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Cofradía



Cofradía, como término general universal, designa diferentes tipos de agrupaciones, como hermandad, gremio, compañía, unión o reunión de individuos.[1][nota 1]

En el ámbito cristiano y más en concreto de la iglesia católica, cofradía designa diversos modos de asociación de fieles, pública o privada, establecida conforme a los cánones del Título V del Código de Derecho Canónico.[2][3]

En el terreno pagano, se denominan cofradías a los grupos de brujos o brujas que pertenecen a una congregación y que se reúnen para celebrar sus fiestas, ritos o prácticas de culto. El término es usado especialmente por los llamados brujos blancos, tales como los wicanos (practicantes de Wicca)[4]​ y, en general, por las religiones neopaganas de ascendencia celta.[5]

Son aquellas que reúnen a los creyentes en torno a una advocación de Cristo, de la Virgen o de un santo, un momento de la Pasión o una reliquia, con fines piadosos, religiosos o asistenciales. De tal modo se podría hablar de hermandades sacramentales, cristológicas, marianas, santísticos, de ánimas, mixtas, pasionarias, etc. Pero de forma general, y al margen de lo establecido por el Derecho, se admiten, tradicionalmente, tres tipos de cofradías:

Muchas cofradías suelen organizar una procesión, al menos una vez al año, bien solas o reunidas a otras cofradías.

El órgano plenario de la cofradía es el cabildo o asamblea general de todos los cofrades. El cabildo general es el encargado de elegir la Junta de Oficiales o de Gobierno, que es el órgano permanente de dirección de la cofradía, encabezado por su Presidente, Hermano Mayor o Padre Mayor.

Algunas diócesis disponen de un órgano superior que agrupa a las hermandades y cofradías diocesanas o de un municipio, y que toma diversos nombres dependiendo del lugar: Consejo General, Cabildo de Cofradías (Cabildo Superior), Federación, Agrupación, Unión, Junta Local, etc.

Según el Derecho ordinario, en una misma cofradía puede haber distintas clases de miembros, con diversa participación, obligaciones y privilegios diferentes.

En principio, cualquier cristiano puede formar parte de una cofradía, sin más trámite que conseguir la firma aval de algún hermano. Los nuevos miembros realizan un acto de admisión, que se denomina Jura de Reglas, en la cual el neófito estampa un ósculo en el Libro de Reglas y el Evangelio; acto en que renueva, afirma y jura su condición cristiana y, por supuesto, promete fidelidad y servicio a dicha Hermandad.

En su origen, las cofradías fueron advocaciones con fines gremiales o institucionales que agrupaban sectores profesionales.[7]​ Así, por ejemplo, en la Europa medieval la explotación, legislación y regulación de las representaciones teatrales dependían de cofradías (o gremios) creadas por reyes u obispos. Entre las más conocidas e importantes, se encontraban: «Cofrères de la Passion», en París; «Disciplinados de Jesucristo», en Umbria; «disciplinados de Santo Domingo», en Perusia, las cofradías de pintores flamencos o guildas y las cofradías teatrales españolas de la Pasión y la Soledad. También puede citarse en el Madrid del siglo XVII la cofradía de los «Esclavos del Santísimo Sacramento», entre cuyos cofrades estuvieron los más singulares poetas, dramaturgos y escritores del Siglo de Oro.[8][9]

Su estructura más desarrollada cuenta con:

Todos los cargos son renovados con periodicidad, normalmente cada cuatro años, con posibilidad de prórroga si la Junta de Gobierno y los Hermanos dan el visto bueno.

Si alguno de sus miembros pertenece a la dinastía reinante, en su nombre completo aparece el título de Real (la cual aparece en el escudo corporativo), en tanto que a la unión de hermandades bajo una misma advocación o a la congregación de mayor antigüedad puede intitularse Archicofradía.

La gestión de la cofradía se rige de manera colegiada mediante cabildos que, atendiendo al número de convocados, se califican en Generales (cuando concurren la totalidad de los hermanos) y de Oficiales (reservados para la Junta de Gobierno). Por la regularidad de su cadencia cabe distinguir entre asambleas ordinarias (celebradas normalmente una o dos veces al año) y extraordinarias (en número indeterminado, siempre que concurran circunstancias que lo exijan). Las autoridades espirituales impusieron la adopción de unos estatutos que regularon su vida interna, refrendando o corrigiendo las ordenanzas redactadas por sus rectores y aprobadas en cabildo general. Dicho documento se denomina "Reglas y Ordenanzas", más conocidas como las Reglas.

La identidad de la cofradía se reafirma el día de la festividad de su santo patrón y, sobre todo, con motivo de las procesiones del Corpus Christi, Semana Santa o Rogativas. Tales manifestaciones públicas de fervor se realizan siguiendo un itinerario acostumbrado, denominándose:

Sus ingresos dependen, principalmente, de las cuotas de los hermanos. Su volumen de gastos depende de sus dimensiones devocionales, asistenciales y litúrgicas.



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