El Combate naval de Cabo Manglares o de Punta Galera fue una batalla naval que enfrenta al buque de la armada española fragata S.M."Prueba" que, el 14 de mayo de 1820, combate al buque de la armada chilena, corbeta "Rosa de los Andes" o "Los Andes" (en honor al cruce de los Andes), alias "Rose". Se trataba del mismo buque "Rose" que trajo a Chile Thomas Cochrane, anteriormente una corbeta de guerra de la Marina Real Británica. El buque chileno, que desarrollaba la guerra de corso en la costa del Pacífico hasta Panamá, había vislumbrado la fragata el 12 de mayo. El comandante español Antonio Vacaro persigue y obtiene una importante victoria de la armada española. Chile pierde el buque "Rosa de los Andes", que al huir queda encallada en el río Iscuandé.
En 1819, Fernando VII decide enviar una división naval con destino al apostadero marítimo de El Callao, con la misión de restaurar el poder naval español en el Mar del Sur. El convoy parte de Cádiz el 13 de mayo 1819 y estaba integrado por cuatro buques y 1400 hombres.
Esta división naval, la fuerza marítima más importante de España en toda la guerra, sin rivales similares en el Pacífico, pierde en desgracias a todos sus comandantes, que resultan desaparecidos o incapacitados gravemente en la travesía, y pierde a los dos potentes navíos de guerra que llevaba en el curso de la prolongada travesía que va desde Cádiz hasta el Callao por la vía Cabo de Hornos. El primero, el buque de línea de 74 cañones, al mando de D.Antonio Tiscar y Pedrosa, el navío Alejandro I hace aguas y debe regresar a Cádiz. El navío de línea San Telmo, mandado por el capitán de navío D. Joaquín de Toledo y Parra, otro buque de 74 cañones, naufraga en el Cabo de Hornos, y con el desaparece el comandante de la división naval, el brigadier Rosendo Porlier y Asteguieta, veterano de Trafalgar, experto marino, y condecorado por sus resonantes victorias en Nueva España.
De esta imponente división únicamente sobreviven al cruce del Cabo de Hornos la fragata Prueba de 50 cañones, construida en Ferrol, mandada por D. Melitón Pérez del Camino, y la fragata mercante armada Primorosa Mariana de 48 cañones, comandada por D. Manuel del Castillo, la primera en arribar a puerto seguro. La fragata «Prueba» que había salido de Cádiz con los navíos «San Telmo» y «Alejandro» no sabía nada de lo que había ocurrido en el Pacífico, ni mucho menos que los chilenos pudiesen tener una escuadra bloqueando el Callao. Los buques estaban gravemente debilitados tras esta larga y azarosa travesía. D. Melitón Pérez del Camino, a su arribo al Callao desconfió a la vista de tanto buque, y dio aviso de cambiar el rumbo hacia Guayaquil, maniobrando hábilmente. La fortuna parecía favorecer a Lord Cochrane que estuvo a punto de reconocerlos, pero quedó confundido a la distancia, equivocándose con balleneras norteamericanas.
Habiéndose refugiado la fragata Prueba en Guayaquil, el virrey Joaquín de la Pezuela envió a Antonio Vacaro, comandante del apostadero del Callao, en su busca. Por orden del virrey Pezuela se monta una división naval comandada por el brigadier Antonio Vacaro, con el objeto de reforzar la costa hasta Panamá. La división estaba compuesta por la fragata de guerra Prueba, el bergantín capturado Maipú y el transporte Javiera. Vacaro supo que las embarcaciones insurgentes estaban destruyendo el tráfico comercial desde Guayaquil hasta Panamá, por lo que zarpó el 6 de mayo con la Prueba y el Maipú hacia el norte para recorrer aquella costa. Durante la travesía la Maipú sufrió averías en su arboladura, por lo que debió regresar, y puso rumbo hacia el Callao para ser reparada.
La Prueba, al mando de Vacaro, siguió su crucero de guardacostas hasta Panamá recogiendo en varios puntos noticias sobre el posible paradero de él o los buques insurgentes. El 12 de mayo a nivel de Punta Galera, Provincia de Esmeraldas, los vigías de la corbeta Los Andes atisban en el horizonte una vela en dirección noroeste. Antonio Vacaro siguió solo con su buque la fragata Prueba en persecución del enemigo, identificando en mayo que se trataba de la corbeta Los Andes aquella fragata insurgente que incursionaba por el Chocó. Siguió en su busca y la alcanzó, en la costa de Esmeraldas, a nivel de Cabo Manglares, en ese lugar, a mediodía del 14 de mayo, reconoció a gran distancia al buque corsario a barlovento, dirigiendo su proa contra el enemigo.
La fragata española se construyó en el Ferrol, en el año 1800. Se trata de una serie de buques ligeros y maniobrables, con una dotación de 257-259 tripulantes.Esta fragata tenía 850 toneladas. Estaba armada con 48 cañones, 28 de a 24 lbs, 8 de 12 libras, 8 obuses de 24 y 4 ob. de 3. Su rival, la corbeta chilena era de 400 toneladas, 151 tripulantes, velocidad de 12 millas, con una arboladura de fragata, y estaba clasificada como una fuerte y muy velera, en total 41 cañones, armada con dos baterías; la baja o entrepuente llevaba 22 cañones de 18 lbs, la cubierta superior o sobrecubierta tenía 14 carronadas de a 12 lbs y las miras de proa en ambas baterías eran 4 cañones de a 18 lbs. El buque llevaba además 4 botes menores, uno podía montar 1 cañón de a 12 lbs, y desembarcar en total 80 hombres.
Nombre del Buque:
Tipo de Buque:
Aparejo
Desplazamiento:
Tripulación:
Cañones(48 cañones en total)
Nombre del Buque:
Tipo de Buque:
Aparejo:
Desplazamiento:
Tripulación:
A mediodía del 14 de mayo, a la altura de Cabo Manglares, la fragata española avistó un buque a barlovento a una gran distancia. Ambos se iban aproximando con el objeto de reconocerse, hasta que sobre las tres de la tarde, a una legua de distancia, la corbeta avistada viró en redondo, navegó de ceñida, y alejándose en dirección norte cambió el pabellón británico que hasta ese momento había tenido por el pabellón chileno. El buque español que tenía un andar superior persigue a la corbeta chilena, y sobre las cuatro intenta buscar el combate, pero hasta el anochecer no consigue tenerla a tiro largo, cuando ya la corbeta se escabulle en la oscuridad. Durante toda la noche la fragata Prueba navega en Bordada por las condiciones del viento, esperando encontrar la corbeta enemiga nuevamente visible en el horizonte porque no podría ganar tanto barlovento.
Al amanecer del día 15 de mayo la corbeta chilena se divisa otra vez cinco leguas a Sotavento, e inmediatamente la fragata española se dirige sobre ella a entablar combate. La corbeta navegó a un largo, recibiendo más viento por la aleta, hinchando las velas para evitar el combate, pero con la fragata acortando la distancia, ya a medio tiro de cañón tuvo que abrir fuego. La fragata española no respondió hasta acortar la distancia, entonces sostuvo un fuego a doble munición. En ese momento los buques habían ya alcanzado la parte meridional de la Isla Gorgona. La acción se mantuvo sin interrupción por más de una hora, navegando hasta que la corbeta consideró que la fragata ya no podría evitar encallar en los fondos marinos de la isla, entonces para evitar a sí misma el naufragio, la corbeta viró buscando la popa de la fragata, pero la maniobra resultó un desastre porque uno y otro buque casi se rozan, y a esa distancia tan corta, la fragata, que tenía en ese momento artillería preparada, súbitamente abre fuego quedando estremecida por el retroceso de todos sus cañones simultáneamente, y la corbeta recibe toda la andanada que dejan silenciados completamente sus cañones, su capitán gravemente herido queda fuera de combate, su cubierta destrozada, su tripulación herida se ve incapaz ni de responder con tiro de fusil. Pero al abrigo de la noche el buque corsario bajo una fuerte lluvia consigue ponerse a la fuga. La fragata española, a su vez, con su proa a punto de encallar en los arrecifes de la Isla Gorgona tuvo que virar enérgicamente para evitarlo. La corbeta había quedado muy dañada, se había llevado la peor parte, pero consigue perderse de vista en la oscuridad.
Al amanecer del día 16 de mayo Antonio Vacaro, vuelve a buscar la corbeta. Lo hace primero en alrededores de la isla Gorgona, al no encontrarla, se dirigió a la costa, donde descubre que Los Andes, se iba internando por la boca del río Iscuandé, buscando refugio dentro del río, la tripulación arrastrando la corbeta hacia el interior porque ya no podría mantenerse a flote, para no ser capturada. Vacaro con toda precaución aproxima la fragata a los fondos de tierra de la costa, pero los bajos del suelo le impiden seguir hacía el cauce del río. Tres botes con sondas comprobaron que no era factible la navegación, y desistió por el riesgo de encallar. El buque chileno finalmente quedó varado en el río Iscuandé.
Una fragata estadounidense da parte de la batalla a las autoridades españolas. Antonio Vacaro, permanece rehabilitándose allí mismo hasta el 21 de mayo cuando ya pone rumbo al Sur y remite el parte de batalla al virrey. Finalmente el presidente de Quito, Melchor Aymerich, pone también en conocimiento del virrey un extenso comunicado del gobernador de Barbacoas, Antonio Rodriguez y Moreno, que le avisa que dos de sus destacamentos avanzados le informan que el día 30 de mayo han encontrado la Rosa de los Andes varada en el río Iscuandé, abandonada por su tripulación tras incendiar el buque, coincidiendo con la misma fecha del parte de Illinworth, que consigue huir tierra adentro para unirse a las tropas de Colombia.
Antonio Vacaro acaba con la presente amenaza de guerra de corso de John Illingworth en la costa del Pacífico, de Guayaquil hasta Panamá, y Chile pierde el buque Rosa de los Andes.
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