El Concordato de Guatemala de 1852 fue un Tratado Internacional entre el presidente de la República de Guatemala - capitán general Rafael Carrera- y la Santa Sede, el cual fue suscrito en 1852 y ratificado por ambas partes en 1854. Por medio de este, Guatemala otorgaba la educación del pueblo guatemalteco a las órdenes regulares de la Iglesia Católica, se comprometía a respetar las propiedades y los monasterios eclesiásticos, autorizaba el diezmo obligatorio y permitía que los obispos censuraran lo que se publicaba en el país; a cambio de ello, Guatemala recibía gracias para los miembros del ejército, permitía que quienes hubiesen adquirido las propiedades que los liberales habían expropiado a la Iglesia en 1829 las conservaran, percibía impuestos por lo generado por las propiedades de la Iglesia, y tenía el derecho de juzgar con las leyes guatemaltecas a los eclesiásticos que perpetraran crímenes. El concordato mantenía la relación estrecha entre Iglesia y Estado en Guatemala y estuvo vigente hasta la caída del gobierno conservador del mariscal Vicente Cerna y Cerna.
El concordato se firmó originalmente en Roma, el 7 de octubre de 1852 por el Cardenal Jacobo Antonelli, secretario de Estado de la Santa Sede y Fernando Lorenzana, ministro plenipotenciario de Guatemala ante la Santa Sede. Consta de veintinueve artículos, en latín y español, los cuales se resumen de la siguiente forma:
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