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Consuelo de Saint-Exupéry



Consuelo de Saint-Exupéry, de soltera Consuelo Suncín-Sandoval Zeceña (Armenia, El Salvador; 10 de abril de 1901 - Grasse, Francia; 28 de mayo de 1979), fue una escritora y artista salvadoreña-francesa, y esposa del famoso escritor y aviador Antoine de Saint-Exupéry, creador de El principito.

Consuelo Suncín nació en una ciudad pequeña de nombre Armenia, del Departamento de Sonsonate, en El Salvador, en el seno de una familia de ricos terratenientes. Sus padres, el coronel Félix Suncín y Ercilia Sandoval Zeceña, tuvieron tres hijas: Ana Dolores, Consuelo y Amanda. Consuelo realizó sus estudios en el Instituto Central de Señoritas.[1]​ Estudió en el extranjero, en San Francisco, en la Ciudad de México, y en Francia.

Llegó a un colegio de las monjas ursulinas en la Ciudad de San Francisco con 19 años y una beca para estudiar inglés.[1]​ Allí conoció al que sería su primer marido, Ricardo Cárdenas, con quien se casó nada más cumplir la mayoría de edad, obteniendo la licencia oficial el 15 de mayo de 1922 en la ciudad de San Francisco, del Estado de California. Hasta hace poco se mencionaba que se había casado con un militar, lo que no es cierto (esto es probablemente resultado de la capacidad imaginativa de Consuelo, en su afán de tratar de salir adelante en su vida), pues el joven Ricardo, de tez blanca y de padres de nacionalidad mexicana, trabajaba como dependiente en un almacén de pinturas. Consuelo vivía en el 562 de Maller Street, y la ceremonia fue oficiada por el Juez de la Corte Superior de California. Divorciado de Consuelo, Cárdenas murió a los pocos meses en un accidente de ferrocarril.

Viuda y con 22 años se fue a México, donde inició estudios de Derecho, aunque los abandonó pronto cambiándolos por los de Periodismo. Durante su estancia en Francia, Consuelo contrajo matrimonio con Enrique Gómez Carrillo, diplomático guatemalteco, escritor y periodista. Después de la muerte de Gómez Carrillo en 1927 a causa de un derrame cerebral, a los once meses de la boda, Consuelo que se encontraba nuevamente viuda y dueña de una gran fortuna, se afincó en Buenos Aires, Argentina, donde obtuvo la nacionalidad de este país. Tenía 25 años.

En 1931, estando en Buenos Aires, su amigo Benjamin Crémieux le presentó a Antoine de Saint-Exupéry, que por ese entonces estaba afincado en esa ciudad y tenía a su cargo la Compañía Aeroposta. El flechazo fue inmediato. Consuelo y Antoine estuvieron a punto de casarse en Buenos Aires, pero la ceremonia finalmente tuvo lugar en Francia, donde se trasladaron a vivir.

Su unión matrimonial, que se alargó durante quince años, fue muy turbulenta por la profesión de piloto de su marido, su gusto por la vida bohemia, su éxito como artista y escritor, y sus incontables amantes. Todo ello los distanció, aunque tenían encuentros esporádicos durante los que vivían momentos de auténtica felicidad. No en vano, la rosa de El principito es un homenaje de Saint-Exupéry a su esposa. Su infidelidad y dudas acerca del matrimonio son simbolizadas por el campo de flores que se encuentra el pequeño príncipe en la Tierra. Sin embargo, el principito le dice que su rosa es especial, porque es a ella a la que realmente quiere.

A pesar de tener un matrimonio 'sinigual', Antoine guardó a Consuelo cerca de su corazón. Ella es un personaje importante en El principito como su "flor", que "creció" en su planeta y que él protege bajo una campana de cristal.

Consuelo murió de un ataque de asma en Grasse, Francia el 28 de mayo de 1979 y fue enterrada en el cementerio de Père-Lachaise en París junto a los restos de su segundo marido Enrique Gómez Carrillo. Legó todos sus bienes y derechos al español José Martínez-Fructuoso, quien fuera su mayordomo y jardinero.[2]

Dos años después de la desaparición de su marido acaecida en 1944, Consuelo escribió sobre la vida compartida con él. Esa autobiografía en francés de 1946 llevó por título Mémoires de la rose (Memorias de la rosa), y nunca fue publicada en el curso de su vida.[2]​ Su heredero universal, José Martínez-Fructuoso, dudó mucho antes de tomar la decisión de revelar la existencia del manuscrito. Finalmente lo entregó al escritor francés Alain Vircondelet, junto con los baúles de viaje en barco que usaba Consuelo —con numerosos documentos—, y las cartas que le escribía cada domingo a Antoine de Saint-Exupéry y que nunca enviaba.[2]​ En esos manuscritos Consuelo narró la relación entre ambos, a menudo tormentosa, aunque Antoine le escribió cartas en las que reconocía el gran significado que ella tuvo en su vida.[2]​ La obra fue publicada en el año 2000,[3]​ y los materiales que recibió Alain Vircondelet fueron incorporados a varias de sus obras (Saint-Exupéry. Vérité et légendes (2000), éditions du Chêne; Antoine et Consuelo de Saint-Exupéry. Un amour de légende (2005), Les Arènes). Las memorias de Consuelo se convirtieron en unas de las más famosas de Francia. La relación con su marido fue retratada también por Bruno Ganz y Miranda Richardson en la película Saint-Ex.

Durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, el escritor colombiano Germán Arciniegas relató que «cada uno habló sobre Consuelo como un volcán pequeño de El Salvador que vertió sus llamas en las azoteas de París» y que «[ella] estaba siempre presente en cada una de las historias de su segundo marido Enrique Gómez Carrillo y su tercer marido, Antoine de Saint-Exupéry».

La esposa de Saint Exupéry aparece en un relato corto llamado Los Tres Deseos del libro Tierra de Infancia de Claudia Lars, amiga de la infancia de Consuelo Suncín. Cuando se conocieron en Sonsonate, tres niñas expresan sus deseos para cuando sean mayores y Consuelo Suncín dice que será una reina de un país lejano.



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