita Roja (en francés, Le Petit Chaperon rouge; en alemán, Rotkäppchen) es un cuento de hadas de transmisión oral, difundido por gran parte de Europa, que luego se ha plasmado en diferentes escritos; en primer lugar, por Charles Perrault y más tarde por los hermanos Grimm.

El título del cuento proviene de la capa con capucha[a]​ de color rojo que la joven protagonista lleva siempre puesta. Cuenta la historia de esta jovencita cuando se encuentra en el bosque con el Lobo Feroz y cómo cae en la trampa que le tiende poco después.

Los personajes Caperucita Roja y el Lobo Feroz aparecen en el tercer acto del ballet La Bella Durmiente de Chaikovski, en la coreografía creada por Marius Petipa para los Teatros Imperiales de San Petersburgo. Además, las adaptaciones del cuento han sido múltiples, desde el teatro al cine —existen versiones de terror y alguna gótica—, los cómics, los videojuegos, entre otros medios. Por otra parte, el cuento de Caperucita Roja, en la versión moralizante de Charles Perrault, ha sido distorsionado o reinterpretado muchas veces en libros, películas y dibujos animados.

Caperucita Roja es una niña que quería mucho a su abuelita; un día su madre le da una cesta con comida para que se la lleve a la abuelita, que está enferma y vive en una casa algo lejos de ellas.[b]​ En el camino se encuentra con el Lobo Feroz que la reta a una carrera hasta la casa de la abuelita. El Lobo conoce dos caminos, el largo y el corto; engaña a Caperucita Roja diciéndole que tome el corto y que él tomaría el largo; astutamente, le enseña los caminos al revés y Caperucita Roja, sin saberlo, va por el camino largo.

Así, el Lobo llega antes a casa de la abuelita, se hace pasar por Caperucita Roja y pregunta si puede pasar. La abuela le permite pasar, ya que la puerta está abierta; el Lobo Feroz entra y se come a la abuela de un solo bocado. A continuación, se mete en la cama para esperar a Caperucita. Una vez que Caperucita Roja llega a la casa, el Lobo —que se hace pasar por la abuelita— la invita a estar en la cama con él y mantiene con la asombrada protagonista el conocidísimo diálogo:[1]

Lobo Feroz - Son para abrazarte mejor.
Caperucita Roja - ¡Abuelita, qué piernas más grandes tienes!
Lobo Feroz - Son para correr mejor.
Caperucita Roja - ¡Abuelita, qué orejas más grandes tienes!
Lobo Feroz - Son para oírte mejor.
Caperucita Roja - ¡Abuelita, qué ojos más grandes tienes!
Lobo Feroz - Son para verte mejor.
Caperucita Roja - ¡Abuelita, qué dientes más grandes tienes!.

El Lobo Feroz se lanza sobre Caperucita Roja y se la come.

El cuento de Caperucita Roja proviene de la tradición popular francesa; se han observado numerosas versiones a lo largo del tiempo, que dependen del país y su cultura.[3]​ Sin embargo, no todos los relatos similares están relacionados directamente con este cuento.[4]

La versión escrita más antigua en que aparece una niña con una caperucita roja se remonta a un poema, «De puella a lupellis servata» (La niña salvada por los lobos), recogido en latín alrededor de 1023, por el diácono Egberto de Lieja,[c]​ que lo incluyó en el «libro de texto» de la época La nave fértil (Fecunda ratis).[5][d]​ En esta primera versión los lobos no se comen a la niña protegida por la caperucita que le regaló su padrino el día del bautismo.

En el siglo XIV los campesinos franceses contaban la historia en una de las versiones más sangrientas: el lobo llega a casa de la abuela, la devora y ocupa su lugar; después llega la nieta que, sin sospechar nada, obedece al lobo cuando la invita a comer un poco de carne y beber un poco de vino, — la carne y la sangre de la abuela—;[7]​ incluso pregunta por los dientes presentes en la carne, a lo que le lobo responde que son frijoles. Este relato, el Cuento de la abuela (Conte de la mère-grand), además incluye la elección del camino de los alfileres o las agujas. Al final, la joven consigue engañar al lobo y escapar.[7]

Se puede ver a Caperucita Roja, el Lobo Feroz y la casa de la abuelita en un bajorrelieve del Palacio Jacques-Cœur en Bourges (Francia),[e]

Perrault fue el primero que recogió esta historia, Le Petit Chaperon rougeLa Caperucita Roja»),[8][9]​ y la incluyó en un volumen de cuentos para niños, Histoires et contes du temps passé, avec des moralités. Contes de ma mère l'Oye[10][11]​ (Cuentos de antaño, 1697), donde destacaba sobre los otros relatos por ser, más que un cuento, una leyenda bastante cruel —destinada a prevenir a las niñas de encuentros con desconocidos— y cuyo ámbito territorial no iba más allá de la región del Loira, la mitad norte de los Alpes y el Tirol.

Se trata de la versión más despiadada y brutal, comparada con todas las posteriores. Aun así, el autor suprimió los elementos más perturbadores de las versiones orales anteriores, como el lance en que el lobo, ya disfrazado de abuela, invita a la niña a consumir carne y sangre, pertenecientes a la anciana a la que acaba de descuartizar, debido al público al que se dirigía el cuento: la corte de Luis XIV.[12]

Caperucita Roja es el único cuento de Charles Perrault que no incluye algo mágico: ni hada madrina, ni varita mágica, ni ogro, ni botas de siete leguas.[13]​ Quiso dar una lección moral a las jóvenes que entablan relaciones con desconocidos, añadiendo una moraleja explícita, inexistente hasta entonces en la historia. En su versión hay numerosas alusiones a la sexualidad: el lobo no se disfraza de abuela, sencillamente, se mete en la cama. Caperucita Roja se acuesta desnuda[f]​ y se mete en la cama con el lobo a petición suya. Entonces se asombra de cómo es su abuelita. La figura del lobo tiene cierto aspecto de hombre pues Caperucita Roja menciona sus piernas, no patas;[1]​ esto representa un peligro con cierto atractivo sexual. Caperucita Roja acaba devorada por el lobo al igual que su abuela y el cuento original de Caperucita Roja de Charles Perrault no tiene un final feliz.

Al igual que en el resto de sus cuentos, incluye una moraleja al final que advierte a las jovencitas sobre «ciertas gentes» o el primero que se les acerque.[14]​ Algunos adultos comparten el punto de vista de Charles Perrault y piensan que se puede atemorizar a los niños para que se porten bien.

En Cuentos de la infancia y del hogar (Kinder- und Hausmärchen, 1812), la colección de cuentos recopilada por los hermanos Grimm, Caperucita Roja (Rotkäppchen) aparece con el N.º 26. (Grimm, KHM 026).[g]​ Escribieron dos versiones distintas, que fueron modificando en ediciones posteriores hasta fijar la Caperucita más conocida, de 1857, que, todavía hoy en día, es la más leída en todo el mundo.

Los hermanos Grimm no se limitaron a transcribir palabra por palabra la tradición oral. Partieron de varias fuentes: la primera, el cuento de Perrault de 1697;[15]​ sin embargo, modificaron el final: un cazador que estaba buscando al lobo rescata a la niña y a su abuela. Este final coincide con el de El lobo y las siete cabritillas, que parece ser otra fuente.[16]​ Y la tercera, una obra de teatro en verso escrita en 1800 por Ludwig Tieck, Leben und Tod des kleinen Rotkäppchens: eine Tragödie (Vida y muerte de Caperucita Roja. Una tragedia) [cita requerida], en la que se introduce la figura del leñador, que salva a la niña y a su abuelita.

Esta versión es más inocente, Caperucita Roja es una niña pequeña, no una jovencita, y aparecen menos elementos eróticos que en la de Charles Perrault. Además tiene un final feliz, tal y como solían tener los cuentos de la época. Incluso existe un final alternativo, en el que un momento antes de que el lobo se coma a Caperucita Roja, ella grita y un leñador que estaba cerca rescata a la niña, mata al lobo, le abre la panza y saca a la abuelita, milagrosamente viva. Otras diferencias que pueden llamar la atención son:

Escribieron una segunda parte del cuento[17]​ en que Caperucita Roja y su abuela atrapan y matan a otro lobo, esta vez anticipando sus movimientos gracias a su experiencia con el anterior. La niña no salió del camino para recoger flores después de encontrarse con el Lobo, su abuela cerró bien la puerta para mantenerlo fuera, y cuando el lobo acechaba, la abuela hizo que Caperucita Roja pusiera una caldera debajo de la chimenea y la llenara con agua hirviendo donde había cocinado unas salchichas; así, el olor atrajo al lobo, que bajó por la chimenea y se ahogó.

En cualquiera de las variantes de los hermanos Grimm, el cuento es notablemente más suave que los relatos más antiguos, tanto de Charles Perrault como de la tradición oral, con temas más oscuros.

Las primeras traducciones del francés utilizaron «Caperucilla», «Caperuchita» y «Caperucita», que es la más utilizada desde 1863.[18]​ En 1862, Josep Coll i Vehí tradujo el cuento y lo tituló Amapola, pero este título no tuvo seguidores.[18]​ En cuanto al color, las primeras traducciones se decantaron por «encarnada», pero desde la traducción de Teodoro Baró en 1883 —para los editores «Librería de Juan y Antonio Bastinos»— y la publicación del cuento por Editorial Calleja en 1920,[18]​ ha quedado fijado el título de Caperucita Roja.[19]

Las versiones del cuento corresponden al tipo 333 de la clasificación de Aarne-Thompson: Caperucita Roja.[20]​ El tema principal de este cuento define el tipo 333. Otros cuentos populares de este mismo tipo son La falsa abuela[h]​ (La finta nonna,[21][22]​ tradicional italiano, recogido por Italo Calvino en Cuentos italianos, 1956) y El cuento de la oca Jemima Puddle-Duck[23]​ (The Tale of Jemima Puddle-Duck,[24]​ de Beatrix Potter, 1908). Sin embargo, existen otros títulos de diversas procedencias.[25]

También se han realizado películas de terror, obras teatrales y adaptaciones a los tiempos actuales, sustituyendo a los protagonistas y lugares por elementos de Internet o cambiando los personajes por personas reales.

En la serie de videojuegos Darkstalkers, de la compañía Capcom, hay un personaje parecido a Caperucita Roja llamado Baby Bonnie Hood; en la versión japonesa del juego recibió el nombre de Bulleta. El personaje es una pequeña asesina despiadada que aparenta inocencia y porta el disfraz de Caperucita. En algunas de sus técnicas llora por su abuelita, mientras que muchas otras incluyen bombas, armas de fuego y la invocación de un leñador con un rifle junto a un soldado de la Segunda Guerra Mundial.

El dibujante y empresario de juguetes Todd McFarlane creó la línea de juguetes McFarlane Toys; Twisted Fairy Tales, versión gore de los cuentos clásicos, incluye una muñeca de Caperucita Roja con aspecto gótico sosteniendo a un lobo descuartizado.

En la película Hard Candy, el personaje interpretado por Ellen Page aparece al final de la película vestida con una caperucita roja, en alusión a su personaje, que parecía ser una niña indefensa.

Aunque Walt Disney nunca lo llevó al cine junto a los otros cuentos clásicos, Caperucita Roja es todo un icono de la cultura popular y, en muchas ocasiones, ha provocado en la sociedad urbana la creencia de que los lobos son peligrosos para los seres humanos. Al contrario que otras obras y mitos como el de Rómulo y Remo[33]​ o El libro de la selva,[34]​ donde son las lobas las que cuidan de los niños, los protegen y les dan calor hasta que pueden valerse por sí mismos, este cuento presenta a un lobo inteligente y cruel, o al menos eso parece intentar. Muchos autores y artistas no se han podido resistir a realizar ciertas interpretaciones de situaciones que resultan extrañas si no se tiene en cuenta el origen de la narración. El cuento escrito por los dos hermanos alemanes parte de una tradición oral adulta donde no había ningún lobo y sí seres humanos. Perdiendo este dato de vista surgen preguntas difíciles de responder si el protagonista es un animal:


Una de estas interpretaciones la ilustró la Orquesta Mondragón en la portada de su álbum Caperucita feroz, donde mostraba al lobo asustado de una Caperucita ya dentro de la cama y con mirada insinuante.

Un análisis de esta historia también puede incluir connotaciones negativas en términos de violación o secuestro. En Contra nuestra voluntad, la escritora Susan Brownmiller describe el cuento de hadas como una descripción de la violación. Sin embargo, muchos relatos revisionistas optan por centrarse en el empoderamiento y representan a Caperucita Roja o a la abuela defendiéndose con éxito del lobo.[35]

Tales relatos guardan cierta similitud con los cuentos del "novio animal", como La bella y la bestia o El príncipe rana, donde las heroínas convierten al héroe en un príncipe; en este caso Caperucita Roja descubre que también tiene una naturaleza salvaje. Estas interpretaciones se niegan a caracterizar a Caperucita Roja como una víctima; estos son cuentos de empoderamiento femenino.[35]

El rol de género varía según el nivel profesional y el género de la o el artista que ilustra a estos personajes. Las artistas femeninas tienden a reflejar un rol masculino agresivo estereotipado en el lobo, mientras que los artistas masculinos aficionados tienden a erotizar a los personajes e incluso se han realizado obras pornográficas.[36]​ En general, los artistas profesionales no implican una intención sexual entre los personajes y producen ilustraciones para toda la familia.[37]

También se han realizado películas de terror, obras teatrales [36]​ y adaptaciones a los tiempos actuales sustituyendo a los protagonistas y lugares por elementos de Internet o cambiando los personajes por personas reales.

El personaje de Caperucita Roja y el lobo cuentan con estatuas, entre otras, en las ciudades de Barcelona,[41]Berlín,[42]Buenos Aires,[43]Castelldefels,[44]Fráncfort del Meno,[45]Hermosillo, Maisons-Alfort[46]​ y Múnich.[47]​ En Buenos Aires, además, existe una calle del barrio de Boedo (entre Picheuta y del Barco Centenera) llamada Caperucita.

En la serie de videojuegos Darkstalkers, de la compañía Capcom, hay un personaje parecido a Caperucita Roja llamado Baby Bonnie Hood; en la versión japonesa del juego este personaje recibió el nombre de Bulleta. El personaje es una pequeña asesina despiadada que aparenta inocencia y porta el disfraz de Caperucita. En algunas de sus técnicas llora por su abuelita, mientras que muchas otras incluyen bombas, armas de fuego y la invocación de un leñador con un rifle junto a un soldado de la Segunda Guerra Mundial.

El dibujante y empresario de juguetes Todd McFarlane creó la línea de juguetes McFarlane Toys, siendo uno de ellos Twisted Fairy Tales, una versión gore de los cuentos clásicos, que incluye una muñeca de Caperucita Roja con aspecto gótico sosteniendo a un lobo descuartizado.

Otra de estas interpretaciones ilustra la portada del álbum Bon Voyage, de 1980, de la Orquesta Mondragón, que muestra al lobo asustado de una Caperucita ya dentro de la cama y con mirada insinuante. Además, Caperucita feroz es el título de la canción N.º 10 del álbum, la cual se encuentra en la cara B.

Imágenes de Épinal con el cuento de Caperucita en veinte viñetas, en una edición francesa de Pellerin en 1843.

Ilustración de Felix Summerly[k]​ para una edición británica de 1843.

El Lobo Feroz se hace el encontradizo con Caperucita, ilustración de Walter Crane publicada en 1875.

«Para verte mejor», ilustración de Walter Crane publicada en 1875.

Un cazador acaba con el Lobo feroz, ilustración de Walter Crane publicada en 1875.

El Lobo Feroz disfrazado engaña a Caperucita, ilustración del alemán Carl Offterdinger de finales del siglo XIX.

Portada de una edición de Caperucita, ilustrada por Arpad Schmidhammer en 1910.

Ilustración para la edición de 1927 de Childhood's Favorites and Fairy Stories, con un final feliz en que el lobo no se come ni a la abuelita ni a Caperucita.[48]

Grabado del estadounidense F. O. C. Darley para el libro Poemas de Frances Sargent Osgood en 1850.

Pintura de George Frederic Watts (Museo y Galería de Arte de Birmingham), utilizada en el libro para el aprendizaje de pintura The Book of Art for Young People en 1909.[49]

Pintura realizada por Fleury-Richard de la Escuela de Lyon, hacia 1820. Museo del Louvre.

Óleo de Carl Larsson pintado en 1881.

Óleo del suizo Albert Anker[50]​ de 1883.

Caperucita recogiendo flores, parque temático Efteling (Países Bajos).

Caperucita en la puerta de la casa de su abuelita, Efteling.

El Lobo Feroz disfrazado espera a Caperucita, Efteling.



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