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Cuenca de México



La Cuenca de México es el nombre dado a la reunión de cuatro valles en la parte central del territorio mexicano, ubicada dentro de la región hidrológica No. 26 llamada Pánuco y la región XIII llamada “Valle de México y Sistema Cutzamala”, con elevaciones mínimas entre 2,150 m s. n. m. a 2,390 m s. n. m. en sus valles y de 5,800 m s. n. m. en los volcanes que la rodean, aunque con una elevación promedio de 2,900 m s. n. m. de las montañas que la cierran, dentro de la cual se hallan las ciudades de Pachuca, Tizayuca, Amecameca, Texcoco (Texcoco), Apan, entre otras y casi toda la Zona Metropolitana del Valle de México, con excepción de la zona perteneciente al municipio de Huixquilucan, esta cuenca está dividida políticamente entre cuatro entidades federativas y estas son de mayor área a menos, Estado de México, Ciudad de México, Hidalgo y Tlaxcala con una pequeña zona en el estado de Puebla.[1]

En algunas ocasiones e incluso a nivel gubernamental se confunde con el Valle de México por considerar que al haber abarcado el Lago de Texcoco los valles de México y de Cuautitlán son el mismo valle y por extensión el valle de México abarcaría toda la cuenca de México[2][3]

En forma general la Cuenca de México se localiza entre el Cinturón Volcánico Transmexicano al sur, la Sierra Madre Occidental al oeste, la Sierra Madre Oriental al este y al norte la cierran las confluencias de ambas sierras. Las posiciones extremas de la Cuenca son las siguientes:[4]

La Cuenca de México se compone de cuatro valles, al sur se ubica el Valle de México, al norteoeste el Valle de Cuautitlán, al nororiente el Valle de Apan y al norte el valle de Tizayuca.[4]

La Cuenca de México está cerrada por la Sierra de Monte Alto, Sierra de las Cruces, Sierra del Ajusco, Sierra de Chichinautzin, Sierra Nevada, Sierra de Río Frío, Sierra de Calpulalpan, Sierra de Tepozán, Sierra de Pachuca, Sierra de Tezontlalpan, Sierra de Tepotzotlán y Sierra de Monte Bajo.

Internamente el valle de México y el valle de Cuautitlán están divididos por la Sierra de Guadalupe, entre el valle de Cuatitlan y el valle de Apan se ubica la sierra de Patlachique, entre el valle de Apan y el valle de Pachuca la sierra de Chichicuautla, mientras entre el valle de Cuautitlán y el Valle de Pachuca no existen elevaciones importantes. Es de notar que las sierras que los dividen son discontinuas y nunca cierran los valles por completo, además dentro de estos valles se ubican pequeños sistemas montañosos siendo el más notable por la elevación la Sierra de Guadalupe en el valle de México.[4]

La Cuenca de México se extiende por un área de 16,424 km², abarcando 100 municipios en los estados de estado de México, Hidalgo y Tlaxcala y las 16 Alcaldías de la Ciudad de México[4]

Con un promedio de 700 milímetros de agua de lluvia anual, la región presenta un clima templado con valores promedio de entre 15 °C a 25 °C, con extremos de -2 °C en las zonas altas de las montañas que lo forman a los 36 °C en las zonas bajas, sobre todo en el área de la ciudad de México y la zona próxima a Huehuetoca, las precipitaciones se presentan por lo regular de junio a septiembre; mientras el resto del año son escasas o nulas.

Esta cuenca cuenta con depresiones cerradas de manera natural como el valle de México y el valle de Cuautitlán, que a fines del siglo XVIII fue abierta de manera artificial por el Tajo de Nochistongo para poder drenar al cauce del río Tula que a su vez drena a la Cuenca del Río Pánuco, con quien forma la región hidrológica No. 26 Pánuco, drenando las aguas de los lagos de Chalco (2,203 m s. n. m.), Xochimilco (2,203 m s. n. m.), Texcoco(2,200 m s. n. m.), Zumpango (2,206 m s. n. m.) y Cuautitlán (2,206 m s. n. m.), que causaban repentinas inundaciones a la ciudad de México que se hallaba en el lago de Texcoco, que era el lago de menor nivel del sistema que además era un lago de aguas saladas por no tener forma de vaciar su contenido y presentar solo el fenómeno de evaporación de sus aguas.[5]

Las fuentes de recarga del agua subterránea en la cuenca se derivan, en gran medida, de las precipitaciones infiltradas en el subsuelo y del agua de nieve derretida en las montañas y cerros que rodean el valle de México y el de Pachuca; este flujo se desplaza en forma de una corriente subterránea hacia las zonas menos elevadas. Las corrientes y depósitos de agua subterránea han originado numerosos manantiales al pie de las montañas e incluso afloramientos de agua en el piso de los valles de la cuenca, lo que en parte ha sido aprovechado para crear pozos artesianos por todos los valles, haciéndolo un área muy buena para la agricultura de regadío, aunque por la diferencia entre la descarga y la recarga de estas fuentes se producen hundimientos del suelo, los cuales son más notables en la ciudad de México.[6]

La compleja geología de la antigua Cuenca de México ha proporcionado a lo largo de la historia abundantes recursos de agua a sus habitantes desde la última Edad de Hielo, a pesar de la escasez de agua superficial, ya que si bien el área se hallaba cubierta de lagos, su profundidad era increíblemente baja, a grado de que para construir sobre ellos solo eran necesarios pilotes o basamentos de menos de 2 metros de altura en algunas regiones del sistema, hecho que se refleja en el proceso de construcción y cimentación de las chinampas de Xochimilco. Las características físicas y la hidrogeología de la cuenca han cambiado drásticamente, especialmente en la porción sur, donde la presencia humana ha sido un factor importante desde los tiempos de la capital azteca de Tenochtitlán. La historia de la explotación del acuífero de la Ciudad de México y los problemas de hundimiento asociados a él se examinan brevemente, asimismo se examina la disponibilidad de agua en el acuífero.[6]



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