El concierto para arpa y orquesta Op. 25 de Alberto Ginastera es una composición de 1956, estrenada en 1965 con Nicanor Zabaleta y la Orquesta de Filadelfia dirigida por Eugene Ormandy.
Comprende tres movimientos: Allegro giusto, Molto moderato y Liberamente capriccioso-Vivace, con una duración total aproximada de 23 minutos.
Ginastera tenía dos inconvenientes al momento de componer esta obras: su escaso conocimiento del instrumento, y la poca o nula participación del arpa en la cultura de América del Sur, teniendo en cuenta que el instrumento de la cultura popular, más económico y sencillo de interpretar era por excelencia la guitarra.
Existe una versión posterior de la obra reducida para guitarra y piano.
El concierto está estructurado sobre un patrón fijo: una parte rápida y luego una lenta, y otra parte rápìda. El primer movimiento introduce el tema en forma de sonata, con posterior desarrollo de variaciones. La cadenza solista se encuentra al inicio del tercer movimiento.
La obra puede considerarse tonal, ya que el primer y tercer movimiento se desarrollan en Mi bemol mayor. La tonalidad del segundo movimiento es mucho menos clara. El estilo general es clásico, aunque se interponen los ritmos de América del Sur, generando un clima exótico. Forma parte del repertorio estándar para arpa del siglo XX. Muchos lo consideran el concierto más bello del maestro (2 para piano, 2 para chelo y uno para violín) y es sin dudas, su obra concertante más grabada.
La obra presenta una orquestación clásica:
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