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Comatoso



En medicina, el coma (del griego κῶμα [kôma], que significa «sueño profundo»)[1]​ es un estado grave de pérdida de consciencia, que puede resultar de una gran variedad de condiciones incluyendo las intoxicaciones (drogas, alcohol o tóxicos), paro cardiorrespiratorio, anomalías metabólicas (hipoglucemia, hiperglucemias), enfermedades del sistema nervioso central, ACV, traumatismo cráneo-encefálico, convulsiones e hipoxia. Las causas metabólicas son las más frecuentes.[2]

El coma es por tanto un síndrome. En la Clasificación internacional de trastornos de la salud (ICD-10) se le asigna la letra R (síntomas y diagnósticos). El coma es una expresión de un fuerte trastorno de las funciones cerebrales y por tanto con peligro de muerte. El desarrollo (pronóstico) del paciente comatoso es dependiente de las enfermedades subyacentes y de la asistencia médica.

• Generalmente se produce por accidente, aunque y en menor medida, puede ser intencional, el uso excesivo de drogas como estupefacientes o el mismo alcohol son los protagonistas, produciendo el más común, el coma etílico.

• Ocasionalmente puede ser producido por venenos, sean naturales o artificiales.

• Cuando es médicamente recomendado, para evitar que movimientos innecesarios o esfuerzos del paciente impidan algún proceso de cicatrización, generalmente de accidente vascular cerebral, el paciente es inducido a un coma artificial.

• Las más frecuentes son las producidas por alergias.

El coma es producto de lesiones estructurales del sistema nervioso central, tales como hemorragias, tumores, inflamaciones, edemas, etc. Puede también ser consecuencia de un fallo difuso metabólico o tóxico que afectan a los núcleos de la base, un complejo bosquejo nervioso ubicado a lo largo del tallo cerebral, del cual dependen el estado de alerta y la vida de relación.

Se ha establecido una división de acuerdo a criterios clínicos y corresponde a la reacción a determinados estímulos. Según la clasificación empleada se pueden distinguir de tres a cuatro grados de coma:

En la medicina de emergencia se ha establecido la escala de Glasgow, auxiliar en la toma de decisiones, si es necesario aplicar oxigenación. Esta escala comprende evaluaciones a nivel de respuesta ocular, respuesta motora y respuesta verbal, cada una con sus respectivos puntajes. El puntaje mínimo que puede tener una persona en estado de coma es 3 y el puntaje máximo que puede tener una persona sana es 15, según esta escala.[3]

El coma puede durar de varios días a varias semanas. En los casos más graves de un coma puede durar más de cinco semanas, mientras que algunos han durado varios años. Después de este tiempo, muchos pacientes poco a poco salen del coma, otros progresan a un estado vegetativo, y otros mueren. Algunos pacientes que han entrado en un estado vegetativo pueden recuperar un cierto grado de consciencia. Otros permanecen en un estado vegetativo durante años o incluso décadas (el período más largo registrado es 37 años).[4]

El resultado para el estado de coma y vegetativo depende de la causa, localización, severidad y extensión del daño neurológico. El estado de coma profundo por sí solo no significa necesariamente una oportunidad menor de recuperación, ya que algunas personas en estado de coma profundo se han recuperado normalmente, mientras que otras personas que en apariencia se recuperan bien de un coma más leve a veces dejan de mejorar.

La gente puede salir de un coma con una combinación de dificultades físicas, intelectuales y psicológicas que requieren atención especial. La recuperación generalmente se produce gradualmente, los pacientes adquieren cada vez más habilidad para responder. Algunos pacientes nunca progresan más allá de respuestas muy básicas, pero muchos recuperan la plena consciencia.[5]

La recuperación de la consciencia no es instantánea. Durante los primeros días, los pacientes están despiertos durante solo unos minutos, y la duración del tiempo despierto aumenta gradualmente, a diferencia de la situación, en muchas películas, donde la gente que despierta del coma es inmediatamente capaz de continuar su vida normal. En realidad, el paciente en coma despierta a veces en un profundo estado de confusión, sin saber cómo ha llegado hasta allí y, a veces sufre de disartria, incapacidad de articular palabra alguna, y con muchas otras discapacidades.

Las predicciones de recuperación son variables debido a diferentes técnicas utilizadas para medir la magnitud del daño neurológico. Todas las previsiones se basan en las tasas de estadísticas con algún nivel de probabilidad de recuperación actual: una persona con una baja probabilidad de recuperación aún puede despertar. El tiempo es el mejor indicador general de una posibilidad de recuperación. Después de cuatro meses en coma causado por daño cerebral, la posibilidad de recuperación parcial es inferior al 15%, y la posibilidad de una recuperación total es muy baja.[6]

La causa más común de muerte de una persona en estado vegetativo es una infección secundaria como la neumonía, que puede ocurrir en pacientes que se encuentran en coma durante períodos prolongados.

De vez en cuando la gente sale del coma después de largos períodos de tiempo. A continuación algunos casos conocidos:

Los estados de coma que duran unos segundos o minutos tienen como consecuencia amnesia postraumática que dura de horas a días; una recuperación total tarda días o semanas. Los coma que duran de horas a días resultan en amnesia postraumática que se prolonga desde días a semanas; una recuperación total tarda meses. Los que duran semanas resultan en amnesia postraumática que dura meses; una recuperación total tarda años.[9]

Este término es usado para una sedación o narcosis, que no es más que la inducción de la pérdida de la conciencia por medicamentos. En el que no necesariamente implica se tenga pérdida total de la conciencia, se puede aplicar aún con una ligera sedación con el fin de tranquilizar al paciente. Esto aclara por qué algunos pacientes puestos en coma artificial tienen recuerdos y percepciones durante este estado. En una sedación profunda, por ejemplo con barbitúricos (dado el caso con control por electroencefalografía).

El Dr. Eelco Wijdicks investigó la representación del coma en el cine y fue publicado en Neurology en mayo de 2006. Wijdicks estudió 30 películas (entre 1970 y 2004), que retrata los actores en estado de coma prolongado, y llegó a la conclusión de que solo dos películas reproducían minuciosamente el estado de la víctima en coma y la agonía de la espera de un paciente para despertar: Reversal of Fortune (1990) y La vie rêvée des anges (1998). Las restantes 28 fueron criticadas por interpretar despertares milagrosas, sin efectos secundarios duraderos, representaciones irreales de los tratamientos y materiales necesarios, y los pacientes recuperados del estado de coma musculosos y bronceados.[10]

Durante décadas, especialistas médicos y otros han luchado —y siguen luchando— para definir las circunstancias en que un paciente está "muerto". La sociedad da mucha importancia a la idea de «muerte cerebral», porque «la mayoría de los países industrializados han equiparado esto con la muerte de la persona». Sin embargo, de acuerdo con el Dr. Rady y sus compañeros de trabajo «la muerte humana es un fenómeno singular, se caracteriza por el cese irreversible de todas las funciones vitales (la circulación, la respiración y la consciencia)». Esto significa que la muerte consiste en mucho más que la incapacidad del cerebro para funcionar. Por ejemplo, aunque un paciente presente una «muerte cerebral», aún puede considerarse vivo porque todavía puede crecer y reproducirse.[11]



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