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Casa de Tudor



La Casa de Tudor o Dinastía Tudor gobernó el reino de Inglaterra desde 1485 hasta 1603.[2]​ Su emblema era una rosa, la rosa Tudor, de diez pétalos, cinco blancos en el centro y cinco rojos en el borde exterior. De esta forma se simbolizaba la unión de la Casa de York con la Casa de Lancaster y el fin de la guerra civil que ensangrentó la historia inglesa durante el siglo XV. Su historia está entrelazada con los acontecimientos más importantes y dramáticos de la historia moderna de Europa y del mundo, pues bajo su gobierno comenzó la exploración inglesa de América. Por ello se la considera como la familia real inglesa más famosa y controvertida. Son un ejemplo de las monarquías autoritarias con las que compitieron y se relacionaron en el escenario de la Europa occidental del Antiguo Régimen.[3]

La dinastía Tudor o Casa de Tudor (Tudur en galés) remonta su origen al siglo XIII. Comprende una serie de cinco monarcas de origen galés que reinaron sobre el reino de Inglaterra y el reino de Irlanda. Los tres principales monarcas, Enrique VII, Enrique VIII e Isabel I orquestaron la transformación del reino de Inglaterra de un patio trasero europeo siempre sumergido en la Edad Media, en un Estado poderoso del Renacimiento que iba a dominar gran parte del mundo conocido.

La dinastía Tudor empezó con el matrimonio secreto entre Owen Tudor (un pro-inglés de Owain ap Maredudd ap Tudur), descendiente de Ednyfed Fychan, poderoso senescal del reino de Gwynedd en tiempos de Llywelyn el Grande; y Catalina de Valois viuda del rey Enrique V de Inglaterra. La dinastía adquirió su poder cuando Enrique Tudor se convirtió en rey de Inglaterra bajo el nombre de Enrique VII. Enrique Tudor, por su madre, una Plantagenet, descendía del rey Eduardo III; además él se casó en 1486 con la hija mayor del rey Eduardo IV, Isabel Plantagenet.

Enrique VII hizo desaparecer en 1499 al conde de Warwick, Eduardo (1475-1499), último descendiente varón de la casa Plantagenet. El reinado de la dinastía se acabó cuando la reina Isabel I murió sin descendencia.

La sucesión de Isabel I recayó en su sobrino el rey Jacobo VI de Escocia que reinó también como Jacobo I de Inglaterra. Jacobo era bisnieto de Margarita Tudor, que era hija de Enrique VII. Se convirtió en el primer representante de la Casa de Estuardo de los reyes de Inglaterra.

Los monarcas de la familia Tudor, por orden de sucesión al trono, fueron:

La bisnieta de Enrique VII, la protestante Juana Grey, sucedió a Eduardo VI según los últimos deseos de este; el rey deseaba apartar a su hermana, la católica María I, del trono de Inglaterra. Juana Grey reinó sólo nueve días antes de ser destituida y ejecutada por María I junto con su marido Lord Guilford Dudley, hijo de John Dudley, primer duque de Northumberland. Juana Grey era nieta de María Tudor, hija de Enrique VII y hermana de Enrique VIII. Ella se había convertido primero en reina de Francia por su matrimonio con Luis XII. Tras enviudar, se había vuelto a casar con el duque de Suffolk y tuvo una hija, la madre de Juana Grey.

El período histórico Tudor refleja habitualmente el período del Renacimiento inglés. Ocasionalmente, el término es utilizado frecuentemente para caracterizar el reinado de Isabel I, aunque generalmente este período sea tratado por separado de la época isabelina. El reino de los Tudor en Inglaterra está unido sin embargo a incansables conflictos con la Casa de Estuardo, familia real de Escocia que consagraba un odio sin igual contra la monarquía de los Tudor. Son por otra parte los Estuardo los que sucederán a los Tudor, en 1603, por el advenimiento de Jacobo VI de Escocia, hijo de la reina María Estuardo.

Para los ingleses, la expresión evoca a la vez un estilo arquitectónico y un período particularmente animado en el plano político, cultural y artístico. A pesar de los graves problemas religiosos que marcaron los años 1529-1558 en el momento de la reforma en Inglaterra, el período Tudor ve el emerger de Inglaterra como poder político y marítimo, el principio de la expansión colonial inglesa y el nacimiento de una brillante literatura inglesa.

Como puede observarse en el cuadro adjunto, Enrique Tudor (fundador de la dinastía como Enrique VII) era un miembro colateral de la casa de Lancaster por su madre Margarita Beaufort. Por su matrimonio con Isabel de York emparentó con la casa rival de los York, lo que justifica su emblema, que combinaba la rosa roja de los Lancaster con la blanca de los York.

En consecuencia, Enrique VIII descendía tanto de Juan de Gante, antepasado de los Lancaster, como de Edmundo de Langley, antepasado de los York, siendo ambos hijos del rey Eduardo III.

Por otra parte, Juana Grey, la "reina de los nueve días" en 1553, no pertenecía a la casa Tudor, aunque se la suele incluir en la dinastía.






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