Claude-Adrien Helvétius cumple los años el 26 de enero.
Claude-Adrien Helvétius nació el día 26 de enero de 1715.
La edad actual es 309 años. Claude-Adrien Helvétius cumplió 309 años el 26 de enero de este año.
Claude-Adrien Helvétius es del signo de Acuario.
Claude-Adrien Helvétius (París, Francia, 26 de enero de 1715 – ibidem, 26 de diciembre de 1771) fue un filósofo francés cuyo verdadero nombre fue Claudio Adrián Schweitzer. Comparte el sobrenombre Helvétius ('Helvético, Suizo') con su abuelo, el célebre alquimista Johann Friedrich Schweitzer (1630–1709), si bien ha sido frecuentemente castellanizado y transcrito como «Helvecio».
Descendía de una familia de médicos y su nombre original era Schweitzer, latinizado como Helvétius. Su abuelo Johann Friedrich Schweitzer introdujo el uso medicinal de la ipecacuana; su padre fue primer médico de la reina María Leszczynska de Francia. Estudió con los jesuitas y fue preparado para una carrera financiera, pero ocupaba el tiempo haciendo versos; pasados los veinte era ya ferme générale, un puesto magníficamente retribuido; y se casó con la lorenesa Anne-Catherine de Ligniville, anfitriona del famoso salón literario que mantuvieron los esposos, la llamada Sociedad de Auteuil, a la que concurrió prácticamente todo lo más granado de las artes, las ciencias y la cultura de la Francia ilustrada.
A los treinta y tres años (1751) ocupó un puesto también muy codiciado como mayordomo de la reina (100.000 coronas al año). Imbuido de la filosofía del materialismo, leyó el Ensayo sobre el intelecto humano del empírico John Locke con entusiasmo y adoptó teorías muy parecidas a las de Condillac; según Helvecio, todas las ideas tienen su origen en sensaciones y estas son simplemente afecciones de los sentidos; pero Helvecio insiste en algo que le interesa más: su sensacionismo es solo un punto de partida para una doctrina ética y política; quería aplicar el empirismo de Locke al campo moral y social.
Participó además en la Enciclopedia de Denis Diderot y D'Alembert.[cita requerida]
Como presupuesto general afirma el valor supremo del interés, que puede ser definido como un impulso hacia la obtención del placer y la eliminación del dolor y que procura los placeres más grandes y elevados, es decir la mayor felicidad. Este interés es en el individuo tan fuerte que sin él no puede entenderse ninguno de sus actos, y no es algo espiritual, sino que en tanto que viene de los sentidos, es algo externo.
Para Helvétius, los hombres buscan, por necesidad, la satisfacción de sus propios intereses egoístas. Bueno es entonces lo que supone útil para satisfacerlos; empero, existe el problema de equilibrar los distintos intereses personales con el interés general, muchas veces enfrentados por legislaciones defectuosas. Se trata entonces de lograr el mayor bien del mayor número. Esto se consigue con leyes apropiadas, ya que Helvétius sostiene que «los vicios de un pueblo están siempre escondidos en el fondo de su legislación». Es lícito y preciso controlar y educar este interés individual, en tanto que es algo externo, en beneficio de otro tipo de interés, el interés general.
Determinar lo bueno para todos y cada uno corresponde al legislador, a cuyo cargo está, en consecuencia, establecer la moralidad o inmoralidad de los intereses y de las acciones. En otras palabras, su tarea consiste en obligar a cada hombre, utilizando el sentimiento de amor a sí mismo, esto es, su egoísmo, a ser justo con los demás para lograr el perfecto equilibrio social. Esto se logra sobre todo con leyes capaces de hacer felices a los ciudadanos procurándoles el mayor número posible de placeres compatibles con el bien público. Por eso es considerado uno de los precursores de una de las tendencias que influirán decididamente no solo en el pensamiento jurídico-político de ese momento, sino en concepciones posteriores, como el utilitarismo.
Sus principales obras son De l'Esprit (Del espíritu, 1758), que fue condenado por el Parlamento de París, la Sorbona y el clero, además de ser quemado públicamente en París, y De l'Homme, de ses facultés et de son éducation (Del hombre, de sus facultades y de su educación, publicada póstumamente en 1772), Le vrai sens du système de la Nature (El verdadero sentido del Sistema de la Naturaleza, 1774); Les progrès de la raison dans la recherche du vrai (Los progresos de la razón en la investigación de lo verdadero, 1775). Sus obras completas en siete volúmenes se imprimieron en 1774 y en cinco volúmenes en 1784; en catorce en 1795 (republicadas en siete volúmenes en 1969 y años siguientes con prefacio de Yvon Belaval).
Su filosofía fue severamente criticada por el sacerdote católico Vicente Martínez Colomer en su novela El impío por vanidad (1795) por el fuerte contenido heterodoxo que contenía.
Sus Obras completas en siete volúmenes se imprimieron en 1774; en cinco volúmenes, en 1784; en catorce, en 1795 (republicadas en siete volúmenes en 1969 y años siguientes, con prefacio de Yvon Belaval).
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