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Central térmica de Andorra



La central térmica Teruel, más conocida como central térmica de Andorra, era una central carboeléctrica (central térmica que utilizaba el lignito como combustible) propiedad de Endesa. Estaba situada en el municipio de Andorra, en la provincia de Teruel (España). Entró en funcionamiento en el año 1981 y tenía una potencia de 1101,4 MW.

La chimenea de la central térmica de Andorra tiene una altura de 343 m, lo que la convierte en la tercera estructura más alta de España. El lignito empleado como combustible contiene alrededor de un 7 % de azufre. La central constaba de tres grupos de generación, cada uno de los cuales con una capacidad de 350 MW. En 1992 la central térmica de Andorra fue equipada con filtros que eliminarían más del 90 % del dióxido de azufre generado en la combustión en 2008, según la propia Endesa.

Las obras tuvieron una duración aproximada de cuarenta meses. El grupo 1 se acopló a la red eléctrica en marzo de 1979, el grupo 2 en diciembre del mismo año y el grupo 3 en abril de 1980. Se inauguró oficialmente el día 18 de noviembre de 1981 con el nombre de «Central Térmica Teruel». Para abastecerla de agua, se construyó un pantano en el río Guadalope en el término municipal de Calanda, y mediante dos bombeos se impulsa a la central.[4]

El transporte de lignito se hacía principalmente por ferrocarril, a través de una línea férrea que había sido construida en la década de 1950 por la Empresa Nacional Calvo Sotelo para el transporte de lignito a la central térmica de Escatrón, situada más al norte —junto al río Ebro—.[5]​ Tras la entrada en servicio de la Central Térmica de Teruel el lignito comenzó a ser traído por tren desde las cercanas minas de Andorra, siendo este trazado uno de los últimos ferrocarriles españoles que empleaba locomotoras de vapor.[6]​ El carbón también era traído por RENFE desde otros puntos a través de Samper,[7]​ situación que se generalizó a partir de 1984 tras la supresión de la tracción vapor de la línea y el desmantelamiento de las instalaciones de Andorra.

En diciembre de 2018, dentro del proceso de cierre de las centrales térmicas de carbón en España, Endesa solicitó el cierre de las centrales de Andorra y Compostilla II para junio de 2020. El 13 de febrero de 2020 se procedió a su desconexión de la red eléctrica, quedándose en estado disponible.[8]​ El 29 de junio de 2020 se autorizó su cierre definitivo, publicado en el BOE de 9 de julio.[1]

La central consta de un almacenamiento de lignito, una chimenea, una instalación de elevación de cenizas y tres grupos de generación. Cada uno de los grupos de generación tiene una potencia de 350 MW y dispone de una caldera, turbina y torre de refrigeración independiente.

Las torres de refrigeración son hiperboloides, que tienen una altura de 107 metros y los diámetros oscilan entre 81,2 metros en la base, 46,1 metros en la parte más estrecha y 50,7 metros en la coronación. El caudal de agua de refrigeración es de 38 000 m³/h, con una temperatura de 25 °C a la entrada y 35 °C a la salida. Se ha ido mezclando el carbón de la zona con hulla importada de mayor poder calorífico y menor contenido en azufre, en un porcentaje que se ha ido aumentando progresivamente hasta llegar al 30%. En determinadas ocasiones se utiliza el gas natural como combustible de apoyo. En los grupos de la central térmica lo que se hace es transformar la energía química del combustible en energía eléctrica. Los circuitos básicos que la componen son:

La central térmica de Andorra causa una importante degradación ambiental en las zonas limítrofes debido a sus importantes emisiones de gases contaminantes. Es una de las más contaminantes dentro de su categoría en Europa.[9]

Se considera que la central térmica es responsable de la lluvia ácida producida en las provincias de Teruel y Castellón de la Plana entre 1984 y 1987, devastándose 200 000 ha de bosques del Maestrazgo.

En 1988, veinticinco Ayuntamientos de la provincia de Castellón presentaron una denuncia por delito ecológico,[10]​ en la que se incluyó la petición de un año de cárcel contra el anterior presidente de Endesa (Feliciano Fuster) por su presunta responsabilidad en la contaminación.[11]​ La denuncia se retiró tras un acuerdo entre Endesa, ecologistas, ayuntamientos, Generalidad Valenciana y Ministerio de Agricultura. Este acuerdo incluía un compromiso de fuertes inversiones para reducir las emisiones de SO2 de la central, firmándose un convenio por el que Endesa y la Generalidad aportaban 2.000 millones de pesetas cada una y el Ministerio de Agricultura 1000 millones para paliar los daños ambientales causados por la central.

En 1992 los compromisos a los que se llegaron se materializaron en la instalación de unos filtros para el dióxido de azufre generado en la combustión y en la construcción de una planta desulfuradora.

En 1994 se creó una comisión de seguimiento medioambiental en el Maestrazgo y Los Puertos de Morella (CEAM) que mediante estudios y labores de vigilancia tienen el objetivo de vigilar las emisiones contaminantes de la central térmica de Andorra.

Según un informe presentado por Greenpeace en 2008, la térmica de Andorra ocupaba el 4º puesto entre las centrales de carbón más contaminantes de España, con una media anual de 6 828 042 toneladas de CO2.[12]

En febrero de 2018 el director general de Generación de Endesa, Manuel Morán, afirmó que con las inversiones necesarias para cumplir la directiva medioambiental europea de emisiones contaminantes (sistemas de desnitrificación), estimadas en cerca de 200 millones de euros en el caso de la térmica de Andorra, esta instalación energética «estaba claramente fuera de mercado». Endesa anunció su intención de cerrar la central en junio de 2020.[13][14]

La central cesó definitivamente su producción el 13 de febrero de 2020.[15]



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