Según estimaciones de la Federación Mundial de Sordos, hay en el mundo cerca de 70 millones de personas con deficiencias auditivas. Un porcentaje no determinado de ellas tiene una lengua de señas como su principal medio de comunicación, y con ella, también, una cultura peculiar, que se distingue en el contexto de las comunidades mayoritarias oyentes donde los sordos habitan. Los especialistas que estudian ese fenómeno hablan de cultura Sorda.
Con ese rótulo se pretende definir costumbres y "textos" originados en el seno de comunidades no oyentes que se expresan mediante lenguas de señas. Entre ellos destacan los detalles de una cotidianeidad en la cual se procura prescindir del sonido y manifestaciones artísticas basadas en el potencial estético de las lenguas de señas (teatro sordo, poesía visual, narración señada, coro de señas, etc.).
Desde hace más de dos décadas se usa en el mundo anglosajón la convención de escribir «Sordo» («Deaf»), con mayúscula, para denominar a las personas cuya primera lengua es una lengua de señas y que tienen, con ella, peculiaridades culturales, es decir, desde el punto de vista del uso de la lengua de señas.[cita requerida] Por otra parte, la palabra «sordo», con minúscula, designa a las personas que padecen discapacidad auditiva severa, esto es desde el punto de vista médico.[cita requerida]
Así como las lenguas de señas varían considerablemente de país en país, también son distintas las culturas de las comunidades de personas sordas. Los sordos no forman comunidades determinadas geográficamente: viven en el seno de comunidades de personas oyentes mayoritarias, por cuya cultura están asimismo moldeados.
Sin embargo, existen al menos dos factores que determinan interesantes similitudes entre los sordos señantes de todo el mundo:
Tales factores imponen interesantes similitudes culturales entre sordos provenientes de distintas partes del mundo.
Los estudios de la cultura sorda son bastante recientes. Las primeras menciones acerca del tema se remontan a principios de la década de 1980 (Padden 1980, Kyle y Woll 1985). La mayoría de ellos son descripciones técnicas de las producciones estéticas de esas comunidades, así como descripciones antropológicas de su vida cotidiana. No obstante, hay algunos estudios teóricos sobre el tema. En ellos se sugieren paralelismos entre la opresión sufrida por los pueblos no europeos con la expansión colonial y la historia de las comunidades sordas, especialmente desde el Siglo XIX hasta hoy (véase Lane 1993 y Ladd 2003).
Es interesante comprobar la falta de vínculos que hay entre los teóricos que reivindican los derechos de las minorías (de orientación sexual, étnicas, de discapacitados, etc.) y los que estudian el fenómeno de la sordera.
Las referencias sobre este tema en español son aún escasas. Las pocas disponibles se encuentran en estudios dedicados a otros temas (educación, historia, etc.), aunque se va tratando este tema en varios trabajos de muy reciente publicación (Iturmendi Morales 2005, Storch de Gracia 2005 y 2006).
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