La Corona de Castilla, como entidad histórica, se suele considerar que comienza con la última y definitiva unión de los reinos de León y Castilla en el año 1230, o bien con la unión de las Cortes, algunas décadas más tarde. En este año de 1230, Fernando III el Santo, rey de Castilla desde 1217 (incluyendo el reino de Toledo), anexionó el Reino de León (en el cual se incluía el de Galicia), estado de su padre Alfonso IX, tras anularse el testamento que legaba sus estados a las infantas Sancha y Dulce.
Del reino de León a los de León y Castilla
El Reino de León surgió a partir del Reino de Asturias. Castilla fue en principio un condado dentro del Reino de León. En la segunda mitad del siglo X, durante las guerras civiles leonesas, se comportó con cada vez mayor independencia, para caer finalmente en la órbita navarra en el reinado de Sancho III el Grande, que aseguraría el condado para su hijo Fernando Sánchez a través de su esposa Muniadona tras el asesinato del conde García Sánchez en 1028.
En el año 1037, Fernando I se rebeló contra el rey de León, Bermudo III, que murió en la batalla de Tamarón, convirtiéndose en rey de León a través de su matrimonio con la hermana de Bermudo, Sancha. El condado castellano se convirtió así en parte del patrimonio regio.
A la muerte de Fernando, dividió sus estados entre sus hijos. Su favorito, Alfonso, recibió el reino de León y la primacía que este título le otorgaba sobre sus hermanos. A Sancho le correspondió el estado patrimonial de su padre, el Condado de Castilla, elevado a categoría de reino, y el menor, García, recibió Galicia. La división duró poco: entre 1071 y 1072 Sancho derrocó a sus hermanos y se anexionó sus estados, pero murió asesinado este último año, con lo que su hermano Alfonso logró reunificar de nuevo la herencia de Fernando I, que permaneció indivisa hasta el 1157. Este año falleció el emperador Alfonso VII, legando León a Fernando II y Castilla a Sancho III. Sancho fue sucedido por Alfonso VIII, y Fernando II fue por Alfonso IX, de cuyo matrimonio con Berenguela de Castilla, hija de Alfonso VIII engendró a Fernando, el futuro Rey Santo.
Al morir el hijo y sucesor de Alfonso de Castilla, Enrique I, en 1217, Fernando heredó de su madre el Reino de Castilla y accedió en 1230, tras la muerte de su padre, al de León. Asimismo, aprovechó la debilidad del reino almohade para avanzar enormemente la Reconquista, tomando el valle del Guadalquivir mientras que su hijo Alfonso conquistaba el Reino de Murcia.
Los reyes de la Corona de Castilla (Juana I) poseían los títulos de Rey de Castilla, León, Navarra, Granada, Toledo, Galicia, Murcia, Jaén, Córdoba, Sevilla, los Algarves, Algeciras y Gibraltar y de las islas de Canaria y de las Indias e islas y Tierra Firme del mar Océano y Señor de Vizcaya y Molina. Su heredero portaba el título de Príncipe de Asturias.
Unificación
La unión de los reinos bajo un soberano, tuvo como consecuencia casi inmediata la unión de las Cortes de León y Castilla. Se articulaban en tres brazos que correspondían respectivamente a los estamentos noble, eclesiástico y ciudadano y aunque el número de ciudades representadas en Cortes fue variando a lo largo del tiempo, fue el rey Juan I el que fijó de una manera definitiva las ciudades concretas que tendrían derecho a enviar procuradores a Cortes: Burgos, Toledo, León, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén, Zamora, Segovia, Ávila, Salamanca, Cuenca, Toro, Valladolid, Soria, Madrid, Guadalajara y Granada (a partir de 1492).
Con Alfonso X, la mayoría de las reuniones de Cortes son conjuntas para todos los reinos. Las Cortes de 1258 en Valladolid son De Castiella e de Estremadura e de tierra de León y las de Sevilla en 1261 De Castiella e de León e de todos los otrs nuestros Regnos. Posteriormente se realizarían algunas Cortes separadas, como por ejemplo en 1301 (Burgos para Castilla, Zamora para León), pero los representantes de ciudades piden que se vuelva a la unificación:
Los representantes castellanos solicitan: Pues yo agora estas cortes fazía aquí en Castiella apartada miente de los de Estremadura de tierra de León, que daquí adelante que non fiziese nin lo tomase por huso
Al igual que los leoneses: que quando oviere de facer Cortes que las faga con todos los omnes de la mi tierra en uno en tierras leonesas.
Aunque en un principio los reinos singulares y las ciudades conservaron sus derechos particulares (entre los cuales se hallaban el Fuero Viejo de Castilla o los diferentes fueron municipales de los concejos de Castilla, León, Extremadura y Andalucía), pronto se fue articulando un derecho territorial castellano en torno a las Partidas (h. 1265), el Ordenamiento de Alcalá (1348) y las Leyes de Toro (1505) que continuó vigente hasta 1889, año en que se promulga el Código Civil español.
Isabel había excluido a su marido de la sucesión a la Corona de Castilla, la cual pasaba a manos de su hija Juana (casada con Felipe de Austria, apodado el Hermoso). Pero Isabel conocía de la enfermedad que su hija adolecía (por la cual era conocida como Juana la loca) y nombra regente a Fernando en caso de que Juana no quisiere o pudiere entender en la gobernación de ellos. En la Concordia de Salamanca (1505), se acuerda el gobierno conjunto de Felipe, Fernando y la propia Juana. Sin embargo, las malas relaciones entre él (apoyado por la nobleza castellana) y su suegro, el rey Fernando el Católico, hacen que este último renuncie al poder en Castilla para evitar un enfrentamiento armado. Por la Concordia de Villafáfila (1506), Fernando se retira a Aragón y Felipe es proclamado rey de Castilla. En 1507 muere Felipe I y Fernando el Católico vuelve de nuevo a la regencia.
Fernando continúa la política de expansión de ambas coronas, Castilla hacia el Atlántico y Aragón hacia el Mediterráneo. En 1508 se conquista la Gomera para Castilla, entre 1509 y 1511 se conquista Orán, Burgia y Trípoli y se somete a Argel. En 1515 se toma Mers el-Kebir. Al morir Gastón de Foix, sus derechos sucesorios al Reino de Navarra pasaban a manos de Germana de Foix, esposa de Fernando. Utilizando estos presuntos derechos sucesorios, el Tratado de Blois firmado por los reyes de Navarra con Francia en 1512, y con ayuda de los navarros beaumonteses, Fernando ocupa el Reino de Navarra con tropas castellanas, unos 20.000 soldados bien equipados bajo las órdenes del Duque de Alba y además, Fernando también tiene el apoyo de su hijo, el arzobispo de Zaragoza con más de 3.000 hombres que sitiarán Tudela, donde hubo una fuerte resistencia. Las Cortes de Aragón y la propia ciudad de Zaragoza no le dieron autorización hasta principios de septiembre, tras proclamarse la bula Papal Pastor Ille Caelestis, y cuando ya quedaban pocas resistencias en el Reino. En 1513, Fernando es reconocido como rey de Navarra por las Cortes navarras (a las que sólo asistieron beaumonteses). Entre 1512 y 1515 Navarra forma parte de la Corona de Aragón.2 Finalmente, en 1515 en las Cortes de Castilla reunidas en Burgos se declara la anexión del territorio. A esta reunión no acudió ningún navarro.
A la muerte de Fernando en 1516, le sucede como regente el Cardenal Gonzalo Jiménez de Cisneros para pasar las dos coronas a su nieto, hijo de Juana y Felipe: el futuro Carlos I
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