x
1

Defensa personal



La defensa personal es un conjunto de habilidades técnico-tácticas encaminadas a impedir o repeler[1]​ una agresión, realizadas por uno mismo y para sí mismo.

También recibe otras denominaciones como autoprotección o seguridad personal, no obstante estos conceptos tienen un ámbito mayor, donde destaca fundamentalmente el componente preventivo.[2]

La historia de la lucha cuerpo a cuerpo se remonta a los orígenes de la humanidad, como expresión de la rivalidad natural.[3]​ De hecho, la lucha por la supervivencia es anterior al hombre (ej: animales).

La defensa personal puede ser genérica o especializada (femenina, infantil, etc), resultando más eficaz cuanto más adaptada esté a las necesidades propias de cada persona, atendiendo a sus características, al tipo de agresiones que pueden sufrir con mayor frecuencia, etc.

Las habilidades técnico-tácticas de la defensa personal deben ser eficaces para conseguir el objetivo de evitar o repeler la agresión.[4]

Pueden utilizarse todo tipo de recursos disponibles sin más límite que el marcado por la legislación. Resultando, de este modo, una materia multidisciplinar que contiene habilidades de las diversas artes marciales y militares, de los deportes de contacto y lucha, de otros tipos de lucha poco ortodoxas como la pelea callejera, así como de habilidades verbales.[5]

La defensa personal está formada por habilidades técnico-tácticas tanto defensivas como ofensivas y, cuando es posible, debe aplicarse anticipándose al desarrollo de la acción atacante del agresor.

La defensa física es siempre el último recurso y exclusivamente frente a agresiones de tipo físico.[6][7]

El recurso más efectivo es siempre evitar el enfrentamiento, especialmente aquel que conlleva la agresión física, dado que el resultado de todo enfrentamiento es incierto (contusiones fortuitas, armas ocultas, cómplices no detectados...). Aunque es legítima la defensa de nuestros derechos, tales como mantener nuestro honor y patrimonio, resulta más importante evitar poner en riesgo la vida. No obstante, cuando no hay otra solución mejor, se debe afrontar con decisión.

El "factor sorpresa" es un recurso táctico fundamental que debemos tener de nuestra parte.

A mayor distancia del agresor y de cuanta más movilidad dispongamos mayor seguridad. Hay situaciones de las que es muy difícil, o imposible, escapar (ej: atados,...), por lo que no es recomendable permitir que se vaya complicando (excepto cuando la situación ya es compleja en inicio y estamos utilizando alguna táctica de distracción para sorprender al agresor).

Debemos utilizar cualquier recurso disponible que resulte efectivo: correr, gritar, utilizar objetos como armas, etc.

La destreza en la defensa personal depende del grado de práctica continuada, de su contenido y de las limitaciones personales.

La aplicación real de las habilidades asimiladas se llevará a cabo, generalmente, en circunstancias estresantes, por lo que requiere del suficiente hábito práctico como para que se ejecute como un acto reflejo.

La defensa debe ejercerse dentro del marco legal establecido por la legítima defensa.[8][9]

Código penal (España) art. 20 (Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal)[10]

4º. El que obre en defensa de la persona o derechos propios o ajenos, siempre que concurran los requisitos siguientes:

5º. El que, en estado de necesidad, para evitar un mal propio o ajeno lesione un bien jurídico de otra persona o infrinja un deber, siempre que concurran los siguientes requisitos:

6º. El que obre impulsado por miedo insuperable.

7º. El que obre en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo."

"El miedo solo tiene un objetivo: tu supervivencia"[11]

El miedo es la reacción física y psicológica a la "consciencia" de un peligro:

- Puedo no tener miedo, aunque he estado ante un verdadero peligro, o

- Tener miedo, aunque el peligro no sea real (esté solo en mi pensamiento)

El miedo desencadenará la reacción fisiológica (taquicardia, hiperventilación y sensación de ahogo, mareo, midriasis, relajación de esfínteres, dificultad para pensar, temblores, pérdida de la motricidad fina,...)

El miedo psicológico nos genera “pensamientos” de desenlaces negativos (“me va a matar”,...). El miedo es normal, nos protege de peligros, pero también nos impide hacer cosas que "necesitamos" hacer.

Reacciones frente al miedo:

- Ataque

- Huida

- Bloqueo / Paralización (o sumisión)

El agresor utiliza la estrategia del ataque psicológico con el objetivo de que su tarea resulte lo más fácil posible (la víctima ofrezca la mínima resistencia).

Los recursos que utiliza para este fin son: aspecto, gestos intimidantes, gritos, insultos, amenazas, empujones, mostrar un arma,...[12]

El bloqueo mental consiste en la pérdida de la capacidad de decidir y de reaccionar.[13]

Se produce porque el cerebro entra en un proceso de duda provocado por el miedo. El cerebro "duda" sobre:

- lo que hay que hacer (¿qué hago?)

- sus propias habilidades (¿seguro que funcionará?)

En resumen, el objetivo del agresor es provocarle miedo a la víctima, haciéndole dudar, de tal forma que su mente se bloquee (“no puedo”, “me va a matar”, “mi defensa no tendrá efecto")

1º Comprende que las reacciones fisiológicas del miedo (taquicardia,...) son normales y nos ayudan a sobrevivir. No se pueden evitar (podemos mínimizarlas mediante el hábito).[14][15]

2º Comprende que la estrategia del agresor es "provocar miedo" para que la víctima no ofrezca resistencia (autoconvenciéndose de que no puede vencerle)

3º Mantén tu mente ocupada en buscar una solución y centrándote en sus puntos débiles y tus fortalezas (no dejes que tu mente divague, siempre vendrán pensamientos catastrofistas).

4º Activa tu "actitud de supervivencia".[16]​ Para ello piensa en tu mayor motivación para seguir viviendo.

Un buen "negociador" es capaz de conseguir su objetivo incluso en las situaciones más inverosímiles. No obstante, no siempre es posible.[17]

Consejos durante la negociación con el agresor:

- Mantener la distancia y no bajar la guardia (manos cerca del rostro disimuladamente, cabeza ligeramente agachada, un pie retrasado)

- Descubrir sus intereses subyacentes ("¿Qué quieres?" ¿Lo que dice es acorde con cómo se comporta? Sigue acercándose…)

- No negarle rotundamente (aunque no pienses aceptar sus exigencias)

- Pre-establecer tus límites (debes saberlos de antemano, para reaccionar instantáneamente en el momento que los identifiques). Por ejemplo, si estableces que, bajo ningún concepto, aceptarás que te trasladen a otro lugar (más solitario e íntimo), cuando veas que te van a forzar a hacerlo (sobrepasar tu límite) será "la señal" que te indique que ha llegado el momento límite para reaccionar. Por supuesto, cada situación se desarrolla en circunstancias diferentes que siempre hay que valorar.

- Si no funciona, no insistas

- Atacar (o escapar) por sorpresa

Posición corporal que nos permite reaccionar eficazmente en el menor tiempo posible, manteniendo el equilibrio y procurando reducir las zonas vulnerables expuestas ante un ataque inminente.[18][19]

- Pierna dominante retrasada, separadas a una distancia del ancho de los hombros aproximadamente, ambos pies en dirección oblicua y en alineación dedo-talón. Esta posición permite un buen equilibrio y movilidad, un buen posicionamiento del cuerpo, así como buena fuerza y alcance con ambas extremidades, lo que facilita la defensa.

- Manos abiertas o semiabiertas cerca del rostro

- Cabeza ligeramente agachada

- Tronco ligeramente ladeado

Cambio de posición del cuerpo en el espacio de forma rápida y segura.

El objetivo principal es posicionarse fuera de la distancia efectiva de ataque del agresor. También nos permite posicionarnos en distancias o ángulos que resulten más favorables para nuestra acción técnico-táctica defensiva.

Consiste en evitar que el ataque del agresor alcance su objetivo o, al menos, minimizar sus efectos.

Puede llevarse a cabo desviando la trayectoria del ataque del agresor, o moviendo el objetivo de su ataque fuera de su alcance o trayectoria, o bien, interponiendo algún elemento entre el ataque y el objetivo.

Consiste en percutar sobre una zona del cuerpo del agresor con el objetivo de provocar una sensación dolorosa.

- Frontal

- Posterior

- Lateral

- Golpe de palma (circular, frontal)

- Golpe de reverso de palma

- Golpe de canto de mano

- Golpe de dedos (en "látigazo")

- Golpe de mano en "horquilla"

- Golpe de articulaciones interfalángicas

- Golpe de puño (varias formas: directo, circular, descendente,...) Genitales - Golpe de reverso de puño

- Golpe de codo

No es recomendable elevar demasiado la extremidad por el riesgo de perder el equilibrio y caer al suelo, o bien ser derribado tras ser capturada por el oponente.

- Pisotón

- Patada ascendente

- Patada frontal

- Patada frontal oblicua

- Patada circular baja

- Patada lateral

- Patada hacia atrás, o posterior

- Golpe de rodilla, ascendente o circular

Consiste en hacer presión, normalmente sobre tejidos blandos, con el objetivo de provocar una sensación dolorosa.

- Mordida

- Presión con dedos (1, 2,...5)

- Agarre

- Pellizco

Consiste en la aplicación de una tensión externa sobre una articulación forzando o superando los límites de su amplitud normal con el objetivo de provocar una sensación dolorosa.

Consisten en provocar la caída del agresor al suelo, procurando mantenerse en pie la persona que se defiende.

Sirven para mermar la capacidad ofensiva del agresor ya que dificultan la respiración o el flujo sanguíneo al cerebro

El suelo es el lugar a evitar, debido a que limita la movilidad y velocidad de desplazamiento, por lo tanto aumentará el tiempo necesario para poder escapar así como para poder enfrentarse eficazmente a más de un agresor.

El objetivo defensivo en el suelo será, por tanto, levantarse lo antes posible.

Las zonas de ataque primarias (o de 1.ª elección) son aquellas que sean más sensibles al dolor y que actuando sobre ellas, a mano vacía o con un objeto, incapaciten temporalmente a cualquier tipo de agresor, independientemente de su masa muscular (p. ej: ojos, garganta, entrepierna). El resto de zonas (nariz, mentón, abdomen, costillas, muslo, articulaciones,...) también pueden resultar efectivas dependiendo del tipo de agresor, por lo que son secundarias (o de 2ª elección).

Se pueden utilizar cualquier tipo de objetos que tengamos a nuestro alcance con el objetivo de aumentar nuestro potencial defensivo.

Los objetos utilizados como instrumentos de defensa así como el uso que se haga de ellos deberán cumplir con la normativa legal.

Fuente: Uso incorrecto de la plantilla enlace roto (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).[20]

[21]



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Defensa personal (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!