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Desastre del Everest de 1996



El desastre del monte Everest de 1996 se refiere a los eventos acontecidos en una franja de apenas 24 horas, entre el 10 y el 11 de mayo de 1996, cuando ocho personas atrapadas en una tormenta de nieve perdieron la vida en el monte Everest, algunos durante el ascenso, y aquellos que ya habían hecho cumbre, mientras descendían. Durante la temporada completa, doce personas fallecieron intentando llegar a la cima, convirtiéndola en la tercera más mortal del Everest después de las 16 muertes de la avalancha de 2014 y de las 18 muertes[1]​ resultantes de las avalanchas ocasionadas por el terremoto de Nepal de abril de 2015. El desastre de 1996 tuvo una amplia cobertura y planteó serias preguntas acerca de la comercialización de la montaña.[2]

Numerosos escaladores, entre ellos varios equipos grandes, así como algunas pequeñas asociaciones e incluso algunos escaladores en solitario, se encontraban en las alturas del Everest durante la tormenta. A pesar de que hubo fallecidos tanto en la cara Norte como en las cercanías del collado Sur, los eventos de esta última son los mejor documentados. El periodista Jon Krakauer, asignado por la revista Outside, estaba en el equipo dirigido por Rob Hall, guía principal que murió junto con un guía secundario y dos de sus clientes en el lado Sur; posteriormente publicó el superventas Into Thin Air (1997),[3][4]​ en donde relató su experiencia. Anatoli Bukréyev, de cuyo equipo sobrevivieron todos los clientes, pero perdió la vida el guía principal, Scott Fischer, rechazó lo relatado en el libro de Krakauer y co-escribió un libro titulado The Climb: Tragic Ambitions on Everest (1997), donde relataba su versión de los hechos.[5]Beck Weathers, de la expedición de Hall, y Lene Gammelgaard, de la expedición de Fischer, escribieron sus propias experiencias del desastre en sus respectivos libros, Left for Dead: My Journey Home from Everest (2000)[6]​ y Climbing High: A Woman's Account of Surviving the Everest Tragedy (2000).[7][8]​ En 2014, Lou Kasischke, también de la expedición de Hall, publicó su propia experiencia de la tragedia en el libro After the Wind: 1996 Everest Tragedy, One Survivor's Story (2014).[9]​ Mike Trueman, quien coordinó el rescate desde el campamento base, enriqueció la historia con su libro The Storms: Adventure and Tragedy on Everest (mayo de 2015). Graham Ratcliffe, quien escaló el collado Sur del Everest el 10 de mayo de 1996, documentó en A Day to Die For (2011)[10]​ que los reportes de clima entregados a los líderes de las expediciones, incluidos Rob Hall y Scott Fischer, antes de sus intentos por hacer cumbre previstos para el 10 de mayo, pronosticaban una tormenta mayor desarrollándose después del 8 de mayo y alcanzando un pico de intensidad el 11 de mayo de 1996.[11]​ Al haber planeado Hall y Fischer hacer cumbre para el día 10 de mayo, una parte de sus respectivos equipos habían conseguido hacer cumbre en el Everest durante una pausa aparente de la tormenta, solo para descender justo en la peor fase la noche del 10 de mayo.

El libro del escritor y director británico Matt Dickinson, The Death Zone,[12]​ (posteriormente reimpreso como The Other Side of Everest)[13]​ es un relato de primera mano del impacto de la tormenta en los escaladores al otro lado de la montaña, la arista Norte, donde tres escaladores de un grupo de la Policía Fronteriza Indo-Tibetana fallecieron también.

La siguiente es una lista de los escaladores en ruta a la cumbre el día 10 de mayo de 1996 a través del collado Sur y la arista Sureste, organizados por expedición y su papel dentro de ella.

La expedición del Everest de Adventure Consultants de 1996, guiada por Rob Hall, consistía en las siguientes personas.

Ninguno de los clientes del equipo de Hall había conseguido hacer cumbre en un ochomil, y solo Fischbeck, Hansen y Hutchinson tenían experiencia previa de gran altura en el Himalaya.

Hall había cerrado un trato con la revista Outside por un espacio publicitario a cambio de una historia acerca de la creciente popularidad de las expediciones comerciales al Everest. Krakauer estaba originalmente programado para subir con el equipo Mountain Madness de Scott Fischer, pero se unió al equipo de Hall, al menos en parte, al acordar reducir los honorarios por debajo del costo de la revista por un lugar para Krakauer en la expedición. Como resultado, Hall tuvo que pagar de su propio bolsillo para tener a Krakauer en su equipo.[21]

Scott Fischer fue el guía principal de ascenso de la expedición de Mountain Madness. El equipo incluía a ocho clientes.

Pete Schoening decidió, mientras se encontraba en el campamento base (a 5,380 m/17,700 pies), no hacer el último esfuerzo a la cumbre debido a una anomalía cardíaca.[27]​ El equipo comenzó el ataque a la cumbre el 6 de mayo, sin pasar por el campamento I (a 5,944 m/19,500 pies), y se detuvo en el campamento II (a 6,500 m/21,300 pies) por dos noches. Sin embargo, Dale Kruse sufrió de mal de montaña, y posiblemente de un edema cerebral de altitud, y se detuvo en el campamento I. Fischer descendió del campamento II y llevó a Kruse de vuelta al campamento base para que recibiera tratamiento.[28]

"Makalu" Gau Ming-Ho lideró un equipo de cinco miembros al Everest ese día.[29]

El día anterior (9 de mayo), el escalador Chen Yu-Nan había resbalado y caído en una grieta cerca del campamento III, falleciendo el 10 de mayo por heridas internas.[30][31]

La siguiente es una lista de los escaladores en ruta a la cumbre el día 10 de mayo de 1996 a través del collado Norte y la arista Noreste, organizados por su papel dentro de la expedición.

Son poco conocidas las otras tres muertes de ese día: la mitad del equipo de escalada de la expedición india de la Policía Fronteriza Indo-Tibetana en el collado Norte (el subedar Tsewang Samanla, el cabo segundo Dorje Morup, y el jefe de condestables Tsewang Paljor), quienes fallecieron en la arista Noreste.

a.Todas las edades son a la fecha de 1996.

Este equipo no hizo cumbre sino hasta el día 11 de mayo y estaban a un día detrás de la expedición india en el campamento V.[32]

Poco después de la medianoche del 10 de mayo de 1996, la expedición de Adventure Consultants comenzó su ataque a la cumbre desde el campamento IV, por encima del collado Sur (a 7,900 m/25,900 pies). Se les unieron los seis clientes, tres guías, y los sherpas de la compañía Mountain Madness de Scott Fischer, así como el total del equipo taiwanés.[33]

Las expediciones pronto sufrieron contratiempos. Los sherpas escaladores y los guías no habían colocado las cuerdas fijas al momento de llegar al Balcón (a 8,350 m/27,395 pies), y eso les costó a los escaladores casi una hora. Hay algunas preguntas sobre la causa de esa falla, que lamentablemente no pueden ser contestadas debido a que los líderes de las expediciones murieron.[34]

Al llegar al escalón de Hillary (a 8,760 m/28,740 pies), los escaladores descubrieron de nuevo que las cuerdas fijas no habían sido colocadas, y se vieron forzados a esperar otra hora en lo que los guías instalaban las cuerdas. Debido al número de escaladores que se encontraban intentando hacer cumbre el mismo día (34 personas), y a que Hall y Fischer habían pedido a sus clientes permanecer a 150 metros uno del otro, se formaron cuellos de botella en la única cuerda fija en el escalón de Hillary. Stuart, Lou y John, junto a Frank, quien había dado media vuelta varias horas antes, todos ellos miembros de la expedición de Adventure Consultants, regresaron al campamento IV temiendo que se les agotara el oxígeno suplementario debido a los retrasos.[35][36]

Escalando sin oxígeno suplementario, el guía Bukréyev del equipo de Mountain Madness fue el primero en hacer cumbre (a 8,848 m/29,029 pies) a la 1:07 p. m..[37]​ Muchos de los escaladores continuaban sin hacer cumbre a las 2:00 p. m., la última hora segura para regresar al campamento IV antes del anochecer.[38]

Bukréyev comenzó su descenso al campamento IV a las 2:30 p. m., tras haber pasado cerca de hora y media en la cumbre ayudando a otros escaladores a completar la escalada.[39]​ Para ese momento, Hall, Krakauer, Harris, Beidleman, Namba, así como los clientes de Mountain Madness, Martin Adams y Klev Schoening, habían hecho cumbre,[37]​ al igual que los cuatro clientes restantes de dicha expedición. Después de esa hora, Krakauer advirtió que el clima no lucía alentador. A las 3:00 p. m. comenzó a nevar, y la luz se desvaneció.

El sirdar de Hall, Ang Dorje, y otros sherpas esperaron en la cima a los demás clientes. Cerca de las 3:00 p. m. empezaron el descenso. Cuesta abajo, Ang Dorje encontró al cliente Doug Hansen por encima del escalón de Hillary y le ordenó descender. Hansen no respondió verbalmente, pero se negó con la cabeza y apuntó hacia arriba, por encima de la cumbre. “Tras haber tenido que dar vuelta el año anterior, estando tan cerca de la cumbre, conseguir esa misión se había vuelto una obsesión que dominaba todos sus pensamientos cada mañana. Doug regresó al Everest en 1996 y juró que bajo ninguna circunstancia daría vuelta atrás de nuevo.”[40]​ Cuando Hall llegó al lugar, envió a los sherpas a bajar para ayudar a los otros clientes y les ordenó dejar algunas botellas de oxígeno en el camino. Hall declaró que se quedaría para ayudar a Hansen, quien se había quedado sin oxígeno suplementario.[40]

Scott Fischer no hizo cumbre sino hasta las 3:45 p. m.. Se encontraba exhausto por el ascenso y cada vez más enfermo, sufriendo posiblemente de un edema pulmonar de altitud, un edema cerebral de altitud, o una combinación de ambos. Otros, incluidos Doug Hansen y Makalu Gau, hicieron cumbre todavía más tarde.

Bukréyev registró haber alcanzado el campamento IV a las 5:00 p. m.. Los motivos de la decisión de Bukréyev de descender por delante de sus clientes fueron cuestionados.[41]​ Bukréyev argumentó que quería estar preparado para ayudar a los exhaustos clientes más allá de la pendiente, y para preparar té caliente y oxígeno extra de ser necesario.[42][24]​ Krakauer criticó duramente la decisión de Bukréyev de no usar oxígeno embotellado.[43]​ Los defensores de Bukréyev (incluidos G. Weston DeWalt, coautor del libro The Climb [1997] de Bukréyev) indicaron que usar oxígeno embotellado genera una falsa sensación de seguridad.[44]​ Krakauer y sus defensores señalaron que, sin oxígeno embotellado, Bukréyev fue incapaz de ayudar directamente a sus clientes a descender,[45]​ además de que Bukréyev dijo que descendería con el cliente Martin Adams,[45]​ pero luego descendió demasiado rápido, dejando a Adams atrás.[45]

El clima comenzó a empeorar, causándole dificultades a los miembros de los equipos en descenso. La tormenta de nieve en la cara Sureste del Everest fue disminuyendo la visibilidad, enterrando las cuerdas fijas y borrando el rastro del camino de vuelta al campamento IV que los escaladores habían marcado en la nieve durante el ascenso.

Fischer, ayudado por el sirdar Lopsang Jangbu, fue incapaz de descender por debajo del Balcón (a 8,350 m/27,395 pies) en plena tormenta. Al ya no poder continuar, los sherpas dejaron a Makalu Gau (a 8,230m/27,000 pies, según relata Gau)[46]​ junto a Fischer y Lopsang. Eventualmente, Fischer persuadió a Lopsang para descender por ayuda y dejarlo atrás junto con Gau.[34]

Hall pidió ayuda por radio, diciendo que Hansen se encontraba inconsciente pero vivo.[47]​ A las 5:30 p. m., el guía de Adventure Consultants, Andy Harris, comenzó a ascender en solitario con agua y oxígeno suplementario desde la cumbre Sur (a 8,749 m/28, 700 pies) hacia Hansen y Hall, quienes se encontraban por encima del escalón de Hillary.[47]

El reporte de Krakauer señala que, para ese momento, el clima había empeorado, pasando de ser una tormenta de nieve a una de gran escala. “Copos de nieve me aguijoneaban la cara empujados por rachas de 70 nudos.”[48]​ Bukréyev apunta a las 6:00 p. m. como “la arremetida de la tormenta”.[37]

Muchos escaladores se perdieron en el collado Sur. Los miembros de Mountain Madness, Beidleman, Klev Schoening, Fox, Madsen, Pittman y Gammelgaard, junto a los miembros de Adventure Consultants, Mike Groom, Beck Weathers, y Yasuko Namba, se extraviaron en la tormenta hasta la medianoche. Cuando ya no pudieron continuar andando, se acurrucaron a descansar a unos 20 metros de una saliente en la cara del Kangshung.[49]

Cerca de la medianoche, la tormenta amainó lo suficiente para que el equipo pudiera ver el campamento IV, a unos 200 metros de distancia. Beidleman, Groom, Schoening, y Gammelgaard fueron a buscar ayuda,[25]​ mientras que Madsen y Fox se quedaron en la montaña junto al grupo restante para llamar la atención de los rescatistas.[50]​ Bukréyev localizó a los escaladores y llevó a Pittman, Fox y Madsen a un lugar seguro. Bukréyev les dio prioridad a ellos por encima de Namba, quien parecía estar muerta;[39]​ no vio a Weathers.

El 11 de mayo, a las 4:43 a. m., Hall llamó por radio al campamento base y dijo que se encontraba en la cumbre Sur (a 8,749 m/28,700 pies). Reportó que Harris los había alcanzado, pero Hansen, quien había estado con él desde la tarde anterior, se había “ido”, y que Harris se encontraba desaparecido. Hall no podía respirar oxígeno embotellado porque su regulador se encontraba congelado.[47]

A las 9:00 a. m., Hall había conseguido reparar su máscara de oxígeno, pero indicó que sus manos y pies congelados le dificultaban cruzar las cuerdas fijas. Más tarde, volvió a comunicarse al campamento base y pidió hablar con su esposa, Jan Arnold, por el teléfono satelital. Durante su última comunicación, le aseguró que se encontraba razonablemente cómodo y le dijo "Que duermas bien, mi amor. Y no te preocupes demasiado."[51]​ Murió poco después y su cuerpo fue encontrado el 23 de mayo por montañistas de la expedición IMAX, pero lo dejaron ahí a petición de su esposa, quien dijo que pensaba que Hall se encontraba “donde le hubiera gustado estar”.[52]​ Los cuerpos de Doug Hansen y Andy Harris nunca fueron encontrados.

Mientras tanto, Stuart Hutchinson, cliente del equipo de Hall, y que había dado vuelta atrás antes de hacer cumbre el día anterior, organizó junto con cuatro sherpas una segunda búsqueda de Weathers y Namba.[53]​ Encontró a ambos vivos, pero apenas respondían, estaban gravemente congelados, y no se podían mover. Tomando la difícil decisión de que no podían ser rescatados por los sobrevivientes hipóxicos del campamento IV que no habían evacuado a tiempo, los dejó atrás a que la naturaleza tomara su curso, lo que los otros sobrevivientes acordaron fue la única elección.[54]

Sin embargo, más tarde ese mismo día, Weathers recuperó la consciencia y caminó por si solo hasta el campamento IV, sorprendiendo a todos ahí, a pesar de sufrir de una severa hipotermia y congelamiento. No obstante de recibir oxígeno y ayuda para calentarse, Weathers fue prácticamente abandonado de nuevo la mañana siguiente, el 12 de mayo, después de que otra tormenta colapsara su tienda durante la noche y los otros sobrevivientes creyeran una vez más que había fallecido.[55]​ Krakauer descubrió que aún estaba consciente cuando los sobrevivientes del campamento IV se disponían a evacuar. Aunque había empeorado su condición, Weathers aún podía moverse por su propio pie. Un equipo de rescate se movilizó con la esperanza de bajar de la montaña a Weathers con vida. Los dos días siguientes, Weathers fue bajado al campamento II con la ayuda de ocho escaladores sanos de otras expediciones,[56]​ y apenas logró ser evacuado por un helicóptero de rescate de gran altura. Eventualmente se recuperó, pero perdió por congelamiento su nariz, su mano y la mitad de su antebrazo derecho, y todos los dedos de su mano izquierda.[57]

Los sherpas escaladores localizaron a Fischer y a Gau el 11 de mayo, pero la condición de Fischer se había deteriorado al punto en que solo pudieron darle cuidados paliativos antes de rescatar a Gau.[58]​ Bukréyev hizo un intento de rescate posterior, pero solo para encontrar el cuerpo congelado de Fischer alrededor de las 7:00 p. m.. Al igual que Weathers, Gau fue evacuado en helicóptero.

La tragedia no puede considerarse como una fatalidad debida solo a la mala suerte, sino a la suma de varios factores, entre ellos la toma de malas decisiones, temeridad negligente, y sobre todo al mal clima que atrapó a las expediciones. Un testimonio relevante es el de la montañista Araceli Segarra, testigo directo que vivió los sucesos y escuchó las comunicaciones de radio de dichas expediciones. Su propia expedición había partido antes, pero dieron la vuelta sin intentar la cumbre por las malas condiciones que observaron. Atestiguó con sorpresa cómo esas expediciones menos preparadas y con escaladores poco experimentados decidieron continuar a pesar de su consejo, mientras ellos, mucho más expertos y preparados retrocedían.[59]​ La expedición de Araceli, tras prestar ayuda al rescate de los temerarios accidentados, esperaron mejor tiempo en el campo base, y consiguieron hacer cima unos días después.

El desastre fue causado por la combinación de los siguientes eventos:

Jon Krakauer sugirió que el uso del oxígeno embotellado y los guías comerciales, quienes los acompañaron personalmente y se encargaron de abrir el camino, del equipo, y de las decisiones importantes, permitieron que escaladores poco calificados intentaran hacer cumbre – llevándolos a situaciones peligrosas y causando más muertes.[60]​ Adicionalmente, escribió que la competencia entre las compañías de Hall y Fischer pudieron llevar a Hall a tomar la decisión de no dar marcha atrás el 10 de mayo después de sobrepasar el tiempo de las 2:00 p. m. para hacer cumbre; Krakauer también reconoce que su propia presencia como periodista de una importante revista para montañistas pudo haber añadido presión para guiar a los clientes a hacer cumbre a pesar de los peligros crecientes.[61]​ Propuso prohibir el uso de oxígeno embotellado salvo en casos de emergencia,[62]​ argumentando que esto puede disminuir la creciente cantidad de basura en el Everest – muchas botellas vacías se acumulan en las pendientes – lo que margina a los escaladores calificados fuera de la montaña. Sin embargo, no considera que escalar el Everest siempre haya sido un esfuerzo peligroso, incluso antes de los viajes guiados, con una muerte por cada cuatro escaladores que alcanzaron la cima. Por otra parte, señala que muchas de las malas decisiones tomadas el 10 de mayo fueron consecuencia de dos o más días sin oxígeno adecuado, una mala alimentación y poco descanso (debido a los efectos de entrar a la zona de la muerte, por arriba de los 8,000 m/26,000 pies). Concluye que las decisiones tomadas bajo tales circunstancias no deben ser criticadas con tanta severidad por el público en general, puesto que no han experimentado tales condiciones.[63]

Krakauer también se refirió a las curiosidades estadísticas sobre la tasa de mortalidad en el Everest y cómo 1996 fue un año “como de costumbre”. El número de registro de 12 víctimas mortales en la temporada de escalada en la primavera de ese año fue del 3% de los 398 escaladores que ascendieron por encima del campo base – ligeramente por debajo del promedio histórico del 3.3% en ese entonces. Además, 12 escaladores habían perdido la vida esa temporada, y 84 habían logrado hacer cumbre. Esa es una proporción de 1 a 7 – significativamente inferior a la media histórica previa a 1996 de 1 a 4. Dado que las tasas de mortalidad del Everest han disminuido considerablemente, contando el volumen de escaladores en 1996 comparado con años anteriores, 1996 fue un año estadísticamente más seguro que el promedio.[64]

En mayo de 2004, el doctor Kent Moore, y el cirujano John L. Semple, ambos investigadores de la Universidad de Toronto, dijeron a la revista New Scientist que un análisis de las condiciones climáticas del 11 de mayo arrojó que el clima excepcional causó una caída drástica en los niveles de oxígeno de alrededor de un 6%, que resultó en una reducción adicional del 14% en el consumo de oxígeno.[65][66]

El uso, o no uso del oxígeno suplementario fue el punto de atención de muchos análisis y debates después del desastre, con el guía Anatoli Bukréyev y el sirdar Lopsang Jangbu señalados por Jon Krakauer de no haber usado oxígeno suplementario mientras realizaban sus funciones como guías.[67][24]​ Ambos dieron por escrito explicaciones a detalle sobre el por qué prefirieron no usar oxígeno, sin embargo, los dos cargaban con una botella el día a la cumbre en caso de una emergencia o una situación extraordinaria.[68]

Hubo varias cuestiones y problemas relacionados con las radios y su uso el día a la cumbre. El sirdar de Scott Fischer no llevaba una radio proporcionada por su compañía, pero cargaba una radio pequeña amarilla, propiedad de Sandy Pittman. El equipo de Rob Hall tuvo también tuvo problemas con su radio durante una discusión sobre las botellas de oxígeno, lo cual causó confusión.[69]

La siguiente es una lista de otros fallecimientos durante la temporada de ascensos al Everest la primavera de 1996. Estas muertes no estuvieron directamente relacionadas con la tormenta o los eventos del desastre del Everest los días 10 y 11 de mayo.

Los siguientes fallecimientos ocurrieron a finales de la temporada de escalada al Everest en 1996.[75][76]

En el epílogo del libro High Exposure, David Breashears describe el descubrimiento de algunos de los cuerpos en un nuevo ascenso al Everest en mayo de 1997.[78]



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