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Castilla y León



Castilla y León[nota 2][nota 3]​ es una comunidad autónoma española, referida como «comunidad histórica y cultural» en su Estatuto de Autonomía.[nota 4]​ Se constituyó como preautonomía en 1978[15]​ y adquirió su estatus de comunidad autónoma en 1983. Su territorio se sitúa en la parte norte de la meseta de la península ibérica y se corresponde mayoritariamente con la parte española de la cuenca hidrográfica del Duero. Está compuesta por nueve provincias: Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora. Es la comunidad autónoma más extensa de España, con una superficie de &&&&&&&&&&094226.&&&&&094 226 km²,[1]​ y la sexta más poblada, con &&&&&&&&02409166.&&&&&02 409 166 habitantes en 2019.[16]

Ya desde el inicio del debate federalista en España en el siglo xix durante la Primera República hubo proyectos de autonomía para una región castellana y leonesa, aunque incluyendo también a las actuales Cantabria y La Rioja.[17][18]​ El mismo proyecto siguió existiendo durante la Segunda República[19][20]​ y finalmente se llevó a cabo tras la Constitución de 1978, pero sin Cantabria y La Rioja que, aunque se consideró incluirlas, finalmente formaron autonomías uniprovinciales.

Su Estatuto de Autonomía declara en su preámbulo:

El Estatuto de Autonomía define una serie de valores esenciales y símbolos de los habitantes de Castilla y León, como su patrimonio lingüístico —aludiendo a la lengua castellana y al resto de lenguas habladas en la comunidad: el leonés y el gallego— o su patrimonio histórico, artístico y natural. Entre los símbolos se encuentran el blasón, la bandera, el pendón, el himno —pese a que no existe—, al tiempo que el 23 de abril queda definido como Día de Castilla y León, en conmemoración de la derrota sufrida por los ejércitos de las Comunidades de Villa y Tierra castellanas en Villalar durante la Guerra de las Comunidades, en 1521.

El patrimonio de Castilla y León incluye: 9 bienes Patrimonio de la Humanidad,[21]​ casi 1800 bienes de interés cultural clasificados, 112 conjuntos históricos, 400 museos, más de 500 castillos, de los cuales 16 son considerados de alto valor histórico,[22][23][24]​ 12 catedrales, 1 concatedral,[25]​ y la mayor concentración de arte románico del mundo. Castilla y León constituye junto a la región italiana de la Lombardía la región del mundo con más bienes distinguidos con la máxima figura de protección que otorga la Unesco, con un total de 11 bienes.[26][27]

Asimismo, los montes de Valsaín y las sierras de Béjar y Francia, en el sistema Central, los valles de Laciana, Omaña y Luna y los Picos de Europa y Los Ancares, en la cordillera Cantábrica, y la Meseta Ibérica, en la zona fronteriza con Portugal, han sido declarados reserva de la biosfera por la Unesco,[28]​ que también reconoce el geoparque de Las Loras, al norte de la comunidad. Además, Castilla y León está fuertemente relacionada con tres de los registros del Programa Memoria del Mundo de la Unesco como son los Decreta de las Cortes de León de 1188, curia regia considerada cuna del parlamentarismo mundial por la propia institución,[29]​, el Archivo General de Simancas de la Corona de Castilla y el Tratado de Tordesillas.[30]

Por otra parte, en Castilla y León se encuentra en torno al 50 % de todo el patrimonio propiedad de la Iglesia católica en España.[31]

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2016, su PIB per cápita sitúa a Castilla y León en el octavo puesto de España.[32]​ Según datos del INE de 2007, su índice de desarrollo humano (0,965) es el 4.º mayor del país,[33]​ y se encuentra por delante del de países como Francia, Suecia, Países Bajos o Japón.[34][35]​ El Índice de desarrollo de los servicios sociales refleja que la comunidad cuenta con uno de los mejores servicios sociales del país, situándose como la tercera autonomía que mejores prestaciones ofrece a sus ciudadanos, por detrás del País Vasco y Navarra.[36]​ Su educación, según el Informe PISA de 2015, encabeza las puntuaciones en lectura y ciencias con una valoración equiparable a la de los diez mejores países del estudio.[37]

El Estatuto de Autonomía de Castilla y León, reformado por última vez en 2007, establece en el artículo sexto de su título preliminar los símbolos de identidad exclusiva de la comunidad. Estos son: el blasón, la bandera, el pendón y el himno. Su protección jurídica es la misma que corresponde a los símbolos del Estado —cuyos ultrajes están tipificados como delito en el artículo 543 del Código Penal—.[4][38]

En el articulado estatuario, se define el escudo como sigue:[4]

Asimismo, la bandera queda descrita de la siguiente manera:[4]

Ateniéndose a la misma redacción, el pendón está constituido por el escudo cuartelado sobre un fondo carmesí tradicional. El Estatuto expresa también: «El himno y los demás símbolos […] se regularán mediante ley específica». Tras la promulgación de la norma fundamental, dicha ley no fue promulgada, por lo que el himno no existe, pero de iure es símbolo de la autonomía.[4]

La comunidad autónoma de Castilla y León es el resultado de la unión en 1983 de nueve provincias: las tres que, tras la división territorial de 1833, por la que se crearon las provincias actuales, se adscribieron a la Región de León (Salamanca, Zamora y León) y seis adscritas a Castilla la Vieja (Burgos, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid y Palencia), exceptuando en este último caso las provincias de Santander (actual comunidad de Cantabria) y Logroño (actual La Rioja).

En el caso de Cantabria se defendió la creación de una comunidad autónoma por motivos históricos, culturales y geográficos, mientras que en La Rioja el proceso resultó más complejo debido a la existencia de tres vías, fundamentadas todas ellas tanto en motivos históricos como socio-económicos: unión a Castilla y León (Unión de Centro Democrático), unión a una comunidad vasco-navarra (Partido Socialista y Partido Comunista)[cita requerida] o creación de una autonomía uniprovincial, opción tomada ante el apoyo mayoritario de su población.

Varios son los hallazgos arqueológicos que muestran que en la prehistoria estas tierras estaban ya habitadas. En la sierra de Atapuerca se han encontrado gran cantidad de huesos de los ancestros del Homo sapiens, convirtiendo estos hallazgos en unos de los más importantes para determinar la historia de la evolución humana. El descubrimiento más importante y que catapultó el yacimiento a la fama internacional fue el de los restos de Homo heidelbergensis.

Durante el neolítico, se conoce que la submeseta norte estaba habitada y se ha encontrado diversa cultura material de la época. Dicha cultura material se conoce con el nombre de Las Cogotas.

Antes de la llegada de los romanos, se sabe que los territorios que conforman hoy Castilla y León estaban ocupados por diversos pueblos celtas, como los vacceos, los autrigones, los turmogos, los vetones, astures o celtíberos.

Con la llegada de las tropas romanas, se dieron enfrentamientos entre los pueblos prerromanos y estas. En la historia queda la resistencia de Numancia, cerca de la actual Soria.

La romanización fue imparable, y hasta nuestros días han quedado grandes obras de arte romanas, principalmente el Acueducto de Segovia así como muchos restos arqueológicos como los de la antigua Clunia, las Salinas de Poza de la Sal y la vía de la Plata, con origen en Astorga (Asturica Augusta) y que cruza el oeste de la comunidad hasta la capital de Extremadura, Mérida (Augusta Emerita).

Con la caída de Roma, las tierras fueron ocupadas militarmente por los pueblos visigodos. La posterior llegada de los musulmanes y la ulterior reconquista mucho tienen que ver con la actual composición étnica de la península ibérica. En la zona montañosa de la actual Asturias se formó un pequeño reino cristiano que se oponía a la presencia islámica en la Península. Se proclamaban herederos de los últimos reyes visigodos, que a su vez habían sido profundamente romanizados. Esta resistencia de herencia visigodo-romana y apoyada en el cristianismo, fue haciéndose cada vez más fuerte y expandiéndose hacia el sur, pasando su capital a la ciudad de León y creando así el Reino de León. Para favorecer la repoblación de las nuevas tierras reconquistadas, se concedían por parte de los monarcas fueros o cartas de repoblación. Los foramontanos serían esas gentes que desde las montañas de Asturias y Cantabria se asentaron en la submeseta norte. El primer fuero que se conoce y que confirma dicho proceso es el fuero de Brañosera.

En la Edad Media se popularizó la peregrinación por parte de la cristiandad a Santiago de Compostela. El Camino de Santiago transcurre a lo largo de la región, lo que contribuyó a que la cultura europea viajara y se expandiera por la península. A día de hoy dicho Camino sigue siendo un reclamo turístico y cultural de primer orden.

En 1188 la basílica de San Isidoro de León había sido sede de las primeras Cortes de la historia de Europa con participación del Tercer Estado. El rey que las convocó fue Alfonso IX.

La base jurídica era el Derecho romano, debido a lo cual los reyes cada vez querían más poder, a semejanza de los emperadores romanos. Este hecho se ve muy claramente ya en las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio, que deja claro el monismo imperial que buscaba. El Rey no quería ser un primus inter pares, el rey era la fuente del derecho.

Simultáneamente, un condado de este reino cristiano de León, empieza a adquirir autonomía y a expandirse. Se trata del primigenio Condado de Castilla, que crecerá hasta convertirse en un verdadero reino de gran pujanza entre los reinos cristianos peninsulares. El primer conde castellano fue Fernán González.

León y Castilla se siguieron expandiendo hacia el Sur, incluso más allá del Duero con su finalidad de lucha y reconquista contra el islam. Estamos en la plena Edad Media y los cantares de gesta narran las grandes hazañas de los nobles cristianos que luchaban contra el enemigo musulmán. A pesar de ello, los reyes cristianos y musulmanes mantenían relaciones diplomáticas. Claro ejemplo es Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, paradigma del caballero medieval cristiano, que luchó tanto de la mano de los reyes cristianos como de los musulmanes.

Las bases de la unificación dinástica de los reinos de Castilla y León, separados tan solo siete décadas, se habían puesto en 1194. Alfonso VIII de Castilla y Alfonso IX de León firmaron en Tordehumos el tratado por el que se pacificaba la zona de Tierra de Campos y se ponían las bases de una futura reunificación de los reinos,[cita requerida] consolidada en 1230 con Fernando III el Santo. Este acuerdo ha pasado a la historia como el Tratado de Tordehumos. Ya con Fernando III, Castilla y León se unen bajo un mismo rey de manera definitiva y hasta nuestros días, y antes de él los reinos ya habían permanecido bajo el mismo mando durante algunas temporadas. Las Cortes de Castilla y de León se unificaron tras un periodo en el que habían permanecido separadas, confirmando así la unidad territorial.

Durante la Baja Edad Media se dio una crisis económica y política producida por una serie de malas cosechas y por las disputas entre nobles y la Corona por el poder, así como entre distintos contendientes por el trono. En las Cortes de Valladolid de 1295, Fernando IV es reconocido como rey. La obra María de Molina presenta a su hijo Fernando IV en las Cortes de Valladolid de 1295 preside hoy el Congreso de los Diputados junto a un cuadro de las Cortes de Cádiz, enfatizando la importancia parlamentarista que tiene todo el desarrollo de Cortes en Castilla y León, a pesar de su posterior decadencia. La Corona fue haciéndose más autoritaria y la nobleza más dependiente de esta.

La reconquista siguió avanzando en esta pujante Corona de Castilla, y se culminó con la rendición del Reino nazarí de Granada, último reducto musulmán en la Península. En esta época, los reyes ya habían adquirido gran poder, estableciéndose así la época de las monarquías autoritarias.

Los Reyes Católicos se repartieron las rutas marítimas y el Nuevo Mundo con la corona portuguesa en el Tratado de Tordesillas.

Ya en la Edad Moderna con la llegada de una nueva dinastía, los Habsburgo, Castilla cayó en una guerra civil, las Comunidades de Castilla. Los monarcas austro-borgoñones traían una visión imperial que a vista de los castellanos no beneficiaba a esta tierra. Los nuevos monarcas, además, ansiaban ya no una Monarquía Autoritaria, si no la Absoluta, y las Cortes Medievales representadas por los 3 Estados sólo suponían un estorbo para esas ambiciones. Finalmente los comuneros fueron derrotados y los Habsburgo afianzaron su poder.

La submeseta norte tuvo un momento económico álgido al principio de la Edad Moderna, con la capitalidad del reino para Valladolid y la producción de lana que iba hacia Flandes.

Sin embargo, tras el paso definitivo de la capitalidad para Madrid y debido al endeudamiento del reino en diversas guerras europeas, los siglos XVII y XVIII fueron de decadencia para el territorio. Dicho proceso de empezó a mitigar levemente con las primeras Sociedades de Amigos del País, la primera industrialización en torno a las fábricas de harinas y proyectos ilustrados como el Canal de Castilla.

Sin embargo, dicho proceso se vio relegado por la Guerra de la Independencia Española contra la Francia de Napoleón. La Batalla de Arapiles fue un momento importante de dicha guerra, así como hubo líderes de las guerrillas importantes como El Empecinado.

El siglo XIX fue en de la conformación de España como nación constitucional. Evaristo Pérez de Castro fue presidente del Consejo de Ministros de España durante el reinado de Isabel II. Se produce una segunda industrialización en torno al ferrocarril y la minería en las zonas nortes de León y Palencia. En 1836 se suprime el Consejo de la Mesta. En términos generales, nos encontramos con una región eminentemente agrícola y rural, donde la mayoría de los núcleos de población más importantes están en decadencia y la industrialización ha pasado mayoritariamente de largo.

Manuel Ruiz Zorrilla fue presidente del Consejo de Ministros y tuvo un papel importante en la política española durante el Sexenio Democrático. Es en esta época donde los primeros intentos de descentralización se producen en España, surgiendo también tendencias regionalistas y federalistas que dieron como resultado el Pacto Federal Castellano promovido por el Partido Republicano Federal y el proyecto de Mancomunidad Castellana ya en tiempos de la Restauración borbónica.

Ya en el siglo XX nos encontramos con una tendencia de abandono rural que había empezado a finales del XIX hacia Madrid y los polos industriales de España, como el País Vasco o Cataluña. El proceso de despoblación ha tenido efectos duraderos en la comunidad, con consecuencias que llegan hasta nuestros días.

Dicha tendencia se vio levemente mitigada en torno al polo industrial Burgos-Palencia-Valladolid y gracias a la industria del automóvil, que permitió a Valladolid ganar población a diferencia del resto de la comunidad durante la segunda mitad del s.XX.

La crisis económica de comienzos del s.XXI y el envejecimiento de la población, así como el escaso peso industrial en la comunidad y el proceso de metropolización de España en Madrid, sigue provocando la pérdida de población generalizada de la comunidad. Sin embargo, los índices de desarrollo humano están por encima de la media española.

En junio de 1978, Castilla y León obtuvo el régimen preautonómico, mediante la creación del Consejo General por el Real Decreto-ley 20/1978, de 13 de junio.[15]

En tiempos de la Primera República (1873-1874), los republicanos federales concibieron el proyecto de crear un único estado federado de once provincias en el valle del Duero español, que además hubiera comprendido las provincias de Santander y Logroño.[17]​ Muy pocos años antes, en 1869, como parte de un manifiesto, republicanos federales representantes de las 17 provincias de Albacete, Ávila, Burgos, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, León, Logroño, Madrid, Palencia, Salamanca, Santander, Segovia, Soria, Toledo, Valladolid y Zamora propusieron en el llamado Pacto Federal Castellano la conformación de un ente formado por dos «estados» diferentes: el estado de Castilla la Vieja —que habría estado constituido por las actuales provincias castellanas y leonesas junto con las de Logroño y Santander—, y el estado de Castilla la Nueva —que se habría conformado por las actuales provincias de Castilla-La Mancha más la provincia de Madrid—.[41][42]​ El fin de la República, a principios de 1874, dio al traste la iniciativa.[18]

En 1921, con motivo del cuarto centenario de la batalla de Villalar, el Ayuntamiento de Santander abogó por la creación de una mancomunidad castellanas y leonesa de once provincias, idea que se mantendría en años posteriores. A finales de 1931 y principios de 1932, desde León, Eugenio Merino elaboró un texto en el que ponía las bases de un regionalismo castellanoleonés. El texto se publicó en el Diario de León.[19]

Durante la Segunda República, sobre todo en 1936, hubo una gran actividad regionalista favorable a una región de once provincias, e incluso se llegaron a elaborar unas bases de Estatuto de Autonomía. El Diario de León abogó por la formalización de esta iniciativa y la constitución de una región autónoma con estas palabras:

El final de la Guerra Civil y el inicio del régimen franquista acabó con las aspiraciones de la autonomía para la región. El filósofo José Ortega y Gasset recogió dicho esquema en sus publicaciones.[43]

Tras la muerte de Francisco Franco, surgieron organizaciones regionalistas, autonomistas y nacionalistas (regionalismo castellanoleonés y nacionalismo castellano) como Alianza Regional de Castilla y León (1975), Instituto Regional de Castilla y León (1976) o el Partido Autonómico Nacionalista de Castilla y León (1977). Posteriormente tras la extinción de estas formaciones surgió en 1993 Unidad Regionalista de Castilla y León.[44]

Paralelamente surgieron otras de carácter leonesista como el Grupo Autonómico Leonés (1978) o el Partido Regionalista del País Leonés (1980), que propugnaban la creación de una comunidad autónoma leonesa, integrada por las provincias de León, Salamanca y Zamora. El apoyo popular y político que mantuvo la autonomía uniprovincial en León llegó a ser muy importante en aquella ciudad.[cita requerida]

Tras la entrada en funcionamiento del órgano preautonómico castellanoleonés, a cuya creación contribuyó la Diputación Provincial de León en su acuerdo del 16 de abril de 1980, la misma institución leonesa revocó en 13 de enero de 1983 su primigenio acuerdo, justo cuando el proyecto de Ley Orgánica entraba en el parlamento español. La existencia de acuerdos contradictorios y cuál era el válido fue resuelta por el Tribunal Constitucional en la Sentencia 89/1984 de 28 de septiembre en su fundamento de derecho declara que el sujeto del proceso no está integrado ya, como en su fase de impulsión preliminar, por las diputaciones y municipios, sino que es un nuevo órgano que nace porque ya se ha manifestado la voluntad impulsora y que expresa ahora la del territorio en su conjunto; y esa voluntad ya tiene un objeto distinto, el régimen jurídico futuro del territorio que ya ha manifestado su voluntad de constituirse en comunidad autónoma mediante actos de iniciativa que ya han agotado sus efectos.

Coincidiendo con aquella sentencia, se produjeron en León diferentes manifestaciones, algunas numerosas, a favor de la opción León solo, que según algunas fuentes congregó a un número cercano a los 90 000 asistentes,[45]​ siendo esta la mayor concentración celebrada en la ciudad en la Democracia hasta la posterior de repulsa a los atentados del 11 de marzo de 2004.[46]

En acuerdo adoptado el 31 de julio de 1981, la Diputación Provincial de Segovia decide ejercitar la iniciativa para que Segovia pudiera constituirse en comunidad autónoma uniprovincial, pero en los municipios de la provincia la situación estaba igualada entre los partidarios de la autonomía uniprovincial o con el resto de Castilla y León.

El ayuntamiento de Cuéllar inicialmente se adhirió a esta iniciativa autonómica en acuerdo adoptado por la corporación el 5 de octubre de 1981. Sin embargo otro acuerdo adoptado por la misma corporación con fecha del 3 de diciembre del mismo año revocó el anterior y el proceso quedó paralizado a la espera de la tramitación de un recurso interpuesto por la diputación provincial contra este último acuerdo este cambio de opinión del ayuntamiento de Cuéllar inclinó la balanza en la provincia hacía la autonomía con el resto de Castilla y León, pero fue un acuerdo que llegó fuera de plazo. Finalmente la provincia de Segovia se incorporó a Castilla y León junto con las otras ocho provincias y se dio cobertura legal mediante la Ley Orgánica 5/1983 por «motivos de interés nacional», según prevé el artículo 144 c) de la Constitución española para aquellas provincias que no hayan ejercido su derecho a tiempo.

Hoy en día, la Fundación Villalar se encarga la realización de actividades culturales sobre el arte, la cultura o las señas de identidad de Castilla y León.[47]

La comunidad concede cada año, con ocasión del Día de Castilla y León, los Premios Castilla y León a los castellanoleoneses destacados en las siguientes áreas: artes, valores humanos, investigación científica, ciencias sociales, restauración y conservación, medio ambiente y deportes.[48]

Castilla y León es una comunidad autónoma sin salida al mar que se encuentra situada en el cuadrante noroccidental de la península ibérica. Su territorio limita al norte con las comunidades uniprovinciales del Principado de Asturias y Cantabria además de con el País Vasco (Vizcaya y Álava); al este con la comunidad uniprovincial de La Rioja y con Aragón (provincia de Zaragoza), al sur con la Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha (provincias de Toledo y Guadalajara) y Extremadura (provincia de Cáceres) y al oeste con Galicia (provincias de Lugo y Orense) y Portugal.

La morfología de Castilla y León está formada, en su mayor parte, por la Meseta y un cinturón de relieves montañosos. La Meseta es una altiplanicie, que tiene una altitud media cercana a los 800 m s. n. m., está cubierta por materiales arcillosos depositados que han dado lugar a un paisaje seco y árido.

Siguiendo la morfología de la zona se pueden observar: al norte, las montañas de las provincias de Palencia y de León con cumbres altas y espigadas y las montañas de la provincia de Burgos, divididas en dos partes por el desfiladero de Pancorbo, vía de unión entre el País Vasco y Castilla. De estas, la parte norte pertenece a la cordillera Cantábrica y llega hasta la ciudad de Burgos. La zona este-sureste, perteneciente al sistema Ibérico. En la parte noroeste se extienden las montañas de Zamora, con picos amesetados por la erosión. Al este, en las montañas sorianas, se puede apreciar el sistema Ibérico, presidido por el Moncayo, su cumbre más alta. Separando la Meseta septentrional de la meridional, al sur, se levanta el sistema Central, donde se encuentran las sierras de Gata, Francia, Béjar y Gredos en la mitad oeste y las de Ávila, Guadarrama, Somosierra y Ayllón en la mitad este.

La Meseta septentrional está constituida por zócalos paleozoicos. Al principio del Mesozoico, una vez finalizado el plegamiento herciniano que elevó la actual Centroeuropa y la zona galaica de España, los materiales depositados fueron arrastrados por la acción erosiva de los ríos.

Durante el plegamiento alpino, los materiales que formaban la meseta se rompieron por múltiples puntos. De esta fractura se elevaron los montes de León, con montañas de no mucha altura y, constituyendo la espina dorsal de la Meseta, la cordillera Cantábrica y el sistema Central, formado de materiales como el granito o las pizarras metamórficas.

El complejo kárstico de Ojo Guareña, formado por 110 km de galerías[49]​ y sus cuevas formadas en materiales carbonáticos del Coniaciense que se sitúan sobre un nivel de margas impermeables, es el segundo más grande de la península.

Esta configuración geológica ha permitido afloramientos de agua minero-medicinal y/o termal, aprovechados ahora o en el pasado, en Almeida de Sayago, Boñar, Calabor, Caldas de Luna, Castromonte, Cucho, Gejuelo del Barro, Morales de Campos, Valdelateja y Villarijo, entre otros lugares.

La principal red hidrográfica de Castilla y León está constituida por el río Duero y sus afluentes. Desde su nacimiento en los Picos de Urbión, en Soria, hasta su desembocadura en la ciudad portuguesa de Oporto, el Duero recorre 897 km. Del norte descienden el río Pisuerga, el río Valderaduey y el río Esla, sus afluentes más caudalosos y por el este, con menor agua en sus caudales, destacan el río Adaja y el río Duratón. Después de pasar la ciudad de Zamora, el Duero se encajona entre los cañones del parque natural de Arribes del Duero, haciendo frontera con Portugal. Por la margen izquierda le llegan importantes afluentes como el río Tormes, el río Huebra, el río Águeda, el río Coa y el río Paiva, todos procedentes del sistema Central. Por la derecha le llegan el río Sabor, el río Túa y el río Támega, nacidos en el macizo Galaico. Pasada la zona de Arribes, el Duero gira hacia el oeste adentrándose en Portugal hasta desembocar en el océano Atlántico.

Varios ríos de la comunidad vierten sus aguas a la cuenca del Ebro, en Palencia, Burgos y Soria (río Jalón), la del Miño-Sil en León y Zamora, la del Tajo en Ávila y Salamanca (río Tiétar y río Alberche, y río Alagón respectivamente) y la cuenca hidrográfica cantábrica en las provincias por las que se extiende la cordillera Cantábrica.

Además de los ríos, la cuenca del Duero también alberga gran cantidad de lagos y lagunas como la Laguna Negra, en los Picos de Urbión, la Laguna Grande, en Gredos, el Lago de Sanabria, en Zamora o la Laguna de la Nava en Palencia. También destacan una gran cantidad de embalses, alimentados por el agua proveniente de las lluvias y el deshielo de las cumbres nevadas. Así pues, Castilla y León, a pesar de no tener unas precipitaciones lluviosas abundantes es una de las comunidades de España con más nivel de agua embalsada.

Muchos de esos lagos naturales están siendo utilizados como recurso económico, potenciando el turismo rural y ayudando a conservar los ecosistemas. El Lago de Sanabria fue pionero en ello.[cita requerida]

Castilla y León tiene un clima mediterráneo continentalizado, con inviernos largos y fríos, con temperaturas medias de entre 3 y 6 °C en enero y veranos cortos y calurosos (medias de 19 a 22 °C), pero con los tres o cuatro meses de aridez estival característicos del clima mediterráneo. La pluviosidad, con una media de 450-500 mm anuales, es escasa, acentuándose en las tierras más bajas.

En Castilla y León el frío se extiende de forma casi continuada durante gran parte del año, siendo un elemento bien característico de su clima. Los períodos más fríos del invierno se asocian a invasiones de un frente polar continental y a coladas de aire ártico marino, raro es que con ellas no se alcancen temperaturas del orden de los -5° a -10 °C. Asimismo, en situaciones de anticiclón, en el interior de la región motivan las persistentes nieblas, creando situaciones de frío prolongadas por procesos de radiación. Son típicas las "olas de frío" intenso de los meses centrales del invierno mostrando una particular tendencia a producirse desde la segunda quincena de diciembre a la primera de febrero. Durante su transcurso se producen las temperaturas mínimas más extremas, cuyos valores varían entre los -10° y -13 °C de su sector más occidental y los -15° y -20 °C de las llanuras centrales y altas parameras. Los registros más bajos contabilizados alcanzan los -22 °C de Burgos, -21,9 °C en Coca (Segovia), -20,4 °C en Ávila, -20 °C en Salamanca y -19,2 °C en Soria. La elevada altitud de la Meseta y sus montañas acentúa el contraste entre las temperaturas del invierno y el verano, así como las del día y la noche.[50]

Debido a las barreras montañosas que rodean Castilla y León, los vientos marítimos quedan frenados, deteniendo de ese modo las precipitaciones. Debido a eso, las lluvias caen de una manera muy desigual en el territorio castellano y leonés. Mientras que en el centro de la cuenca del Duero se registra una media anual de 450 mm, en las comarcas occidentales de los montes de León, la cordillera Cantábrica y la zona sur de las provincias de Ávila y Salamanca, las precipitaciones llegan a los 1500 mm al año, con un máximo de 3400 mm anuales en la parte occidental de la Sierra de Gredos, en el macizo de Candelario-Béjar, lo que convierte a esta zona en la más lluviosa no solo de España, sino de la península ibérica.[51]

Aunque Castilla y León está encuadrada dentro del clima continental, en sus tierras se distinguen distintos dominios climáticos:[52]

Castilla y León tiene muchos espacios naturales protegidos. Colabora activamente con el programa de la Unión Europea Red Natura 2000, y el 25 % de la superficie de la red se encuentra en esta región. También existen algunas zona de especial protección para las aves o ZEPA. Las encinas (Quercus ilex) y sabinas (Juniperus secc. Sabina) solitarias que ahora dibujan la llanura castellanoleonesa son restos de los bosques que cubrieron hace tiempo estas mismas tierras. Las explotaciones agropecuarias, debido a la necesidad de tierras para el cultivo del cereal y de pastos para los inmensos rebaños de la mesta castellana, supuso la deforestación de estas tierras durante la Edad Media. Los últimos bosques castellanos y leoneses de sabinas se encuentran en las provincias de León, Soria y Burgos. Son bosques poco frondosos que pueden formar comunidades mixtas con encinas, quejigos (Quercus faginea) o pinos (Pinus).

La vertiente castellano y leonesa de las montañas cantábricas y las estribaciones del norte del sistema Ibérico cuentan con una rica vegetación. Las laderas más húmedas y frescas están pobladas por grandes hayedos, cuyas áreas de extensión pueden alcanzar los 1500 m s. n. m. de altitud. A su vez, el haya (Fagus) forma bosques mixtos con el tejo (Taxus baccata), el serbal (Sorbus), el mostajo (Sorbus aria), el acebo (Ilex aquifolium) y el abedul (Betula). En las laderas de solana proliferan el roble albar (Quercus petraea), el carballo (Quercus robur), el fresno (Fraxinus), el tilo (Tilia), el castaño (Castanea sativa), el abedul y el pinar de Lillo (Pinus sylvestris), una especie típica del norte de la provincia de León.

En las laderas inferiores del sistema Central perviven amplias extensiones de encinar. A un nivel superior, entre los 1000 y 1100 m s. n. m., abundan los castañares. Por encima de ellos predomina el melojo (Quercus pyrenaica), muy resistente a los fríos, cuyo estrato se prolonga hasta los 1700 m s. n. m. Sin embargo, muchos robledales han desaparecido, talados por el hombre y sustituidos por pinos de repoblación. Los principales pinares nativos se encuentran en la sierra de Guadarrama. Las zonas subalpinas situadas entre los 1700 y los 2200 m s. n. m. acogen matorrales de piornos y enebros (Juniperus).

Buena parte de la provincia de Salamanca, sobre todo en las comarcas del Campo Charro y Ciudad Rodrigo, está ocupada por dehesas, un tipo de bosque parecido al de las sabanas africanas, con encinas, alcornoques (Quercus suber), quejigos y rebollos (Quercus pyrenaica). La provincia de Salamanca y la de Valladolid en la región de Rueda cuenta también con los únicos olivares castellanoleoneses, ya que estos árboles no crecen en ninguna de las otras regiones de la comunidad. También cabe destacar las regiones vinícolas con vinos de muy buena calidad como pueden ser los de Toro, los de Ribera del Duero (Valladolid, Burgos, Soria) los de Rueda, o los de Cigales.

Castilla y León presenta una gran diversidad faunística. Existen numerosas especies y algunas de ellas tienen especial interés por su singularidad, como algunas especies endémicas, o bien por su escasez como por ejemplo el oso pardo. Se han contabilizado 418 especies de vertebrados, que constituyen el 63 % de todos los vertebrados que habitan en España. Animales adaptados a la vida en la alta montaña, habitantes de roquedos, moradores de cursos fluviales, especies de llanura y residentes forestales forman el mosaico de la fauna castellana y leonesa.

El aislamiento a que están sometidas las altas cumbres propicia la existencia de abundantes endemismos como es el caso de la cabra montés (Capra pyrenaica victoriae), que en Gredos constituye una subespecie única en la Península. El topillo nival (Microtus nivalis) es un gracioso micromamífero de color pardo grisáceo y larga cola que vive en espacios abiertos por encima del límite de los árboles.

Pequeños y grandes mamíferos como ardilla, lirón, topo, marta, garduña, zorro, gato montés, lobo, bastante abundantes en algunas áreas, jabalí, ciervo, corzo y, únicamente en la cordillera Cantábrica, algunos ejemplares de oso pardo suelen frecuentar los bosques caducifolios, aunque algunas especies se extienden también a los bosques de coníferas y al monte bajo. En 2018, la población osera creció en Castilla y León, que cuenta con 13 osas y 21 crías, repartida entre las provincias de Palencia y León.[53]​ El gato montés (Felis silvestris) es ligeramente mayor que un gato doméstico, tiene la cola corta y robusta, con anillos oscuros y el pelaje rayado. El lince ibérico (Lynx pardina), sin embargo, vive casi únicamente en zonas de matorral mediterráneo.

También se encuentran en este ambiente pequeños reptiles como la culebra de escalera (Rhinechis scalaris), la culebra lisa meridional (Coronella girondica) y la culebra de Esculapio (Zamenis longissimus). La culebra lisa europea (Coronella austriaca) puede encontrarse desde el nivel del mar hasta los 1800 m s. n. m. y en la comunidad tiende a vivir en las alturas. Más arriba todavía, en las zonas rocosas del piso subalpino a unos 2400 m s. n. m. vive la lagartija serrana (Lacerta monticola cyreni), uno de los pocos reptiles adaptados a estas alturas.

En los ríos de montaña viven las nutrias y los desmanes y en sus aguas las truchas, las anguilas, los piscardos y algunos de los cada vez más escasos cangrejos de río autóctonos. La nutria (Lutra lutra) y los desmanes (Galemys pyrenaica) son dos mamíferos de hábitos acuáticos y muy buenos nadadores. La nutria se alimenta principalmente de peces, mientras que el desmán busca su comida entre los invertebrados acuáticos que habitan en el lecho de los ríos. En tramos inferiores de aguas más tranquilas nadan los barbos y las carpas. Entre los anfibios, los tritones y como especies destacables: la salamandra de Almanzor (Salamandra salamandra almanzoris) y el sapo de Gredos (Bufo bufo gredosicola), que son dos subespecies endémicas del sistema Central.

Donde los ríos se encajonan formando hoces y cañones viven sobre las rocas las aves rupícolas como el buitre leonado, el buitre negro, el alimoche, el águila real o el halcón peregrino. El alimoche (Neophron percnopterus), un buitre de pequeño tamaño, es de color blanquinegro con la cabeza amarilla. Aguas abajo y en sus orillas entre la exuberante vegetación forman sus colonias los martinetes y las garzas reales y se encuentra el reyezuelo, el pájaro moscón, la abubilla y el martín pescador.

Entre las aves que pueblan los bosques mediterráneos abiertos viven dos especies en peligro de extinción: la cigüeña negra (Ciconia nigra) y el águila imperial ibérica (Aquila adalberti). La cigüeña negra, mucho más rara que su congénere la cigüeña blanca (Ciconia ciconia), es de hábitos solitarios y vive alejada del hombre. El águila imperial ibérica anida en los árboles y se alimenta sobre todo de conejos, pero también de aves, reptiles y carroña.

En los bosques de coníferas viven entre otros el agateador, el carbonero garrapinos y el trepador azul (Sitta europaea), un pájaro de dorso gris y flancos rojizo-anaranjados que anida en agujeros a los que estrecha la entrada con barro. El urogallo (Tetrao urogallus) es un gallo muy oscuro y grande que vive en ambientes forestales, por lo que es muy difícil observarlo. Entre las rapaces forestales se encuentran el azor, el gavilán o el cárabo, que atacan con frecuencia a otras aves de menor tamaño como arrendajos, pitos, pinzones, picapinos y currucas.

La avutarda (Otis tarda) frecuenta las llanuras despejadas con cultivos de secano; es de gran tamaño y tiene la cabeza y cuello grisáceos y el dorso pardo. En los humedales castellanos y leoneses se concentran durante el invierno numerosos ejemplares de Ánsar común (Anser anser), que se reproduce en el norte de Europa y visita la zona en invierno.

Es destacable en el estudio científico y su divulgación el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente (1928-1980), natural de la localidad burgalesa de Poza de la Sal. Tuvo una gran labor investigadora y dio el salto a la fama con la serie de televisión El Hombre y la Tierra (TVE).

En la Montaña Palentina, en el municipio de San Cebrián de Mudá, se está llevando a cabo un programa de reintroducción del bisonte europeo,[54]​ animal que llevaba unos mil años sin presencia en la península ibérica, con motivo de evitar la extinción de la especie.

Con 2 409 164 habitantes (1 de enero de 2018), 1 186 363 varones y 1 222 801 mujeres, la población de Castilla y León representa el 5,16 % de la población de España, pese a que su vasto territorio abarca casi una quinta parte de la superficie total del país. En enero de 2018 la población de Castilla y León se repartía, por provincias, de la siguiente manera: Ávila, 158 498 habitantes; Burgos, 357 070; León, 463 746; Palencia, 162 035; Salamanca, 331 473; Segovia, 153 342; Soria, 88 600; Valladolid, 519 851; y Zamora, 174 549.

La comunidad autónoma tiene una densidad demográfica muy baja, en torno a los 25,57 hab./km², registro que es más de tres veces inferior a la media nacional, lo cual indica que se trata de una región escasamente poblada y demográficamente en declive, sobre todo en las áreas rurales e incluso en las pequeñas ciudades tradicionales. Las características demográficas del territorio muestran una población envejecida, con una baja natalidad y una mortalidad que se aproxima a la media estatal.

La esperanza de vida es superior a la media española: 83,24 para las mujeres y 78,30 para los varones. Un estudio de la Universidad de Oporto (Portugal) cita a Castilla y León entre las regiones europeas cuya población tiene mayor longevidad.[55]


Población por municipio (2018)

Densidad de población (2018)

Crecimiento de la población entre 1998 y 2008.

Crecimiento de la población entre 2008 y 2018.

Muchas de las gentes del territorio, que se dedicaron mayoritariamente a la agricultura y la ganadería, fueron abandonando paulatinamente la zona, dirigiéndose hacia las zonas urbanas, mucho más prósperas. Esta situación se vio agravada después de la guerra civil, con una progresiva emigración rural. Durante las décadas de 1960 y 1980, los grandes núcleos urbanos y las capitales de provincia sufrieron un leve aumento demográfico debido a un exhaustivo proceso de urbanización, aunque, pese a ello, la zona continúa sufriendo una grave despoblación. Solo las provincias de Ávila, Valladolid y Segovia están ganando población en los últimos años.

También se está observando un aumento de la población de las áreas metropolitanas alrededor de ciudades como Valladolid, Burgos o León. Debido a ese fenómeno, ciudades como Laguna de Duero o San Andrés del Rabanedo, han visto aumentar su población rápidamente en pocos años. El área metropolitana de la ciudad de Valladolid es, con diferencia, la más grande de la comunidad autónoma, con más de 430 000 habitantes.

Sin embargo, en términos absolutos la comunidad autónoma está perdiendo población y envejeciéndose. En el año 2011, fue una de las únicas cuatro comunidades autónomas que perdió población junto con Asturias, Galicia y Aragón.

En 10 años, desde 2010 a 2020, Castilla y León ha perdido 166.000 personas, cantidad muy similar a la población de la provincia de Palencia (160.980 habitantes).[56][57]

Las previsiones de INE para 2035 para Castilla y León son negativas ya que encabezará la pérdida de población en los próximos 15 años en los que puede llegar a perder la décima parte de su población, unos 240.000 habitantes menos.[58][59]

En 1960 la población urbana significaba el 20,6 % de la población total de Castilla y León; en 1991 ese porcentaje había subido al 42,3 % y en 1998 se acercaba ya al 43 %, lo que indica el progresivo estado de despoblamiento rural.

El fenómeno se refleja también en la cifra de municipios con menos de 100 habitantes, que se multiplicó por siete entre los años 1960 y 1986. Fuera de las capitales provinciales, destacan por su población ciudades como Ponferrada, San Andrés del Rabanedo y Villaquilambre en León, Miranda de Ebro y Aranda de Duero en Burgos, Medina del Campo, Laguna de Duero y Arroyo de la Encomienda en Valladolid, Santa Marta de Tormes y Béjar en Salamanca, y Benavente en Zamora.

De los 2248 municipios de esta comunidad, el padrón de 2018 registró 2002 con menos de 1000 habitantes; 187 de 1001 a 5000; 36 de 5001 a 10 000; 8 de 10 001 a 20 000; 6 de 20 001 a 50 000; 5 de 50 001 a 100 000 y 4 municipios con más de 100 000 habitantes. Entre los menos poblados están, entre otros: Estepa de San Juan (Soria), con 6 habitantes, junto con Quiñonería (Soria), Jaramillo Quemado (Burgos) y Villanueva de Gormaz (Soria) con 8 habitantes.

A continuación se presentan en una tabla los 20 municipios con mayor población según el padrón municipal del INE de 2018:

Valladolid
Valladolid
Burgos
Burgos
Salamanca
Salamanca

León
León
Palencia
Palencia
Ponferrada
Ponferrada

El catolicismo es la religión predominante en la comunidad. Según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) realizado en septiembre y octubre de 2012, el 79,4 % de los castellanoleoneses se consideran católicos, los no creyentes suponen el 13,1 %, los ateos el 4,0 % y los adscritos a otra confesión el 1,8 %.[60]

No obstante, el porcentaje de practicantes es mucho menor. Según el mismo estudio, los católicos o creyentes de otra religión que dicen no ir a misa o a otros oficios religiosos casi nunca son el 43,4 %, el 17,2 % dice ir varias veces al año, mientras el 24,5 % dice acudir a oficios religiosos casi todos los domingos y días festivos, el 11,5 % lo hace alguna vez al mes, y un 2,3 % dice acudir varias veces por semana.[60]

Por la comunidad autónoma pasa gran parte del camino de la Lengua Castellana, lo que indica la importancia que tradicionalmente se adjudica a esta tierra en el origen y posterior desarrollo de dicha lengua. En la provincia de Burgos empieza su recorrido, debido tanto a ser el lugar de nacimiento de la lengua según Ramón Menéndez Pidal, como al famoso Cantar de Mio Cid. Valladolid destaca por haber sido lugar de residencia del autor de El Quijote, Miguel de Cervantes, así como por autores de la talla de José Zorrilla o Miguel Delibes y el empuje de su universidad. En Ávila destacan los escritores místicos Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Por último, Salamanca y su universidad han dado origen a grandes obras para el idioma castellano, como el Lazarillo de Tormes o La Celestina. Profesores de su universidad como el escritor Miguel de Unamuno también le dan a la ciudad gran importancia en el devenir del idioma. Para finalizar, Campos de Castilla, del escritor andaluz Antonio Machado, en cuya temática predomina la admiración por las tierras castellanas, centrándose sobre todo en Soria.

Respecto a los primeros testimonios de la lengua castellana, en el monasterio de Santo Domingo de Silos se conserva un beato muy antiguo, el Beato de Silos. De dicho monasterio proceden las Glosas Silenses. También en tierras castellanas se encuentra el Monasterio de San Pedro de Cardeña, lugar donde se escribió el Beato de Cardeña. Además, el propio Estatuto de Autonomía de la comunidad menciona a los Cartularios de Valpuesta y la Nodicia de Kesos como las huellas más primitivas del castellano. El Instituto Castellano y Leonés de la Lengua se encarga de realizar diversos trabajos científicos al respecto.

Además del castellano, en Castilla y León se hablan otros dos idiomas o variedades lingüísticas en zonas reducidas de la comunidad: el leonés, que «será objeto de protección específica [...] por su particular valor dentro del patrimonio lingüístico de la Comunidad» y el gallego, el cual, según recoge el Estatuto de Autonomía, «gozará de respeto y protección en los lugares en que habitualmente se utilice» (fundamentalmente, en las zonas limítrofes con Galicia de las comarcas de El Bierzo y Sanabria). En la comarca salmantina de El Rebollar, se habla una modalidad de extremeño (de la rama astur-leonesa)[62]​ conocida como habla de El Rebollar o palra. En la Merindad de Sotoscueva (provincia de Burgos) se habla un castellano con algunos rasgos dialectales del asturleonés.[63]

La comunidad está formada a partir de nueve provincias: Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora. Las capitales provinciales recaen en las ciudades homónimas a sus provincias correspondientes.

Se reconoce la concurrencia de unas peculiares características geográficas, sociales, históricas y económicas en la región leonesa del Bierzo, creándose en 1991 la comarca homónima,[64]​ única castellanoleonesa reconocida por ley, administrada por un Consejo Comarcal.

La nueva ordenación territorial aprobada por la Ley 7/2013, de Ordenación, Servicios y Gobierno del Territorio de la Comunidad de Castilla y León establece que los espacios geográficos delimitados para la prestación de servicios son las unidades básicas de ordenación y servicios del territorio (UBOST) —urbanas o rurales— y las áreas funcionalesestables o estratégicas—.[68]​ Asimismo, la nueva ordenación determina que las mancomunidades de interés general son entidades para el cumplimiento de sus fines específicos, que se podrán declarar cuando su ámbito territorial concuerde sustancialmente con una UBOST o varias contiguas.[69]

Está ordenación está aún en fase de implantación, presentándose en septiembre de 2015 el mapa borrador que dividía la comunidad autónoma en 147 UBOST rurales y 15 UBOST urbanas.[70]

El Estatuto de Autonomía no establece explícitamente una capital. Inicialmente las Cortes se instalaron de forma provisional en Burgos; también se discutió la posibilidad de fijar una capitalidad en Tordesillas, aunque la decisión final fue instalar las Cortes de manera provisional en el castillo de Fuensaldaña.

Finalmente, mediante las leyes autonómicas 13/1987 y 14/1987, aprobadas simultáneamente, se decidió respectivamente establecer que la Junta de Castilla y León —el gobierno de la Comunidad—, su presidente, y las Cortes —el órgano legislativo— tuvieran su sede en la ciudad de Valladolid; y que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León tuviera su sede en Burgos. Las principales instituciones autonómicas son las siguientes:

  35   PSOE  29   PP  12   Cs    2   Podemos-Equo    1   Vox    1   UPL    1   XAV

Durante la primera legislatura, el Partido Socialista Obrero Español fue el partido con más representación en Cortes, siendo el primer presidente de la comunidad el socialista Demetrio Madrid. A partir de la década de los 90 la política regional se ha visto enmarcada en una serie de mayorías absolutas del Partido Popular, que sigue gobernando cómodamente en la actualidad. Otros partidos nacionales con presencia en la comunidad, ya sea a nivel local o regional, son Izquierda Unida (previamente como Partido Comunista de España) y Unión Progreso y Democracia, con una importante presencia en las provincias de Ávila y Burgos. Previamente el Centro Democrático y Social de Adolfo Suárez también logró estar en la vida política regional ocupando el centro reformista del espectro político.

El leonesismo a través de la Unión del Pueblo Leonés, el castellanismo a través de Partido de Castilla y León, previamente Tierra Comunera o partidos localistas como Solución Independiente, Agrupación de Electores Independientes Zamoranos o Iniciativa por el Desarrollo de Soria también han tenido su presencia, aunque a menor nivel.

En la actualidad la comunidad está gobernada por Alfonso Fernández Mañueco, del Partido Popular, que gobierna junto a Francisco Igea repartiéndose las áreas del gobierno. El Partido Popular obtuvo un total de 29 procuradores en las últimas elecciones a las Cortes autonómicas en 2019 y Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía obtuvo en dichos comicios 12 procuradores. El Partido Socialista Obrero Español se encuentra en la oposición, con 35 representantes. El líder de la oposición es Luis Tudanca. Además, cuatro formaciones más obtuvieron representación parlamentaria en la región: Podemos (2 escaños),Vox (1 escaño), XAV (1 escaño) y Unión del Pueblo Leonés (1 escaño).

Desde la constitución de la comunidad autónoma de Castilla y León, en 1983, se han realizado nueve elecciones a las Cortes.

Salvo en la primera legislatura, que contó con presidente socialista, la presidencia ha estado ocupada siempre por miembros del Partido Popular o de su antecesor, Alianza Popular:

En julio de 2009, en plena crisis económica, el paro alcanzó el 14,14 % de la población,[71]​ cuando en 2007 era la mitad, 6,99 %.[72]​ Según la encuesta de población activa del cuarto trimestre de 2014, la tasa de actividad es del 54,91 % y la de paro es del 20,28 %, mientras que el dato nacional es del 59,77 % de activos y del 23,70 % de desempleados. Por debajo de la media regional de desempleo se sitúan Segovia (14,33 %), Valladolid (16,65 %), Soria (16,96 %) y Burgos (18,76 %), mientras que por encima quedan Salamanca (21,25 %), León (22,65 %), Palencia (23,22 %), Ávila (25,33 %) y Zamora (26,62 %).[73]​Para el 2019 la tasa de paro registrada fue del 12,35%, teniendo con esto un total de 130.665 parados en toda la comunidad[74]

Para el 2019, el sector primario representó el 4% del total del PIB regional[75]

Los campos de Castilla y León son áridos y secos aunque muy fértiles, predominando en ellos el cultivo de secano. Pese a eso, el regadío ha ido ganando importancia en las zonas de los valles del Duero, el Esla, el Órbigo, el Pisuerga y el Tormes. La escasa orografía y la mejora de comunicaciones ha favorecido la entrada de innovaciones técnicas en todo el proceso de producción agrícola, sobre todo en áreas como la provincia de Valladolid o la de Burgos donde la producción por hectárea es de las más elevadas de España. El área más fértil castellanoleonesa coincide con el valle del Esla, en León, en los campos de Valladolid y en Tierra de Campos, una comarca que se extiende entre Zamora, Valladolid, Palencia y León.

Castilla y León dispone de una superficie agrícola cercana a los 5 783 831 hectáreas, lo cual supone más de la mitad del total de la superficie de su territorio total. La mayor parte de las tierras de labor son de secano, debido al clima y a las escasas lluvias. Solo un 10 % de la superficie se explota en régimen de regadío, con parcelas de producción intensiva, mucho más rentables que los cultivos de secano.

Pese al descenso de la población en las zonas rurales, la producción agrícola castellanoleonesa todavía representa un 15 % del sector primario español y su media de ocupación es inferior a la de otras comunidades autónomas.

Castilla y León constituye una de las principales zonas cerealísticas españolas. Como el dicho popular dice: «Castilla, granero de España». Aunque el cultivo por tradición más extendido era el trigo, desde la década de 1960 ha ido ganado terreno la producción de cebada. A estos dos cereales les siguen, en número de hectáreas cultivadas y volumen de producción, el centeno y la avena. Además de las leguminosas, como las algarrobas y los garbanzos, se ha extendido el cultivo del girasol en las campiñas meridionales.

El viñedo (56 337 ha) vio cómo decrecía considerablemente el número de sus hectáreas cultivadas durante las tres últimas décadas del siglo XX; sin embargo, la aplicación de las más modernas técnicas de crianza ha mejorado de modo notable los vinos castellanoleoneses, que rivalizan en calidad con los de La Rioja y comienzan a ser conocidos fuera de las fronteras españolas. Las principales zonas vitivinícolas de la región son D.O. Ribera del Duero, D.O. Rueda, D.O. Toro, D.O. Bierzo, D.O. Arribes y D.O. Tierras de León. En las tierras de regadío se cultiva remolacha azucarera, un producto que ha estado subvencionado por las autoridades autonómicas, la patata, la alfalfa y las hortalizas. En la provincia de León también se siembran maíz, lúpulo y leguminosas.

Castilla y León tiene unos 92 600 activos agrarios (alrededor del 10 % de la población activa), de los cuales 88 000 están ocupados y un 5 % del total se encuentra en paro, según datos de 2001.

Por provincias, la población ocupada agraria en Ávila es de 9400 personas, en Burgos y en Palencia es de 8100, en León trabajan en el sector unas 18 300 personas, en Salamanca unas 9200, en Segovia unas 6400, en Soria 5600, en Valladolid 8300 y en Zamora unas 14 600 personas. El sector agrícola y ganadero de la región representa el 7,6 % del total en España.

La ganadería representa una parte importante de la producción final agraria. Al lado de las pequeñas unidades pecuarias, que proliferan en las comarcas de preeminente dedicación agrícola o en los espacios de montaña, aparece ahora una moderna actividad ganadera, con granjas de vacunos, porcinos y ovinos, de desarrollo. Dichas granjas están orientadas tanto a la producción de carne como al suministro de leche a las cooperativas que canalizan su posterior comercialización, ya que la producción lechera de Castilla y León —superior al millón y medio de litros anual— es la segunda en volumen de España, solo superada por la de Galicia.

Así pues, las pequeñas explotaciones pecuarias tienden a desaparecer, en buena medida por efecto de la despoblación rural y la consiguiente pérdida de mano de obra. El pastoreo trashumante se conserva en algunas zonas; grandes rebaños, principalmente de ovejas, recorren cada año cientos de kilómetros desde las tierras llanas hasta los terrenos con pastos de las montañas como en el Bierzo, los valles cantábricos de León, la sierra de Gredos o los Picos de Urbión. Se trata de trabajo duro que cada vez cuenta con menor mano de obra, habiendo constituido con anterioridad un testimonio de primera importancia sobre la historia y las raíces culturales del pueblo castellano y leonés.

La cabaña ovina es la más numerosa, con 5 425 000 cabezas, seguida por la porcina (2 800 000) y la bovina (1 200 000). A mucha distancia está la ganadería caprina (166 200 cabezas) y equina (71 700 entre caballos, mulas y asnos). La mayor producción de carne corresponde a la de porcino (241 700 t), seguida de la bovina (89 400 t) y la de aves (66 000 t); en la producción de lana Castilla y León encabeza el balance nacional con 7500 t. Dentro del apartado de Indicación Geográfica Protegida (I.G.P), destaca el Lechazo de Castilla y León, con sede en Aranda de Duero.

En Castilla y León existen unas 1 900 000 ha desarboladas, que representan el 40 % de la superficie forestal total. Esta deforestación se debe principalmente a la mano del hombre que, a lo largo de los siglos, ha hecho desaparecer bosques dejando paso a terrenos de vegetación no arbórea. Poco a poco, con el abandono de las zonas rurales y la política de repoblación forestal del gobierno castellano y leonés, esta situación ha ido invirtiéndose.

Para el 2019, el sector secundario representó el 25,9% del total del PIB regional[76]

Frente al 25,9% que representó el sector secundario en 2019 al PIB regional, el sector de la industria representó el 19,9%.[77]​ El eje industrial más desarrollado es el de Valladolid-Palencia-Burgos-Miranda de Ebro-Aranda de Duero, donde hay una importante industria automovilística, papelera, aeronáutica y química, y es donde se concentra la mayoría de la actividad industrial del territorio castellanoleonés. La industria alimentaria derivada de la explotación agraria y ganadera, con harina, aceite de girasol y vinos, entre otras también es importante, sobre todo en la Ribera del Duero, especialmente en Aranda de Duero.

Los principales polos industriales de la comunidad son: Valladolid (21 054 trabajadores dedicados al sector), Burgos (20 217), Aranda de Duero (4872), León (4521), Ponferrada (4270) y Ólvega (4075).[78]

Otras industrias son la del textil en Béjar, la de las tejas y los ladrillos en Palencia, la azucarera en León, Valladolid, Toro, Miranda y Benavente, la farmacéutica en León, Valladolid y principalmente en Aranda de Duero con una factoría del grupo GlaxoSmithKline, la metalúrgica y siderúrgica en Ponferrada y la química en Miranda de Ebro y Valladolid, la aeronáutica en Miranda de Ebro y Valladolid. En las capitales restantes hay una industria alimentaria derivada de la explotación agraria y ganadera, con harina, aceite de girasol y vinos, entre otras. Esta industria agroalimentaria regional está abanderada por Leche Pascual con sede en Aranda de Duero. En la industria agropecuaria, dentro de la producción de abonos y fertilizantes, destaca el Grupo Mirat, fundado en 1812 en Salamanca.[79]

En Soria la industria maderera y de fabricación de muebles también es relevante para la economía regional.

El presidente de la patronal castellanoleonesa en la actualidad es el mirandés Ginés Clemente, propietario del Grupo Aciturri, con sede en Miranda de Ebro. Es un grupo puntero en la aeronáutica a nivel internacional, con contratos con grupos como Boeing y Airbus, lo que convierte a Castilla y León en un referente en el sector.

Para el 2019, la distribución del sector industrial estaba representada de la siguiente manera: 26,7% alimentación y bebidas. 24,6% vehículos de motor, remolques, semirremolques y otro material de transporte. 13% extractivas, energía, agua y residuos. 9,1% metalurgia y productos metálicos, excepto maquinaria y equipo. 5,9% caucho y materias plásticas. 4,9% industria química y farmacéutica. 4,2% madera y corcho, papel y artes gráficas. 3% productos minerales no metálicos diversos. 1,7% maquinaria y equipo mecánico. 1,5% manufacturas diversas. 0,5% textil y confección y 0,0% otra industria manufacturera [80]

El 16,34 % de las empresas de Castilla y León pertenecen al sector auxiliar de la construcción. Entre las mayores empresas del sector destacan: Grupo Pantersa, Grupo Begar, Grupo MRS, Isolux Corsán, Corporación Llorente, Grupo Volconsa y del sector auxiliar de la construcción, Artepref del Grupo Gerardo de la Calle.[81]

Frente el 25,9% que representó el sector secundario, el sector de la construcción representó el 6% del PIB regional[82]

En Castilla y León, la actividad minera adquirió gran importancia en la época romana, cuando se trazó una calzada, la vía de la Plata, para trasladar el oro extraído en los yacimientos de Las Médulas, en la comarca leonesa de El Bierzo, la ruta partía de Asturica Augusta (Astorga) hasta Augusta Emerita (Mérida) e Hispalis (Sevilla).

Siglos después, tras la guerra civil española, la minería fue uno de los factores que contribuyeron al desarrollo económico de la región. Sin embargo, la producción de hierro, estaño y wolframio decayó notablemente a partir de la década de 1970, mientras que las minas de hulla y antracita se mantenían gracias a la demanda interior de carbón para las centrales térmicas. La reconversión económica que afectó a las cuencas mineras leonesa y palentina durante las décadas de 1980 y 1990 supuso el cierre de numerosas minas, el empobrecimiento social, con un brusco incremento del desempleo y el inicio de un nuevo movimiento migratorio hacia otras regiones españolas. Pese a las inversiones del Plan de Actuación Minera de la Junta de Castilla y León, las tradicionales explotaciones carboníferas han entrado en una dura crisis.

Además de la cuenca norte, en las de los ríos Duero y Ebro hay numerosas centrales hidroeléctricas que permiten a Castilla y León ser una de las primeras comunidades autónomas productoras de energía eléctrica. Entre otras están las de Burguillo, Rioscuro, Las Ondinas, Cornatel, Bárcena, Aldeadávila I y II, Saucelle I y II, Castro I y II, Villalcampo I y II, Valparaíso y Ricobayo I y II.

La potencia hidráulica total instalada asciende a 3979 MW[83][84]​ y la producción anual en 2010 fue de 5739 GWh.[84]​ Solo en el sistema de los saltos del Duero hay más de 3000 MW instalados. De esta forma, Castilla y León es la primera comunidad autónoma española en potencia instalada y la segunda en producción.[84]

Castilla y León ya no dispone de fuentes de energía nuclear puesto que la Central nuclear Santa María de Garoña, en Burgos, cesó su actividad el 16 de diciembre de 2012.

La térmica de carbón produce alrededor de 16 956 GWh anuales en las siguientes centrales:[cita requerida]

Esta comunidad destaca por la importancia de la producción de energía de origen renovable. Castilla y León es la comunidad que cubre mayor proporción de su demanda eléctrica mediante energías renovables: 82,9 % en el año 2009.[86]​ A la tradicional energía hidráulica se le ha sumado con fuerza desde finales de los años 90 y 2000 la energía eólica, con más de 100 parques en funcionamiento y una producción de 5449 GWh en ese mismo año. Por provincias, figura en cabeza Burgos con 46, y un total de 3128 MW de potencia instalados.[cita requerida]

Entre las energías no renovables también está el gas natural (194 MW de potencia instalada) y el fuel-gasoil (69 MW).[cita requerida]

Las provincias de Valladolid y de Burgos son las regiones más avanzadas económicamente, teniendo un PIB per cápita superior a la media nacional. Aun así, el PIB per cápita medio de la comunidad de Castilla y León se encuentra levemente por debajo de dicha media, en 21 244 euros por habitante.

El sector terciario representó en 2019 el 70,2% del PIB regional[87]

A lo largo de la década de 1990, la afluencia turística a Castilla y León creció, propiciada sobre todo por el valor histórico y cultural de sus ciudades y también por el atractivo natural y paisajístico de sus distintas comarcas. En 2001, Castilla y León recibió unos 315 000 visitantes, 42 000 de los cuales eran extranjeros. Las ciudades patrimonio de la humanidad: Ávila, Salamanca y Segovia; el camino de Santiago que pasa por las provincias de Burgos, Palencia y León, y la villa ducal de Lerma, son los grandes puntales del turismo cultural en Castilla y León.

En cuanto al turismo relacionado la práctica de deportes de invierno caben destacar varias estaciones de esquí, como las de La Covatilla en la Sierra de Béjar, San Isidro y Leitariegos en León o La Pinilla en Segovia.

Otro atractivo cada vez más en auge es el turismo rural. En un gran número pueblos de la comunidad se están poniendo en valor casas rurales acomodándolas para un tipo de turismo alternativo al de «sol y playa». Suelen estar cerca de espacios naturales o zonas de alto valor patrimonial o ecológico.

Castilla y León tiene varias ciudades cuya Semana Santa es considerada como de Interés Turístico Internacional. Ejemplos de ellos son León, Salamanca, Valladolid o Zamora.[88]

La región también cuenta con una amplia red de Paradores Nacionales, hoteles de gran calidad que suelen acomodar edificios de gran valor histórico en lugares privilegiados para dinamizar el turismo de la zona.

Desde 1988, la fundación Las Edades del Hombre ha venido organizando diversas exposiciones de arte religioso en diversos puntos de la geografía nacional e internacional, destacando por su interés las exposiciones celebradas en Castilla y León. La idea de realizar estas exposiciones se gestó en una chimenea de Alcazarén con el escritor José Jiménez Lozano y el sacerdote de Valladolid José Velicia. Las consideradas primeras Edades del Hombre se realizaron en la Iglesia de Santiago Apóstol de Alcazarén, con una pequeña exposición de pinturas sacras. Más adelante, y con el apoyo de personalidades importantes, se llevó a cabo la primera exposición conocida entre el público, que fue la de Valladolid. En 2012 la iniciativa se desarrolló con el nombre de Monacatus en la localidad burgalesa de Oña, siendo una de las ediciones más multitudinarias con unos 200 000 visitantes.[89]​ La última muestra hasta el momento ha tenido lugar en el municipio abulense de Arévalo, en 2013. Con el título de Credo, la exposición ha girado en torno a la fe y ha recibido a más de 226 000 visitantes.[90]

El comercio interior de Castilla y León se concentra en el sector de la alimentación, la automoción, el tejido y el calzado. Para el comercio exterior, según la región, se exportan principalmente vehículos y chasis de automóviles en Ávila, Palencia y Valladolid, neumáticos en Burgos y Valladolid, barras de acero y manufacturas de pizarra en León, carne de bovino en Salamanca, cerdos en Segovia, manufacturas de caucho en Soria y carne de cabra y oveja, junto con vino, en Zamora.

Castilla y León también exporta mucho vino, siendo Valladolid la que más botellas vende al extranjero. Por lo que se refiere a la importación, van a la cabeza los vehículos y sus accesorios, como los motores o los neumáticos. La Región también importa principalmente productos de Francia, Italia, Reino Unido, Alemania, Portugal y los EE. UU. y exporta mayoritariamente hacia los países de la Comunidad Europea y a Turquía, Israel y EE. UU.

Para el 2019, Castilla y León logró para el rubro de las exportaciones la suma de 15.178 millones de euros y para las importaciones 12.240 millones de euros, para así conseguir un saldo comercial de 3.478 millones de euros[91]

Hay una apuesta decidida para la fabricación en Castilla y León de coches eléctricos, como apuesta para dar continuidad en el futuro a la industria automovilística de la comunidad.

Por esta región pasan las principales vías de comunicación que unen las regiones del norte de España con la capital, Madrid y el sur peninsular, así como las redes que aseguran una rápida circulación entre la Europa continental y el continente africano. Por otro lado, la vía de transporte más corta, rápida y cómoda que enlaza Portugal con Europa es la que atraviesa esta región. En consecuencia, Castilla y León se encuentra en el centro en el que se conectan los flujos comerciales entre el norte y el sur de la Península y entre Portugal y el resto de Europa. Además, su proximidad a Madrid es otro factor adicional que impulsa el tráfico que transcurre por las tierras castellanas y leonesas.

Los principales ejes viarios del tráfico de mercancías y viajeros son las radiales autovía del Norte (A-1) y del Noroeste (A-6). También tiene importancia destacada la autovía de Castilla (A-62), que enlaza las ciudades de Salamanca, Valladolid, Palencia y Burgos. En estas tres vías se insertan localidades tan importantes como Medina del Campo, Aranda de Duero y Miranda de Ebro.

Castilla y León cuenta con cuatro aeropuertos abiertos al uso civil: el Aeropuerto de Valladolid, en el municipio de Villanubla, a 10 km de Valladolid, que registra el mayor volumen de tráfico aéreo de la Comunidad y es de uso mixto civil y militar; el Aeropuerto de León, en la localidad de La Virgen del Camino, 10 km de León, también de uso mixto civil-militar; el Aeropuerto de Salamanca, a 17 km al este de la capital, anteriormente exclusivo para vuelos chárter y hoy ya con vuelos regulares, y el Aeropuerto de Burgos, en el barrio de Villafría, el de más reciente apertura (2008).

La red de ferrocarril va desde Madrid hasta la cornisa cantábrica y Galicia, con paradas en Astorga, Burgos, León, Miranda de Ebro, Palencia, Ponferrada, Valladolid y Venta de Baños.

Además, existe la línea entre Irún y la frontera portuguesa en Fuentes de Oñoro, que es parte de la línea París-Lisboa.

Las líneas que atraviesan Castilla y León son:

Líneas sin servicio

Legislación sectorial regulada por la Ley de carreteras 10/2008 de Castilla y León.[92]​ Como aspecto en materia de financiación, además de la forma tradicional, posibilita mecanismos concesionales con vistas a la construcción y explotación de carreteras por los particulares.

El 1 de mayo de 2007 entra en vigor en las ciudades de Segovia y Ávila y en algunos municipios de ambas provincias, el Abono de Transportes de la Comunidad de Madrid.

Dicho abono está formado por un título concertado con las líneas de autobús y tren que enlazan Segovia y Ávila con la capital madrileña, más el título C2 que permite la movilidad por toda la red de transportes de toda la Comunidad de Madrid.

La inversión en educación en Castilla y León es superior a la media española. Debido a esto, Castilla y León es una de las regiones de España con menos fracaso escolar, del 16,94 % durante el curso 2010-2011.[93]​ Además, en el Informe PISA de 2015, donde se valora a alumnos de quince años en matemáticas, lectura y ciencias, los resultados de los alumnos de Castilla y León oscilan entre el primer y segundo puesto de España por autonomías, siendo similares a los de los diez primeros países del mundo.[37][94]​ La comunidad queda en el primer puesto en lectura (522 puntos), segundo en matemáticas (506 puntos) y primero en ciencias (519 puntos).[37]

La comunidad cuenta con un sistema de bibliotecas públicas a lo largo de varias de sus ciudades. El carné de socio de una de ellas puede ser igualmente usado en cualquiera de las otras bibliotecas públicas de la comunidad. El 55,4 % de la población regional tiene hábito de lectura, con lo que se encuentra alrededor de la media nacional.[95]

La comunidad cuenta también en la ciudad de Miranda de Ebro con una de las bibliotecas privadas abiertas al público de estudios hebraicos y sefarditas más importantes de Europa. Está gestionada por la Fundación Francisco Cantera Burgos, que gestiona el legado de dicho humanista mirandés.

Respecto de la educación superior, destaca que las dos universidades más antiguas del país, que además también se encuentran entre las más antiguas de Europa, son las de Salamanca y Valladolid. La Universidad de Salamanca, es una de las cinco más antiguas de Europa abiertas actualmente, tras las de Bolonia, Oxford y París. Tras la Ley de Autonomía Universitaria de 1983 se han creado dos universidades públicas más, la Universidad de León, antiguo campus en la ciudad de la Universidad de Oviedo, y la Universidad de Burgos, antiguo campus de la Universidad de Valladolid.

El Studium Generale más antiguo de España fue el de Palencia —fundado entre 1208 y 1214— pero desapareció, posiblemente por traslado a Valladolid.[96]​ El segundo más antiguo fue el instituido en Salamanca en 1218, germen de la Universidad de Salamanca. La Universidad de Salamanca fue la primera institución educativa europea que obtuvo el título de Universidad a través de la bula papal de Alejandro IV en el año 1255 con sello propio y la licentia ubique docendi.[97]

La Universidad de Salamanca debe importancia especial entre otras cosas por su papel tras el descubrimiento de América respecto a la formación del derecho internacional y los derechos humanos, con dominicos como Francisco de Vitoria en Salamanca y Bartolomé de las Casas abogando por la protección real de los desfavorecidos. Carlos I fue quien convocó a través de la Junta de Valladolid el Consejo de Indias para dirimir el asunto respecto a los derechos de los indígenas y los justos títulos de los castellanos para la colonización americana.

Respecto a los orígenes del calendario gregoriano hay que destacar sendos estudios realizados en 1515 y 1578 por científicos de la cátedra salmantina, puestos a disposición del papa en Roma. El segundo estudio impulsaría el actual calendario mundial impuesto tras la bula Inter gravissimas del papa Gregorio XIII, que dio paso al actual calendario.

La Junta de Castilla y León sacó a concurso público la concesión conjunta de dos canales digitales para la explotación, en régimen de gestión indirecta, del servicio público de televisión digital terrestre de ámbito autonómico. Finalmente, en 2009, se adjudicó dicha explotación a la sociedad privada Radio Televisión de Castilla y León, que explota dos canales de televisión: Castilla y León Televisión (CYLTV), que posee una programación generalista común para toda la comunidad, y La 8, que está especializado en cada provincia y realiza desconexiones territoriales.[98]

En prensa escrita, aparte de los numerosos periódicos locales y provinciales, destaca El Norte de Castilla, primer periódico de Castilla y León. Entre los locales destacan el Diario de Burgos, el Diario de León y La Gaceta de Salamanca.

Castilla y León es la segunda comunidad autónoma que ha creado un Colegio de Periodistas. Si bien la colegiación no es obligatoria para ejercer, como en el caso de abogados o médicos, es relevante ya que tiene potestad para crear códigos deontológicos.

La comunidad castellana y leonesa es rica en patrimonio. Debido a ello, el propio Estatuto de Autonomía recoge en su última reforma la necesidad de que la región se ocupe de toda esa riqueza y la ponga en valor:[4]

También establece que «la Comunidad podrá participar en organismos internacionales, especialmente en la Unesco y otros organismos de carácter cultural, directamente, cuando así lo prevea la normativa correspondiente, o integrada en el seno de la delegación española».[4]

La autonomía cuenta con 8 bienes inscritos como bienes Patrimonio de la Humanidad: la catedral de Burgos (1984), la ciudad vieja de Ávila e iglesias extramuros (1985, ampliado 2007), la ciudad vieja y acueducto de Segovia (1985), la ciudad vieja de Salamanca (1988), los caminos de Santiago en España: Ruta Franco-Navarra y Ruta Franco-Aragonesa (1993), Las Médulas (1997), el sitio arqueológico de Atapuerca (2000) y los sitios de arte rupestre prehistórico del valle del Coa y de Siega Verde (2010). Además se une que la Unesco otorgó la distinción de Memoria del Mundo al Tratado de Tordesillas (2007) y al Archivo General de Simancas (2017).

El arte castellano y leonés —tanto arquitectura como literatura, escultura, cine o pintura— es muestra de los momentos históricos que ha vivido la región. Así, vemos arte prerrománico y románico, además de un rico legado medieval, renacentista y barroco, debido a la importancia de las tierras que conforman hoy en día Castilla y León en aquellas épocas históricas.

La Gastronomía de Castilla y León es ampliamente conocida por la calidad de sus vinos y carnes. Algunas de sus marcas de calidad son mundialmente conocidas: sus vinos, con 9 denominaciones, entre las que destacan D.O. Ribera del Duero, D.O. Toro o D.O. Rueda. Embutidos y carnes curadas o frescas, con 16 Indicaciones Geográficas Protegidas y marcas de calidad, entre las que destacan Jamón de Guijuelo, Lechazo de Castilla y León, Cochinillo de Segovia, Cecina de León o Chorizo de Cantimpalos.[99][100]

Algunos de sus platos típicos son: el lechazo asado, el cochinillo asado, la sopa de ajo, las patatas a la importancia, el hornazo, el botillo, las alubias de Saldaña, las judías de El Barco de Ávila, los judiones de La Granja, la gallina en pepitoria, o las variedades de la morcilla como la morcilla de Burgos,la morcilla de León o la morcilla de Aranda.[101]

La provincia de Soria es una notable productora de trufa negra, aunque a fecha de 2014 todavía no disponía[actualizar] de denominación de origen o indicación geográfica protegida para la Trufa negra de Soria.[102]​ Soria fue señalada por la UNESCO como buen ejemplo al incluir la dieta mediterránea en su lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.[103]

También son típicos varios dulces y postres de repostería, como las Yemas de Santa Teresa. Dependiendo del calendario religioso (Semana Santa, Día de Todos los Santos...), existen unos u otros dulces tradicionales.

Son platos de estilo tradicional. En muchos restaurantes se sigue usando el horno de leña. Esto ha favorecido un incipiente turismo gastronómico en la comunidad. Además, la degustación de pinchos es una variedad gastronómica arraigada en la región, con días de la semana e incluso semanas enteras dedicadas a concursos o descuentos. El tradicional chocolate con churros castellano también sigue siendo practicado para desayunar, principalmente los domingos.

Castilla y León es una comunidad que ha dado grandes literatos a lo largo de los siglos.[aclaración requerida] Desde el nacimiento de la lengua castellana hasta nuestros días, podemos destacar nombres como los de Santa Teresa, Miguel Delibes o José Zorrilla. Además, ha sido tierra inspiradora para numerosos escritores, ejemplo de ello es Salamanca para Fernando de Rojas y La Celestina o para el autor anónimo de El Lazarillo de Tormes. También los paisajes castellanos fueron fuente de inspiración para Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado.

Ya desde el prerrenacimiento, durante la época de los Reyes Católicos, destaca Juan del Encina. Es considerado uno de los patriarcas del teatro español.

Además, Jorge Manrique, de Paredes de Nava, forma parte del prerrenacimiento en España. Su obra Coplas a la muerte de su padre es un clásico de la literatura en castellano.



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