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Catedral de Barcelona



La Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de la Santa Cruz y Santa Eulalia (en catalán, Catedral de la Santa Creu i Santa Eulàlia)[2]​ —también llamada, en lugar de catedral, Seo— (en catalán, Seu) es la catedral gótica de Barcelona, sede del Arzobispado de Barcelona, en Cataluña, España.

La catedral actual se construyó durante los siglos XIII a XV sobre la antigua catedral románica, construida a su vez sobre una iglesia de la época visigoda a la que precedió una basílica paleocristiana, cuyos restos pueden verse en el subsuelo, en el Museo de Historia de la Ciudad. La finalización de la imponente fachada en el mismo estilo, sin embargo, es mucho más moderna (siglo XIX). El edificio es Bien de Interés Cultural y, desde el 2 de noviembre de 1929, Monumento Histórico-Artístico Nacional.

Está dedicada a la Santa Cruz desde el año 599 y se añadió a partir del año 877 a Santa Eulalia,[3]​ patrona de la ciudad de Barcelona (actualmente es más celebrada como tal la Virgen de la Merced que, estrictamente, es patrona de la diócesis de Barcelona, pero no de la ciudad), una joven doncella que, de acuerdo con la tradición católica, sufrió el martirio durante la época romana. Una de tales historias cuenta que fue expuesta desnuda en el foro de la ciudad y que milagrosamente, a mitad de primavera, cayó una nevada que cubrió su desnudez. Las enfurecidas autoridades romanas la metieron en un barril con vidrios rotos, clavos y cuchillos clavados en él y lanzaron cuesta abajo el barril (de acuerdo con la tradición, se trataría de la calle Baixada de Santa Eulàlia, Cuesta de Santa Eulalia). Y así, hasta trece martirios diferentes, uno por cada año de edad de la santa. Finalmente, fue crucificada en una cruz en forma de aspa, que es el emblema de la catedral y la diócesis, así como el atributo iconográfico de la santa.

La catedral cuenta con un claustro gótico en el que viven trece ocas blancas (se cuenta que Eulalia tenía trece años cuando fue ejecutada y que pastoreaba ocas en su predio de Sarrià, cerca de la ciudad).

El edificio consta del templo y el claustro perfectamente unidos por un mismo estilo. La catedral mide 90 metros de longitud por 40 de ancho y el jardín del claustro es de 25 metros por lado por seis de anchura de cada galería de las cuatro que lo rodean.

La catedral está formada por tres naves de la misma altura, la central el doble de ancho que las laterales; desde el falso crucero las circulares se unen en girola, pasando por detrás del presbiterio y formando un arco semicircular, donde se alojan nueve capillas cubiertas por arcos ojivales de cuatro tramos y por encima de estas capillas se encuentran los vitrales góticos que llenan de luz el ábside. Hay una galería en forma de U que está por encima de las capillas laterales y sobre esta galería y las capillas radiales de la girola dando la vuelta a toda la nave central hay un falso triforio, desde donde se pueden ver las claves de bóveda a una corta distancia.

En las naves laterales hay otras 17 capillas, cubiertas por ojivas de seis tramos, con arcos apuntados en cada entrada; hay dos capillas colocadas entre cada contrafuerte con proyección interior. A estas capillas se ha de unir la capilla de Santa Lucía con entrada desde el exterior. En 1997 con motivo de la boda real que tuvo lugar se dibujaron los primeros planos completos de la Catedral de Barcelona incluyendo el claustro y las construcciones que se fueron agregando a lo largo del tiempo.[4]

El origen de la catedral está en una basílica paleocristiana dedicada a la Santa Cruz (siglos V-VII), de la que quedan algunos restos situados en el subsuelo de la actual plaza de Sant Iu y de la calle dels Comtes, así como algunos restos escultóricos que se conservan en el Museo de Historia de Barcelona.[5]​ Era un templo de tres naves, con un baptisterio de planta cuadrada que albergaba una piscina octogonal.[6]​ Esta basílica perduró en época visigótica, y durante la ocupación musulmana de la ciudad (718-801) pudo haber sido convertida en mezquita.[7]

La basílica paleocristiana fue restaurada gracias a la iniciativa del obispo Frodoí hacia el 877, en ocasión del traslado de los restos de santa Eulalia a la cripta de la catedral. Sin embargo, poco se sabe del aspecto de la catedral en esta época, aunque se tienen noticias de que había dos altares dedicados a santa Coloma y santa María. El edificio pudo sufrir desperfectos durante la invasión de Almanzor (997), ya que poco después consta una donación «ad restaurationem nostre matris ecclesie».[8]

La catedral fue reformada nuevamente en estilo románico, aunque tampoco se tienen muchas noticias de esta nueva construcción, excepto que fue consagrada en 1058, lo que permite suponer que debía ser un edificio diferente del paleocristiano o prerrománico. Probablemente ocupaba el espacio central de la actual catedral gótica, y si seguía el modelo de otras iglesias de la época —como la catedral de Elna o el monasterio de Sant Cugat del Vallès— debía tener tres naves con tres ábsides escalonados y pórtico de entrada; también tenía un campanario, que lindaba con el Palacio Condal. En 1186 consta la fundación de un altar consagrado a santo Tomás de Canterbury.[9]

Se iniciaron las obras de construcción de la catedral gótica en mayo de 1298, reinando Jaime II y bajo el mandato obispal de Bernardo Pelegrí (1288-1300), empezando por la cabecera, desmontando a la vez la antigua catedral románica y aprovechando algún elemento escultórico como las impostas de la puerta de San Ivo.[10]​ Las obras no se plantearon como la construcción de una nueva catedral sino como una reforma y ampliación de la catedral románica,

que se hizo por fases sin derribar nunca completamente el templo y haciéndolo servir para el culto durante toda la obra. Así la catedral gótica conserva el mismo eje que la románica y el deambulatorio está construido alrededor del ábside románico.

En la primera etapa se construye el ábside, las capillas radiales y la cripta del presbiterio que se terminó en 1338 siendo el maestro de obras Jaime Fabre, primero del que se tiene noticias, durante el mandato del obispo Ponç de Gualba (1303-1334). No se sabe cuando Fabre dejó el cargo de maestro de obras, pero en 1358 ya estaba Bernat Roca construyendo los primeros tramos de la bóveda mayor y la galería de encima de las capillas; también fue este maestro el que comenzó el claustro. En 1384 el rey Pedro el Ceremonioso escribió una carta a Roca quejándose de haber roto las cañerías que llevaban agua al palacio real, por el poco cuidado que se tenía al ir derrumbando la catedral románica; Roca se hizo cargo de su reparación. Fallecido en 1388, continuó el picapedrero Pere Viader hasta el año 1397 en que fue maestro de obras el arquitecto Arnau Bargués, realizador de la sala capitular. Su ayudante Jaume Solá ocupó el cargo desde 1407 a 1412. Le sucedió Bartolomé Gual que permaneció largo tiempo en el cargo hasta el año 1441 y fue el constructor del cimborrio realizado con artesonado de madera; consta que se trasladó a Valencia para observar el de aquella ciudad. También trabajó en el claustro. Andrés Escuder fue nombrado el 1 de marzo de 1442 hasta que dimitió en 1463, siendo el que terminó el claustro y prácticamente la estructura total del templo. En espera de poder realizar la fachada, que ya estaba trazada por Carles Galtés de Ruan (llamado el Carlí) con fecha de 27 de abril de 1408.[12]​ Se puede decir que las obras de la construcción gótica duraron unos 150 años.

Con motivo de la Exposición Universal de Barcelona (1888), después de casi cuatrocientos años sin hacer grandes obras en la catedral, gracias al promotor Manuel Girona i Agrafel y sus hijos, se reanudaron las obras, se convocó el concurso para la edificación de la fachada en el año 1882, estableciendo como criterio estilístico a seguir el gótico.[13]​ Fue adjudicado a Josep Oriol Mestres, arquitecto titular de la catedral desde el año 1855.[14]​ Se inspiró en las trazas realizadas en el año 1408 por Carles Galtés de Ruan.[15]

La fachada neogótica de 40 metros de ancho, consta de la portada flanqueada por dos torres con altos pináculos, está ornamentada con todo tipo de elementos de estilo gótico de líneas verticales y con gran profusión de imágenes de ángeles y santos.

El cimborrio, diseñado por el arquitecto Augusto Font Carreras tiene una altura de 70 metros y se llevó a cabo entre los años 1906 y 1913. El coronamiento exterior del cimborrio, se concluye con la imagen de Santa Elena, madre de Constantino, que se dice fue la que reencontró la verdadera Cruz, advocación de la catedral junto con la de Santa Eulalia; esta escultura fue realizada por el artista Eduard Alentorn. En las terminaciones de las cresterías hay imágenes de ángeles alados.

Cinco son las puertas de la Catedral de Barcelona:

Puerta principal

Portal de San Ivo

Puerta de la Piedad

Puerta de Santa Eulalia

Puerta de Santa Lucía

De finales del siglo XIII son las dos torres campanario, de inicios de la construcción gótica, cuya situación corresponde a los extremos del crucero. Ambas son ochavadas y de 53 metros de altura.

Una de las torres llamada de las horas o reloj, se sustenta sobre la entrada de San Ivo.[18]​ Se encuentra en esta torre la campana llamada Eulalia, que es la más grande con 3 toneladas de peso; es la que toca las horas y con el nombre de Honorata la que da los cuartos. La estructura superior es de hierro y está magníficamente ornamentada. Fue construida a finales del siglo XIX de estilo modernista. La otra torre es la encargada de las horas eclesiásticas. En ésta hay diez campanas, todas con nombres femeninos.[19]

Como la mayoría de las catedrales góticas, también la de Barcelona tiene gárgolas, por donde se vierte el agua de la lluvia de los tejados. Representan animales fantásticos, como leones, unicornios y una de las más famosas es la que representa un elefante. Las más antiguas son las de la parte del ábside al lado de la puerta de San Ivo de principios del siglo XIV. Las gárgolas del claustro son del siglo XV, y las de las cuatro esquinas representan los símbolos de los Evangelistas.

Según la tradición popular son brujas que, cuando pasaba la procesión del Corpus Christi, escupían, siendo castigadas a quedarse petrificadas como figuras monstruosas, con la misión de escupir el agua de los tejados de la catedral.

La capilla de Santa Lucía está situada en un ángulo del claustro con entrada exterior. Se construyó entre los años 1257 y 1268 de estilo románico tardío, bajo el mandato del obispo Arnau de Gurb (1252-1284). Originalmente era la capilla del Palacio Episcopal de Barcelona. De planta rectangular con bóveda de cañón apuntado y de dimensiones muy reducidas, está edificada con dovelas muy regulares, su fachada tiene puerta con arco semicircular con arquivoltas y capiteles esculpidos con figuras geométricas y de animales; sobre el centro de su fachada se alza una pequeña espadaña de dos huecos.

En el interior tiene dos sepulcros bajo dos arcolosios, el del lado de la epístola corresponde al obispo Arnau de Gurb y el otro al del canónico Francesc de Santa Coloma del siglo XIV, sobre el cual hay un calvario tallado en piedra con el fondo de cristal azul.

Tenía una puerta lateral que se abría a la calle del Obispo, tapiada en el año 1821, y, además en la actualidad, tiene una puerta posterior que permite acceder al claustro.

Consagrado en el año 1337 por el obispo Ferrer Abella (1335-1344), el ara de tres metros de longitud es de mármol blanco y está sostenido por dos capiteles del primitivo templo visigótico del siglo VI. En el fondo y a media altura de las columnas centrales se puede ver la imagen de la exaltación de la Cruz rodeada por seis ángeles, del escultor Frederic Marès, realizada el año 1976 y en su parte inferior está situada la cátedra, tallada a mediados del siglo XIV en alabastro; el respaldo de madera es del año 1967 y sobre él está el escudo del cardenal arzobispo Ricard Maria Carles i Gordó (1990-2004).

Hasta 1976 estuvo en este lugar un retablo mayor gótico del siglo XIV, de tipo arquitectónico --una estructura de crestería ornamentanda, sin esculturas ni pinturas--, de madera dorada. En la hornacina central había una cruz de talla del año 1746. Para adaptar el presbiterio a las directrices del Concilio Vaticano II fue retirado y hoy puede verse en la cercana parroquia de San Jaime, en la calle de Ferran.

Los vitrales o vidrieras, son considerados como una de las características del gótico, con la abertura de grandes ventanales para dar paso a la luz exterior, después de la época románica, que las construcciones eran de muros gruesos y sin aberturas o si las había, pocas y muy estrechas, con excepciones como la de la Catedral de Augsburgo del año 1100 con figuras precursoras de las góticas.

Las vidrieras góticas en la catedral, están todas diseñadas con el mismo esquema de tres calles, el central con la imagen del titular y los laterales con decoraciones geométricas que enmarcan escudos reales, de la ciudad, ángeles, etc. y coronamiento trilobular. Las épocas de los vitrales se pueden dividir en tres partes:

La primera, datada de los años 1317- 1334, por el escudo del obispo Ponç de Gualba que se aprecia en el vitral de la Santa Cruz y Santa Eulalia y recoge todos las vidrieras de la cabecera, sobre las capillas radiales. Además de este, el de San Pedro, el del papa San Silvestre en los laterales con cabezas de santos obispos del autor llamado Maestro de San Silvestre del año 1386, el de San Esteban.

La segunda etapa, alrededor del año 1400, son las de los extremos del ábside: San Andrés con los escudos del obispo Armengol del año 1398/1408, y la de San Antonio Abad, realizada por Nicolau de Maraya en los años 1405/1407.

La tercera etapa o grupo son las realizadas en el siglo XV, como la vidriera de San Miguel arcángel y la principal, situada en la capilla del baptisterio, del año 1495, su autor fue Gil de Fontanet con cartones dibujados de Bartolomé Bermejo. Tal como se puede leer en la franja inferior del vitral se trata del Noli me tangere.[20]

Realizadas en el siglo XX, son las que se encuentran en el triforio a los pies del templo: Costeada por la Diputación de Barcelona es la que representa a San Jaime, San Antonio Abad, San Alejandro y Santa Joaquina Vedruna; pagada por el Ayuntamiento de Barcelona con San Severo, San José Oriol, San Medir y San Vicente Ferrer; Nuestra Señora de los Ángeles y San Bartolomé, sufragada por Bartomeu Barba, gobernador de Barcelona; Nuestra señora del Busto y San Gregorio, con el escudo del obispo Gregorio Modrego, etc.

La restauración llevada a cabo en el año 1970, permitió descubrir la policromía de las claves de bóveda que el paso de los siglos había ido oscureciendo.

La catedral tiene en total 215 claves, siendo las de la nave principal las más grandes, de dos metros de diámetro y con un peso de 5 toneladas. Las claves de la bóveda central empezando por el prebisterio son:

Otra gran clave es la que se encuentra en la cripta de Santa Eulalia, representando a la santa con la Virgen María y el Niño. Cerca de la puerta de San Ivo, su clave representa a San Pedro, rodeada por otras cuatro más pequeñas de forma trilobuladas; en la puerta de la salida al claustro, en el lado opuesto, representa a San Juan Bautista con el águila, también rodeada por otras cuatro más pequeñas.

Santa Eulalia (sobre el presbiterio)

Padre Eterno rodeado de angelotes de Pere Johan

Clave de bóveda de la Virgen de Misericordia

San Jorge (sobre la fuente del claustro)

La cripta está situada bajo el presbiterio y su construcción se debe a Jaume Fabre, a principios del siglo XIV.[21]​ La entrada por una amplia escalera bajo un arco casi plano, ornado en el centro con el retrato de un obispo, parece ser de Ponç de Gualba, bajo cuyo mandato se construyó, y a sus lados grupos de pequeñas cabezas de personajes de la época. En los muros laterales de la escalera se encuentran dos arcos con esculturas de testas humanas, que eran la entrada a dos capillas tapiadas en el año 1779 por unas obras de remodelación para adelantar la escalinata hacia el altar mayor. La bóveda aplanada está dividida en doce arcos que van todos a converger a una gran clave de bóveda central, que representa, la Virgen María con el Niño Jesús que le coloca la diadema del martirio a Santa Eulalia. Fue terminada en 1326, aunque el traslado de los restos de la santa, no se hizo hasta 1339.

El nuevo sarcófago de alabastro, lo labró el escultor de Pisa, Lupo di Francesco;[22]​ se encuentra expuesto tras la mesa del altar, en el centro de la cripta, sostenido por ocho columnas de estilos diferentes con capiteles corintios dorados. En la tapa y sus lados están talladas escenas del martirio de Santa Eulalia, en los cuatro ángulos superiores hay ángeles-lámpara y en el centro una Virgen con Niño. Se guarda en la pared del fondo su antiguo sepulcro del siglo IX, junto con la inscripción del año 877 del hallazgo de las reliquias en Santa María del Mar llamada Santa María de las Arenas.[23]​ La transcripción de las placas dice así:

Las obras del coro empezaron bajo el mandato del obispo Ramon d'Escales en 1390.

Los muros del coro fueron hechos por Jordi de Déu con ménsulas representando a profetas del Antiguo Testamento, como también en el lateral izquierdo realizó la escalera de acceso al púlpito con dos pequeñas esculturas representando la Anunciación en las jambas de la entrada a la escalera.

En el año 1394 se encargó a Pere Sanglada, escultor ya consagrado, que realizara la sillería del coro, viajó por orden del cabildo a Gerona, Elna, Carcasona y finalmente a Brujas, donde compró la madera de roble para su ejecución. Se rodeó de buenos ayudantes como Pere Oller y Antoni Canet, empezando la primera fase del coro con la sillería en cuyos medallones de los brazales y en las misericordias, es donde se concentran las más importantes esculturas. De temas variados, los religiosos son los menos representados y son las escenas de danza, juegos y música, entre otras las que llaman más la atención.

Se encarga a Pere Sanglada la realización del púlpito, también de roble, de forma prismática, con un fondo arquitectónico de tracerías y pináculos donde hay quince imágenes representando entre otras a Jesucristo con San Pedro y San Pablo, y otro panel de la Virgen con Santa Eulalia y Santa Catalina. En la parte inferior del púlpito hay arquerías con claves de bóveda representando las de la catedral. Se finalizó en 1403.

Años más tarde se continuó el coro con la sillería de Macià Bonafè que talló otras 48 sillas finalizando en el año 1459. Con esta obra, pasó la de Pere Sanglada a ser la sillería alta.

El alemán Michael Lochner fue el encargado en 1483 de las tallas de los doseles en forma de altos pináculos que por su muerte en 1490, tuvo que continuar su ayudante Johan Friederich Kassel, hasta el año 1497.

En 1517, el escultor Bartolomé Ordóñez realiza las mamparas para el acceso a la sillería con escenas del Antiguo Testamento y la Pasión.

Carlos I, decide que la celebración del XIX capítulo de la orden del Toisón de Oro sea en Barcelona y manda habilitar el coro de su catedral para la fecha del 5 de marzo de 1519. Joan de Burgunya fue el encargado de pintar la correspondiente heráldica en los 64 plafones de los sitiales, correspondientes a:

Es una obra renacentista, realizada por el burgalés Bartolomé Ordóñez, que se sabe que en 1519 trabajada en esta obra, proyectándola como una columnata dórica, coronada con balaustrada y que entre sus intercolumnios consta de cuatro escenas en relieve de la vida de Santa Eulalia, dos en cada lado de la puerta y en sus extremos unas hornacinas que contienen esculturas corpóreas.

No pudo completar la realización de la obra, debido a su muerte prematura ocurrida en Carrara en 1520, donde se había desplazado para comprar mármol e ir realizando el encargo y fue terminada por su discípulo Pedro Villar de acuerdo con el proyecto de su maestro en 1564.

Los relieves que representan el Juicio de Santa Eulalia por Daciano y la Quema de Santa Eulalia junto con las figuras exentas de San Severo y Santa Eulalia, pertenecen a Bartolomé Ordóñez.

Según el historiador Justi precisó que Villar había trabajado en el trascoro de Barcelona en los años 1562-1563, «los relieves de la flagelación y crucifixión, aunque bien hechos, pero fríos, sin embargo, como obra de un imitador». También era de esta opinión José Camón Aznar. Estudios posteriores han dado como obra de Pedro Villar sólo el relieve de la Crucifixión de Santa Eulalia, y el otro relieve de la Flagelación de Santa Eulalia es obra posterior a la muerte de Villar y realizada por el escultor Claudio Perret, en 1619-1621.[25]

Su fecha de construcción fue en el año 1538. Se encuentra bajo el campanario de la puerta de San Ivo. Unas grandes puertas cerraban su caja, pintadas por Pere Serafí "el Griego" en 1560; estas sargas, fueron retiradas en 1950 y se conservan en el Museo de la Catedral.

Del tipo de este órgano, sólo hay cuatro en Europa, en Daroca, en Palma de Mallorca y en Perpiñán. La obra original del órgano estuvo a cargo de Pere Flamech i el tallista Antoni Carbonell. Desde entonces el órgano recibe aportaciones de al menos 16 organistas que supone una serie de modificaciones para adaptarlo a los gustos estéticos de cada época, recibiendo todo tipo de innovaciones estéticas y mecánicas, siendo las últimas intervenciones las realizadas por Gabriel Blancafort desde el año 1984 hasta 1994.

La caja del órgano es la original, de estilo renacentista, plana, de la escuela catalana como las cajas de los órganos de Santa María del Mar (1560), la catedral de Tarragona (1557), la de la catedral de Valencia (1510) entre otras. De dos cuerpos, el mayor de 16 pies, siendo sus tubos los originales excepto los dispuestos en trompetería horizontal además de una pequeña caja de cuatro pies situada en el centro de la tribuna del órgano en la espalda del organista.

En el interior del órgano hay tubos de todas las épocas de las distintas intervenciones que ha recibido, las cuales se han respetado al máximo en las últimas intervenciones. Toda la parte técnica es actual.

Consta el órgano actual de nueva planta de cuatro teclados de 56 notas y pedal de 30 notas, tracción mecánica y una distribución de cuerpos sonoros que siguen los preceptos del "Werkprinzip", mote del siglo XX que define la disposición interna de los órganos barrocos alemanes:

Además de acompañar musicalmente los actos litúrgicos, se celebran con frecuencia, en la catedral, grandes conciertos.

Conocida por capilla de San Olegario y del Santísimo Sacramento, así como también del Santo Cristo de Lepanto, una de las imágenes con más devoción de la catedral y la advocación de Cristo más venerada de Barcelona.[27]

La sala capitular fue construida por Arnau Bargués en el año 1407 con una magnífica resolución arquitectónica de planta rectangular cubierta con una gran bóveda de crucería estrellada. La clave de bóveda central de la capilla, representa el Pentecostés y fue realizada por Juan Claperós en 1454.

Al ser canonizado el obispo de Barcelona, San Olegario en 1676, se decidió destinarla a su mausoleo. Sobre el sagrario está colocado el sepulcro barroco con una urna de cristal que permite ver el cuerpo incorrupto del santo, obra de los escultores Francesc Grau y Domènec Rovira el Joven. Sobre esta obra se puso la estatua yacente del obispo Olegario que ya había sido ejecutada por el escultor Pere Sanglada en 1406.

Sobre esta tumba se encuentra el Santo Cristo de Lepanto[28]​ datado del siglo XVI, que hasta 1932 se había venerado en la capilla central de la girola, a los pies del crucifijo hay una imagen de la Dolorosa, reproducción de una escultura de Ramón Amadeu. En ambos lados del altar está la entrada al camarín, ornado con mármoles, puertas talladas y el techo artesonado con unos paneles con pinturas; en el centro de esta sala se venera los restos de San Rufo de Aviñón, muerto en 1137.

Por la construcción de carácter del gótico meridional, los contrafuertes tenían proyección interior, lo que permitía la creación de capillas dobles con gran profundidad entre ellos, con bóvedas de crucería. Se sabe por los documentos que a principios del siglo XV, ya estaban casi todas provistas de retablo. Como solía pasar en casi todas las grandes catedrales, a lo largo de los años sufrían alteraciones tanto en la substitución, por corrientes de nuevas artes del momento, de los retablos góticos por barrocos, como de las advocaciones, por cambio de benefactores. Los gremios artesanales fueron los más importantes a la hora de la sufragación de las capillas de la catedral de Barcelona, encargando la realización de los retablos e imágenes a los mejores artistas del momento, lo cual hace que el recorrido por todo el perímetro de la catedral sea como una visita a un museo.

Descritas desde la puerta principal hacia el altar.

A los pies del templo se encuentran dos capillas una a cada lado de la puerta de entrada principal:

Se describen de la puerta principal al altar:

Retablo barroco de San Severo.

Retablo barroco de San Marcos.

Retablo barroco de San Bernardino.

Retablo barroco de la Virgen del Rosario.

Retablo gótico de San Bartolomé y Santa Isabel.

Retablo de San Sebastián y Santa Tecla.

Descritas en sentido de las agujas del reloj:

Retablo barroco de la Glorificación de la Virgen

La Coronación de la Virgen,

Retablo barroco de La Merced.

Retablo gótico de Santa Clara y Santa Catalina

Retablo gótico de San Gabriel y Santa Elena

Retablo renacentista de San Juan Bautista.

Retablo gótico de la Transfiguración

La sacristía consta de tres salas; en el muro de entrada hay elementos de crestería de piedra coronados por una cruz. En 1408 se amplió con la salita del tesoro y en el año 1502 con la otra sala, donde se revisten los sacerdotes.

Entre las piezas que guarda para el culto destaca la custodia procesional, realizada en plata y oro con aplicaciones de pedrería, es de arquitectura gótica con algún elemento renacentista. Se trata de una obra de finales del siglo XIV. El ostensario con un viril de pedrería representa una catedral gótica. Descansa sobre una silla donada por el rey Martín el Humano (1396-1410), según consta en los libros de inventario de la sacristía. La silla es de madera tallada --la obra es tan fina, que a menudo se lee que es obra de platería u orfebrería--, dorada, de estilo gótico flamígero, es portátil y desmontable.

Como piezas importantes son también la cruz procesional de Francesc Vilardell del año 1383, de plata dorada con las imágenes del Crucifijo y de Santa Eulalia, adornada con esmaltes de los cuatro evangelistas en los brazos de la cruz, y es de resaltar la cruz del rey Martín del año 1398 con su Lignum Crucis.

Y como digno de mención aquí también guarda la espada de Pedro de Portugal, conde de Barcelona y es considerado una de las más bellas del mundo.[35]

En la Catedral están los restos de algunos soberanos y personas reales del condado de Barcelona y la Corona de Aragón.

Junto a la sacristía, situados en posición elevada en la pared, y sobre un fondo de pinturas de 1545 ejecutadas por el pintor portugués Enrique Ferrandis o Fernandes, están los sepulcros de:

Es posible que durante la construcción de la catedral gótica también se inhumaran en estos féretros los restos de:

que habían sido enterrados en la antigua catedral, y cuyo rastro se perdió.

Al otro lado de la nave, frente a este muro, y entre el transepto y la Capilla de los Santos Inocentes, en 1998 se instalaron dos sepulcros de piedra con los restos de las personas reales que fueron trasladadas en 1852 a la Catedral, a una de las capillas del claustro, desde su enterramiento original del convento de Sant Francesc de Barcelona, que había sido derruido en 1837. Los sepulcros tienen sendas esculturas de Frederic Marès.[36]​ Los restos conservados son de:

- en una urna:

- en la otra:

En tiempos del obispo Frodoí en el siglo IX fue cuando se instituyó el colectivo de canónigos y el nuevo claustro gótico está emplazado en el mismo lugar que ocupaba el primitivo románico. Su construcción data de los siglos XIV y XV y participaron grandes arquitectos como Andreu Escuder y escultores como los Claperós, padre e hijo.

Al claustro se accede por las puertas exteriores de la Piedad y de Santa Eulalia además de la del interior de la catedral situada en el crucero realizada en mármol blanco con arquivoltas de finas columnas y un tímpano claramente gótico.

Esta puerta que comunica la catedral con el claustro se abre en el lado opuesto al portal de San Ivo. Realizada en mármol blanco italiano y factura románica, aunque es ligeramente ojival, actualmente se cree que era una de las puertas laterales de la catedral románica, que se encontraba en el mismo lugar,[37]​ si bien durante el siglo XX diferentes autores han estado defendiendo que era la puerta principal (trasladada y reducida para convertir el arco de medio punto en ojival)[38]​ o que era una obra importada de un taller italiano. Tiene arquivoltas decoradas con motivos geométricos y sobre los capiteles, las impostas y los ábacos hay esculpidos temas del Antiguo y Nuevo Testamento y luchas del hombre con fieras. Sobre las arquivoltas hay añadida una crestería gótica posterior que ayuda a integrar la puerta al conjunto de la catedral.

En el centro se encuentra un jardín renovado a últimos del siglo XIX con magnolios y grandes palmeras y correteando por allí trece ocas blancas.

En el ángulo más cercano a la puerta de la Piedad se puede ver un templete con la fuente del maestro de obras Escuder, en cuyo centro se encuentra una clave de bóveda con la escena de San Jorge luchando con el Dragón de los escultores Antoni y Joan Claperós del año 1448 y otra escultura de San Jorge con caballo situada en el centro del surtidor del agua de la fuente. Esta escultura es obra del escultor contemporáneo Emili Colom, realizada en 1970.

En los arcos del claustro se pueden ver escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, así como la leyenda del Árbol de la Santa Cruz, en los relieves tallados en la franja a modo de capitel que rodea las columnas de los arcos ojivales.

En tres de sus galerías se encuentran capillas, que en un principio estaban bajo la advocación del patrón de alguna institución o gremio, así como panteón de alguna familia, todas ellas están cubiertas con bóveda de crucería cuatripartitas con claves de bóveda en su centro de unión. Como capillas modernistas las de la familia Sanllehy, realizada por el artista Josep Llimona y la de la familia Girona, representando las tres virtudes, la fe, la esperanza y la caridad del escultor Manuel Fuxá; el crucifijo es obra del escultor Eduard Alentorn del año 1910.

L'ou com balla (literalmente el huevo como baila) es una tradición propia de la ciudad de Barcelona, que tiene lugar el día de Corpus Christi y que se realiza en varios surtidores uno de los cuales es el del claustro de la catedral.

Está situada con entrada por la galería norte del claustro, (la única que no tiene capillas) junto a la capilla de Santa Lucía. Consta de dos estancias, la de la cabrevación[39]​ y la nueva sala capitular, del siglo XVII con planta rectangular y cubierta con bóveda de cañón con lunetas, totalmente decorada con pinturas; en el plafón central se representa la Glorificación de Santa Eulalia y San Olegario, en los laterales están pintados con figuras alegóricas con textos de las Sagradas Escrituras. Es obra del pintor barcelonés Pau Prim.

La colección de obras no es muy extensa, pero sí significativa. Del antiguo templo románico, destaca la pila bautismal de forma trevolada del siglo XI.

En pintura, entre diversas tablas góticas, destaca la obra de Bartolomé Bermejo, sufragada por el canónico Lluís Desplá, La Piedad pintada sobre tabla en 1490.[40]​ Del pintor Jaume Huguet, el retablo de San Bernardino y el Ángel Custodio de los años 1465/1470.

Se exponen también magníficos frontales de altar bordados, representando escenas de la vida de Jesús del siglo XV.

La imagen de terracota de Santa Eulalia realizada por Antoni Claperós, es la que había estado colocada en el tímpano de la puerta de Santa Eulalia de la Catedral, donde en la actualidad hay una reproducción.

A partir del año 2005, se empezaron unas obras de reconstrucción en la fachada principal junto con las dos torres laterales y el cimborrio. Debido a la dilatación que se produce por el cambio de temperatura y las filtraciones de agua dentro de las piedras, que están ancladas por elementos de hierro, ya oxidados, se quebraban con el peligro de desprendimientos.

Los arquitectos encargados de su restauración son Josep Fuses i Comalada y Mercè Zazurca i Codolà. Su presupuesto inicial fue de más de cuatro millones de euros, que junto con otros estudios posteriores de reforzamiento del perímetro de la catedral, asciende a unos siete millones; se deberá desmontar una tercera parte de la fachada y substituir las piedras destrozadas y los anclajes de hierro por otros de acero inoxidable o titanio. En principio la piedra será como la original de Montjuïc. A pesar de que la cantera ya fue clausurada, el ayuntamiento tenía piedra guardada en sus depósitos municipales. De no haber suficiente con estas reservas, se traería una piedra similar procedente de canteras escocesas.[41]

Xavier Barral i Altet narra algunas de las numerosas leyendas y costumbres sobre la catedral.

Según creencia popular, los viernes daba mala suerte chocar dos o más llaves; cuando se tenía que cerrar la catedral, se anunciaba precisamente con el ruido que ocasionaba el choque de llaves, menos el viernes que se hacía sonar una campanilla y los monaguillos llevaban las llaves una en cada mano.

Se dice que la muerte de los canónigo la anunciaba San Benito tres días antes, con tres golpes de maza en la bóveda para que resonara en todo el templo y si se trataba del obispo hacía sonar la campana Tomasa, también tres veces.

Cuando salía la procesión del Corpus los cañones del castillo de Montjuïc lo anunciaban con cañonazos y se cerraban todas las puertas de la muralla de la ciudad, hasta que la Custodia volvía a entrar en la catedral.

Debajo del órgano estaba colgada la carassa (caraza), una cabeza de turco (se colocó tras la batalla de Lepanto) de cartón, que en el día de los Santos Inocentes, cuando el organista tocaba una nota más grave, abría su boca y arrojaba golosinas por ella. A partir de 1970 se encuentra en el triforio de la catedral.

Era creencia popular que las esculturas de la fachada gótica se habían llegado a esculpir y estaban escondidas bajo tierra, en las escalinatas de la entrada a la catedral, en espera de la construcción de la fachada; cuando en el siglo XIX se llevaron a cabo las obras de la fachada principal, mucha gente acudió a ver la extracción de las esculturas; al no ser así, se han creado nuevas habladurías sobre su destino.



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