En finanzas, un contrato por diferencia (en inglés, contract for difference, CFD) es un contrato entre dos partes, el comprador y el vendedor, que estipula que el vendedor pagará al comprador la diferencia entre el valor actual de un activo subyacente (acciones, índices, divisas, bonos, entre otros)y su valor en tiempo del contrato (si la diferencia es negativa, el comprador paga al vendedor).
En efecto, los CFD son derivados financieros que permiten a los traders tomar ventaja de las subidas de precio (operaciones en largo) o bajadas de precios (operaciones en corto) en los instrumentos financieros. Por ejemplo, cuando se aplica a acciones, dicho contrato es un derivado de capital que permite a los traders especular sobre movimientos de precios de acciones, sin la necesidad de la propiedad de las acciones subyacentes. Los CFD pueden negociarse teniendo como activo subyacente acciones, bonos, futuros, productos básicos, índices o divisas.
Los CFD exigen el depósito por parte del inversor de un pequeño importe en concepto de garantías, lo que permite operar como si se tuviera más dinero. En 2017 han tenido un gran crecimiento con la inclusión de CFD sobre criptomonedas como el Bitcoin o el Ethereum. Debido a la popularización de CFDs en general, y en especial sobre criptomonedas, la Autoridad Europea de Valores y Mercados ha realizado diferentes avisos en los que anuncia un endurecimiento en las condiciones de contratación.
Los CFD's fueron creados en Inglaterra en la década de 1950 por los fondos de inversión libre para tener acceso a la negociación de operaciones con mucho apalancamiento. Se trata de un producto que se ha ofrecido tardíamente al pequeño inversor, y que en España solo se ha comenzado a comercializar desde el año 2007. Sin embargo en Inglaterra están muy difundidos. Los CFD son instrumentos derivados OTC (over the counter), es decir, no cotizan en un mercado organizado. Originariamente, los CFD únicamente eran accesibles al inversor institucional. Hoy son una herramienta de negociación muy popular entre los pequeños inversores de todo el mundo.
Los CFD están disponibles en Australia, Austria, Canadá, Chipre, República Checa, Francia, Alemania, Hong Kong, Irlanda, Israel, Italia, Japón, Holanda, Luxemburgo, Noruega, Polonia, Portugal, Rumania, Rusia, Singapur, Sudáfrica, España, Suecia, Suiza, Turquía, Reino Unido, Nueva Zelanda y en toda Sudamérica. No están permitidos en varios otros países, especialmente en los Estados Unidos, donde, debido a las normas sobre productos de venta libre, los CFD no pueden ser intercambiados por inversores minoristas, a menos que estén en una bolsa registrada y no hay bolsas registradas en Estados Unidos que ofrezcan CFD's.
Un inversor asume basado en su análisis que el precio de un activo financiero subyacente (un producto real asociado al CFD) por ejemplo las acciones de Apple, van a subir de precio en los próximos minutos, horas o días. Entonces abre un contrato de compra sobre el CFD de Apple. Pasados unos minutos, horas o días el inversor decide que ya es momento de cerrar el contrato. El dinero ganado o perdido será la diferencia entre estos 2 puntos. Si las acciones de Apple han subido de valor entonces habrá ganado, ya que el inversor comenzó comprando. Si hubiera comenzado vendiendo CFD's (es decir operando en corto) entonces habría perdido.
Es una estrategia muy usada por grandes inversores para reducir el pago de impuestos en determinados países. Supongamos por ejemplo que tenemos una buena cantidad de dinero invertido en una empresa determinada y comenzamos a perder dinero porque las acciones bajan. En muchos países al operar con ellas, si vendemos nuestras acciones en un período muy corto (por ejemplo menos a 1 año) se presuponen operaciones especulativas y nos cobran un buen porcentaje de impuestos de las ganancias que tengamos acumuladas hasta el momento. Pero si no vendemos nuestras acciones puede que lleguemos a perder toda nuestra inversión. Para evitar esto, el inversor experimentado realizará una operación igual pero en sentido contrario en CFD para asegurar su operación en acciones. De esta forma congela sus pérdidas (y sus ganancias) ya que lo que pierda en acciones lo ganará en CFD y al contrario. Cuando pase el tiempo necesario deshace los CFD y las acciones. De esta forma se congela la ganancia hasta que se desee vender.
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