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Capilla de Santa Teresa de la Mezquita-Catedral de Córdoba



La capilla de Santa Teresa de la Mezquita-Catedral de Córdoba (España), también conocida como capilla del Cardenal Salazar o como capilla del Tesoro, está situada al lado del mihrab y fue fundada en 1697 por el cardenal Pedro de Salazar Gutiérrez de Toledo.

Fray Pedro de Salazar y Gutiérrez de Toledo O. M. Cardenal de la Santa Cruz de Jerusalén y obispo de Córdoba entre los años 1686 y 1706 era un verdadero admirador y devoto de Santa Teresa de Jesús, y creó en honor de la santa abulense la capilla más hermosa de la Mezquita-Catedral, que también habría de contener sus restos mortales, así como las obras más valiosas del tesoro de la catedral. El cardenal no llegó a ver finalizadas las obras de la capilla de Santa Teresa, pues falleció en 1706, mientras que la capilla se finalizó entre los años 1711 y 1712, en que finalizó su dotación y embellecimiento.

Cuando llevaba un año establecido en su diócesis, el cardenal Salazar concibió la idea de dotar de una magnífica sacristía a la Mezquita-Catedral de Córdoba y decidió construirla al lado del antiguo mihrab, pero la magnificencia con la que fue dotando a la nueva Sacristía le condujo al propósito de simultanear su uso y convertirla en capilla, sacristía y panteón para él y sus familiares. El trazado y la dirección de las obras le fueron encomendados al arquitecto Francisco Hurtado Izquierdo, sirviéndole como valioso ayudante Teodosio Sánchez de Rueda. Las obras de construcción de la capilla finalizaron en el año 1703, tal como se lee en la clave de un arco situado en la capilla, en el que figura la inscripción «Año de 1703».

El acceso a la capilla se realiza a través de una portada edificada con mármoles de color negro y rojo. La portada está formada por un arco de medio punto, y está enmarcada por dos columnas dóricas que se asientan sobre altos basamentos. En la cornisa quebrada de la portada de la capilla se localiza el escudo del Cardenal Salazar.

La planta de la capilla es de forma octogonal y está cubierta por una cúpula gallonada, dividida en plementos por medio de abundantes yeserías. El tambor de la cúpula está horadado por ocho ventanales. En alzado presenta grandes pilastras, intensamente ornamentadas con yeserías, que sostienen ocho arcos de medio punto.

Además de la gran portada principal, hay dos pequeñas puertas realizadas en mármol; la situada a la izquierda comunica con una habitación rectangular, que se halla a su vez dividida en dos espacios por medio de una portada manierista realizada a comienzos del siglo XVII, en la que se encuentra expuesto de forma permanente el Tesoro de la Mezquita-Catedral. La puerta del lado derecho permite el acceso a la cripta.

El frente principal de la capilla está ocupado por el altar de Santa Teresa, con un retablo neoclásico de estuco; el sagrario tiene un relieve en bronce dorado que representa la Piedad, obra del artista italiano Virgilio Castelli, y fue traído desde Roma por el Cardenal Salazar; en la hornacina principal se encuentra la imagen de Santa Teresa, atribuida a José de Mora, realizada hacia el año 1705. Se trata de una obra de la que dimana una gran dulzura espiritual. La santa se halla en actitud de escribir, y parece escuchar la voz divina a través de los susurros de una paloma, que representa al Espíritu Santo, posada en el hombro derecho. Por encima de la imagen de Santa Teresa, sobre la cornisa, hay un tondo con un relieve que representa a Dios Padre.

El resto de la capilla muestra una variada decoración; tres de los arcos están ocupados por cajoneras del siglo XVIII, en cuyas vitrinas superiores se guardan piezas de platería. Encima de cada una de las cajoneras se halla un lienzo, cuyo autor fue el bursabolitano Antonio Palomino, que muestran diferentes episodios históricos acaecidos en la ciudad de Córdoba, que los realizó en 1712. En los tres lienzos están representadas «La rendición de la ciudad de Córdoba a San Fernando», «El Martirio de San Acisclo y Santa Victoria» y «La Aparición de San Rafael al Venerable Padre Roelas». Son lienzos en los que hay una gran expansión de los colores y una recreada movilidad, que demuestran la dimensión creadora del artista.

Sobre las puertas que conducen al Tesoro y a la cripta hay sendos lienzos que representan a la Inmaculada Concepción y a la Asunción, procedentes ambos de la escuela granadina, y realizados en el último tercio del siglo XVII. Los marcos de los lienzos fueron tallados y dorados por Teodosio Sánchez de Rueda.

Al taller de José de Mora también se atribuyen las demás imágenes del magno recinto, que se hallan sustentadas sobre repisas, y que representan a los santos por los que el Cardenal Salazar, fundador de la capilla, profesaba más devoción. Los ocho santos son San Ramón Nonato, San Agustín, San Francisco de Asís, San Bernardo, San Pedro Nolasco, Santo Domingo de Guzmán, San Antonio de Padua y por último, San Francisco de Sales.

Junto a la puerta de entrada, en el lado derecho, puede admirarse el sepulcro del Cardenal Salazar. El sepulcro fue construido con mármoles negros y con las figuras y adornos en mármol blanco. La estatua orante del cardenal se halla bajo un dosel sostenido por querubines. El sepulcro fue realizado entre 1709 y 1710 mediante la triple colaboración de Teodosio Sánchez de Rueda, Juan Prieto y Domingo Lemico, pero ajustándose las realizaciones de los tres artistas al diseño del arquitecto Francisco Hurtado Izquierdo, creador de la capilla de Santa Teresa, donde se localiza el sepulcro del prelado. El sepulcro del Cardenal Salazar presenta en su frontal su escudo cardenalicio y el siguiente epitafio del cardenal:

La cripta de la capilla de Santa Teresa es obra de Teodosio Sánchez de Rueda. Se desciende a ella a través de una escalera de tres tramos. La cripta, de forma elíptica y alzado con pilastras decoradas con las imágenes de los doctores de la Iglesia, está cubierta por una bóveda ornamentada con yeserías. En sus muros se hallan incrustados arcosolios en los que se colocaron los altares. De los siete altares que ornan la capilla, dos de ellos, que sirven como relicarios, fueron realizados por Teodosio Sánchez de Rueda en 1705. Los restantes fueron realizados por el italiano Juan Pompeyo en 1713 y en ellos hay lienzos que muestran a San Eulogio, la aparición de la Virgen a San Fernando, la transverberación de Santa Teresa, el martirio de San Zoilo y la Inmaculada Concepción. En la actualidad, hace las funciones de sala capitular.



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