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Curuzú Cuatiá



Curuzú Cuatiá es una ciudad de Argentina ubicada en el sur de la provincia de Corrientes; es cabecera del departamento homónimo. Su nombre en idioma guaraní, significa Cruz de papel o cruce de caminos .

Se encuentra en la meseta del Pay Ubre, a unos 100 m s. n. m., en las coordenadas 29°47′49″S 58°02′27″O / -29.79694, -58.04083, a orillas del riacho homónimo, en un cruce ferroviario y en la encrucijada de la RN 119 con la ruta provincial 126, a 312 kilómetros de la capital correntina.

Hacia el siglo XIII, el territorio curuzucuateño era escenario del enfrentamientos entre charrúas, etnia que explotaba los recursos del pastizal, y guaraníes, que hacían lo mismo con la selva en galería de los grandes ríos (en este caso el río Uruguay, muy próximo). Ambas culturas son –incluso hoy en sus descendientes– distintas tanto físicamente como en sus creencias y rasgos culturales.
En el siglo XV los guaraníes comenzaron un proceso de unificación de las tekohá o comunidades políticas (ciudades de hasta 3000 habitantes), que floreció con la alianza con la Corona Española a través de la mediación de la Compañía de Jesús. Curuzú Cuatiá era territorio (una estancia) dependiente de los guaraníes de la Reducción de Yapeyú. Pero estos no ejercían pleno control del ganado, ya que los charrúas correntinos se mantenían independientes, cosa que lograron mantener hasta el fin de las Guerras de la Independencia, siendo derrotados en la ciudad entrerriana de Victoria (para los blancos) o La Matanza (para los charrúas).

Durante la época colonial, Curuzú Cuatiá fue absorbida culturalmente por los guaraníes, si bien mantuvo su independencia ya que no se asentaba en el ecosistema típico guaraní (los ríos) sino en el pastizal (charrúa). Sin embargo, los charrúas no quisieron nunca aliarse a los españoles o criollos y luego de la derrota militar se disgregaron en el pueblo llano de la provincia de Entre Ríos y sur de Corrientes. Los guaraníes en cambio supieron mantener gran parte de sus valores (y la lengua) de tal forma que tanto charrúas como hijos de españoles –y luego incluso europeos llegados en el siglo XIX y XX– aprendieron a hablar guaraní.

El padre Tomás de Baeza en una carta fechada el 15 de abril de 1682 relata su encuentro con el Suaj Don Gaspar “El costero“. No todos los suaj (líder, en lengua charrúa) ostentaban el título de “Don”, solo aquellos que se lo ganaban negociando con los españoles, quienes se lo otorgaban en reconocimiento a su poder. Don Gaspar, tenía su territorio entre la Selva del Montiel y los campos de Curuzú Cuatiá y mantenía una tensa relación entre los responsables del poder en esa época, a saber el Superior Provincial de la Orden Jesuita, el Teniente de Gobernador de Santa Fe y los Tuvichá Kuera “Los grandes líderes” de las ciudades guaraníes, todos estos, junto con él, eran los responsables del duro y a veces violento juego político en el cual vivía la mesopotamia argentina en los siglos XVII y XVIII.

Tomas de Baeza relata:

Llegó a mediodía don Gaspar el Costero con 30 indios armados. Les hablé, pero ninguno bajo del caballo, y de Gaspar por más que le decía, no saqué ni un ‘tá’  frío. Aunque sabe bien la lengua guaraní”(Don Gaspar) solo dijo que las tierras en las que querían  estar eran suyas, y que  no quería ver en ellas padres, ni tampoco pueblo de cristianos, y que no se podían olvidar que en la última guerra los (guaraníes) luisistas les habían muerto su capitán y que no estaba bien con aquél padre viejo (Nusforffer, superior jesuita) que siendo superior había despachado soldados contra ellos y traído españoles de Santa Fe a hacerles daño” [2]

Curuzú Cuatiá era un vecindario rural con casas de adobe y paja a fines del siglo XVIII; luego comenzó a poblarse fuertemente con vecinos provenientes de San Roque y Corrientes, con la intención de frenar el avance de los indios yapeyuanos. Un grupo de vecinos solicitó autorización para la construcción de una capilla que fue puesta bajo la advocación de Nuestra Señora del Pilar. El juez comisionario, José Zambrana, solicitó al virrey Avilés la autorización para crear un pueblo junto a la capital por la presencia de importantes estancias en el lugar que favorecerían el desarrollo comercial. El 18 de abril de 1799 el virrey dispuso la creación del pueblo, encomendando a Zambrana la delimitación de la plaza, calles y entrega de solares.

El 16 de noviembre de 1810, el general Dr. Manuel Belgrano, observando la estratégica situación del lugar –ubicado en el centro de la Mesopotamia argentina– en su campaña militar hacia el Paraguay, le dictó a su secretario, el Teniente Ignacio Warnes, el acta en la cual fundó el pueblo de (Nuestra Señora del Pilar de) Curuzú Cuatiá, que en lengua guaraní significa cruz de papel, lo que podría hacer referencia a la etapa “guaraní cristianado” o “neófitos”, como se llamaba antiguamente a los guaraníes que decidieron usar a los jesuitas como protección legal ante el frente blanco en expansión (bandeirante portugueses y españoles).

Belgrano no hizo más que incorporarse a una dinámica de enfrentamientos culturales que venía de antes de la llegada de los europeos a la zona. Así “fundó” Curuzú Cuatiá con el objeto de organizar la jurisdicción de Corrientes y contener los intentos de avance luso-brasileño sobre la mesopotamia argentina. Resolvió también un pleito jurisdiccional entre Corrientes y Yapeyú sobre ese territorio, adjudicándolo a la jurisdicción de Corrientes.

Belgrano fijó la jurisdicción de Curuzú Cuatiá:

Fija los límites de la planta urbana y sus ejidos, establece los lugares donde se construirán la escuela, la Plaza Mayor, la Iglesia Matriz, el Ayuntamiento y la Casa Capitular. Y por último aceptando y respetando la creencia de los lugareños ordena y manda que se tenga a este pueblo por el pueblo de NUESTRA SEÑORA DE PILAR DE CURUZÚ CUATIÁ.

El 9 de octubre de 1852 fue elevada a la categoría de villa y el 25 de septiembre de 1888 a la de ciudad.

La ciudad ha sido declarada Lugar Histórico por Decreto N° 112.765 el 4 de febrero de 1942.-

La ciudad ha contado tradicionalmente con una guarnición militar. Diversas unidades militares la ocuparon. En el 2003, el Comando de III Brigada Motorizada-Escuela abandonó la ciudad. Parte de los cuarteles permanecieron vacíos hasta el 2007 cuando arribó el Comando del II Cuerpo de Ejército.

La carta orgánica municipal establece:

El libro Toponimia Guaraní de Corrientes, del profesor de Biología y licenciado en Botánica e idóneo lingüista en castellano y guaraní Don José Miguel “Jasecho” Irigoyen, curuzucuateño, ilustra sobre el origen del nombre:

Seguidamente, Irigoyen indaga en profundidad sobre el tema y concluye que los dominios de las Misiones Jesuíticas se hallaban marcados por mojones de piedra arenisca rosada. Estos mojones representaban la Cruz de Cristo la que, en los dominios de la Compañía de Jesús, lleva siempre grabadas las iniciales entrelazadas I-H-S. (Iesus Homini Salvator – Jesús Salvador de los Hombres).

Finalmente, Irigoyen traduce “Curuzú Cuatiá” como “Cruz Grabada”, y maneja que los elementos naturales, arroyos, ríos, etc., son los que anticipan primeramente el nombre de la antigua agrupación de población.

Curuzú Cuatiá es el nombre del arroyo que nace al noroeste de la ciudad. También existe un “Curuzú Cuatiá” en la República del Paraguay, cuyo territorio era incluido dentro de las Misiones Jesuíticas.

El General Manuel Belgrano suscribe su Acta de Fundación en su Cuartel General de "Curuzuquatiá" el 16 de noviembre de 1810 y no en la “Posta de la Cruz”.

Don Manuel Belgrano, Coronel de los Reales Ejércitos, Vocal de la Exma. Junta Provisional Gobernativa que a nombre de S.M. el Sr. Fernando VII, rige estas provincias del Río de la Plata, su representante y General en Jefe del Ejército del Norte, etc.

Por cuanto atendiendo a los muy distinguidos méritos y servicios que han contraído los vecinos de esta jurisdicción en las varias ocasiones que han sido ocupados a beneficio de la causa pública del estado, acreditando su valor y patriotismo en todas las ocasiones de guerra que contra la patria han promovido los enemigos, así ingleses como extranjeros; de que aun ahora mismo se resisten varias familias, por la última acción de los ingleses en el año de mil ochocientos siete, en la toma de la Plaza Montevideo, y así mismo en la actualidad se han prestado con todas sus facultades al servicio de la patria reconociendo la Exma. Junta Provisional Gobernativa que a nombre de S.M., el Sr. Don Fernando VII ríge las Provincias del Río de La Plata, franqueando con singularidad, con la mayor prontitud, celo y eficacia todos los auxilios que han estado a sus alances – he venido en quitar todos los obstáculos que se oponían a la formación, adelantamiento y progreso de este pueblo, y en particular decidir la cuestión de estos terrenos que por corresponder a los indios de Yapeyú no debían poblarse; respecto a que hoy somos uno, como muy sabidamente lo ha dispuesto la predicha Exma. Junta, y que por otra parte los insinuados indios, ni están en estado, ni pueden poblarlo, siendo a la verdad un punto que merece toda la atención para el comercio, por ser el centro de los terrenos desde Corá en el Paraná hasta el Uruguay; por tanto y a virtud de las facultades que me revisten, ordeno y mando: que se haga y tenga este pueblo por el de Nuestra Señora del Pilar de Curuzú Cuatiá, cuya jurisdicción será desde las puntas del Arroyo de las Tunas, siguiendo el Arroyo Mocoretá y de este a buscar de las puntas del Arroyo Timboy, de este a buscar la barra de Curuzú Cuatiá que entra en el Miriñay, de donde se seguirá hasta la Laguna Iberá y por el Río Corrientes, se seguirá la costa hasta unos malezales, de los cuales se ha de seguir a las puntas de la Barrancas y de esta a las del Arroyo Basualdo, hasta encontrar las puntas de Las Tunas. Pero para que el insinuado pueblo se funde con arreglo a la disposición de S.M, teniendo presente lo anteriormente resuelto por la superioridad, mando que ser deslinie por el piloto Don Domingo Bruquer dando a las calles la dirección de Nor –Este, Sud – Este y Noroeste, Sud – Oeste veinte varas de ancho y a las cuadras cien varas que deberán repartirse en cuatro solares. Que así mismo se le dejen dos leguas cuadradas para éjidos y pasto comunes comprendiéndose con el centro de ella la población que sola habrá de constar de catorce cuadras de largo y otras tantas de ancho; que los solares se han de dar en propiedad los que viniesen a ocuparlo por solo el valor de cuatro pesos sin más derecho ni pensión alguna y de esto se ha de hacer un fondo para establecer una escuela y sostenerla con sus réditos, sin prejuicio de olvidar a los pudientes a que han de satisfacer cuatro reales al maestro por cada uno de sus hijos, hasta que se dotare bien de los fondos públicos.

Que se ha de señalar terreno para Iglesia Matriz en el centro de una de las cuadras de la plaza, que no se pase de dos solares y asimismo al otro frente se dará toda la cuadra para cuando llegue el tiempo que con la población se pueda elevar este pueblo a la clase de villa, para el ayuntamiento a fin de que tenga terreno para casa. Capitular que se han de construir en el centro del frente, ocupando dos solares y asimismo lo tengan para cárcel y otro edificios particulares con cuyos réditos pueda atender a los objeto de su instituto, sin excepción de persona en la adjudicación de los solares, sino que se han de ir adjudicando por la predicha cuota de cuatro pesos, conforme fuera viniendo a poblarse, sea indio o español.

Que se ha de obligar a los estancieros de la jurisdicción a que tenga su casa en el pueblo indispensablemente y los que no tienen una ocupación fija y están sin sus ranchos dispersos en la misma, sin sociedad ni poder oír la palabra Divina, se les ha de obligar a que trasladen sus casas en el pueblo, dándoles demás fuera del ejido media legua cuadrada para que puedan cultivarla, sin precisarles a que entreguen los cuatro pasos del solar que se le señale en el pueblo, hasta que no se hallen en estado de sufragarlos. Que en ejido se han de señalar una cuadra cuadrada para cementerio, en el cual se hayan de enterrar todas las personas que fallecieren, sean de la clase que fuesen, pues, en esto no habrá distinción alguna hallándose resuelto por la Exma. Junta conforme a la voluntad del Rey de que a ninguno se entierre en los templos. Que a todos los que vengan a poblarse se les ha de obligar a que guarden las líneas que se señalen en las calles y cercar inmediatamente el solar que se sitúen. Que luego que este pueblo tenga cuatrocientos vecinos, podrá llamarse Villa y tener su ayuntamiento conforme a conforme a la ley, y llegado a tener mil vecinos podrá obtener el titulo de Ciudad, pero para el efecto deberá concurrir al Superior Gobierno; entre tanto deba gobernarse por un comandante militar y un juez comisionado que nombraré, procediendo ambos a una debida armonía auxiliándose mutuamente en sus providencias, todos en dependencia de la Tenencia del Gobierno de Corrientes.

Pero como para nombrar personas en quien concurran las distancias necesarias vengo en conferir tan importante cargo al Comandante del Escuadrón de Milicias Patrióticas de Curuzú Cuatiá que he tenido a bien crear. Don José Andrés Casco y Mendoza y para Juez Comisionado al Capitán del mismo Escuadrón Don José Ignacio Ledesma, de quien espero toda aplicación y circunstancia a fin tan justo en que se interesa el bien de la Patria y del Rey, y a efecto de que llegue a noticias de todo el vecindario de esta jurisdicción y se guarde y cumpla con la mayor escrupulosidad cuando dejo ordenado, se publicara en el primer día festivo de este mi despacho, por lo predicho Comandante y Juez Comisionado y se archivará para la medida constancia con el plan del pueblo que se ha de formar, en la sacristía de la iglesia, sacándose copia autorizada, que han de obrar en poder de los nominados Comandante y Juez y para remitir a la Exma. Junta y Tenencia del Gobierno de Corrientes. Dando en el cuartel de Curuzú Cuatiá, firmado de mi mano sellado con el sello de mis armas y refrendado por mi Secretario, a diez y seis de Noviembre de mil ochocientos diez años – MANUEL BELGRANO – Ignacio Warnes.

Corrientes, Diciembre 1º de 1810

Por Ley Nacional N.º 27.315, autoría del ex intendente municipal y exdiputado nacional, Carlos Gustavo Rubin, se declaró como “Primer Pueblo Patrio a la Ciudad de Curuzú Cuatiá, provincia de Corrientes, fundada por el general Manuel Belgrano en nombre de la Primera Junta de Gobierno el 16 de noviembre de 1810”, fue publicada el día miércoles 23 de noviembre del 2016 en el Boletín Oficial de la República Argentina y fue promulgada por Decreto 1191/2016.

Hasta mediados del siglo XX era importante la actividad forestal extractiva; la paulatina deforestación hizo avanzar la actividad agropecuaría, de modo que a fines del siglo predominaba la ganadería extensiva de vacunos y una poco desarrollada industria derivada: frigoríficos y curtiembres. También en esa época se expandió hasta la zona de Curuzú Cuatiá el monocultivo de soja.

Cuenta con 34 470 habitantes (Indec, 2010), lo que representa un incremento del 8,1% frente a los 31 875 habitantes (Indec, 2001) del censo anterior.

Fuente de los Censos Nacionales del INDEC

Humedad relativa promedio anual: 73%.

La región responde a las subfallas «del río Paraná», y «del río Uruguay», con sismicidad baja. Su última expresión se produjo con el sismo de 1948, con una magnitud aproximadamente de 5,0 en la escala de Richter.[4]

Cuando el general Manuel Belgrano salió de Santa Fe rumbo a Curuzú Cuatiá y luego al Paraguay en la Expedición auxiliadora, debía dar un mínimo de instrucción militar a los reclutas que había ido incorporando en el camino. Resolvió entonces formar tres “divisiones” con sus tropas y les asignó a cada uno un color, para lo cual compró en Santa Fe, bayeta amarilla, roja y azul.

El 13 de noviembre Belgrano ofició a Mariano Moreno, pidiéndole la regularización del padre Arboleya como capellán del ejército, diciéndole que:

Este párrafo ha hecho suponer que el ejército enarboló una bandera propia, junto con la compra de géneros de color amarillo, azul y encarnado en Santa Fe. Estos colores fueron adoptados por el municipio de Curuzú Cuatiá como bandera de Belgrano, pero se trata solo de una conjetura.[6]​ Por ordenanza N.º 496 de 7 de abril de 1988 la municipalidad declaró a esa bandera (oro roja y azul) como la enseña oficial de la ciudad. La misma se iza de acuerdo a lo establecido en dicha Ordenanza.

Dos lanzas correntinas de tacuares y chuzas lo sostienen y simbolizan las armas de la época en que se luchaba por la Independencia.

Fue creado por María De La Paz Mestres, quien resultó ganadora del concurso realizado en junio de 1998, cuyas bases fueron elaboradas por A.C.Y.A.C. (Asociación Cultural y Artística Curuzucuatiense) de Curuzú Cuatiá, a pedido del Intendente Municipal, Dr. Carlos Gustavo Rubin y de la Directora de Cultura, Deporte y Turismo, Prof. Liliana Victoria Viola de Reina. Fueron Jurados de dicho concurso los señores: Dr. Horacio Julio Rodríguez, Arq. Tomás Hugo Espinosa y el Dr. René Borderes.

En la propuesta se pretende generar un isologo que sea visual y formalmente fuerte, de fácil reconocimiento y de sencilla reproducción en cualquier soporte (remeras, papelería, carteles, banderines, etc.). Se recurrió entonces a explotar algunas características de Curuzú: el cruce o cruces, dado por el fondo; el cielo, el sol y el verde referencian vida al aire libre; la incorporación de los colores de la bandera (Amarilla, Azul y Rojo), y los rayos del sol que representan los nueve algarrobos que existían cuando se fundó Curuzú Cuatiá que también se encuentra en el Escudo Oficial.

Intendentes electos con aplicación de la primera Carta Orgánica (Constitución Municipal), cuyos mandatos duraban cuatro años, reemplazando al de dos años de mandatos.

Podemos encontrar diversos restaurantes como: Chabra, Brasaleña, La Lola, Los Cardos,Tesa, entre otros. También se puede degustar en diferentes cafeterías y bares: Piacere, El Almendro, La Esquina, Que Bueno, Lo de Juan y Carpe Diem. Existen distintas heladerías: Grido, Las Moras y Cremolatti.[9]

Entre los principales hoteles de la localidad, podemos encontrar: Hotel de Turismo Curuzú Cuatiá, Hotel Continental, Hotel Parador Curuzú Porá, Residencial Avenida, Hospedaje Villanueva, Gran Hotel Curuzú Cuatiá y Posada Hotel Los Amigos. [10]



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