Cruziana es un icnogénero de icnofósil —huella de actividad de un ser vivo— que corresponde a las huellas de reptación de trilobites en los fondos marinos del Paleozoico (hasta el Devónico), desde hace de unos 570 a 360 millones de años atrás. Esas arenas hoy son rocas muy duras, cuarcitas o cuarzoarenitas. Es posible ver cuarcitas de apenas un centímetro hasta unos diez o quince centímetros de anchura. A veces se observan varios metros cuadrados de pistas bilobuladas en los que esas marcas se entrecruzan. Las cruzianas son fósiles muy abundantes en roquedos cuarcíticos como Los Montes de Toledo. Se encuentra en varios países y ampliamente distribuido por toda la península ibérica. (LÓPEZ, 1988:441)
A pesar de que las cruzianas son fósiles abundantes la cultura popular no los ha incorporado de forma general al saber del pueblo. No existe, por ejemplo un nombre vernáculo que designe a estos icnofósiles. En algunos municipios se han recogido algunos ejemplares muy bien marcados y se han usado en construcciones de fachadas, pavimentos o acerados. En alguna ocasión se usan como elemento decorativo como en las construcciones efímeras denominadas "cruces de monte" de municipios como Piedrabuena, Ciudad Real (España). En Villarrubia de los Ojos, Ciudad Real, existía un fósil de Cruziana de gran tamaño junto a la ermita de San Cristóbal que recíbía el nombre de "La espada de Santiago". En el municipio de Navas de Estena, Ciudad Real existe una "pared" junto al río Estena completamente cubierta de cruzianas. La cultura popular ha elaborado una hermosa historia sobre estas huellas según la cual, se trataría de una joven enamorada convertida en serpiente que despierta cada cien años.
En Porzuna, Ciudad Real, se les denomina "raíces".
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