La ciberocupación es la acción y efecto de registrar un nombre de dominio, aun sabiendo que otro ostenta mejor título a él, con el propósito de extorsionarlo para que lo compre o bien simplemente para desviar el tráfico web hacia un sitio competidor o de cualquier otra índole.
El combate de la ciberocupación condujo en 1999 a la ICANN a promulgar su Política Uniforme de resolución de controversias de nombre de dominio (conocida también por sus siglas en inglés UDRP), para propiciar la solución de disputas por mecanismos arbitrales con la intervención de entidades acreditadas, entre las cuales destaca la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
El término ha sido objeto de uso abusivo, a punto de ser usado para suprimir nombres de dominio críticos o satíricos respecto de corporaciones o entidades gubernamentales, o para apropiar en beneficio de corporaciones poderosas nombres de dominio legítimamente obtenidos por sus titulares. La UDRP ha sido criticada por muchos especialistas, por tratarse de un fuero privado transnacional que ignora los sistemas judiciales soberanos de los países en que se producen las disputas y por el desequilibrio que se manifiesta entre titulares de nombres de dominios con recursos limitados y grandes corporaciones que en general terminan por obtener los sitios registrados por los primeros, a veces sobre bases sumamente endebles, solo porque pueden afrontar sin problemas los costos del proceso. Es prototípico de estos abusos el caso de Mike Rowe, un programador canadiense titular del dominio mikerowesoft.com, que fue reclamado por la corporación Microsoft alegando homofonía. El caso no llegó a someterse a arbitraje: dada la evidente disparidad de fuerzas para litigar, Rowe terminó por ceder su derecho a Microsoft a cambio de una pequeña compensación.
Un ciberokupa es una persona que se dedica a comprar y reclamar los derechos de determinados dominios de Internet relevantes o buscados por grandes empresas, celebridades emergentes u otros, con el fin de revenderlos a los interesados a un precio desorbitado. Es uno de los fraudes que se hacen en el proceso de registro de dominios.
En ocasiones ocupan estos dominios con páginas web de un contenido poco apropiado, como medida de presión en tal reventa o con otros fines (políticos, ideológicos o de otra índole).
Etimológicamente, proviene del prefijo ciber, tomado de cibernética y utilizado para caracterizar a fenómenos relacionados con la tecnología punta, en especial Internet, y de okupa, ya que se trata de personas que ocupan una propiedad vacía, aunque los fines que persiguen unos y otros son muy distintos.
Muchos ciberokupas registran también variantes del nombre, los llamados 'Typosquatters', que registran dominios del tipo:
Los ciberokupas suelen redirigir el tráfico de sus dominos a páginas de parking de dominios: páginas con enlaces patrocinados que les generan ingresos por publicidad.
En 1994 Gary Kremen creó el dominio sex.com; en realidad, este no obtuvo un uso comercial, ya en aquella época era común que cualquier persona adquiriera un dominio, aunque rara vez se hiciera uso de ellos.
Al año siguiente, Stephen Michael Cohen trató de adquirir el mismo dominio, pero al descubrir que ya estaba asignado, envió a Network Solutions (quien había otorgado el dominio a Kremen) una carta falsificada, en donde explicaba que este había sido despedido de la empresa de informática en que trabajaba, por lo que había cedido la titularidad del sitio. Hasta la fecha, Cohen ha facturado 100 millones de dólares en concepto de publicidad en el sitio.
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