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Cojutepeque



Cojutepeque es la ciudad cabecera del Departamento de Cuscatlán, El Salvador. En el año 2011 tenía una población algo superior a los 55 000 habitantes (octava del país) y su superficie es de 31,43 km². Es una ciudad con una rica vida comercial, centro de intercambio de una amplia zona.


El doctor Barberena, en una monografía de Cuscatlán, afirma que unos la interpretan como “Cerro de los Pericos” y otros como "Cerro de los Coyotes” o como “Cerro de los Faisanes”, como Kushul (faisán)–Tepet (cerro).

La palabra Cojutepeque es de origen Náhuat donde kuyut: coyote y tepet: cerro, significando realmente Cerro de coyotes.

Su topónimo es: Kuyutepet.

Se encuentra a 28 km al oriente de San Salvador, a 1003 msnm en las faldas del Cerro de las Pavas, tesoro natural. Su clima es fresco. Anteriormente, cuando las calles eran empedradas y había una adecuada filtración de agua hacia el subsuelo, por las tardes y noches solía formarse una densa capa de niebla, por lo que era conocida poéticamente como "La Ciudad de las Neblinas". El nombre emblemático aún persiste, aunque ahora sólo eventualmente se cubre de neblina.

El pueblo de Cojutepeque es uno de los más antiguos de El Salvador, existiendo en tiempos precolombinos desde que migrantes nahuas se establecieran en cantón cujuapa el arenal y cantón ojo de agua base de asentamientos nahuas esto se da en el siglo XI. Formaba parte del Señorío de Kuskatan, era sólo indígena y no fue hasta 1659 cuando comenzaron a llegar familias españolas.

La Iglesia de San Juan Mártir fue construida en 1612 y la Iglesia de San Sebastián se construyó después de 1680. En 1787, obtiene el título de villa.[1]

En el 20 de noviembre de 1846, obtiene el título de Ciudad Leal por decreto ejecutivo expedido por el Presidente Eugenio Aguilar.[1]

Ha sido capital de la República en cuatro ocasiones (1832, 1834, 1839, y de 1854 a 1858).

Después del terremoto del 16 de abril de 1854 que destruyó la ciudad de San Salvador, el gobierno se trasladó provisionalmente en la ciudad de Cojutepeque. El gobierno residió en la ciudad hasta el 28 de junio de 1858.[1]

En 1860, un incendio destruye la Iglesia de San Juan Mártir.[1]

El alcalde electo para el año de 1863 era el señor don Ramón Acevedo.[2]

En el 12 de abril de 1901, la Asamblea Nacional Legislativa decretó que del valor fiscal de cada botella de aguardiente que se expenda en los depósitos nacionales del Departamento de Cuscatlán se destinen 3 centavos cuyo producto se invertirá exclusivamente en la introducción de agua potable a la ciudad. El decreto es sancionado por el presidente Tomás Regalado en el 25 de abril.[3]​ En el 25 de mayo, el Poder Ejecutivo, a propuesta del Gobernador del Departamento de Cuscatlán, organizó la Junta encargada de llevar a cabo la ejecución de la obra de introducción de aguas.[4]

En la plaza de San Juan existió, hasta principios de este siglo[¿cuándo?], una hermosísima ceiba, a la que cantó con inspirados versos el bardo lugareño Rafael Cabrera: "La Ceiba de mi Pueblo", "Poema de la Nostalgia". El nombre de Rafael Cabrera está unido, en la inmortalidad, al de Ana Rosa Arias, como "Los poetas novios de Cuscatlán"

Los servicios públicos con los que cuenta Cojutepeque son: Mercado, rastro, correo, telecomunicaciones, agua potable, alumbrado eléctrico, alcantarillado, buses, aseo, agencias bancarias, Alcaldía Municipal, Hospital Nacional, clínicas asistenciales, consultorios de ISSS, guardería infantil, Caja de Crédito, Juzgado de Paz, y Primera Instancia, Cámara de la Segunda Sección del Centro, radiodifusoras, cuerpo de seguridad, parques, canchas deportivas, centros escolares, Policía Nacional Civil (PNC), Cuerpo de Bomberos y una Oficina de Turismo.

Tiene una altura de 1089,66 metros sobre el nivel del mar. En lo alto del cerro se puede observar hacia el norte a la ciudad; al suroeste se disfruta de la mejor vista del lago de Ilopango; al sureste, el Valle de Jiboa, y el volcán de San Vicente.

Para acceder a la parte de arriba existen tres vías: una de ellas es la calle adoquinada; otra, el zig zag, un camino ondulado por el que se asciende a pie y es una de las vías preferidas por los cojutepecanos, y una tercera es el llamado "camino de los gatos", que es una senda semiescondida a la izquierda del zig zag, cubierta por la vegetación del lugar.

El 25 de noviembre de 1949, el Congreso Mariano de San Salvador y las autoridades eclesiásticas inauguraron oficialmente en el Cerro de las Pavas un santuario a Nuestra Señora de Fátima ,[5]​ para lo cual recrearon una gruta de piedra, para los terremotos del 2001 el santuario se destruyó casi en su totalidad la gruta estaba construida con piedra roja extraída del mismo cerro y era resguardada en su parte posterior por una hilera de cactus, nuevamente fue reconstruido para volver albergar a la feligresía que visita el sitio santo. Las fiestas en su honor se celebran el 13 de mayo.

Cojutepeque está dividido en 7 barrios:

En Cojutepeque encontrará varios platillos típicos, pero los más conocidos son sus embutidos (chorizos, butifarras y salchichones), que acostumbran a vender mujeres al paso de los autobuses interurbanos que transitan por la Carretera Panamericana.

Los chorizos de Cojutepeque son bien conocidos en todo el país: de hecho, es posible comprarles en muchas ciudades de El Salvador, y no solamente en Cojutepeque. Los chorizos son hechos de carne de cerdo, carne de res, sal, especias y hierbas, achiote, sal de cura, y otros preservantes.

El 29 de junio de 1586 ya se había establecido en Cojutepeque el convento menor de dominicos, atendido por dos padres, en cumplimiento de lo prescrito en la Cédula Real del 7 de junio de 1550, que ordenaba "que se procurará lo posible por enseñar a los indios de esa tierra, la lengua castellana, para que pudieran venir al conocimiento de nuestro verdadero Dios y ser instruidos en la fe".

El templo original de San Juan fue construido por los dominicos en 1612, quienes colocaron al pueblo bajo la advocación de San Juan Bautista, a quien los indios debían honrar con sus fiestas el 29 de agosto.

Los dominicos construyeron posteriormente el templo de San Sebastián, a cuatro cuadras del noroeste del de San Juan, debido a que el crecimiento del poblado se venía conformando de oriente a poniente en la dilatada loma de la falda norte del cerro y cuyas fiestas se celebran el 20 de enero.

Las fiestas patronales son dos: una que se desarrolla en el mes de enero dedicadas a la Inmaculada Concepción de María y San Sebastián Mártir,[6]​ patronos de la ciudad y otra desarrollada en el mes de agosto dedicada a San Juan Bautista, conocida como "la feria de agosto".

En la fiesta de enero se desarrolla la procesión de las imágenes de la Inmaculada Concepción conocidas como "las conchitas", que recorren las principales calles de la ciudad, saliendo de la Iglesia "El Calvario". La carroza de las "Conchitas" es conocida como "la nube" el día 18 y 21 del mismo mes. Es muy característico el descubrimiento, donde una de las imágenes que va oculta a lo largo de la procesión, se descubre a los feligreses en la esquina sur-oeste del parque Rafael Cabrera. Al momento del descubrimiento hay fuegos artificiales y toca la banda regimental, posteriormente se reza una Salve en cada esquina de dicho parque.

El día 21 de enero también había otra procesión dedica a las "Conchitas", no obstante en la última década del siglo XX, estando como párroco el Pbro. Jesús Octavio Cruz, se cambió por una procesión dedicada a San Sebastián que sale de la Iglesia de Santa Lucía.

Las fiestas venían declinando en la primera mitad del siglo XX. Esa declinación dio motivo a una serie de pláticas privadas de jóvenes de los años 39 y 40 del siglo pasado para ver qué innovaciones podrían introducirse a las fiestas de los cojutepecanos. Fue así como en los primeros días del mes de noviembre de 1940 se reunieron en el salón principal de la Alcaldía Municipal las siguientes personas: don Faustino Alfaro, don Casiano Moreira, don Gonzalo Cabezas, don Carlos Novellinoh, don Pedro Ángel h., don Alonso Bustamante, don Alonso Alegría, don Enrique Cardona, y doña Cristina Navarrete, con el objeto de discutir la idea surgida en el otrora parque viejo (“Francisco Menéndez”) por un grupo de jóvenes que comentaban la proximidad de las fiestas titulares de la población. Alguien de los allí asistentes antes mencionados sugirió la idea de celebrar un "Día Típico", a fin de darle otro rostro a la fiesta enerina.

La opinión maduró días después, al celebrar la primera sesión referida, con asistencia de miembros de las diferentes clases sociales de aquel entonces, quienes ofrecieron apoyo incondicional al comité que se organizara, el cual quedó integrado así:

En una de las sesiones celebradas se acordó por unanimidad de votos elegir la Reina del patrimonio del Departamento de Cuscatlán: la Caña de Azúcar, aunque no hubo consenso para determinar si a la futura soberana se le denominaba “Reina de la Panela” o “Reina del Atado”.

Pero al reanudarse el tema, prevaleció la idea de elegir una Reina de la Caña de Azúcar.

El 31 de diciembre de 1940 fue elegida como la primera Reina de la Caña Azúcar la señorita Merceditas Díaz. Otra de las aspirantes al título fueron las señoritas Carmencita Soler y Martita Rivas. La elección fue popular y se desarrolló por medio de votos que se encontraban en el periódico, participando de todos los departamentos del país.

El 17 de enero de 1941 se celebró el primer día típico en Cojutepeque. Se celebraron muchas actividades con gran vistosidad y alegría. En la madrugada de ese día hubo cohetes, música de guitarras. Al mediodía, salió la carroza titulada “Idilio Cuzcatleco”, que representaba a una pareja que arrullaba a orilla de un pozo.

En la tarde, la señorita Mercedes Díaz fue acompañada con sus damas de honor, todas vestidas con sus trajes típicos, y fue coronada en el atrio de la iglesia de San Sebastián por el Dr. Alfredo T. Ferrufino, presidente del Comité Pro Día Típico, y la salutación oficial corrió a cargo del Dr. Guillermo Rosales.

Ese mismo día fue cantada la “Canción Típica”, compuesta por J. Armando Dueñas C.

Una estrofa de la canción dice lo siguiente: “17 de enero glorioso, los muchachos alegres están, anuncia al pueblo de Cojute, que llega el momento de gran ansiedad”

Las costumbres de esta festividad han cambiado en distintos aspectos. Antes el día típico se caracterizaba porque las personas asistentes al baile, que se realizaba en las noches, se vestían típicamente con pañuelos y sombrero. Las mujeres vestían trajes con mucho colorido, con trajes de manta.

Actualmente esta tradición se ha ido perdiendo, ya que ahora no se ve este tipo de vestuario.

En la actualidad se desarrolla el tradicional desfile típico, donde las reinas de los distintos barrios, colonias o instituciones desfilan en carretas artísticamente decoradas con elementos alusivos a la producción de la caña de azúcar y vistiendo trajes típicos.

Las fiestas de enero, en honor de la Inmaculada Concepción y San Sebastián,[7]​ se han ido celebrando cada año de forma ininterrumpida con excepción del 2001, ya que se vieron afectadas por los terremotos que sucedieron en esas fechas. El primer terremoto del día 13 de enero de 2001, causó graves daños a lo largo del territorio nacional, ese mismo día por la tarde se esperaba celebrar la coronación de la Reina de la Caña de Azúcar y después el baile típico.



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