El Carnaval Internacional de Mazatlán es un evento cultural realizado en Mazatlán, Sinaloa, entre los meses de febrero y marzo abarcando los seis días anteriores al miércoles de ceniza, considerado el más importante del puerto y el carnaval más reconocido de México. Es considerado como el tercer carnaval más importante del mundo por la Revista Forbes.[cita requerida] Con más de un siglo de historia el carnaval mazatleco cuenta con características propias que lo diferencian del resto, dándole una identidad única que le da forma a la cultura de quienes lo realizan. Durante el 2021 la pandemia del COVID-19 no permitió que se realizará la fiesta multitudinaria, esta fue la sexta vez en todos sus años de historia que ha sido cancelado, dos más por pandemias como el cólera y la peste bubónica y tres más por otras causas entre las que destacan la estampida que se originó por la psicosis de una supuesta balacera durante el desfile del domingo en el año 2010, que terminó en tragedia y la suspensión del resto del carnaval.
Desde hace varias décadas todos los carnavales mazatlecos cuentan con cinco personajes recurrentes que forman su nobleza, cada uno con sus funciones, eventos especiales y carros alegóricos.
El primero en aparecer en el año de 1898 fue el Rey de la Alegría, conocido entonces como Rey del Carnaval o Rey de la Locura. El primero en ostentar dicho título fue Gerardo de la Vega, un porteño conocido por sus constantes juergas y su activa participación en las Fiestas de la Harina. Tras la aparición de la Reina del Carnaval sus apariciones fueron decayendo hasta desaparecer oficialmente entre 1929 y 1964, época a la que los historiadores del carnaval han llamado del Rey Feo, título popular con el que se conocían a ciertos personajes que podían ostentar este título por varios años, destacando personajes como El Chato Gurrola y El Pácharo. Finalmente con su vuelta intermitente después de 1965, fue ganando constancia e importancia hasta que en 1983 se declaró su cambio de nombre al que conocemos actualmente. Los Reyes del Carnaval, a diferencia de sus homólogas reales, se distinguen por su carácter popular y picaresco, siendo una farsa de las realezas a las que sus reinas imitan con elegancia. Otra diferencia de este personaje es que no se cuantifican sus reinados por nombre, como las reinas, sino por apodo, no habiendo hasta ahora ninguno que se repite. Este título es el único que no solo lo han ostentado personas, sino también agrupaciones como la banda El Recodo en 2009.
La Reina del Carnaval aparece solo dos años después que el Rey, Winifred Farmer, americana de nacimiento, sería elegida para ser la primera portadora de este título que en su origen fungía solo como consorte del Rey, el protagonista del carnaval. No obstante, con el tiempo las reinas fueron ganando fanáticos para el todavía joven festejo entre aquellos que habían conocido poco o nada las fiestas de la harina, su figura se independiza de la del Rey, quién comienza a declinar de forma intermitente. A partir de 1929 la Reina presidiría por varías años su carnaval a solas, acompañada en ocasiones por las otras reinas que aparecían y desaparecían en cada década, ostentando incluso el título de Reina de los Juegos Florales en diversas ocasiones, cuando este ya se había quedado fijo en los festejos mazatlecos. Actualmente la Reina del Carnaval es el puesto con más aspirantes de los cinco existentes, realizándose para la selección final diferentes certámenes en donde se ponderan la elegancia, inteligencia y belleza de las candidatas. Además de presidir los días del carnaval y participar en diversos eventos durante un año, la Reina es la primera y, generalmente, la única en ser invitada para celebrar su vigésimo quinto y quincuagésimo aniversario de su reinado con un especial homenaje.
Al contrario de lo que muchos suelen pensar, el título de Reina de los Juegos Florales es mucho más que el puesto de la segunda finalista a Reina del Carnaval. Cuando su primera titular, Margarita Cruz, ganó esta presea en 1925 los Juegos Florales no formaban parte del Carnaval de Mazatlán, por lo tanto era independiente de aquellas elecciones. Sería hasta 1928 que este certamen se integra formalmente a los festejos carnavalescos, estipulándose en 1937 que su portadora habría de ser la sustituta de la Reina, aunque esta última lo ostentaría en 1928, 1934, 1945, 1947, de 1951 a 1955 y de 1958 a 1960. Además de suplir a la Reina en algunos eventos a los que ella no puede asistir, inclusive en sus homenajes de plata y oro, esta preside, como su título lo indica, todos los eventos culturales enmarcados en los Juegos Florales, siendo coronada por el ganador al Premio Clemencia Isaura, a quién después le toca recibir de manos de esta soberana la Flor Natural a su obra. La Reina de los Juegos Florales representa el rostro artístico y poético del carnaval, rodeada de música y danza.
Los niños y niñas que participaban en los primeros desfiles al lado de los reyes, definiendo la estampa familiar del carnaval, tuvieron a su primera Reina Infantil en 1921, otorgado entonces a Evangelina Díaz de León. El título desaparecería pocos años después, en 1928, dando lugar a una versión del carnaval para niños, organizada días después del principal, volviendo a integrarse de forma definitiva a la fiesta mazatleca hasta 1968. En algunas ocasiones estuvieron acompañadas por la versión infantil del Rey de la Alegría, aunque este título no sobrevivió a los años, a diferencia del de la Reina de la Poesía, versión infantil de la Reina de los Juegos Florales, la cual es coronada por la máxima soberana del carnaval mazatleco. Los eventos en los ambas participan siguen siendo, como en sus orígenes, la oportunidad para que padres e hijos participen de las tradiciones carnavalescas dándole un rostro más familiar al mismo.
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