La Central Nuclear de Laguna Verde es la única central nuclear de generación eléctrica de México. Se encuentra en el municipio de Alto Lucero de Gutiérrez Barrios, en el estado de Veracruz.Comisión Federal de Electricidad. Cuenta con una capacidad de 1640 MW instalada en dos unidades generadoras de 820 MW eléctricos cada una. Está certificada por el organismo regulador nuclear de México, la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias. La Secretaría de Energía otorgó las licencias para operación comercial a la unidad 1 el 29 de julio de 1990 y a la unidad 2 el 10 de abril de 1995. La central es propiedad de la CFE (Comisión Federal de Electricidad), y es operada y administrada por esta a través de la Gerencia de Centrales Nucleoeléctricas. Además, está sujeta a la supervisión de organismos nacionales e internacionales, que tienen como objetivo asegurar que cumpla con las regulaciones necesarias para operar de forma segura.
La central nuclear está sobre la costa del Golfo de México en el kilómetro 42.5 de la carretera federal Cardel-Nautla, en la localidad de Palma Sola, municipio de Alto Lucero de Gutiérrez Barrios, estado de Veracruz. Cuenta con un superficie de 370 ha; está a 60.8 km al noreste de la ciudad de Xalapa, 72 km al noroeste de la Ciudad de Veracruz y a 272 km al noreste de la Ciudad de México.
La idea de instalar reactores nucleares de potencia en México surgió en el marco de la promoción internacional de tecnología nuclear a mediados del decenio de los años cincuenta de la mano del programa “Átomos para la paz” de Estados Unidos y la Organización de las Naciones Unidas. Para finales de la década, técnicos y científicos mexicanos, asociados a las tareas universitarias o a las labores en compañías extranjeras de electricidad, promovieron la realización de conferencias y seminarios sobre la energía nuclear y sus aplicaciones.
Informes respaldados por científicos e investigadores como José Ortiz Tirado (presidente de la Comisión Nacional de Energía Nuclear, fundada en 1956) y el doctor Nabor Carrillo Flores, señalaban como probables lugares de instalación el Distrito Federal, Monterrey y Chihuahua. Más tarde, en 1966, la Comisión Federal de Electricidad comenzó un estudio de factibilidad para instalar una planta nucleoeléctrica en México. La CFE contó con la asesoría del Grupo de Análisis de Decisiones de Stanford Research Institute. Alrededor de octubre de ese mismo año, se mencionaron como posibles lugares: Valle de Bravo, Apasco y por primera vez, Laguna Verde. En 1968, se formalizó ante el presidente Gustavo Díaz Ordaz, la solicitud para la instalación de una central con un reactor de 654MWe en Laguna Verde, Veracruz.
Durante 1969, se llevó a cabo el concurso para ganar la licitación del reactor y el turbogenerador. Un año más tarde comenzó la recepción de propuestas, pero el cambio de gobierno (Luis Echeverría tomó posesión el primero de diciembre de 1970) entorpeció el proceso. Fue hasta 1972 que se decidió acelerar el proyecto. En mayo se firmó el contrato con General Electric para la compra del reactor y con Mitsubishi para la del turbogenerador. En agosto del mismo año comenzaron los trabajos de ingeniería. Debido a problemas con las licitaciones de construcción y con el Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM), los trabajos de construcción comenzaron hasta 1976.
En enero de 1978, Estados Unidos suspendió el suministro de uranio enriquecido hacia México, alegando no haber llegado a un acuerdo en la transferencia de tecnología ni en el procesamiento de la energía nuclear. El problema principal fue que México no estaba dispuesto a dar a los Estados Unidos los residuos de uranio producidos por la Central de Laguna Verde y que, Estados Unidos temía, podían ser usados para la fabricación de armas nucleares. El embargo se levantó casi un año después cuando se permitió a un equipo del país norteamericano visitar las instalaciones de Laguna Verde.
En 1982, un recorte presupuestal disminuyó el ritmo de construcción de la primera unidad y suspendió temporalmente la obra en la unidad dos. Durante 1986 y 1987, se visibilizaron las primeras protestas importantes en contra de la construcción y operación de la central nuclear.
El 29 de julio de 1990 comenzó a operar la unidad uno y la unidad dos el 10 de abril de 1995.
En 2007, la CFE firmó una licitación con Iberdrola y Alstom para mejorar la capacidad en un 20 % (el equivalente a 255 MW) y cambiar los turbogeneradores. La actualización culminó en 2013.
En la XIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que se celebró en la Ciudad de Estoril, Portugal, el entonces presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, entregó el Premio Iberoamericano de Calidad “ORO” 2009 a la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde. El premio fue otorgado "tras la evaluación realizada por once expertos internacionales en materia de calidad total, quienes destacaron sus fortalezas en: procesos y sistemas de gestión de clase mundial con un enfoque creativo e innovador; excelentes resultados técnicos y financieros; empresa del conocimiento con enfoque hacia la mejora continua; profundo respeto al medio ambiente y compromiso con la responsabilidad social; transparencia y personal de alto desempeño con un gran sentido de pertenencia."
En 2015, obtuvo el Premio Internacional de Calidad de categoría World Class, que otorga la Organización para la Calidad de Asia-Pacífico (OPQO). El premio "reconoce los altos estándares de calidad en la administración de los procesos de la planta, en su planeación estratégica, enfoque al cliente, enfoque al mercado y los resultados de negocios de esta, entre otros indicadores."
Según la Comisión Federal de Electricidad “durante 2015, la Central Laguna Verde generó 11 176.5 GWh (gigavatios hora), siendo la generación neta histórica más alta tomando en cuenta que se tuvo una recarga de combustible en el año 2015”.
El movimiento antinuclear en México comenzó a principios de los años ochenta como protesta para evitar la construcción de un Centro de Ingeniería de Reactores (CIR) en la comunidad de Santa Fe de la Laguna en Michoacán, a orillas del lago de Pátzcuaro. Diversas organizaciones, como el Comité de Defensa Ecológica de Michoacán e investigadores de instituciones educativas, como El Colegio de México y la Universidad Autónoma Metropolitana, se pronunciaron en contra de la construcción del CIR porque ponía en riesgo la integridad ecológica del río. Frente a las protestas y la inconformidad, el gobernador de Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano intervino y pidió la cancelación del proyecto. Tras la victoria, el movimiento antinuclear mexicano perdió importancia.
Después del accidente de Chernóbil en abril de 1986, la construcción de la Central Nucleoeléctrica de Laguna Verde fue ampliamente criticada. Uno de los grupos más importantes de oposición a la planta posterior a 1986 fue el de Madres Veracruzanas, una organización antinuclear fundada ese mismo año por temor a que ocurriera un accidente en Laguna Verde. Campesinos de Palma Sola (la comunidad más cercana a la central nuclear) organizaron un bloqueo en la carretera del Golfo en junio de 1988, que duró tres días antes de ser retirado por fuerzas federales.
El 23 de noviembre de 1989, las Madres Veracruzanas se reunieron con el presidente Carlos Salinas de Gortari, que no estuvo de acuerdo en cerrar la planta y que expresó que era inviable convertir la nucleoeléctrica en una central de ciclo combinado. Al finalizar la reunión, el presidente prometió que se conformaría un equipo de expertos independientes que analizarían los riesgos de seguridad de la central, algo que nunca ocurrió.
Para 1990, cuando la central inició operaciones, el movimiento había perdido militancia y sólo realizó breves protestas en Xalapa.
La central Nucleoelectrica de Laguna Verde cuenta con dos reactores de agua hirviente (o en ebullición) General Electric (BWR-5), que utilizan uranio enriquecido al 4 o 5 %. La fisión se crea a partir del uso de neutrones que chocan con los átomos de uranio (en este caso). Al llevarse a cabo la reacción, denominada reacción en cadena, se libera energía en forma de calor, esta energía calienta el agua dentro del reactor y provoca que se convierta en vapor. Este a su vez fluye a través de tuberías y conductos hasta llegar a las turbinas, las cuales se mueven y transfieren el movimiento al generador que se encarga de producir electricidad, la cual se conecta a la red nacional de electricidad.
El vapor de salida de las turbinas se descarga en el condensador, condensándose por efecto de la refrigeración del mismo mediante agua de mar. Una vez en forma líquida en el condensador, el agua se re-circula al reactor para volver a iniciar el proceso nuevamente.
El reactor cuenta con sistemas de seguridad redundantes. Para controlar la reacción dentro del reactor se utilizan barras de control tipo cruciformes. Estas barras de control se introducen y se sacan del reactor de acuerdo al uso y necesidad de energía. Las barras contienen carburo de boro que se encargan de absorber neutrones y detener la reacción en cadena. En caso de que las barras no se introdujeran de manera adecuada, el reactor cuenta con un sistema que se encarga de apagar el reactor de manera alternativa a las barras de control.pentaborato de sodio, el cual es inyectado al reactor para detener las reacciones de fisión de manera controlada, permitiendo así el apagado del reactor de forma controlada.
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