Crisma es uno de los aceites santos usados en la Iglesia católica tanto romana, como ortodoxa, y en las Iglesias orientales en determinadas ceremonias. El término procede del latín chrisma, y este del griego χρῖσμα. En el catolicismo representa directamente la transmisión del Espiritu Santo:
Está compuesto por aceite de oliva (que representa la fortaleza) al que se añade una pequeña cantidad de bálsamo (cuyo aroma representa el suave olor de la vida cristiana)
Es usado en el sacramentos que imprimen carácter del bautismo haciendo una cruz en el pecho y en la confirmación se unge en la frente También en la ordenación de presbíteros ungiendo las manos (no de diáconos) obispos en la cabeza. En la dedicación de las nuevas iglesias se consagran 12 columnas y del nuevo altar , que tiene que ser fijo y preferentemente de piedra, también para la consagración de las campanas. La unción con el crisma representa la plena difusión de la gracia.
Los ritos empleados en la consagración del santo crisma demuestran que es una ceremonia de la mayor importancia. Este debe ser bendecido durante la Misa solemne del Jueves Santo (Cf. Decr. S.C.R., ed. Gardellini, n. 2475). Para la totalidad de la ceremonia el obispo consagrante debe estar asistido por su clero de sacerdotes y diáconos. El aceite y el bálsamo, que se preparan en la sacristía de antemano, son llevados en procesión solemne hasta el presbiterio después de la Comunión, y se colocan sobre una mesa. A continuación, se bendice el bálsamo, que se mantiene en una bandeja de plata, y del mismo modo que el aceite de oliva, que se reserva en un envase de plata. Después de esto el bálsamo se mezcla con el aceite. Entonces, el crisma, perfeccionado con una oración final, recibe el homenaje de todos los ministros sagrados presentes, haciendo cada una triple genuflexión hacia él, y diciendo cada vez las palabras “ave crisma sagrado”. Después de la ceremonia se lleva de nuevo a la sacristía, y se distribuye entre los sacerdotes que se lo llevan en los vasos de plata comúnmente llamados reservas de aceite; el que queda se guarda segura y reverentemente bajo llave.
Existen otros aceites bendecidos (a diferencia del crisma, que es consagrado, por su uso) que son:
Para estos dos últimos óleos no se utiliza ningún bálsamo.
Estos óleos son bendecidos el Jueves Santo en la misa Crismal o del Santo Crisma por el obispo diocesano.
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