Christofredo Jakob, médico psiquiatra, neurobiólogo y filósofo alemán nacionalizado argentino , (Wörnitzostheim, Alemania, 25 de diciembre de 1866 - Buenos Aires, Argentina, 6 de mayo de 1956). Principal investigador en la etapa media de la tradición denominada Escuela Neurobiológica Argentino-Germana. Por disposición de 1982 del Ministerio de Salud - Centro de Investigaciones Neurobiológicas, el 17 de julio, día de la llegada de Christofredo Jakob al laboratorio recién construido en Buenos Aires, se conmemora en ese país como "Día del Investigador Neurocientífico".
En 1899 Amancio Alcorta, Ministro de Relaciones Exteriores de la República Argentina contrató al neurólogo alemán Christfried Jakob para organizar el laboratorio de neurobiología en el Hospicio de las Mercedes, hoy Hospital Borda. Jakob, entonces primer asistente de Adolf von Strümpell en la Universidad de Erlangen, era autor de dos atlas de anatomía y siguió trabajando especialmente en filosofía, produciendo aportes hasta 1953, fecha en que falleció su esposa. Jakob trabajó también en el Hospital de Alienadas, hoy Hospital Braulio Aurelio Moyano. Fue el primer profesor titular de Biología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y en la de La Plata dictó Anatomía Patológica y Biología y Sistema Nervioso. Sus obras comprenden unos 20 libros y 180 artículos. De ellas descuellan los dos volúmenes en alemán y en castellano sobre el cerebro animal y en cerebro humano (1911-1913) y la monumental “Folia Neurobiológica Argentina”, origen de una publicación periódica que aún subsiste. Los siete volúmenes publicados por Jakob (cuatro Atlas y cuatro tomos de texto editados entre 1939 y 1945) condensan el trabajo de casi medio siglo.
Acordes están sus discípulos con Braulio Moyano en estimar Vom Tierhirn zum Menschenhirn (Del cerebro animal al cerebro humano, 1911 en alemán, 1913 en castellano), del cual fue coautor de una larga sección Clemente Onelli, como el mejor libro de Jakob. Su equivalente en castellano es el “Atlas del cerebro de los mamíferos de la República Argentina”, publicado en 1913. En la “Folia” explícita Jakob el ideal de reconstruir la génesis de la organización cerebral del hombre, su “encefalogonía biológica”. La epopeya vital comienza en el protoplasma unicelular. Su reactividad primordial o plasmopsiquismo, presente en las amebas y en la cigota, llegará a convertirse en el neuropsiquismo a través de los procesos de filogenia o evolución prehistórica y ontogenia o desarrollo individual. Los celenterados (pólipos) fueron los primeros organismos con sistemas neuroepiteliales, es decir nervios en la superficie corporal, especializados en la conducción de impulsos. Más tarde en la evolución, estos sistemas se reúnen en uno central, que es neuroganglionar (serie de ganglios) en los invertebrados más complejos y neurotubular (con tubo neural) en la serie que forman los tunicados, otros procordados, y vertebrados. El plan maestro es la sucesión de canales neuronales aferentes y eferentes ligados por elementos intercalares. Los primeros son los sistemas proyectivos que conducen los impulsos que entran y salen del sistema nervioso, macrodinamismos de carga y descarga,. Intercalados entre ambos extremos están los microdinamismos: redes interneuronales de creciente complejidad en la escala filética donde permanece la excitación nerviosa reverberante, como sustrato de la memoria de corto plazo. El sistema nervioso central de los vertebrados está organizado en tres niveles jerárquicos de reacciones arqui, paleo y neoneuronales. El sistema arquineuronal tiene función refleja inmediata, comprendiendo los arcos reflejos viscerales y somáticos. El sistema paleoneuronal, asiento de las funciones instintivas, ya es capaz de prolongar en el tiempo los efectos del estímulo (poder cronotrópico). Estos dos primeros niveles son hereditarios, y constituyen el sustrato de los filopsiquismos. Finalmente, el supremo sistema neoneuronal, al servicio de la conciencia, abarca dos sectores: la corteza límbica (introyente) y la corteza lateral (ambiente). Es aquí donde el cerebro sostiene los contenidos de la experiencia individual y los objetos intencionados por la voluntad: es el ontopsiquismo.
Afirma Jakob que los primeros animales con vestigios de una corteza hemisférica son los anfibios y algunas formas de selacios, inicialmente en evolución palalela. Propone pues un origen polifilético del órgano cortical con tres tipos de realización: precórtex ependimario de los anfibios, córtex monoestratificado de reptiles y aves, y córtex poliestratificado de los mamíferos.
En cortes seriados del anfibio sin patas Caecilia lumbricoides (subfamilia Cecilidae) nota Jakob dos zonas corticales segmentarias: en la pared medial del hemisferio la formación ammónica, precursora del cuerno de Ammón o hipocampo cerebral de los animales superiores (según Jakob, participa de las funciones supremas para el olfato) y en el sector externo la formación lateral. En esta última, comprueba el esbozo de la estratificación cortical. Hay dos capas corticales originarias: una externa derivada del aparato rinencefálico (responsable del unir emociones y olfato) y una interna que es continuación del cuerpo estriado. Continuando el carácter de sus respectivas zonas de origen, la capa externa es de naturaleza sensitiva-receptora y la interna motora-efectora. Esta división se mantiene y persiste hasta el hombre, donde la estación de entrada de fibras corticópetas (es decir, las que dirigen a la corteza sus impulsos nerviosos) deriva del estrato fundamental externo (o capa exterior), mientras que los sistemas eferentes corticófugos se originan de derivados del estrato interno. Jakob llega pues a la concepción de que no hay cortezas exclusivamente motoras ni exclusivamente sensitivas. En el cerebro humano fetal, a los tres meses y medio, por el proceso de segmentación al nivel del rombencéfalo aparecen sucesivamente zonas corticales parasagitales (laterales) constituyendo las circunvoluciones primordiales. Estas, en orden filético, las descubre y sistematiza Jakob como segmentos ammónico, esplenial, ectomarginal, suprasilviano y ectosilviano. La sectorización o sistematización anátomo-fisiológica en sectores, en cambio, opera en sentido transverso a los segmentos, y resulta en la aparición de los sectores frontales, centrales, parietales, occipitales y temporales.
La actividad suprema de la corteza humana, culminación de la serie filética, es la creación de la conciencia de contenidos objetales. La perspectiva del psiquismo de Jakob es pues una descripción objetal. Los objetos internos representan el mundo circundante y a la persona en él. Este conjunto de objetos internos es producto de la síntesis de las dos fuentes de estímulos vitales: la introyental (vegetativa simpática, que entona la información nerviosa del cuerpo propio) y la ambiental (somática, que representa al ambiente y al cuerpo a través de sus componentes sensomotores). Una importante derivación de esta concepción es la prioridad histórica que le cabe a Christofredo Jakob en la localización de las funciones viscerales en la corteza límbica. “Hambre y amor emiten desde la corteza límbica sus imperativos categóricos” (1911). Jakob describe las vías de llegada de las sensaciones viscerales desde el tallo cerebral a los cuerpos mamilares y de aquí vía el fascículo de Vicq D’Azyr al tálamo anterior y finalmente a la corteza del cíngulo. Elabora así el concepto de sistema límbico, veintiséis años antes de la aparición en 1937, apenas bocetada, de la teoría de Papez sobre los mecanismos centrales de la emoción. No obstante, el "circuito" es atribuido a este y conocido como " circuito de Papez" La clave del funcionamiento cortical es, según Jakob, su función cronotrópica. Dice: “...he ahí la quintaesencia cortical, su función cronotrópica; a esa simple fórmula matemática de extrapolación se reduce todo: si hay a, b, c y d, debe haber e y f”. Neurobiológicamente, los principios de este mecanismo son los macro y microdinamismos acoplados. La estimulación sensorial evoca un equivalente psicodinámico o gnosia por el cual poseemos los objetos formalmente. Los actos motores por los cuales se elabora la experiencia y que completan la noción del objeto son las praxias. Las gnosias residen en los microdinamismos post-rolándicos y las praxias en los pre-rolándicos. La creación de los contenidos mentales u objetos internos del mundo psíquico es la síntesis del a priori endógeno (introyente) con el a posteriori exógeno (ambiente). La estimulación multisensorial del ambiente es condición “sine qua non” para el fenómeno cortical creador de las representaciones, operando sobre el introyente y transformándolo. La dinámica heredada del introyente está dada en las dimensiones subjetivas del espacio, tiempo, y causalidad, que Jakob identifica con los a priori de la filosofía de Kant, el idealismo alemán (al que critica) y Schopenhauer. Frente a este “principio conservador” apriorístico, centro emotivo y sentimental del ser, se levanta el “principio variativo” a posteriori, abierto a los estímulos del mundo externo al cual se adapta para su realización volitiva. Ambas esferas maduran sintéticamente para engendrar la psicointegración del yo y su circunstancia. Braulio Aurelio Moyano fue el sucesor inmediato de Jakob en el Laboratorio de Anatomía Patológica del Hospital Nacional de Neuropsiquiatría, hasta su muerte en 1959. Se destacó especialmente por sus estudios clínico-neuropatológicos en demencias. Vivió en soledad ejemplar y franciscana en el mismo Hospital de Alienadas que hoy lleva su nombre.
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