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Champeta



La Champeta es un fenómeno musical y cultural, de hecho social y género musical. Culturalmente, se originó en los barrios marginales de Cartagena de Indias y musicalmente, en las zonas afrodescendientes. Está vinculado con la cultura del corregimiento de palenque e influenciado por géneros de procedencia africana. Cuando la Champeta incursionó en el mundo comercial, encontró en los picós (grandes sistemas de Sonido nacidos en Cartagena) su mayor plataforma de difusión.[1]​ Hoy en dia el fenómeno es conocido en todo el mundo.

La Champeta surge como apelativo o hecho social en los años 1930, como baile en los años 70's y como género musical en los años 80.

Sin tenerse una fecha exacta, los investigadores socioculturales y los sociólogos han determinado que desde antes de los años veinte se le ha llamado champetuo a los habitantes de barrios alejados del centro de Cartagena, asociados a los estratos más pobres y de características afrodescendientes.[2]

Este apelativo fue puesto por la élite económica en un intento de menospreciar a esta cultura sobreviviente. Este nombre, antiguamente aceptado y trasformado, se originó por la relación de la mencionada población con la machetilla "champeta", y se le asociaba a elementos de vulgaridad, pobreza y negritud. De esta forma es una cultura con un pasado históricamente marcada por la esclavitud y el maltrato, enfocada en los barrios más antiguos ubicados en la Isla Caimán, actualmente llamada Olaya y el barrio Pozón.

En los inicios de los años 70 este proceso cultural, que hasta ese momento incluía sus entornos, su modo de hablar, su modo de ser y sus fiestas; se hace más visible en Colombia por el desarrollo de una serie de bailes complejos con bases rítmicas procedentes de géneros como la salsa y el jíbaro, en el que luego incursionó también el reggae. Esta música se ponía a todo volumen en grandes altavoces, llamados por su población picós basándose en el extranjerismo pick up; fenómeno cultural en la música que desde los años 60 emergía en toda América latina. Estos primeros bailes, por su condición relajante y desentendida de los problemas económicos del país, fueron llamados terapia.

Pero solo hacia 1981 nace por primera vez en Cartagena la música cantada e interpretada: la terapia criolla, construida por primera vez por personajes cartageneros afrodescendientes y palanqueros de San Basilio, donde luego incursionaron cantautores y mercados de Barranquilla y en otros lugares del país.

Esta nueva música acogió como principal medio de difusión los altoparlantes "picó" anteriormente utilizados para salsa, jíbaro y reggaé; en su mayoría se dedicaron exclusivamente a la difusión de este nuevo género musical, que ahora era inspirado como resultado de discos traídos a los puertos de Cartagena de origen africano, así como colonias euroafricanas. Luego, el género musical mismo pasó de llamarse terapia criolla a terapia colombiana y por último adoptó su nombre asociado con la cultura identitaria champeta.[3]

Teniendo en cuenta las diferentes travesías que hacían personas relacionadas con este nuevo género en Cartagena de Indias a países de las Antillas y a Francia para la adquisición de nuevos discos que llamaban "champeta africana" que inspiraban el fenómeno musical en Colombia.

La concepción clásica de la champetería o champetudismo —champetuísmo en criollo español posee cuatro aspectos importantes: la expresión musical, su jerga distintiva, los "Picós" y los perreos —fiestas y verbenas—. Hay quienes dan la misma importancia a otros aspectos, como el baile, el activismo político, el diseño de la ropa, el aspecto audiovisual de sus videos, y el resto de elementos culturales. Recientemente esta cultura de hecho social se ha apropiado de aspectos artísticos diferenciales al género musical mismo, como son los manifiestos en el cine, la literatura y en las artes plásticas.[4]​En la conferencia Champeta: la Verdad del Cuento, el investigador Enrique Luis Muñoz hace notar, como en los ambientes salseros de Cartagena, ya se empleaba la expresión champetúo fuera del contexto culinario para designar a la persona problemática y de modales rústicos, esto es, como sinónimo de feo y “coralibe” o “coralón”.

Revisar el nombre de los picos más famosos es reencontrarse, revisitar, el predominio de la salsa desde y en el mundo de la caseta o verbena: El Conde, El Timbalero, El Sibanicú, El pijuán, El Ché, El Fidel o El Rojo —por el disco Rojo de Ray Barretto— son evidencias como desde la música y del ritmo, los costeños se reconocen no solamente como partes del Caribe hispano, nombrado desde la latinoamericanidad, sino desde ese Gran Caribe plurilingüe, más incluyente con respecto a la herencia de mamá África.

Es un ritmo contemporáneo que nació hace 42 años en la ciudad de Cartagena de Indias (Colombia) con una gran influencia del corregimiento de San Basilio de Palenque y que a través de los encuentros de Música del Caribe de los años 80 que se realizaban en Cartagena se extendió luego a nivel nacional e influyó recíprocamente en géneros internacionales similares como el Raggamuffin y otros.

El género Terapia nació como una adaptación de ritmos africanos (soukous, highlife, mbquanga, juju) con vibraciones antillanas (rap-reggae, compás haitiano, zouk, soca y calipso) e influencias de la música descendiente de lo indígena y afrocolombiana (bullerengue, mapalé, zambapalo y chalupa). Esta fusión de ritmos configuró una nueva cultura musical urbana en el contexto caribeño, que se consolidó en las barriadas cartageneras a mediados de los años ochenta.

Luego, en la década de 1990 sufrió una serie de cambios tanto en sus contenidos, como en su música, acompañado de fenómenos digitales, placas (intervenciones arrítmicas) y siendo tanto amada como rechazada por los sectores élites del país, generando así un género bastante diferenciado de sus orígenes que lo inspiraron.

En sus inicios se difundió a través de los potentes equipos de sonido denominados picos (pick-up) que suenan en las verbenas o casetas. Se caracteriza porque la base rítmica prevalece sobre las líneas melódicas y armónicas, convirtiéndola en una expresión musical bailable en la que predominan una fuerza y una plasticidad desbordantes. Los instrumentos empleados en la ejecución de este alegre y contagioso ritmo son la voz, la batería, las guitarras eléctricas, el bajo, las congas y el sintetizador, que añade efectos rítmicos.

Este género musical tiene, como sus elementos únicos, una división temporal de tres aceleraciones, la música inicial, el coro y un tercer elemento llamado el espeluque, que es propio de ritmos fuertes y repetitivos acompañado por lo general de placas (intervenciones digitales)

Con un lenguaje popular y lleno de inventivas los champeteros cantan sus vivencias. Las letras, sobrepuestas a pistas africanas o con música original, evidencian la actitud contestataria de los sectores afrocartageneros discriminados, que arremeten contra la exclusión social y económica o cuentan sus sueños de cambio y progreso.

Abril y Soto (2002) mencionan como las "estrellas de la champeta" aquellos artistas que han logrado trascender el entorno local y firmar contratos con los grandes sellos discográficos nacionales e internacionales.

Desde el surgimiento de la champeta hasta la actualidad se puede mencionar Aquí mencionan a

entre otros

Este último en su intención de mejorar la imagen de la palabra champeta, insistentemente oculta su significado de aspecto social y en su discurso no desea que se le asocie con nada más que música o género musical comercial, ocultando cualquier otro significado como su relación con la machetilla, con el pasado histórico respecto de la condición étnica económica de los afro-cartageneros, con su relación con los picos, con su condición en las artes plásticas, con el cine popular y con el modo de hablar o de vestir, y lejos de todo esto más bien siempre mantiene asociaciones con los fenómenos místico e icónicos de África y de palenque, y en sus diseños se remite más a lo rastafari que a lo identitario de la ciudad de Cartagena de Indias o de los pueblos de bolívar. Torres también como fenómeno importante de la champeta agrupó a los primeros cantantes de este género en el grupo musical Anne Swing que tuvo éxito internacional a finales de la década de los 80s, llegando a estar en los Top 40 de los Estados Unidos.[5]

Cimarrones al filo de la champeta (2008) de su Productor y Director Jorge Benítez, es la primera película de esta cultura que se basa propiamente en el cotidiano y el estereotipo de ser champetudo.

La gorra, realizado por Andres Lozano Pineda también en el (2008).

Bandoleros (2006) de su Director Erlyn Salgado de origen Palenquero-Cartagenero fue reconocida como la primera manifestación fílmica de esta cultura champeta por personas estudiosas del tema como son el periodista Ricardo Chica, y el investigador Rafael Escallón. Esta película fue filmada con un celular y una cámara Handican y tiene su mayor creatividad en haberse hecho circular utilizando el mercado informal, que es habitual en la música Terapia, para ser distribuida y

"3 Golpes" (2019) escrita por Manuel y Andrés Lozano Pineda para Telecaribe, es una historia donde la champeta es protagonista. Cantantes como Elio Boom, Louis Tower, Melchor el Cruel, Mr Black y Kevin Flórez son artistas invitados.



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